Cerca de 2,500 millones de personas viven en zonas donde el agua es escasa y a me-dida que la tierra pierde su cubierta de árboles, el agua para uso doméstico disminu-ye. Cada vez más los agrónomos y los especialistas coinciden en que es necesario tomar al agua como un recurso escaso y no renovable. Fue en la década del '80 en la que por primera vez en la Historia de la Humanidad el agua para riego per cápita y la superficie cultivable disminuyeron con relación al pasado. La Revolución Verde ha ido perdiendo impulso debido a la degra-dación de los suelos y al hecho de que los cam-pesinos ya no disponen de agua suficiente para levantar varias cosechas de arroz por año. Gran parte de este agotamiento del agua se debe a la deforestación de las cuencas de captación.
–en este tren de cosas nos preguntamos: ¿qué futuro puede tener un país como el de Egipto, v.g, si continúa considerando el suelo y el agua como bienes libres, en un territorio donde la tierra cultivable sólo es una franja de 25,000 kms. de longitud por 10 kms. de ancho, situada a la largo del río Nilo?
–siguiendo el informe del FNUAP, recordemos que en este país la electricidad generada por las tur-binas hidroeléctricas de la represa de Asuán se redujo en más del 20% debido a la disminución del caudal de las aguas; en este proceso horrendo de degradación del suelo y reducción de la disponibilidad de agua, los efectos se entrecruzan y dan lugar a nuevos fenómenos acumulativos de degradación y daño al medio ambiente
–es así cómo el efecto invernadero aumenta la escasez de agua, escasez que reduce el riego de las tierras que cuentan con un sistema de regadío
–¿seguiremos permitiendo que el homo consumidorus continúe considerando el agua y el suelo como "bienes libres", simplemente para asegurar la elegancia de un modelo vacuo e inútil?
Con la actual tecnología sólo una pequeña fracción del agua que cubre la tierra es útil para la humanidad. Otra insignificante fracción está congelada en los glaciares; una porción menor aún está sepultada en la tierra y el resto, el 97 %, es salada y se en-cuentra en el océano. En la mayor parte de las naciones, este recurso limitado es explotado en demasía. Los desechos industriales, cloacales y de la agricultura llenan los ríos y los lagos de sustancias químicas, envenenando las fuentes de agua limpia. Las emisiones de las plantas termoeléctricas provocan las llamadas “lluvias ácidas”, fenómeno que provoca una secuencia de reacciones que destruye la vida de los lagos y de los ríos vulnerables. La tierra erosionada forma sedimentos en embalses, ríos y represas hidroeléctricas. La deforestación aguas arriba trae escasez o inundaciones aguas abajo. Los proyectos hidroeléctricos, de irrigación o de distribución de agua en un país pueden cortar el suministro a países vecinos. Cerca del 40% de la población del mundo depende del agua que fluye desde naciones limítrofes. De más de 200 sistemas fluviales compartidos por dos o más países, varios han sido causantes de disputas internacionales.
Se considera la administración de las aguas como parte de un todo ambiental, que abarca suelos, bosques, vida silvestre, energía, asentamientos humanos y fuentes de agua como integrantes de los siste-mas hídricos. Cada día mueren más de 25 000 personas debido a la mala administración del agua. Dos tercios de la población del planeta no disponen de agua limpia. Como resultado directo o indirecto de esta carencia, 4 6000 000 niños menores de cinco años mueren anualmente de diarrea.
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