Casas Cano Ivón Zenlly, Pérez Vargas Estela¹, Bautista Peña Samuel
Facultad de Estudios Superiores Iztacala – UNAM
Resumen
La prevención de la diabetes requiere identificar las representaciones del padecimiento en individuos no diagnosticados, para conocer los conceptos que requieren ser modificados. El modelo de autorregulación de sentido común de Leventhal y colaboradores propone el estudio de las representaciones de la enfermedad. El objetivo del estudio fue identificar las representaciones de la diabetes y las conductas de promoción, detección y riesgo en adultos sin diagnóstico, de Santa Teresa, Huehuetoca, utilizando el cuestionario de percepción de la enfermedad revisado (IPQ-R). Se realizó un estudio descriptivo con 100 voluntarios no diagnosticados, empleando la cédula de entrevista de Pérez (2004), con subescalas del IPQ-R adaptadas a la representación de la diabetes (identidad, opiniones, y causas); los síntomas más mencionados fueron somnolencia y cansancio, sed, visión borrosa, dolor de piernas y orinar constantemente; fue considerada una enfermedad seria, que puede ocurrir sin darse cuenta y llevar a la muerte. Opinaron que la diabetes tiene consecuencias negativas y empeora sin dar señales, que es posible detectarla y prevenirla, y que las conductas de promoción y la disminución de conductas de riesgo no disminuyen el riesgo de enfermar. La detección se consideró importante para controlar la enfermedad y las creencias sobre su prevención fueron la alimentación balanceada, ejercicio y chequeo, sin embargo éstas no influyeron sobre la conducta preventiva pues sólo la mitad se hizo revisiones médicas estando sano, 64% se revisaron su glicemia y la mitad presenta sobrepeso u obesidad. Las causas emocionales propuestas fueron sustos y corajes. La diabetes familiar fue atribuida a malos hábitos alimentarios, herencia y actividad física, así como factores mágicos y emocionales.
Palabras clave: diabetes, representación cognitiva, prevención, creencias de sentido común, modelo de autorregulación
Abstract
Cognitive Representation of Diabetes Mellitus in adults that they consider themselves healthy from Santa Teresa Huehuetoca.
Prevention from diabetes requires the identification of its representations on individuals without a diagnosis, to know the concepts that must be modified. The auto regulation model of common sense, by Leventhal and associates, proposes the study of illness representations. This study´s goal was to identify representations of the diabetes, the promoting behavior, detection and risk in undiagnosed adults, from Santa Teresa Huehuetoca, by the usage of a Revised Illness Perception Questionnaire (IPQ-R).
A descriptive study has taken place, with 100 undiagnosed voluntaries, using the Pérez Interview Format (2004), with subscales of IPQ-R adapted for the representation on diabetes (indentity, causes and opinions). The most frequently mentioned symptoms were somnolence, fatigue, thirst, blurred vision, legs pain and constant need to urinate. It was considered a serious disease that may occur unexpectedly and that may be deadly. They thought that diabetes consequences are negative and that it gains strength without any advice although it might be easy to detect and prevent from becoming a major issue. They think that promotion conducts and risk-reducing-conducts don’t make any difference from the danger of acquiring the disease. Detection was thought to be quite important to gain control over diabetes, beliefs about how can it be avoided included a balanced diet, workout and constant check-ups; nonetheless only half of them asked for a check-up while being healthy and only 64% had their glycaemia revised, while almost 50% suffer overweight or obesity. Scares and anger were classified as emotional causes. Familiar Diabetes was attributed to bad diets, physical activity, inheritance and even magical or emotional situations.
Key Words: diabetes, cognitive representation, prevention, common sense beliefs, self-regulation model.
Alrededor de 15 millones de personas en Latinoamérica tienen diabetes y se pronostica que en 10 años la cifra ascenderá a 20 millones. El diagnóstico tardío propicia que entre 30 y 50% de las personas con diabetes desconozcan su enfermedad por meses o años y en zonas rurales la ignora casi el 100% (Asociación Latinoamericana de Diabetes, 2008); en México se reporta como segunda causa de muerte (Dirección General de Información en Salud, 2011), con prevalencia de 8% y desconocen su condición alrededor de 800,000 habitantes (Programa Nacional de Salud 2007-2012).
Las condiciones prediabéticas como la glucemia alterada de ayuno y la intolerancia a la glucosa, pueden reducirse hasta 50% modificando el estilo de vida, por lo que es primordial identificar a la población con esta condición de riesgo e intervenir de modo preventivo para evitar o retardar la aparición del padecimiento (ALAD, 2008). La intervención temprana de la diabetes mellitus tipo 2 (DM2) requiere generar conductas de promoción de la salud y detección de la enfermedad en individuos con factores de riesgo, que se consideran sanos y pueden estar asintomáticos (Pérez, 2004), ambas promueven el estado general de salud y son emprendidas con el propósito de detectar el padecimiento con anticipación (Stone, 1979). El comportamiento saludable es una decisión personal, particularmente en el caso de las enfermedades crónicas que en estadios tempranos no presentan síntomas visibles. La conducta de detección genera un costo emocional, ya que la posibilidad de enfrentarse a una probable confirmación del diagnóstico produce sentimientos de rechazo, a los que se suma el malestar asociado a la técnica de detección. En la interacción social a las enfermedades les son asignados atributos que incluyen juicios sobre: los síntomas, su frecuencia, visibilidad, severidad, reversibilidad y estigmatización (Martín, 2003); estas cogniciones modifican la percepción de necesidades de atención, el deseo de buscar y recibir atención y la decisión de utilizar algún servicio de salud (Pérez, 2004).
