Los neoclásicos han querido fabricar una contradicción artificial entre ambas lógicas.
Hablan de la supuesta racionalidad de la Teoría General de la Elección, tratando de oponerla a la racionalidad de las relaciones entre los organismos y su medio ambiente, por ello es que en este capítulo abordaremos la actual controversia, arbi-traria, forzada y artificial, entre la lógica económica y la lógica ecológica.
Las tres definiciones
Para sistematizar la exposición citaré las definiciones en boga de ambas ciencias
Economía: Teoría General de la Elección
Ecología: Estudio de las relaciones de los organismos y de su medio ambiente
Principio de Conservación: consumir sin afectar la disponibilidad para el futuro
Como ya hemos visto, el homo consumidorus, en su afán de producir más y más para consumir más y más, no toma en cuenta el costo de los recursos naturales incorpora-dos al producto, por considerarlos libres, siguiendo la senda irracional del homo econo-micus. Ahora bien, ¿Cuál es la racionalidad de las relaciones entre los orga-nismos y su medio ambiente? Pues, el Principio General de la Conservación.
Se entiende por Conservación el uso de los recursos naturales que permitan su perpe-tuación a través de la continua rehabilitación de los mismos, esto es, el proceso de explotación racional de los recursos naturales. Este proceso debe garantizar la satis-facción de las necesidades de las generaciones del pre-sente sin poner en riesgo la satisfacción de las necesidades de las generaciones futuras. Pues bien, las relaciones entre los organismos y su medio ambiente están re-gidos de acuerdo con ese princi-pio, excepto cuando el hombre ataca. Este comportamiento nos muestra la ley prin-cipal que rige el des-envolvimiento de las especies con excepción del hombre: interactúan con el medio ambiente sin poner en peligro su propia supervivencia. Esta ley es permanentemente rota por el ser humano actual debido a su desconocimiento del principio de la Conservación, tal como quedó definida en la Agenda 21. De esta manera, el propio hombre el que se convierte en el artífice de la causa que determina la desaparición gradual de su propia existencia.
Si usamos la racionalidad del homo consumidorus como la racionalidad representativa de la actual Teoría General de la Elección, la contradicción de la economía con la ecología parece insoluble. Pero es preciso no olvidarnos que la teoría de la elección debería referirse a la posibilidad de escoger alternati-vas que ofrezcan un mejor uso de los medios escasos. Tal como lo hemos visto, los recursos naturales son escasos, por lo que la Teoría General de la Elección (la Economía) debe tomarlos en cuenta en su calidad de medios producivos, al igual que la mano de obra o el capital. El hecho de considerar los re-cursos naturales como bienes escasos marcaría la gran diferencia entre la irracionalidad del homo con-sumidorus y la racionalidad de la Economía con Medio Ambiente, en la que se considera los recursos naturales como bienes económicos.
–sin embargo, lo dicho hasta aquí no debe llevarnos a la conclusión de que todos los axiomas y principios de la economía actual son falsos, puesto que esa afirmación sería por demás arbitraria y ajena por completo a la realidad, como veremos en capítulos venideros
–pero nos instruye que cualquier intento de estructurar una Teoría General de la Elección consecuen-te con los principios de sobrevivencia de la especie "Hombre", debe poner a nuestra disposición módulos de acción que garanticen la satisfacción de las necesidades presentes sin poner en riesgo la satisfacción de las necesidades futuras y sin tener como objetivo de prioridad el consumir más y más
–lo anterior significa que se debe poner énfasis en la necesidad de que los nuevos principios sean reformulados a la luz de las nuevas exigencias que plantea el hecho de introducir los recursos naturales como bienes económicos, como también a los nuevos conceptos que esta introducción demanda para tramar su andamiaje conceptual, de un modo que permita la elaboración de modelos que reflejen más adecuadamente los fenómenos reales; estos modelos serán más útiles, tanto a la "Teoría General de la Elección" como a la Sociedad
Uno de los propósitos de esta obra es precisamente estructurar una guía que nos per-mita adentrarnos en el mundo de posibilidades que nos ofrece el Principio de Conser-vación, que es una parte constitutiva de primordial importancia en el modelo DELC.
Una vez establecido el marco general conceptual del Principio de Conservación es preciso pasar al análisis de sus relaciones con los aspectos más importantes del medio ambiente, para lo que, por cuestiones de claridad, usaré el término "medio ambiente" como sinónimo de "ecología".
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