Como hemos podido analizar, ya en la década del 1950 estaba casi completa la primera etapa del modelo de sustitución de importaciones en bienes de consumo no duraderos, y comenzó entonces una nueva etapa con políticas industriales orientadas a estimular los sectores claves de:
Para comprender la importancia real de la industrialización del país durante el segundo periodo de la sustitución, es necesario subdividirlo y discriminar, aún más la composición de la producción.
El gran avance de la producción de maquinaria, equipos y aparatos eléctricos, tuvo lugar en la década de 1950 cuando la importación de bienes de consumo durable fue velozmente sustituida por la producción interna. Una vez que este proceso estuvo casi completado, la producción local se estabilizo o aún decayó: por ejemplo, la producción máxima de lavarropas y estufas se logró en 1953, la de máquinas de coser en 1959, la de bicicletas y motos en 1960, y la de televisores en 1961. La producción de maquinaria y equipo ferroviario y agrícola también alcanzo un nivel considerable en 1960.
Al ser esta etapa una profundización del exitoso proceso iniciado una década antes, los gobiernos recurrieron a variados instrumentos de política industrial. Igualmente, no fue una etapa fácil dado que la inestabilidad política y económica en general provocó grandes cambios en la aplicación de las políticas. A saber los instrumentos fueron los siguientes:
Estas políticas coordinadas tuvieron éxito en generar el surgimiento de ramas industriales completas, de por si no fue en la mejor coyuntura macroeconómica ya que el periodo se caracterizó por altas tasas de inflación, déficit fiscal, y crisis frecuentes de la balanza de pagos combinadas con fluctuaciones bruscas del tipo de cambio real. A pesar de todas estas contrariedades entre los años 1960 y 1974 la industria argentina alcanza un periodo de inusitada expansión como consecuencia de las políticas de apertura al capital extranjero en el sector industrial llevadas adelante durante del gobierno “Desarrollista” de Arturo Frondizi y que se analizara más adelante, nótese en el cuadro siguiente la evolución fenomenal de industria química y siderúrgica en este periodo:
El ideario Desarrollista
Cronológicamente el periodo comienza con la llegada al de gobierno de Arturo Frondizi. Su política se caracterizó por adoptar las ideas del “Desarrollismo” como política básica de gobierno, a partir de las recomendaciones de la CEPAL y las definiciones de la llamada “Teoría de la Dependencia”desarrollada a partir de los años 1950 por intelectuales de toda América Latina. Sin embargo, el desarrollismo frondizista se diferenció del cepaliano al recurrir principalmente a la radicación de empresas multinacionales antes que al Estado como factor de impulso del desarrollo industrial. Por lo tanto sería una buena idea dada su heterogeneidad comparado con la raíz desarrollista originaria denominarlo “Desarrollismo Pragmático”
Para poder llevar adelante su programa de acción, Frondizi y su equipo partían del diagnóstico de que Argentina se caracterizaba por tener una estructura productiva propia de un país subdesarrollado y desintegrado, al que había que desarrollar e integrar. El desarrollo era caracterizado como la incapacidad de lograr la expansión auto sostenida de las fuerzas productivas con un ritmo suficiente para cerrar la brecha que existía frente a los países considerados desarrollados. Las estructuras económicas del país no permitían una alta tasa de acumulación de capital, que se agravaba con el constante deterioro de los términos de intercambio consecuencia del bajo valor agregado de las exportaciones frente a las importaciones con valor agregado creciente, y por manejo discrecional de los precios por parte de los monopolios. Por lo tanto, el deterioro de los términos de intercambio implicaba la transferencia de valor creado internamente hacia el exterior, debilitando la acumulación interna y fortaleciendo la acumulación exterior. Es por ello que no puede entenderse el subdesarrollo sino en conjunto con el desarrollo, de manera que ambos constituyen dos polos antitéticos de una misma unidad que, según el desarrollismo, se transforma en la contradicción esencial de nuestro tiempo.
La permanente transferencia de valor por medio del deterioro de los términos de intercambio era señalada como la causa de la inflación cíclica de la economía y del permanente déficit comercial que afectaban al país, y por lo tanto no podían ser solucionados de fondo, problema que no era posible abordar desde la visión simplemente estabilizadora ya que se postergaría el crecimiento de forma indefinida.
Por otra parte, el crecimiento industrial de las últimas décadas había contribuido a agravar el problema ya que su epicentro se encontraba en la industria liviana, acentuando la necesidad de incrementar las importaciones de bienes de capital, insumos intermedios y combustibles. Aunque la industrialización era vista como la solución del problema del subdesarrollo, e incluso del estancamiento agrícola, producto de la baja disponibilidad de bienes de capital y de agroquímicos que el país no producía.
Esta debía tomar el camino inverso al seguido hasta entonces, comenzando por erigir las industrias básicas, acero, petroquímica, metalmecánica, automotriz, maquinas herramientas y generación de energía.
Este ideario económico, se fundamentaba en tres conceptos esenciales:
Consecuentemente con el ideario Frondizista, las principales políticas públicas orientadas a la radicación de capitales extranjeros fueron:
Pero básicamente el “Desarrollismo Pragmático” debe su éxito a tres factores:
Las principales ramas industriales privilegiadas en esta segunda etapa del proceso de sustitución de importaciones fueron:
Es importante tener en cuenta que inicialmente las inversiones se orientaron hacia el aprovechamiento de las posibilidades que ofrecía un mercado interno altamente protegido.