Influencia cultural en las representaciones de salud enfermedad
El contexto cultural determina las creencias e interpretaciones del mundo compartidas por individuos de un grupo social (Spector, 1979), mismas que orientan su comportamiento (Covarrubias, 2009). Las creencias son el sentido colectivo de lo que es real, puntos de vista distintivos de quien los comparte (Twaddle y Hessler, 1977); se viven individualmente aunque son construidas en un contexto cultural (Nieto, Abad, Esteban y Tejerina, 2004), por lo que pueden ser heterogéneas (Pérez, 2004). En un sentido general todos los individuos son etnias por ser portadores de culturas identificables (Twaddle y Hessler).
La influencia de los factores culturales, étnicos y religiosos en la construcción de significados individuales del proceso salud-enfermedad ocurre en el contacto individuo-institución e individuo-individuo (Nieto et al., 2004; Mendoza, 2001), estos significados promueven la elaboración y transformación de definiciones, representaciones y prácticas sociales, dando lugar a nuevos saberes.
Las representaciones sociales se nutren de vivencias, pensamientos individuales y conocimientos especializados, a su vez los conocimientos científicos pueden ser transformados en conocimientos de “segunda mano”, lo cual enriquece o “reestructura” las representaciones de sentido común (Torres, 2002); el conocimiento científico reformula los significados en un contexto cultural, en tanto que las creencias se fundamentan en lo empírico o intuitivo de cada individuo, por tanto los modelos explicativos de la enfermedad en contextos culturales específicos comparten algunos significados y discrepan en otros (Arcury, Skelly, Gesler, y Dougherty, 2004).
El estudio de las representaciones de salud-enfermedad puede tener un enfoque social o individual; éste último emplea modelos de experiencia personal como es el caso de las teorías legas (Baril et al., 2008), que son representaciones de sentido común de la enfermedad, elaboradas por individuos en su búsqueda de significado; se componen de experiencias subjetivas en situaciones no escolarizadas, interpretaciones de la información proporcionada por profesionales de la salud y por los medios de comunicación, así como comunicaciones interpersonales. Las representaciones de sentido común son idiosincráticas, informales y emplean un lenguaje específico e individual; cuando éstas se apoyan en conocimientos científicos, se modifican y enriquecen, dando lugar a modelos explicativos estructurantes (Amador, Gallego y Pérez, 2008; Leventhal et al.,1980).
El estudio de las representaciones de la diabetes ayuda a identificar los conocimientos, saberes, significaciones y acciones de individuos legos, con o sin el padecimiento, por lo cual es importante para planear acciones preventivas, ya que las representaciones intervienen en el modo en que las personas atienden su padecimiento y en la aceptación del manejo médico (Torres, 2002). Los individuos con una correcta representación tendrán prácticas de autoatención adaptativa y comprometida, y serán capaces de integrar sus fuentes de apoyo social al control del padecimiento (García de Alba, Salcedo y López, 2006).
Las creencias de sentido común sobre las enfermedades son distintas en personas sanas o enfermas, aunque hay tendencia a compartir similitudes en individuos del mismo grupo (Weller et al., 1999; Arcury, Skelly, Gesler, y Dougherty, 2004), por lo que las estrategias de promoción para la salud y prevención de la enfermedad deben tomar en cuenta dichas creencias (De los Santos, 2009), especialmente tratándose de adultos con factores de riesgo que no han recibido diagnóstico de diabetes. El estudio de las representaciones cognitivas sobre la diabetes permitirá elaborar programas preventivos adecuados a grupos con distinto origen cultural.
Modelo de autorregulación o de sentido común
El modelo de autorregulación de sentido común de Leventhal y colaboradores (Leventhal, Meyer y Nerenz, 1980; Leventhal, Diefenbach y Leventhal, 1992) propuso al modelo personal de creencias como determinante de las respuestas emocionales y conductuales ante los riesgos a la salud (Skinner, John y Hampson, 2000), sugirió cinco componentes de las representaciones o esquemas cognitivos sobre las enfermedades: identidad, consecuencias, causas, curso o duración, cura y control (Beléndez, Bermejo y García, 2005; Quiceno y Vinaccia, 2010). Derivado del modelo se elaboró el cuestionario de percepción de la enfermedad (IPQ) con el cual se han estudiado las representaciones sobre algunas enfermedades y la conducta de salud, sin embargo no se ha reportado su uso en población sin diagnóstico de diabetes.
El modelo de autorregulación o “sentido común” fue desarrollado por Leventhal para estudiar cómo manejan los individuos la información sobre las enfermedades, así como su vínculo con la planeación y empleo de estrategias de afrontamiento (Quiceno y Vinaccia, 2010); considera que los individuos formulan activamente representaciones cognitivas y emocionales en torno a su estado de salud, como son teorías “de sentido común” (Galán, Blanco y Pérez, 2000) que guían la planeación de objetivos de acción y la adopción de estrategias de afrontamiento. El Modelo concibe al individuo como un sistema autorregulador, que trata activamente de modificar, evitar o controlar cambios que percibe como signos de enfermedad. Las teorías de “sentido común” sobre la salud son influenciadas por las creencias y expectativas de los familiares y personas “significativas”, y en general por el contexto social, son individuales e idiosincrásicas y no siempre coinciden con la realidad médica (Quiles, Terol, Tirado y Beléndez, 2007).
