La historia del origen de Roma, como la de muchas de las culturas antiguas, se pierde en el devenir del tiempo, la magia y el misterio de los predestinados, así como la de los relatos oficiales que ensalzaron sus hazañas, a veces cortos en su visión pero las más, en exageraciones propias de su tiempo y la necesidad de ganarse un espacio y un rincón en los altares de la historia, por lo tanto, la historia de Roma nos llega con una conmistura entre historia, mito y leyenda. Por ello para Alfonso Castro (Castro Sáenz, 2006, pág. 120), los orígenes de la ciudad de Roma y aún sus primeros siglos están envueltos en la obscuridad y la confusión, por una parte dado la abundancia de temas que nos heredaron y por la otra, lo lejano que nos resultan desde nuestro tiempo. Para Guillermo Floris Margadant (Margadant S., 1995, pág. 19), la historia arcaica de Roma es producto de la fantasía de los historiadores romanos, ya que está llena de pintorescos relatos entresacados de la historia de ciudades griegas. Sin embargo, sí es posible reseñar su historia ubicando algunos datos conocidos y dejar que también fluya algo de su leyenda, en el intento de explicar su origen y los eventos importantes de esta civilización.
Por principio de cuentas, el fondo histórico general en el que surgió Roma, a decir de Floris Margadant (Margadant, 2007, pág. 77), comienza en Italia en la época del hierro hacia el año 1000 a.e.c., en la misma época en que otro mítico de la historia, el Rey David, ascendía al trono de Israel y establecía Jerusalén como su capital (Bard, 2006, pág. 8) (Bright, 2003, pág. 265), en esta época se encuentran en Italia restos de una cultura original italiana pre indoeuropea, que había sobrevivido a las invasiones indogermánicas y arios que habían entrado durante el último milenio, como son los latinos, los umbríos y los ilirios, además que desde el 900 a.e.c., entran los etruscos, quienes establecen importantes ciudades con alianzas que formaban entre sí una confederación, basados en la idea de un clan, es decir, son grupos de familias que se unen porque apelan a un antepasado común, la pertenencia a un clan implicaba la obligación de prestar ayuda mutua y la solidaridad social. Después de los etruscos llegaron los griegos alrededor del año 750 a.e.c., se establecieron en el sur de Italia y fundaron prosperas colonias. A fines del siglo VI a.e.c., los celtas invadieron el valle del Po, en el norte de la península y eclipsaron a los etruscos (Torres Jiménez, 2010, pág. 31). Por otra parte Cartago, situada en la costa septentrional de África, cerca de la actual ciudad de Túnez, establecida por los fenicios como puesto comercial probablemente hacia finales del siglo IX a.e.c. (Microsof Encarta 2008. 1993 - 2007, 2008); extendió su poder a Sicilia, Cerdeña y Córcega, sobre estas posesiones entrarían en conflicto con los griegos cuando estos, a partir del 750 a.e.c., impulsados por excedentes de población y problemas sociales y políticos, inician su movimiento de colonización que durará cerca de doscientos años. Los griegos se instalan en la isla de Sicilia y el sur de la península itálica, que llegará a estar cubierto de colonias griegas hasta el punto de ser conocido como la Magna Grecia.
La ciudad griega de Focea en Asia Menor, expandió su comercio en el mar Mediterráneo Occidental, fundando alrededor del 600 a.e.c., la ciudad de Marsalia, hoy Marsella, en la costa de la Galia y desde ella fundan Ampurias, Antibes y otras colonias. En el 560 a.e.c., los focenses fundan Alalia, en la costa oriental de la isla de Córcega. Esto inicia las hostilidades entre griegos y la unión entre etruscos y cartagineses. Las flotas unidas de Cartago y Etruria libraron la batalla de Alalia contra la flota de Focea en el año 545 a.e.c., resultaron victoriosos los focenses pero tuvieron pérdidas demasiado severas que les impidieron explotar la zona. Por su parte, Etruria y Cartago se repartieron otras zonas de influencia en el mar Mediterráneo occidental: Córcega para los etruscos y Cerdeña para los cartagineses. Cartago reconoció a los etruscos la posesión de la Campania, mientras Sicilia y España quedaron en la esfera cartaginesa. La Campania se divide entre etruscos y griegos por el río Volturno1 (Márquez Vial, 2001, págs. 95 - 101).