Por otro lado este ingreso de capitales incidiría sobre la inflación la que subiría a consecuencia de las inversiones realizadas en los años 1958 y 1959 a tal punto que a principios de 1959 llegó al 113%. El gobierno para combatir la inflación, lanzó un incremento salarial del 60% ya con el aviso de que gran parte de este incremento sería absorbido por el crecimiento de la inflación. Gracias a la explotación petrolera y al incremento de la producción la inflación bajó nuevamente en 1960.
En 1958 se firmaron contratos con empresas petroleras estadounidenses, que operarían por cuenta de YPF, con el propósito de lograr el autoabastecimiento de hidrocarburos. Gracias a esto, en tres años de gestión se logró un aumento del 150% en la producción de petróleo y gas natural en Argentina. Por primera vez en la historia el país logró el autoabastecimiento de petróleo pasando de importador a exportador de petróleo.
Con el fin de promover la industrialización acelerada del país, se alentó el ingreso del capital industrial extranjero y profundizó la política petrolera de apertura al capital extranjero impulsada por Perón desde 1952. A través de estos contratos que sumaron aproximadamente U$D 200 millones, en cuatro años la producción de petróleo se triplicó. Por supuesto, no sin oposición de parte de los gremios de la industria petrolera ligados al peronismo. El presidente decretó el estado de sitio poniendo presos a peronistas sindicalistas; de hecho, cometió un error estratégico al quebrar el “Pacto Frondizi-Perón” que lo hizo llegar al poder perdiendo así la alianza que contenía el avance de la cúpula militar sobre su gobierno.
El eje del problema radicó en que Frondizi tuvo una postura durante su plataforma electoral contraria a la participación del capital extranjero en la explotación petrolera pero durante su gobierno la posición fue variando hasta incluir los contratos petroleros norteamericanos en su política ¿Qué lo motivo a hacer esta transformación? En respuesta a su cambio de opinión respecto a los acuerdos petrolíferos, afirmo:
"…Cambié mi postura porque prefiero renunciar a una actitud intelectual irreal que mantenerla en desmedro de los intereses del país…".
Por otro lado dentro de las modificaciones más trascendentales del periodo “Desarrollista Pragmático” de Frondizi fue la modificación de la legislación que regulaba la industria siderúrgica nacional por la DGFM permitiéndole al sector privado invertir en producción y equipamiento. Esto fue un verdadero logro e impulso una política industrial siderúrgica con participación del sector privado que, si bien fue criticada en su momento fue la semilla del cambio y la consolidación décadas más tarde, de uno de los sectores más competitivos de nuestra industria.
Es necesario tener en cuenta el masivo nivel de inversiones que recibió la industria local entre 1958 y 1962 destinado al re equipamiento industrial del país, a saber:
La legislación de inversiones y la política industrial
Las limitaciones al movimiento de capitales que subsistían se eliminaron cuando a fines de 1958 se sancionó la Ley 14.780/58, la cual se complementaba con la Ley 14.781 “De Promoción Industrial”.
La Ley 14.780/58 se extendía a todas las actividades productivas (no sólo a la industria y la minería, como la anterior) y pretendía acelerar el proceso de desarrollo económico, habida cuenta de la limitada capacidad de ahorro interno.
En sus disposiciones generales más importantes establecía lo siguiente:
Esta legislación de avanzada en un periodo que era ideológicamente contrario en toda Latinoamérica a los capitales estadounidenses tuvo un fuerte impacto en la política de desarrollo industrial del país, por otra parte el respaldo del Fondo Monetario Internacional obtenido a partir de la implementación del plan de estabilización no sólo implicaba el acceso a nuevo financiamiento sino que también se traducía en una señal de confianza para la banca y los inversores privados extranjeros, lo que reforzaba el esfuerzo de la legislación nacional.
Por otra parte puede obtenerse una aproximación tomando los datos aportados los cuales indican que bajo la Ley 14.780/58 entre 1958 y 1965 se aprobaron inversiones extranjeras directas por valor de 630 millones de dólares de los que un 80% (500 millones) se efectivizaron orientándose fundamentalmente a:
Asimismo, otra evaluación de datos agregados señala que, desde el punto de vista del destino de las inversiones, no obstante la enorme afluencia de inversión extranjera registrada en algunos años poco fue lo que efectivamente se canalizó hacia la industria:
Igualmente, el nivel de la inversión bruta fija nacional alcanzo niveles sorprendemente altos en 1960 – 1962 como se puede apreciar en el siguiente cuadro:
La industria automotriz
El Poder Ejecutivo Nacional sancionó también en 1959 el Decreto N° 3693/59 llamado “Régimen de Promoción de la Industria Automotriz” impulsando a que se presentaran 23 proyectos de radicación automotriz de plantas en el país. La reglamentación establecía las normas de funcionamiento de las fábricas existentes, y también de aquellas en vías de desarrollo, con la idea de reglamentar la creciente participación de elementos en la producción en materia de automotores., a saber:
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