El modelo de sentido común considera que la representación de la enfermedad es resultado de procesos paralelos reguladores: el cognitivo, que da lugar a la elaboración de la representación objetiva de la enfermedad y al desarrollo de respuestas para afrontarla, y el emocional, que procesa las reacciones emocionales provocadas por la enfermedad y la puesta en práctica de estrategias de afrontamiento para controlar esas emociones. Las representaciones permiten al individuo planificar, seleccionar y llevar a cabo respuestas de afrontamiento ante la amenaza a la salud y ante las reacciones emocionales provocadas por ésta, para después evaluar la utilidad de sus representaciones y estrategias de afrontamiento (Quiceno y Vinaccia, 2010).
Tomando en cuenta que la elaboración de representaciones cognitivas y emocionales de la enfermedad (Beléndez, Bermejo y García, 2005) requiere el procesamiento de información externa (mensajes masivos, de profesionales de la salud, de familiares o amigos) e interna (síntomas percibidos), se infiere que las representaciones de la diabetes discrepan en personas con o sin diagnóstico, pues éstas últimas carecen de información interna, no obstante permanecen en contacto con fuentes de información externa.
Cuestionarios de percepción de la enfermedad
El Cuestionario de Percepción de la Enfermedad (IPQ) diseñado por Leventhal y Lau (1996), se ha empleado para identificar representaciones de enfermedades en personas con padecimientos como asma, diabetes, artritis reumatoide, dolor crónico, dolor agudo, infarto al miocardio, esclerosis múltiple y VIH/Sida. Moss-Morriss et al. (2002) desarrollaron la versión revisada (IPQ-R), y la aplicaron a los padecimientos mencionados, a enfermedades alimentarias (Quiles, Terol y Marzo, 2009), hipertensión (Beléndez, Bermejo y García, 2005) y a padres de niños con enfermedades crónicas (Coletto y Cámara, 2009). Las tres subescalas del IPQ-R serán ampliadas adelante.
Broadbent, Petrie, Main y Weinman (2006) presentaron la versión breve del IPQ, aplicada inicialmente a la insuficiencia renal, DM2, enfermedades menores (alergias, resfriados) y angina de pecho. El IPQ-B se compone de ocho ítems tipo likert (Quiceno y Vinaccia, 2010) sobre representación cognitiva (identidad, consecuencias, duración, control personal y control del tratamiento); representación emocional (preocupación y respuesta emocional); comprensión de la enfermedad; y conocimiento sobre factores causales (única pregunta abierta)
Cuestionario revisado de percepción de la enfermedad (IPQ-R)
El IPQ revisado evalúa las dimensiones emocional y cognitiva de las representaciones enriqueciendo las variables propuestas por Leventhal (Brannon y Feist, 2001; Beléndez, Bermejo y García, 2005; Padilla, 2007; Quiles, Terol, Tirado y Beléndez, 2007; Quiles, Terol y Marzo, 2009; De los Santos, 2009), éste consta de tres subescalas: identidad, opiniones y causas de la enfermedad:
Síntomas característicos de la enfermedad que los individuos relacionan con ella. La identidad se define como la etiqueta que los individuos asignan a los síntomas (Brannon y Feist, 2001), que les permite identificar la enfermedad, la frecuencia y seriedad de los síntomas (De los Santos, 2009). Las etiquetas son un marco para interpretar los síntomas.
Duración. Creencias sobre el curso temporal de la enfermedad y su duración (crónica o aguda).
Consecuencias. Impacto percibido de la enfermedad en la calidad de vida, la economía, las emociones y la capacidad funcional del individuo; frecuentemente se establecen comparando la evolución de su severidad.
Curación. Creencias sobre la efectividad del tratamiento.
Duración cíclica. Percepción de cambios de mejoría o deterioro de la enfermedad.
Control. Percepción de control sobre la enfermedad.
Representación emocional. Creencias de respuestas emocionales que puede evocar la enfermedad.
Coherencia de la enfermedad. Comprensión coherente de la enfermedad, refleja la evaluación que hacen las personas de la utilidad de sus representaciones.
Atribuciones de causalidad de los síntomas. Regularmente se atribuyen a:
Factores psicológicos. Creencias causales de tipo psicológico, como la personalidad, estados emocionales, preocupaciones y actitud hacia situaciones cotidianas.
Factores específicos. Causas específicas que las explicaciones científicas proponen como origen de la enfermedad, por ejemplo: tradiciones, influencia de los medios de comunicación, críticas realizadas por los pares a las conductas preventivas, etcétera.
Factores de riesgo. Circunstancias a las que se atribuye el riesgo incrementado de enfermar: historia familiar, edad, sedentarismo, etcétera.
Factores externos. Causas consideradas fuera del control del individuo y creencias mágicas sobre la enfermedad como: sustos, contaminación del ambiente, mala suerte y azar.
Más que tratar la diabetes cuando el individuo la ha desarrollado, es necesario evitarla o demorar su inicio, por lo cual es necesario estructurar programas de atención preventiva para individuos sin diagnóstico de diabetes, que tomen en cuenta sus representaciones cognitivas sobre el padecimiento: conocimientos, creencias y prácticas de atención, que han sido poco investigadas en esta población. Para el estudio de la representación de la diabetes en adultos sin diagnóstico propusimos el modelo de autorregulación y la utilización del IPQ-R. El objetivo de este estudio fue identificar las representaciones cognitivas de la diabetes mellitus y las conductas de promoción, detección y riesgo en adultos sin diagnóstico de diabetes de Santa Teresa, Huehuetoca, Estado de México, utilizando las categorías propuestas por el cuestionario IPQ-R.
