Objetivos de la Unidad
En esta unidad abordaremos la naturaleza y características del proceso decisorio, especialmente vinculado con el quehacer organizativo. En el abordaje de esta unidad, adoptaremos la postura que sostienen Herbert Simon y sus continuadores, acerca de la racionalidad de las decisiones como punto de inicio, para luego poder contrastar otras posiciones. Desde un principio, Simon coloca al proceso de toma de decisiones como la actividad central de toda organización, a partir de la cual interpreta a la racionalidad como modelo de la conducta organizativa.
Los antecedentes de este enfoque se remontan a los primeros autores clásicos, quienes en la búsqueda de una mayor racionalidad en el accionar de las empresas, idearon a las organizaciones como un medio para el logro de objetivos, sustentadas en los principios de eficacia y eficiencia.
Basadas en los principios de la especialización decisional, distinguieron a los niveles de planeamiento de los niveles de mera ejecución, de modo que el nivel encargado de planificar fijaba los objetivos e ideaba los medios para su consecución, de manera de evitar toda iniciativa a los niveles de ejecución, que únicamente se limitaban a operar sobre las instrucciones impartidas.
7. 1. Definiciones sobre decisión
Para la teoría de la decisión el acto de decidir siempre antecede a la acción como instancia natural y esencial. etapa de percepción, selección, análisis y evaluación. De acuerdo a la complejidad atribuida al proceso decisorio, se construyen dos esquemas de definición En un sentido estricto decidir es seleccionar una entre varias alternativas y sólo una. En cambio en un sentido amplio, decidir se interpreta como un proceso que nace en la percepción del individuo y continúa en la generación de alternativas, la selección, el análisis y la evaluación de las mismas a fin de, finalmente seleccionar una de ellas.
La diferencia entre ambas definiciones radica en el proceso que se lleva a cabo. Mientras que el primero de ellos trata a la decisión únicamente como un acto de selección sin introspección, en que se elige o se rechaza algo sin evaluar, la segunda involucra una actividad mucho más rica que contiene la búsqueda de información, la reflexión y el cálculo.
En nuestra definición del proceso decisorio, debemos considerar su temporalidad, pues decidir es pensar y actuar a futuro y por lo tanto, se halla sujeto a un grado variable de riesgo o incertidumbre.
El estudio del proceso decisorio nace en las preguntas básicas, varias de ellas de índole psicológica, en respuesta a :
¿Porqué decidimos ?
¿Cómo decidimos?
Quizás varias sean las respuestas que confluyen ante el interrogante, pues decidir es un acto enteramente subjetivo, producto de una elaboración consciente o inconsciente de un individuo o grupo de individuos. Definir los móviles que orientan la decisión nos llevaría a campos tan diversos como la psicología, la fenomenología, la biología de la percepción, o la sociología , entre otras disciplinas.
Si partimos de sus propósitos generales, decidir es una acción, un hecho cuya finalidad es transformar, cambiar el estado de una situación o irrumpir en los eventos presentes con la finalidad última de encontrarnos con una nueva realidad, adaptada de mejor modo a nuestras necesidades y propósitos. Suscribimos en la definición la presencia ideal de un acto original, no previsto, cuyos alcances son presentes y futuros.
Aquí es relevante abordar la complejidad del término realidad como la percibida por el sujeto, aquello que representa su mundo significativo. Como hemos abordado en la Unidad 1, el constructivismo radical sostiene que la realidad es una percepción basada en la interdependencia entre el observador y el fenómeno observado. Según Maturana , la percepción de realidad se articula en el lenguaje, entendiendo por tal la manifestación de un espacio consensual producto de coordinaciones e interacciones sociales recursivas.
En nuestra visión, plantearemos a la decisión como un acto de influencia sobre la realidad que, lejos de hallarse escindida de la acción, la implica y la contiene. Pensamos la decisión con imágenes de acciones futuras; nos preguntamos por opciones; evaluamos las consecuencias de nuestro proceder. Y luego, aprendemos de nuestras experiencias en bucles simples o dobles que nutren nuestro decidir, para volver a evaluar y actuar.
La decisión es un acto de imaginación derivado en parte de la abstracción de elementos y de hechos, que construye alternativa e intenta predecir (mal o bien) las futuras consecuencias de nuestro hacer. Las decisiones habitan nuestro imaginario individual formando símbolos, conceptos, imágenes que intentan representar la realidad.
Decidir es en parte un hecho creativo, caótico, repleto de ambigüedades y de hechos que se cruzan, que presentan un desafío a quien decide. Desde esta perspectiva nada está totalmente dicho ni concluido, siempre hay espacios de maniobra par la originalidad y para el descubrimiento.
Entonces, con ello queremos significar que todo decidir encierra una visión sistémica, dinámica, interretroactiva, en términos de Morin. Con el objeto de facilitar nuestro estudio encontramos tres categorías que de forma secuenciada o no, surgen como elementos básicos:
7.2. Marco de las decisiones organizacionales según Simon
Muy influido por los aportes de la ciencia cognitiva y el conductismo, Simon interpreta la gestión de las organizaciones basadas en el concepto de toma de decisiones. Según el autor, la toma de decisiones comienza su despliegue a través de la división del trabajo, las prácticas normalizadas, y los sistemas de autoridad que ejercen influencia en los empleados.