Los etruscos, proporcionaron a la población nativa su influencia tanto en su civilización como sus instituciones políticas, pero sobre todo su ingeniería, ya que la técnica etrusca desecó pantanos y construyeron diques y canales. Los etruscos influyeron grandemente sobre los romanos, ya que gracias a ellos conocieron el arco, que aplicaron en la construcción de puentes, monumentos y acueductos, y adaptaron en la bóveda y la cúpula, otra característica importante del contacto con los etruscos, es que también influyeron en la religión romana con la que se mezcló, hacia el siglo VI a.e.c., dominaban el mar Tirreno 2, parcialmente el mar Adriático, y se expandieron sobre gran parte de Italia. Pero en el siglo siguiente inicia su decadencia, ya que los Tarquinos, reyes etruscos que gobernaban Roma, fueron expulsados del trono y también fueron vencidos por los griegos. Dos siglos después, en el 387 a.C., los etruscos perdían el control de su propio territorio, la Etruria meridional, debido a la conquista de los romanos. (Eggers-Brass & Derendinger, 2010, pág. 108).
Ya explicado el fondo histórico que rodea a Roma, podemos hablar de la leyenda de su fundación, la cual ocurre con la influencia de las grandes culturas de su época, los hábiles ingenieros etruscos, los filósofos griegos y los grandes navegantes y comerciantes cartagineses o fenicios, Roma nace a decir de Alfonso Castro (Castro Sáenz, 2006, pág. 121), desde una primaria población en la cima del Palatino, y se amplía hacia las siete colinas Septimontiumcercanas. Esta fundación de Roma, según la leyenda ocurrió en el año 753 a.e.c. (Margadant, 2007, pág. 78), en la que unió un núcleo latino, en el Palatino, con un establecimiento sabino, en el quirinal, no es seguro si la formación de la ciudad era para defenderse de los etruscos o por el contrario, era propiciada por estos, ya que el mismo nombre de Roma, según Margadant es de origen etrusco, Castro coincide con tal afirmación y señala que el nombre de Roma, quizás proceda del etrusco Ruma, como llamaban al Tíber, rumon. Pero la leyenda nos dice que procede de sus fundadores, Rómulo y Remo.
La formación de Roma inicia como decía, con las uniones de latinos y sabinos, agrupadas en una confederación bajo la hegemonía de Alba Longa, esta era una antigua ciudad del Lacio, según la leyenda, fue fundada en el 1152 a.e.c., por su primer soberano, Ascanio o Julo, hijo del héroe troyano Eneas; estaba ubicada en una cresta rocosa de la orilla occidental del lago Albano, donde actualmente se encuentra Castel Gandolfo (Microsof Encarta 2008. 1993 - 2007, 2008). Los historiadores Romanos, al ligar a Roma con Alba Longa y su origen troyano, la hacen heredera de esta cultura Troyana, según esta leyenda Ascanio, hijo de Eneas, había fundado sobre la orilla derecha del río Tíber la ciudad de Alba Longa; ciudad latina sobre la cual reinaron numerosos de sus descendientes, hasta llegar a Numitor y su hermano Amulio. Este último destronó a Numitor; y para evitar que tuviera descendencia que pudiera disputarle el trono, mató a sus hijos y condenó a su hija, a permanecer virgen como sacerdotisa de la diosa Vesta (Margadant S., 1995, pág. 19). Sin embargo, Marte, el dios de la guerra, engendró con la hija de Numitor, Rhea Silvia (Viñas, 2007, pág. 29), a los mellizos Remo y Rómulo, al nacer los mellizos fueron arrojados al Tíber dentro de una canasta, una loba los cuidó hasta que fueron hallados y rescatados por un pastor cuya mujer los crió. Cuando fueron mayores, los mellizos restituyeron a Numitor en el trono de Alba Longa, y decidieron fundar, como colonia de Alba Longa, una ciudad en la ribera derecha del Tíber, en donde habían sido amamantados por la loba; y ser sus Reyes, esta ciudad es Roma, su fundación ocurrió el día 21 de abril del año 753 a.e.c. (Margadant S., 1995, pág. 19), sin embargo Viñas nos dice que existen datos que también ubican la fundación en los años 757, 755, 754 y 753, todos a.e.c. (Viñas, 2007, pág. 29). Mediante el fratricidio, Rómulo llega a ser el primer monarca, atrayendo a los hombres mediante un generoso derecho de asilo y a las mujeres mediante el rapto de las sabinas, confirmando con ello la población latina y sabina como fundadora de Roma.