Método
Se realizó un estudio descriptivo, prospectivo y transversal en 100 habitantes del conjunto habitacional semiurbano Santa Teresa, Huehuetoca, seleccionados con muestreo “bola de nieve”. Se incluyeron voluntarios mayores de 18 años, sin diagnóstico de diabetes, con ayuno mayor a ocho horas. Fueron remplazadas cinco personas que no concluyeron la entrevista o la medición de la glucemia capilar. El trabajo de campo se realizó entre noviembre de 2008 y abril de 2009 acudiendo al domicilio de los habitantes para invitarlos a participar en el estudio sobre creencias personales de la diabetes. Las entrevistas se realizaron en una casa de la unidad habitacional o en el domicilio de los participantes, con duración aproximada de 50 min; al finalizar se les midió la glucemia capilar, peso, estatura, cintura e IMC, empleando un glucómetro Optium Xceed, báscula Taylor Professional, metro y cinta métrica. El instrumento de recolección fue una porción de la cédula de entrevista elaborada por Pérez (2004), que adaptó las escalas del IPQ-R a la diabetes en personas no diagnosticadas, así como conductas preventivas y de riesgo (tablas 1 y 2). Las respuestas abiertas fueron codificadas.
Tabla 1 |
||
SUBESCALAS |
ÍTEM |
RESPUESTA |
1. IDENTIDAD |
||
Síntomas |
¿Podría decirme todas las molestias que puede tener un diabético? |
Abierta |
Seriedad de los Síntomas |
¿Cree que es posible ser diabético sin darse cuenta? |
Tipo |
2. OPINIONES DE LA ENFERMEDAD |
||
Consecuencias |
¿Cree usted que el diabético puede llevar el tipo de vida de alguien sin diabetes? |
Tipo |
Duración cíclica |
¿Cree que la diabetes puede empeorar sin que el diabético se de cuenta? |
Tipo |
Control |
¿La diabetes puede considerarse una enfermedad fácil de controlar? |
Tipo |
3. CAUSAS |
||
Atribuciones de causalidad |
¿Qué considera usted que pueden hacer las personas para evitar enfermarse de diabetes? |
Abierta |
Nota: El Instrumento se adaptó a las subescalas e indicadores del cuestionario revisado de percepción de la enfermedad (IPQ-R) propuesto por Moss-Morriss et al. (2002) |
Tabla 2 |
|||
CONDUCTA PREVENTIVA |
ÍTEM |
OPCIÓN DE RESPUESTA |
|
Conductas de Promoción
|
Actividad física |
Dicotómica |
|
¿Acostumbra salir a caminar? |
|||
Control de peso |
Dicotómica |
||
¿Conoce su peso? |
|||
Conductas de
|
¿Alguna vez se hizo alguna revisión médica aunque se sentía sano (a)? |
Dicotómica Abierta |
|
CONDUCTA |
|
||
|
¿Fuma usted? |
Dicotómica Abierta |
La tabulación y análisis de datos se hizo con el SPSS versión 15. Se elaboró análisis descriptivo y las pruebas chi cuadrada para el inferencial.
Resultados
En el estudio participaron 100 habitantes de la unidad habitacional semiurbana Santa Teresa, 27 (27%) hombres y 73 (73%) mujeres, con edad promedio de 34.20 años ± 9.77. El ingreso familiar mensual fue de $3,894.00 ± $2,126.11, con moda de $4,000. La escolaridad fue principalmente secundaria o carrera técnica en 52 participantes, 88 participantes vivían en pareja y el hogar (42%) fue la ocupación más reportada (tabla 3). En el grupo de estudio, 67 tiene familiares con diabetes (abuelos, tíos, madre, familia política, padre y primos), 24 familiares han sufrido algún daño por esta causa (deterioro de la vista, pérdida de cabello, dientes, peso, dolor de cabeza, pérdida de miembros o gangrena, complicaciones y amputaciones), y 27 han fallecido a causa del padecimiento. La ocurrencia de diabetes en los familiares, posibilita a los participantes la incorporación de creencias y conocimientos sobre el padecimiento.
Tabla 3 Características sociodemográficas de los participantes |
||||
Variable |
Categorías |
F |
||
Género |
Masculino |
27 |
||
Edad |
18-37 |
74 |
||
Lugar de origen |
Distrito Federal |
41 |
||
Educación |
Secundaria o carrera técnica |
52 |
||
Estado civil |
Vida en pareja |
88 |
||
Ingreso |
Ingreso bajo $1000 – 3600 |
52 |
||
Ocupación |
Hogar |
42 |
n= 100
Las subescalas del cuestionario de percepción de la diabetes mostraron lo siguiente:
Síntomas. Los síntomas con que los participantes identifican a la diabetes se indagaron como “molestias” que consideraban propias de la enfermedad. Las molestias con más menciones fueron somnolencia y cansancio (44 menciones), mucha sed (31), visión borrosa (30), dolor o ardor de piernas (27) y orinar muy seguido (25); en éstas aparecen la polidipsia y poliuria, dos de los síntomas característicos del padecimiento. Las molestias mencionadas se relacionan con signos y síntomas de la diabetes (visión borrosa, boca reseca, cicatrización deficiente, pérdida de peso, piel reseca, sube y baja de la glucosa, irritabilidad, depresión, pérdida de dientes, etc.) y con complicaciones del padecimiento (dolor de riñón), aunque algunas son poco específicas (insomnio, pérdida del apetito y caída de pelo).
Se preguntó a los participantes si habían presentado algunas de las molestias citadas; 24 de ellos reportaron molestias como: mucha sed (10 menciones), somnolencia y dolor de cabeza (7 menciones cada una), las molestias restantes tuvieron menciones muy bajas (tabla 4). El reporte de molestias mostró relación significativa con la presencia de diabetes en la familia (chi cuadrada 6.15, 1 gl, p < 0.05).
