1.1.2. El rol actual de las organizaciones
Preguntarnos sobre el rol de las organizaciones en nuestra sociedad, en particular, considerando a aquellas que persiguen fines de lucro, conlleva analizar el carácter ético de las mismas. Veremos cómo este carácter ético de las organizaciones asume diversas definiciones situadas entre dos extremos ideológicos, comenzando por aquellas que proponen la responsabilidad social como noción fundamental, hasta quienes subsumen este concepto en su capacidad de generar riquezas como propósito ético esencial.
Desde una postura radical Drucker sostiene que en la sociedad contemporánea que el autor llama sociedad poscapitalista, las organizaciones operan como desestabilizadores sociales:
“Sociedad, comunidad y familia son todas instituciones conservadoras; procuran mantener la estabilidad e impedir o, por lo menos, frenar el cambio. Sin embargo, la organización de la sociedad poscapitalista es un desestabilizador.”
Para esta perspectiva los límites a la acción de las organizaciones y por ende, su responsabilidad social, son autónomos y en cierto modo, discrecionales. No existe una conducta ética definida en tanto esta se rige por la funcionalidad de sus acciones y decisiones. Tampoco existe, a priori, un marco social que al contenga pues las organizaciones “deben trascender” los límites que imponen la cultura y las normas sociales. De hecho Drucker afirma que la responsabilidad social se atiene a obtener resultados económicos:
“Conseguir esos resultados es la primera responsabilidad de una empresa, y la que no obtiene unos beneficios por lo menos iguales al coste de capital, es socialmente irresponsable; despilfarra los recursos de la sociedad. El rendimiento económico es la base, sin ella una empresa no puede desempeñar ninguna otra responsabilidad; no puede ser buen empleado, ni buen ciudadano ni buen vecino.”
Sin embargo, y a pesar de Drucker, la ética y los negocios aparecen como polos contrapuestos. Como decía Le Moüel , la eficacia ha sido convertida en un valor moral y ello resulta una falacia. Según esta línea de pensamiento de carácter economicista, el lucro a devenido en valor moral, de aquí que ganar dinero se ha convertido en un propósito justo, y por lo tanto, los medios a emplear también lo son.
La profunda disimilitud entre la ética de estilo economicista y el pensamiento ético tradicional la podemos percibir en las mismas definiciones sobre ética. Así Etkin define a la ética como “...un conjunto de principios que trascienden a lo particular y que permitan a las organizaciones sociales coexistir en un medio más amplio, sin por ello avasallar lo que tienen e diversas y de autónomas”.
Y luego continúa
“La ética es el fundamento cuyos valores esenciales deben organizar la vida social, y son tales como la libertad y la dignidad humana, así como también se basa en conceptos morales como el bien común, lo bueno, lo equitativo y lo justo”.
Desde una postura humanista Fromm sostiene que la “las fuentes de las normas para una conducta ética han de encontrarse en la propia naturaleza del hombre; que las normas morales se basan en las cualidades inherentes al hombre y que su violación origina una desintegración moral y emocional”.
También el autor nos describe los aspectos distintivos de la ética humanista:
En este marco ético, las organizaciones serían espacios para un desarrollo espiritual, intelectual y material del ser humano. Ello se reflejaría en su faz interna en aspectos tales como el despliegue genuino del potencial humano , en el estilo y modalidad de fijación de los objetivos organizacionales, en el diseño de las tareas, y en su faz externa, en el carácter de las relaciones interorganizacionales y en el respeto y cuidado del medio ambiente.
1.2. Componentes básicos de una organización
Las organizaciones logran la acción mancomunada de sus miembros pues sus esfuerzos se encaminan hacia el logro de los objetivos y metas que ellos se han propuesto. La definición de objetivos organizativos, admite dos niveles de análisis, relativos tanto al rol de las organizaciones en su seno socioeconómico, como en la orientación de las decisiones y la administración de sus recursos propios. En los siguientes apartados, distinguiremos los niveles de análisis propuestos en base a la definición de la misión organizativa, de los objetivos y metas organizacionales.
1.2.1. Misión
La misión es el metaobjetivo y esencia de una organización. La misión hace referencia a las razones constitutivas del ser organizativo delimitando cuál ha de ser su función social. Así nos preguntamos por las misiones de diversas organizaciones e instituciones sociales (educativas, religiosas, de seguridad) para darnos cuenta que a partir de ellas podemos responder al para qué de cada una de ellas.
Según Sallenave la misión es “una concepción implícita del “porqué” de la empresa. La pregunta sobre la finalidad de la empresa es de orden filosófico (filosófico por opuesto a práctico).”
