Destacan:
1. Son seriamente afectadas por el efecto de las leyes del sistema capitalista en el que nacen, evolucionan y se consolidan, cambian de giro o desaparecen definitivamente;
2. Son seriamente impactadas por las fases de los ciclos económicos, por la inseguridad y por factores sociales, de inseguridad y políticos;
3. No acceden fácilmente a las innovaciones tecnológicas y por la capacidad reducida de su planta productiva no operan con “economías de escala”;
4. No han sido integradas de manera significativa a los procesos productivos de de las grandes empresas mexicanas; y
5. No exportan directa ni indirectamente de manera relevante a los mercados “mundializados”.
Consecuencias:
1. Su tasa de mortandad es más alta que la del resto de las unidades de producción mexicanas;
2. No han sido integradas significativamente a las cadenas de valor de las grandes empresas manufactureras;
3. No participan en el mercado internacional con bienes de capital y sus productos de la industria ligera tienen escasa connotación en las exportaciones directas o indirectas de las grandes firmas exportadoras, en particular en las maquiladoras;
4. Su número se ha reducido en las grandes entidades federativas (Ciudad de México y Estado de México) en que tradicionalmente tenían presencia;
5. Lo anterior ha ocasionado el menor uso de las materias primas, insumos y mano de obra locales que utilizaban, contrayendo así el desarrollo regional de los estados y municipios, además de que se reduce su aportación de recursos fiscales para la hacienda pública, la formación de los “emprendedores “ y la capacitación del resto de los recursos humanos que participaban en su operación, es decir, eran la principal escuela de los empresarios, del personal directivo y de los obreros y generaban poder de compra con los sueldos, salarios y utilidades que producían, principalmente; y
6. Enfrentan la competencia en el país de los productos importados en condiciones inferiores de calidad, precio, etc.
¿A qué se debe esto?
A que las políticas públicas elaboradas por los tres órdenes de gobierno para la promoción empresarial, concretamente de la micro y pequeñas empresas manufactureras, han sido formuladas con el desconocimiento de la forma en que opera el sistema capitalista, como de las fases de los ciclos económicos, en virtud de que no lo mencionan en los lineamientos de política económica que aparecen en las leyes de ingresos y de egresos de los presupuestos federal, estatal y municipal para cada año fiscal en los últimos treinta años. La formulación de las políticas públicas ha tenido como referente principal sólo el modelo de desarrollo económico. Ello ha significado que el Estado mexicano ha pretendido resolver los problemas operacionales de estas MYPES y no ha tomado en cuenta para nada la solución previa de sus problemas estructurales, que han emanado de la instrumentación del citado modelo de desarrollo económico.
¿Pero cuáles son los problemas estructurales y cuáles los operacionales?
Los estructurales se derivaron de la política de contención salarial con el fin de reducir la inflación, de la prioridad que se le dio a la producción para el mercado externo con respecto a la satisfacción del mercado interno, de la venta de las empresas paraestatales que generó desempleo y que no se resarció o compensó con la capacidad del aparato productivo para absorber el personal desocupado como tampoco a la fuerza de trabajo que se incorpora anualmente al mercado de trabajo. En conclusión, desde entonces las MYPES se enfrentan a dos problemas estructurales emanados del modelo económico en vigor: 1. Operan en condiciones de oferta excesiva por que el desempleo orilló a los nuevos “agentes económicos” a actuar como empresarios marginados en la economía informal sin más preparación que su instinto por sobrevivir, quienes diariamente además de enfrentar la competencia interna, también de la externa que opera en mejores condiciones en el mercado desde 1982 en que “se les empezó a preparar” para desafiar competitivamente a los bienes y servicios provenientes del mercado mundializado. 2. A distribuir y comercializar sus productos manufacturados en un mercado con una demanda debilitada por la contención salarial, con pocos clientes por la falta de empleos para los nuevos trabajadores que aporta el bono demográfico y, desde hace diez años, por el cambio climático y por la inestabilidad que provoca el combate a la inseguridad en todo México.
Los problemas operacionales son los que institucionalmente se han tratado de solucionar con políticas públicas de apoyo a las MYPES manufactureras. Dichas soluciones se han plasmado en programas específicos como son los que divulga la Secretaría de Economía, SE, Nacional Financiera, NAFIN, el Banco de Comercio Exterior, BANCOMEXT, FONAES, la banca comercial, etc. Dentro de ellos destacan la promoción del crédito, la formación de empresarios y la capacitación del personal directivo, de los obreros y de sus auxiliares, para así brindar créditos que les permitan resolver sus problemas de capital de trabajo como para acceder a innovaciones tecnológicas que les faciliten el combatir la contaminación ambiental, al igual que comprar tecnologías de punta para mejorar los procesos de fabricación y así aumentar el uso de la capacidad de planta instalada, abatir costos e incrementar las ganancias de las MYPES, su capitalización y expansión subsecuentes, etc.
Al respecto, debo comentar que estos programas son muy convenientes y que efectivamente son necesarios porque al aumentar la productividad y rentabilidad de las empresas indudablemente que las hace más competitivas; sin embargo, su eficacia sólo aumentará en una etapa ulterior a la solución de los problemas estructurales; ¿Acaso tiene sentido contratar un crédito, capacitar al personal, introducir innovaciones tecnológicas para aumentar la capacidad de la planta productiva si no se cuenta con una demanda suficiente en el mercado?
También creo que la solución de los problemas operacionales de la empresa debería dejárseles a los empresarios (en su mayor parte) dado que ellos sí saben realmente cuáles son sus problemas de operación productiva, organizacional y de administración de sus empresas. Dado lo limitado de los ingresos fiscales, el Estado mexicano debería abocarse primordialmente a resolver los problemas estructurales que él mismo provocó con su modelo económico. Si de conformidad con las teorías neoclásica y modernas como la de Porter que constituyen la base del actual modelo de desarrollo económico, se indica en ellas que al Estado le corresponde “proporcional el entorno favorable para los negocios”, es decir, nada más ser promotor de las actividades económicas, entonces se infiere que con la potestad que le otorga la carta magna para conducir la economía mexicana, éste debería hacer hincapié en solucionar los problemas estructurales que actualmente se manifiestan en las fuerzas concurrenciales del mercado, la oferta y la demanda.