Tabla 4. Subescala Identidad: síntomas |
|||||||||
|
Síntomas |
¿Podría decirme todas las molestias que puede tener un diabético? * |
¿Cuáles molestias ha tenido? ** |
||||||
|
Menciones |
% |
Menciones |
% |
|||||
|
Somnolencia, cansancio |
44 |
13.0 |
7 |
15.9 |
||||
|
Mucha sed |
31 |
9.1 |
10 |
22.7 |
||||
|
Visión borrosa |
30 |
8.8 |
1 |
2.3 |
||||
|
Dolor o ardor de piernas |
27 |
8.0 |
1 |
2.3 |
||||
|
Orinar muy seguido |
25 |
7.4 |
3 |
6.8 |
||||
|
Mareos y náuseas |
23 |
6.8 |
3 |
6.8 |
||||
|
Presión alta o baja |
23 |
6.8 |
2 |
4.6 |
||||
|
Dolor de cabeza |
17 |
5.0 |
7 |
15.9 |
||||
|
Boca reseca |
16 |
4.7 |
2 |
4.5 |
||||
|
Cicatrización deficiente |
15 |
4.4 |
|
|
||||
|
Pérdida de peso |
12 |
3.5 |
|
|
||||
|
Mucha hambre |
11 |
3.2 |
1 |
2.3 |
||||
|
Piel reseca |
10 |
2.9 |
|
|
||||
|
Pérdida del apetito |
9 |
2.6 |
|
|
||||
|
Sube y baja la glucosa |
7 |
2.1 |
|
|
||||
|
Irritabilidad y depresión |
6 |
1.8 |
2 |
4.5 |
||||
|
Desmayos |
6 |
1.8 |
|
|
||||
|
Pérdida de dientes |
5 |
1.5 |
|
|
||||
|
Insomnio |
4 |
1.2 |
1 |
2.3 |
||||
|
Dolor de riñón |
4 |
1.2 |
|
|
||||
|
Caída de pelo |
4 |
1.2 |
|
|
||||
|
Otros |
10 |
3.0 |
4 |
9.1 |
||||
|
Total |
339 |
100.0 |
44 |
100.0 |
||||
|
* n = 100 ** n = 24 |
Seriedad. Como parte de la identidad de la diabetes, se estudió la representación de su seriedad, encontrando en 86 participantes la creencia de que es posible ser “diabético” sin darse cuenta, 35 consideraron que las molestias de la diabetes no son soportables para el enfermo y 92 opinaron que es una enfermedad peligrosa (tabla 5).
Tabla 5. Subescala Identidad: Seriedad de los síntomas |
|||||||
Ítems |
Si |
Algunas |
No |
No sabe |
Total |
||
¿Cree que es posible ser diabético sin darse cuenta? |
86 |
4 |
5 |
5 |
100 |
||
¿Cree que las molestias que tiene el diabético son soportables? |
23 |
31 |
35 |
11 |
100 |
||
¿Cree que la diabetes es una enfermedad peligrosa? |
92 |
5 |
3 |
|
100 |
||
|
|||||||
n = 100 |
Tabla 6. Subescala Opiniones de la enfermedad |
|||||
|
Si |
Algunas veces |
No |
No sabe |
|
|
|||||
¿Cree usted que el diabético puede llevar el tipo de vida de alguien sin diabetes? |
28 |
16 |
55 |
1 |
|
¿Considera que la diabetes puede llevar a la muerte? |
96 |
3 |
1 |
|
|
b) Duración cíclica |
|||||
¿Cree que la diabetes puede empeorar sin que el diabético se dé cuenta? |
80 |
8 |
8 |
4 |
|
|
|||||
|
|||||
a) Posibilidad de control |
|||||
¿La diabetes puede considerarse una enfermedad fácil de controlar? |
50 |
21 |
24 |
5 |
|
b) Conductas de detección |
|||||
¿Cree que la prueba de diabetes puede descubrir la enfermedad antes de que aparezca alguna molestia? |
86 |
5 |
8 |
1 |
|
¿Considera que descubrir la diabetes cuando empieza evita que la enfermedad avance? |
82 |
8 |
9 |
1 |
|
c) Conductas de promoción |
|||||
¿Cree que la gente que se mantiene delgada puede prevenir la diabetes? |
43 |
15 |
40 |
2 |
|
¿Cree que la gente que hace ejercicio tiene menos riesgo de enfermarse de diabetes? |
53 |
21 |
23 |
3 |
|
d) Disminuir conductas de riesgo |
|||||
¿Considera que dejar de beber puede ayudar a prevenir la diabetes? |
47 |
6 |
40 |
7 |
|
¿Cree que disminuir el tiempo de estar sentado o acostado puede prevenir la diabetes? |
40 |
5 |
44 |
11 |
|
¿Considera que el exceso en el consumo de pan o tortilla puede llevarnos a padecer diabetes? |
54 |
9 |
28 |
9 |
|
|
Las representaciones causales o atribuciones de causalidad se exploraron con dos ítems abiertos (tablas 7 y 8), que tuvieron opción para citar hasta cinco respuestas en cada uno, que se clasificaron como factores de riesgo, emocionales, específicos y externos. Las representaciones causales en un contexto preventivo son los factores que disminuyen la probabilidad de desarrollar un padecimiento, por lo cual el primer ítem exploró la opinión sobre los factores que “evitan” el padecimiento. Los participantes mencionaron algunas conductas protectoras, principalmente la alimentación balanceada, ejercicio y chequeo médico, con 90, 58 y 49 menciones cada una, así como factores emocionales como evitar sustos o corajes y tener tranquilidad emocional, con 15 y 9 menciones cada una. En la opción “otras actividades” se presentaron opciones para disminuir la
probabilidad de la diabetes, como tomar agua y cuidar la higiene.
