“Un ama de casa enfrenta muchas decisiones. Debe decidir cuáles miembros del grupo familiar realizará ciertas tareas y cuánto obtiene en cambio: ¿Quién cocina? ¿Quién lava la ropa? ¿Quién tendrá el postre extra en la cena? ¿Quién escoge el programa de TV que la familia verá? En resumen, el ama de casa debe asignar sus recursos escasos entre varios miembros, tomando en cuenta las habilidades de cada uno, sus deseos y esfuerzos”.
En esta propuesta Mankiw no sólo nos traslada a la época del matriarcado, sino que deforma el campo de acción de la economía de una manera pronunciadamente sesgada. Aunque tenemos un capítulo completo sobre la globalización y las corporaciones transnacionales, adelantaremos algunos datos para que Mankiw se ponga al día y se entere de cuáles son las condiciones en el mundo. Para ello, citaremos un párrafo del Ensayo de Todor Petrovic sobre el poder de las transnacionales:
“… su ventaja comparativa estriba en el hecho de que son entidades supranacionales que tienen la capacidad de organizar la producción minimizando costos. Logran este objetivo realizando ventas de productos y servicios, distribución, marketing servicio al cliente, asuntos legales, distribución y relaciones públicas, financiamiento de negocios, desarrollo, planificación, política de precios y administración… los capitales son enormes; el total de ventas sumaron más de 25 trillones de dólares…. los activos sumados de las transnacionales, en 2006, sobrepasaban los 51 trillones de dólares Como punto de comparación diremos que el Producto Doméstico Bruto del total de naciones en el mundo, en el 2007, sumaban 54,395 trillones de dólares” (The Global Empire, Internet)
Ése es un brevísimo resumen de las actividades que desarrollan las transnacionales y el poder que tienen; también son las que Mankiw compara con las actividades de un ama de casa, cuando debe decidir sobre quién prenderá el televisor durante la velada del sábado. Mankiw continúa con la deformación extrema. Ahora quiere proyectar la idea de que no son las corporaciones empresariales las que toman decisiones sobre la producción, distribución de bienes y servicios; en su visión neoliberal, esas decisiones son tomadas, nada menos que ¡por la sociedad!