La Línea de Satisfacción elimina la supuesta dicotomía entre las categorías “objetivo” y “subjetivo”. Esto se debe a que estamos conscientes de que el bien en cuestión ha sido producido por el empresario para satisfacer una necesidad específica, detectada por él, en el mercado respectivo. Lo dijimos ya, lo repetimos ahora, ningún empresario produce bienes por diversión. Al contrario, los produce porque sabe que satisfarán alguna necesidad detectada adecuadamente por él. Es precisamente este conocimiento, aplicado al proceso productivo, lo que otorga al bien producido la capacidad de satisfacibilidad o de utilidad. Pero es la preferencia del Ser Razonable el que lo escoge. En realidad, es esa preferencia la que determina la cantidad del bien o servicio demandado. Así, en este proceso hay una interacción de lo objetivo y de lo subjetivo, sin que ninguno de ellos elimine al otro ni entorpezca la claridad del concepto. La segunda característica de la Línea de Satisfacción es que no necesita medir el grado de “satisfacción” de ningún bien; basta que, a condiciones iguales, su consumo satisfaga al consumidor en un orden de prioridad con relación a otros bienes. En ese punto no hay diferencia de fondo con la concepción neoclásica. La tercera particularidad es que permite diferenciar adecuadamente al Ser Razonable tanto del Hombre obsesivo como del Homo consumidorus, por medio de los segmentos que estructuran la Línea de Satisfacción, a través decuyos niveles se identifica a cada uno de ellos. Esta diferenciación es muy importante para la política del gobierno orientada a la tarea de velar por la calidad de vida de la población, tarea que es compartida por las empresas, en una alianza que permite el beneficio para el empresario y el logro de objetivos nacionales para el Estado. Esto es posible porque el Conocimiento Complejo integra en uno solo el “qué es” y el “debe ser” en una unidad inseparable, a diferencia del modelo neoclásico, el cual las separa en divisiones muy alejadas una de la otra.
Teorema
Las relaciones de Satisfacibilidad y de Utilidad no son relaciones entre consumidor y objeto, sino entre las exigencias del consumidor y la capacidad del empresario para detectar y producir lo que el consumidor requiere.
La primera tarea del Estado, en coordinación con la empresa, es la conversión del Hombre obsesivo en el Ser Razonable. Aquí se cumple la utopía de los liberales clásicos, con una modificación: no es la suma de los intereses individuales la que coincide con el bien general; más bien es la suma y la interacción de los grupos socio-culturales, en su forma institucional, la que coincide con el bien general, aunque el beneficiario último de estos procesos es el Individuo. Escuchemos una conversación de café sobre los temas que ahora nos interesa.
−de acuerdo con lo establecido por el Modelo Neoclásico, si introducimos el dinero en esta dinámica, se podría deducir que si una persona tiene un millón de dólares y otra solamente quinientos, la utilidad que recibe el millonario por el último dólar, será menor que la utilidad que el pobretón recibe del último dólar que posee
‒estoy de acuerdo con la distinción entre “utilidad” para el dinero, y satisfacibilidad para los que satisfacen directamente una necesidad; siguiendo esta línea de razonamiento, habría espacio para que el Estado expropiara unos cuantos cientos de miles de dólares al millonario y empezara a repartirlo entre los pobretones, en una política extrema de pretender una supuesta igualdad del ingreso entre los habitantes de un país
−no estoy seguro acerca de la validez de una política igualitaria, en el sentido de forcejear para que cada ciudadano tenga una riqueza igual a la de todos los demás. Hay diferencias de capacidad, de iniciativa e, incluso, de culturas, con relación al confort material
‒muy de acuerdo; es como si un ladrón le robara a un millonario, con el justificativo de que, por los sagrados principios de la Economía, el
dinero robado será más útil para el que despoja que para el despojado
−lo que resultaría beneficioso para la sociedad en su conjunto, pues si el millonario se queda con menos cantidad de dólares, debido al robo, la utilidad marginal de lo que le resta será mayor que la que tenía antes del robo y la utilidad marginal del dinero apropiado por el ladrón será mayor a la del millonario
‒pero, la utilidad marginal que el dinero robado le brinda al ladrón ya no será tan grande como la que le brindaba los pocos dólares que tenía antes de perpetrar el robo; no lo sería, porque ahora tendría más de lo que tenía antes
‒así es; por lo que se puede ver en el caso hipotético que nos ocupa, mientras la utilidad marginal del dinero que le queda al millonario aumenta, puesto que ahora tiene menos, la utilidad del dinero que tiene el ladrón disminuye porque ahora tiene más dinero
−eso quiere decir que mientras la utilidad del dinero del uno aumenta, la del otro disminuye y lo hará seguramente hasta que la utilidad que brindan las cantidades así alcanzadas sean las mismas; eso significaría que un país habría ingresado en una etapa de igualdad económica entre todos sus habitantes y se comprobaría también que el sindicato de ladrones pediría asilo constitucional.