Tabla 7. Subescala Causas (“que la evitan”) |
|
||
¿Qué considera usted que pueden hacer las personas para evitar enfermarse de diabetes? |
Menciones |
% |
|
Factores conductuales
|
90 |
35.16 |
|
Factores emocionales
|
15 |
5.86 |
|
Otras actividades |
5 |
1.95 |
|
Total |
256 |
100.0 |
|
Nota: en los ítems con que se exploraron las representaciones causales pudieron hacerse hasta cinco opciones de respuesta. |
Las atribuciones causales del desarrollo de la diabetes en la familia fueron evaluadas utilizando la pregunta ¿Por qué cree que en algunas familias hay diabéticos y en otras no? Los factores de riesgo más citados fueron los malos hábitos alimenticios, con 76 menciones, la herencia con 65 y la falta de ejercicio con 34, la falta de chequeo médico y el ritmo de vida tuvieron menos menciones, sin embargo, en conjunto muestran la influencia de los conocimientos científicos de la diabetes, pues se relacionan con los antecedentes familiares, conductas de riesgo y falta de conducta de detección. Los aspectos emocionales como corajes y sustos recibieron 16 menciones, en tanto que el azar y la suerte tuvieron pocas menciones. Contrario a la perspectiva científica de los factores de riesgo que explican la ocurrencia de diabetes en las familias, los factores emocionales y externos se basan en creencias de sentido común. La falta de información como factor causal solo tuvo tres menciones (tabla 8).
Tabla 8. Subescala Causas (familiares) |
||||
¿Por qué cree que en algunas familias hay diabéticos y en otras no? |
Menciones |
% |
||
Factores de riesgo
|
76 |
30.8 |
||
Factores emocionales
|
16 |
6.5 |
||
Factores específicos
|
3 |
1.2 |
||
Factores externos
|
3 |
1.2 |
||
Por otras razones (comer alimentos contaminados) |
1 |
0.4 |
||
Total |
247 |
100.0 |
||
|
Nota: cada informante pudo hacer hasta cinco menciones |
|
Conductas preventivas y de riesgo
Actividad física. La actividad física fue reportada por 94 participantes que acostumbran salir a caminar, de éstos 81 (86%) lo hacen dos o más veces por semana; 25 individuos reportaron la práctica de algún deporte, de los cuales 19 (76%) lo hace dos o más veces por semana (tabla 9). Los deportes reportados con mayor frecuencia fueron el futbol (32%), ejercicio aeróbico (20%) y voleibol (16%) (tabla 10), practicados más por hombres (40.7%) que por mujeres (19.2%), con una diferencia significativa (chi cuadrada 4.88, gl 1, p < .05) . La actividad física mencionada no muestra coincidencia con el IMC de los participantes, ya que 33% tuvieron sobrepeso y obesidad el 20%, lo cual indica que su representación de actividad no es adecuada para el cuidado de la salud.
Peso. Se observó que la mitad de los participantes no conocían su peso y sólo 8% mencionaron su peso exacto, 13% consideraron que pesaban menos y 27% mencionaron un peso mayor al real, una persona reportó 13 kg más y otra 47 kg menos a su peso real. El sesgo entre el peso reportado y el real es un indicador de la conducta preventiva, la discrepancia de dos kg entre ambos datos es aceptable para considerar que el monitoreo del peso corporal se hace frecuentemente. Una diferencia de tres a cinco kg indica que el monitoreo se está realizando más esporádicamente y discrepancias mayores a cinco kg fueron considerados indicios de ausencia de monitoreo (tabla 11).
Talla. En relación a la estatura 73% la conocía, sin embargo sólo 21% de las estaturas reportadas fueron correctas, ya que 23% de las personas consideraban que medían más y 29% consideraban tener menos estatura; un participante reportó una estatura 38 cm menor a la real (tabla 11). Al igual que las discrepancias en el conocimiento del peso real, las de la estatura muestran deficiencias en la conducta preventiva.
Tabla 9. Conducta de promoción de salud: |
|||||||
|
¿Cuántas veces sale a caminar al mes? ⃰⃰ |
¿Cuántas veces al mes hace dicho deporte? ⃰ ⃰ |
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Menciones |
% |
Menciones |
% |
||||
2 o más veces por semana |
81 |
86.0 |
19 |
76.0 |
|||
1 vez por semana |
10 |
11.0 |
6 |
24.0 |
|||
1 a 2 veces por mes |
3 |
3.0 |
|
|
|||
Total |
94 |
100.0 |
25 |
100.0 |
|||
* n = 94 ** n = 25 |
Tabla 10. Tipo de deporte |
||
Deporte |
F |
% |
Futbol |
8 |
32.0 |
Ejercicio aeróbico |
5 |
20.0 |
Voleibol |
4 |
16.0 |
Correr |
3 |
12.0 |
Ciclismo |
2 |
8.0 |
Otros (especificar) |
2 |
8.0 |
Caminata |
1 |
4.0 |
Total |
25 |
100.0 |
Tabla 11. Control de peso |
||
Ítems F % |
||
¿Conoce su peso? |
50 |
50.0 |
Acuerdos entre peso |
31 |
31.0 |
¿Sabe su estatura? |
73 |
73.0 |
Acuerdos entre estatura |
Se identificaron dos conductas de detección temprana de la diabetes: acudir a revisión médica estando sano y realizarse la medición de la glucosa. La revisión médica previa fue reportada por 52 participantes, 19 de éstos se la realizaron en los últimos seis meses y 11 entre los 7 y 12 meses previos. La medición de la glucosa sanguínea fue reportada por 64 de los participantes, de los cuales 42 se habían hecho una o dos mediciones (65.6%), 26 (40.6%) de ellos por decisión personal, que son quienes asumen la importancia de la detección del padecimiento. Se indagaron los motivos por los cuales 36 de los participantes no se habían medido su glucemia, refiriendo la “desidia” en 12 (26.7%) ocasiones, en 11(24.4%) la falta de conocimiento, y en 10 (22.2%) por no querer considerar el riesgo, éste motivo señala la presencia de emociones de temor en la decisión de conductas de detección (tabla 13). La medición de la glucosa se realizó a todos los participantes, 91 mostraron glucosa sanguínea normal (<100 mg/dl), en 7 se obtuvo alteración de la glucosa en ayuno (101-126 mg/dl) y en 2, el nivel de glucemia correspondió a diabetes, por lo cual se les sugirió acudir a recibir atención médica (tabla 12).