Para Simon los individuos satisfacen fines personales los cuales no tienen por qué coincidir con los de la organización. La racionalidad limitada de los agentes que han de tomar decisiones conforma los límites de evolución de las organizaciones. En virtud de ello las organizaciones deben concentrar su accionar en el diseño de las premisas de las decisiones, como un medio de lograr el compromiso de los empleados y la consecución de los fines organizativos.
Para comenzar nos introduciremos dos grandes áreas de influencia del enfoque simoniano a fin de lograr una mejor comprensión de sus aportes.
7.2.1. Principios de la ciencia cognitiva
Según Howard Gardner la ciencia cognitiva se define como un empeño contemporáneo de base empírica por responder a interrogantes epistemológicos de antigua data, en particular los vinculados con la naturaleza del conocimiento, sus elementos componentes, sus fuentes, evolución y difusión.
Se trata de una disciplina que recibe aportes de las neurociencias, la lingüística, la antropología, la inteligencia artificial y la psicología. Uno de los enigmas centrales de la ciencia cognitiva es el poder develar los oscuros rincones y procesos de la mente humana.
Según Gardner , algunos de los temas de interés que caracterizan a este tipo de ciencia tienen que ver con:
“….preferiríamos definir la ciencia cognitiva como el dominio de investigación que intenta estudiar los sistemas inteligentes y la naturaleza de la inteligencia. Hemos qprendido que la inteligencia no es cuestión de sustancia – sea protoplasma o cristal y alambre- sino de formas que la sustancia toma y de procesos por los que pasa.”
7.2.2. Principios del conductismo
La ciencia conductista ha tenido por objetivo y por método construir una ciencia del comportamiento limitada a los métodos públicos de observación. El centro de interés debe ser únicamente la conducta evitando inmiscuirse en aspectos de psicología subjetiva o en conceptos tales como la mente, el pensar o la imaginación.
Según Watson “La psicología desde el punto de vista conductista es una rama experimental puramente objetiva de la ciencia natural. Su objetivo teórico es la predicción y control de la conducta. Las formas de introspección no son parte esencial de sus métodos, ni el valor científico de sus datos depende de la disposición con la cual ellos se presten a sí mismos a interpretación en términos de la conciencia.”
En esencia, el enfoque concibe al ser humano como un mecanismo sujeto a estímulos, de las cuales se infieren un conjunto de respuestas. Se entiende por estímulos cualquier suceso que una persona sea capaz de percibir a través de alguno de sus sentidos. La respuesta se define como la reacción del individuo a un estímulo.
Este modo de interpretar al ser humano como un gran mecanismo de estímulo – respuesta, se vincula con la imagen de un individuo totalmente pasivo, influido y condicionado por su medio ambiente. Tras la concepción determinística y lineal de la relación individuo - entorno, subyace la concepción que considera a los seres humanos como incapaces de definir de manera autónoma ideas y propósitos propios, sino que, por el contrario, los mismos surgen como el producto más o menos elaborado de las influencias del medio.
Como señalamos en la Unidad 6, para el conductismo, el aprendizaje se forja en el hábito, en la reiteración de respuestas frente a un mismo estímulo. El conjunto del proceso de aprendizaje se integra en la siguiente secuencia:
Presentación del estímulo Percepción del estímulo Interpretación del estímulo
Percepción de las consecuencias de la respuesta de ensayo Reinterpretación de las consecuencias y posibilidad de futuras respuestas Desarrollo del hábito como una relación estímulo - respuesta estable.
La instancia clave del proceso es la interpretación de los estímulos, a partir de la cual se activan los mecanismos de aprendizaje – recompensa. Según Berlo “La elección y la interpretación de un estímulo están relacionados con nuestras expectativas de recompensa. Percibimos e interpretamos los estímulos cuando creemos que podemos responder a ellos en formas que habrán de ser recompensadas. Si no tenemos la expectativa de una recompensa, a menudo rehusamos elegir e interpretar un estímulo”.
La costumbre y el hábito, fuentes del aprendizaje, tendrán su fundamento en el número de veces que una relación estímulo respuesta ha sido recompensada, en la magnitud de la misma y en el tiempo y esfuerzo que demandó. De esta manera se retroalimentan de manera positiva las costumbres y hábitos.
Pero la elección – interpretación de estímulos seguirá también los principio del placer y de la realidad y tendrá como uno de sus ejes de orientación no tan solo la satisfacción, sino también, la reducción de la tensión, de la ambigüedad y de la incertidumbre.
Maturana, H. “La ciencia y la vida cotidiana: la ontología de las explicaciones científicas” en Watzlawick, P. “El Ojo del Observador”, Gedisa, Barcelona, 1994.
Simon, H. “Ciencia cognitiva: la más nueva ciencia de lo artificial”, en “Perspectivas de la Ciencia Cognitiva”, por Norman, D., Paidós, Barcelona, 1987, página 21.
Watson, J.B “La Psicología tal como la ve el conductista”, en http://ceces.upr.edu.cu/centro/repositorio/psicologia_educativa/conductismo%20Watson.pdf, página 1
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