Agustín y Beatriz Bravo (Bravo González & Bravo Valdés, 2007, pág. 32), nos dicen que la historia moderna pone en tela de juicio las leyendas y tradiciones del origen de Roma, se ha demostrado por ejemplo, que no descendieron de los troyanos a quienes admiraban, en lo que coinciden es en la obscuridad de la historia romana, lo cual se lo atribuyen al hecho de que los antiguos historiadores aparecieron algo tarde en la historia de Roma, ya que un testimonio escrito como las Tabula Pontificum, aparecen hasta mediados del siglo IV a.e.c., de igual forma, el primer historiador romano del que se tiene noticia es Quintus Fabius Pictor, pero su ingreso a la escena ocurre hasta la época de la segunda guerra púnica alrededor de los años 218 - 201 a.e.c. (Microsof Encarta 2008. 1993 - 2007, 2008). Del origen de la población romana, los autores recién citados nos dicen, que Roma fue fundada por la reunión de tres tribus: ramnes, cuyo nombre deriva de Rómulo y estaba formada por los latinos; ticienses, que proviene de Tito Tacio de origen sabino y los luceres, de origen etrusco, y que en un principio dominaron a los otros. Cada tribu estaba formada por diez curias, es decir congregaciones, las curias por un número determinado de gens, en latín, raza, tribu o línea de descendencia masculina de genere, procrear, término ocasionalmente usado por los antiguos romanos para referirse a una comunidad, cuyos miembros no estaban necesariamente relacionados por lazos de sangre, aunque es probable que esta relación se diera por supuesta.
En resumen, después de un paulatino desarrollo ya en el siglo III a.e.c., Roma ya era el imperio dominante en el mundo conocido, la metrópoli Romana era un gran centro mercantil y financiero, pero en el norte de África y la zona de oriente medio aún reinaban los Tolomeos y Saléucidas, por lo que el enfrentamiento era inevitable y se daría pronto. En efecto, considerando que el monarca seléucida Antíoco III mantenía un gran poder en su zona, como bien lo dice Bright, se atrevió a desafiar al Imperio Romano justo cuando Roma acababa de aplastar para siempre a Cartago en Zama en el 202 a.e.c., y el general cartaginés Aníbal había huido pidiendo asilo a Antíoco, quien envalentonado avanzó dentro de Grecia. Roma le declaró la guerra en el 192 a.e.c. y le propinó una derrota sacándolo de Europa y persiguiéndolo por el interior de Asia donde en el 190 en Magnesia, le volvieron a derrotar obligándole a suscribir la paz de Apamea y obligándolo a restituir el Asia Menor y pagar una enorme indemnización. Antíoco III fue asesinado en el 187, mientras saqueaba un templo de Elam para obtener dinero con que pagar a los romanos. El imperio seléucida se vio continuamente amenazado por Roma para pagar tributo lo que endureció el trato que los seléucidas daban a sus propios súbditos. Antíoco III fue sucedido por Seleuco IV, quien tuvo un periodo corto de reinado entre el 187-175 a.e.c., pero fue asesinado y le sucedió su hermano Antíoco IV Epífanes, quien había sido rehén de los propios romanos cuando se suscribió la paz de Apamea, Antíoco IV reinó entre el 175-163 a.e.c., en dicho periodo iniciaron o se recrudecieron las hostilidades culturales y económicas con los judíos, ya que se debía cubrir la cuota de vasallaje impuesta por los romanos (Bright, 2003, pág. 538).
1 El río Volturno, nace en los montes Apeninos; cuenta con varios afluentes y tiene una longitud de 175 km. Fluye en dirección sur, sureste y oeste, desembocando en el mar Tirreno por el golfo de Gaeta. La ciudad más importante que atraviesa es Capua. Fuente: Microsoft Encarta 2008.
2 El mar tirreno, en italiano Mare Tirreno, brazo del mar Mediterráneo, parcialmente cerrado por la península italiana y por las islas de Sicilia, Cerdeña y Córcega. El mar Tirreno está conectado con el mar Jónico por el estrecho de Messina. Fuente: Microsoft Encarta 2008.