Tabla 12. Conducta de detección de enfermedades |
|||||
¿Alguna vez se hizo alguna revisión médica aunque se sentía sano (a)? |
F % |
||||
¿Hace cuanto tiempo se hizo dicha revisión médica?
|
0 a 6 meses |
19 19.0 |
|||
¿Alguna vez se ha hecho la prueba de la diabetes? |
|
64 64.0 |
|||
¿Cuántas veces se la ha hecho? |
1-2 veces |
42 65.6 |
|||
¿Cuántas veces se la ha hecho por su propia decisión? |
1-2 veces |
26 40.6 |
|||
¿Por qué no se ha hecho la prueba? |
Desidia, flojera |
12 26.7 10 22.2 |
|||
Total de menciones 45 100.0 |
Nota: los participantes pudieron hacer más de una mención en el último ítem.
Se estudiaron las conductas de riesgo de fumar y beber; 33 participantes reportaron que fumaban, 15 lo hacían diario y 18 ocasionalmente; 18 fumaban uno o dos cigarros por día, 12 fumaban tres a cinco cigarros y 3 fumaban de 7 a 10. Llama la atención que aunque 18 participantes reportaron fumar ocasionalmente, los fumadores consumen al menos un cigarro por día.
La conducta de beber fue reportada por 70 participantes, 47 de ellos bebían una vez o más por año, entre 3 y 5 copas, en tanto que de los 11 bebedores semanales, 9 bebían entre de 3 y más de 10 copas por semana. Se observa que al aumentar la periodicidad de la conducta de beber, también aumentó el número de copas (tabla 13).
Tabla 13. Periodicidad e intensidad de la conducta de beber |
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¿Aproximadamente cada cuándo bebe aunque sea una copa (“echarse un trago”) y cuántas copas bebe? |
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Periodicidad |
Número de copas |
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1 a 2 |
3 a 5 |
6 a 10 |
> 10 |
TOTAL |
||||||
una vez o más por año |
20 (42,6) |
21 (44,7) |
5 (10,6) |
1 (2,1) |
47 |
|||||
TOTAL |
27 (27,0) |
30 (30,0) |
11 (11,0) |
2 (2,0) |
70 (100.0) |
Discusión y conclusión
Para desarrollar acciones preventivas es necesario identificar las representaciones de la diabetes en individuos no diagnosticados con riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2; conocer el modelo de pensamiento y los conceptos que requieren ser modificados favorecerá el alcance de los objetivos de promoción y prevención de los programas de salud.
En la subescala de identidad del IPQ-R, los síntomas mencionados coinciden con las molestias observadas empíricamente (Martín, 2003), en situaciones no escolarizadas que emplean un lenguaje popular, por lo que se les considera creencias de sentido común o “legas”; éstas se componen de conocimientos científicos e información médica, transformándose en representaciones de sentido común reestructuradas (Torres, 2002; Arcury, Skelly, Gesler, y Dougherty, 2004; Baril et al., 2008; Amador, Gallego y Pérez, 2008; Leventhal et al.,1980). Los participantes identificaron los síntomas característicos de la diabetes, como polidipsia, poliuria, polifagia y retinopatía, así como otros signos y síntomas. A diferencia de estos hallazgos, Chilton, Hu y Wallace (2006) encontraron un conocimiento muy deficiente de las causas, consecuencias, síntomas, cura y control del padecimiento; la mitad ignoraba el efecto de la herencia, los signos de polidipsia y poliuria y que el padecimiento no es curable.
La percepción de que la diabetes es una enfermedad severa se basa en que no avisa de su presencia, puede pasar inadvertida y es una enfermedad peligrosa, sin embargo la mayoría califica sus molestias como soportables para el enfermo. Los participantes opinaron que las consecuencias de la diabetes son negativas ya que las personas con diabetes no pueden ignorarla y sus consecuncias son fatales, además de que evoluciona para empeorar sin dar señales. Por otro lado se considera un padecimiento susceptible de control, cuya detección es posible y puede prevenir su evolución. Las opiniones sobre las conductas de promoción como mantenerse delgado y hacer ejercicio, y la disminución de conductas de riesgo como beber, ser sedentario y el consumo excesivo de carbohidratos, fueron incorrectas, pues alrededor de la mitad consideró que dichas conductas no disminuyen el riesgo de enfermar. Fueron pocos los participantes que desconocían cómo influye la disminución de las conductas de riesgo para la prevención de la diabetes, sin embargo éstos son un grupo con gran riesgo, que podría beneficiarse de una intervención educativa. La opinión más positiva sobre el control de la enfermedad la obtuvo la conducta de detección.
