Derivado de lo anterior y considerando que la competitividad de una empresa se incuba en un entorno nacional y sectorialmente exitoso, para propósitos del desarrollo de las empresas mexicanas, la competitividad debe concebirse como la capacidad que tiene una empresa para penetrar, consolidarse y expandirse en el mercado, sea éste interno o externo. Se entiende por capacidad a las diferentes acciones que se realizan para posicionarse en el mercado, (Sánchez Barajas, 2007).
Con base en los objetivos planteados de buscar el desarrollo regional equilibrado y sustentable, la competitividad la defino como la capacidad que tiene una entidad federativa para atraer inversiones públicas y privadas, para lo cual crea la infraestructura física, social y productiva que haga rentables y prósperos a los negocios, con el objetivo de que estos en coordinación con los centros de investigación se motiven a capacitar sus recursos humanos, a desarrollar nuevas innovaciones tecnológicas en el ámbito de los procesos de fabricación, de maquinaria, equipos, insumos y materiales de nueva composición orgánica, tal que las unidades de producción puedan usar las materias primas y mano de obra locales de manera preferencial para así generar empleo e ingresos adecuados y permanentes para la sociedad asentada en estas demarcaciones políticas, sin dañar el medio ambiente.