Son ejemplos de su formulación:
Fundación Poder Ciudadano: “generar información cívica y promover acción colectiva para crear ciudadanía”
Agencia Interamericana para la Cooperación y el Desarrollo: “La misión de la AICD consiste en profesionalizar y magnificar la "cooperación técnica" y los "programas de capacitación" para ayudar a los pueblos de las Américas a superar la pobreza, aprovechar la revolución digital y adelantar su desarrollo económico y social”
Un enfoque alternativo originado en la Administración Estratégica, define a la misión como el producto de la filosofía corporativa. Este tipo de formulación se edifica en discurso estilístico, a la vez, marco de referencia para los miembros de la organización e imagen corporativa, instancia de comunicación con sus clientes y el entorno en general.
Según Hax y Majluf la definición de la misión de un negocio implica a su vez definir el alcance del negocio (dónde competir) y el desarrollo de las competencias únicas asociadas al mismo (cómo competir). A su vez definen a la misión como la resultante de un proceso de planificación que “detecte los cambios que deben emprenderse en el alcance y las competencias esenciales del negocio; identifique los desafíos resultantes de dichos cambios y alcanzar el consenso que debe crearse en cuanto a la orientación del negocio.”
Ya sea que empleemos un enfoque u otro la misión pretende ser una guía relativamente estable que oriente estratégica e ideológicamente a la organización. Su empleo, relativamente útil, actúa como señal de identidad tanto para los agentes internos (empleados, gerentes, etc.) como para los agentes externos (clientes, proveedores, accionistas, etc.)
A fin de lograr la coordinación de sus acciones y la integración de sus recursos, las organizaciones formulan objetivos. Un objetivo es un estado deseado futuro o un lugar al que se pretende llegar, una primer guía referencial de “hacia dónde vamos”. En su esencia, la formulación de objetivos es un proceso, una trama de acuerdos de acción, un proyecto de organización donde se sintetizan, las fases política, institucional y de gobierno.
En una primer instancia la noción de objetivos se relaciona con las múltiples maneras de percibir, de actuar y de entender a las organizaciones. La literatura administrativa ha elaborado una serie de criterios relativos al proceso de fijación de los objetivos y a su definición.
Mintzberg los define como la intención que se encuentra detrás de una decisión o acción. Un sistema de objetivos es identificable no tan solo por su formulación sino también por la coherencia de acciones que lo respaldan.
Según Hodge la definición de objetivos debe cumplir con tres funciones:
Drucker elabora una lista de cinco consejos a tener en cuenta en la formulación de objetivos:
La enunciación de criterios emanados en la definición de los objetivos, propone una primer instancia en el diseño organizacional, modelando los espacios de trabajo, configurando la estructura de la firma, asignando la agenda de actividades esenciales que deben cumplirse, e influyendo en la distribución y uso de los recursos.
La formulación de objetivos es un proceso dinámico en lugar de rígido, abierto al aprendizaje en contraposición al determinismo, que señala una orientación, un compromiso. Los objetivos no determinan las acciones futuras, únicamente son medios de movilizar los recursos y las energías de la empresa en la preparación del futuro.
1.2.2.1. Criterio de maximización
La perspectiva clásica, basada en el modelo del agente racional, establecía una relación de sinonimia entre dos conceptos, el de objetivo y el de maximización. De acuerdo a este enfoque, la enunciación de objetivos es fruto de la búsqueda y consecución de la maximización de los beneficios organizacionales.
Sin embargo, esta postura suele ignorar la complejidad de los procesos organizativos. Según Mintzberg los argumentos en contra de la maximización de objetivos se pueden condensar en cuatro posturas.
Las organizaciones suelen orientar la enunciación de sus objetivos fundadas tanto en criterios racionales como irracionales, donde las preferencias individuales y de grupos de poder convergen en su definición.
De manera implícita, persiguen ansiosamente reducir sus incertidumbres, aspirando a ejercer cierto grado de control sobre su micro y su macro entorno.
Fundado en la imposibilidad de casi segura de lograr tal cometido, las proposiciones reducen su pretensión de idealización.
Por ello, para Simon , dada la racionalidad limitada de los agentes (aspecto que abordaremos en el capítulo 7), los criterios de maximización e incluso de optimización se reducen al principio de satisfacción.
Según Sallenave la reducción de la incertidumbre derivaba en proponer al menos tres objetivos básicos: supervivencia, crecimiento y rentabilidad.
En cambio Mintzberg discrepa sobre el concepto de supervivencia. El autor considera que se trata de una definición tenue, difícil de aprehender. Desde el momento en que una organización está funcionando, sobrevive. Como resultado, los miembros de una organización no tienden a pensar en términos de supervivencia sino de seguridad.
El analizar la perspectiva política nos proveerá de elementos de juicio adicionales que derribarán aun más la noción de la maximización de objetivos organizacionales.
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