La subescala causas en un contexto preventivo fue identificada como los factores conductuales y emocionales que disminuyen la probabilidad del padecimiento. Las conductas reconocidas como formas de evitar la diabetes fueron acciones de promoción, principalmente la alimentación balanceada, el ejercicio y el chequeo, las cuales se obtienen en el contacto con los medios masivos, sin embargo éste conocimiento no ha influido en la conducta preventiva de los participantes, que es muy escasa, pues sólo una tercera parte de éstos conoce su peso real, la mitad se ha hecho revisiones médicas estando sanos, 64% se han revisado su glicemia, 26 participantes lo hicieron por decisión personal, y la mitad tienen sobrepeso u obesidad. Los motivos por los que no se miden sus glicemias fueron la “desidia o flojera”, que indican una deficiente toma de decisiones; no querer percibirse en riesgo, que es una respuesta emocional de rechazo al riesgo, y el costo económico o en tiempo que les representa. Las atribuciones causales de carácter emocional fueron identificadas con creencias populares como sustos y corajes, dichas atribuciones apartan a la población de conductas saludables.
Como atribuciones causales que influyen en la diabetes familiar se propusieron algunos factores de riesgo, identificados correctamente: malos hábitos alimenticios, la herencia y la actividad física; también se mencionaron algunas atribuciones mágicas y emocionales. Santos, Hurtado-Ortiz y Sneed (2009) en un estudio sobre creencias de enfermedad en 156 estudiantes latinos con alto riesgo de desarrollar diabetes, encontraron que sus atribuciones causales tienen que ver con las emociones, creencias populares, castigo y herencia genética. De modo semejante, algunos participantes de este estudio mencionaron atribuciones causales de la diabetes familiar, consistentes el azar y la mala suerte,
La conducta de promoción más citada fue la de caminar, en tanto que la práctica de un deporte fue poco frecuente y esencialmente en hombres. La conducta de fumar se presentan en un tercio de los informantes y la de beber en dos tercios. De hecho sólo dos personas consideraron que el consumo de alcohol era un factor de riesgo para la diabetes.
El programa nacional de salud en México sugiere incluir la realización de actividad física, alimentación de acuerdo a las características individuales de los enfermos, el control de peso y autocuidado de la salud (SSA, 2007), estrategia que también podría utilizarse en individuos no diagnosticados, con énfasis en la prevención del padecimiento. El plan de la Federación Internacional de Diabetes para la prevención de la diabetes tipo 2 se basa en el control de los factores de riesgo modificables (obesidad, factores nutricionales y vida sedentaria) en personas con alto riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y en el resto de la población, propone el diseño de medidas preventivas nacionales para la prevención, a la medida de las necesidades locales concretas (Alberti y Zimmet, 2007).
El estudio de Arcury, Skelly, Gesler y Dougherty (2004) sobre modelos explicatorios de diabetes en 40 latinos de 18 a 50 años sin diagnóstico, mostró algunas semejanzas con los resultados de este estudio; en ambos estudios el padecimiento fue ampliamente conocido, aunque encontró variabilidad en los modelos explicatorios relacionados con la edad, ya que los hombres jóvenes no tenían un modelo explicatorio para la diabetes, pero los demás tenían atribuciones causales muy semejantes a las de este estudio. Arkury et al. encontró que un pequeño grupo consideraba que todos tienen la enfermedad pero que quizá no se desarrolle, por otro lado no creían que el sobrepeso generara diabetes, sino que perder peso o enflacarse era señal del padecimiento. Esto último coincide con 12 menciones del síntoma consistente en la pérdida de peso, en este estudio.
Los resultados de este estudio también coinciden con las investigaciones de May y Tanner (2004). Estos estudiaron los modelos explicatorios de prevención de la diabetes y la planeación de actividades de promoción para la salud en 20 jóvenes méxico-americanos, no diagnosticados, quienes atribuyeron la diabetes a la herencia, a no comer correctamente y enojarse; también consideraron que la diabetes se puede prevenir si les enseñan las consecuencias de no alimentarse correctamente. Es semejante la atribución causal consistente en “falta de información”, que tres participantes de este estudio propusieron como factor de la diabetes familiar.
Este estudio ha buscado contribuir al reconocimiento de las representaciones cognitivas de la diabetes en personas que se consideran sanas, lo cual es necesario para facilitar la práctica de conductas que la eviten o aplacen. Asimismo, la identificación de conductas de promoción, detección y riesgo en el individuo que se autopercibe como sano, puede ayudar en la planeación de programas para desarrollar conductas preventivas y disminuir la de riesgo. Si los individuos no tienen una adecuada representación del padecimiento, tampoco desarrollarán una autopercepción realista de riesgo a su salud, ni una adecuada y temprana búsqueda de atención a la salud.
Percibir a la diabetes como una enfermedad que no avisa de su presencia, que pasa inadvertida, pero que sus molestias son soportables para el enfermo, y considerarla una enfermedad peligrosa pero fácil de controlar, son percepciones ambiguas que van a limitar la toma de decisiones en salud. Resulta de suma importancia la difusión sobre prevención primaria y secundaria del padecimiento a través de los medios masivos de comunicación e instituciones de salud.
Los profesionales de la salud deben conocer, respetar y tomar en cuenta las representaciones de las personas sin diagnóstico de diabetes, que constituyen una experiencia personal con el padecimiento, buscando involucrarlas en la participación activa y responsable del cuidado de su salud. Se sugiere realizar nuevos estudios sobre la creencia del fácil control de la diabetes mellitus y la falta de compromiso en la conducta preventiva.
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