9.2.1.2. La cultura como sistemas de ideas
Bajo este título, se agrupa a una serie de enfoques que conciben a la cultura como la expresión de un mundo simbólico detrás de la cual subyacen cogniciones y estructuras subconscientes.
Un primer enfoque interpreta a la cultura como el producto de los procesos cognoscitivos de los individuos, generados en la percepción, intelección y memoria colectivas. La cultura es producto de los significados construidos a partir de la percepción de la realidad. Weick es uno de los autores que mayor énfasis ha dado a la relación entre percepción y edificación de significados culturales. Citado por Choo , el autor caracteriza la naturaleza de la percepción:
Como dice Weick, la principal dificultad de la percepción como mecanismo de formación de la cultura, reside en cómo reducir la ambigüedad a la vez que desarrollar significados compartidos, de manera de poder coordinar acciones colectivas. Para ello, las organizaciones desarrollan procesos de percepción selección retención, sobre el cual se capta e interpretan aspectos de la realidad cognoscible, que luego serán simbolizados por la cultura. El proceso se define del siguiente modo:
La percepción colectiva organiza la tarea de búsqueda y selección de la información significativa, y obra como marco de los consensos comunes, los modelos mentales y los supuestos culturales compartidos. En base a este proceso, Weick define la noción de “construcción de sentido”, forjada en redes de cognoscitivas de significados que construyen el orden instituido y la estructura de valoración cognoscitiva. A partir de las mismas se determina qué significados darle a los sucesos y con qué criterios filtrar información. La percepción social se orienta hacia la consecución de un orden y estabilidad subyacentes en todo proceso interpretativo. En circunstancias donde la percepción de la situación genera incertidumbre, las redes cognoscitivas son un eje de referencia que otorga claridad y “hace que las cosas sucedan”. La historicidad, representada por la memoria organizativa es parte presente, vive y se recrea en las redes cognoscitivas, y en los recuerdos, cimentados en el revivir y fortalecer vínculos afectivos.
Un segundo enfoque es la perspectiva simbólica. Aquí encontramos a Clifford Geertz , quien define a la cultura como un sistema de símbolos y significados compartidos, producto de las interacciones entre las personas. De índole psicológica, la producción de significados tiende a formar un sistema coordinado por reglas tácitas que le imprimen coherencia.
Para Geertz el concepto de cultura, lejos de someterse a imperativos universales, se caracteriza por su particularidad. La cultura es diversidad de formas y expresiones, quizás tan diversa como la humanidad misma.
El papel de los fundadores en la vida de una organizacional, es clave para poder comprender la naturaleza de los símbolos y significados que allí se producen. Como cita Abravanel:
“Los fundadores no son simplemente creadores de los aspectos racionales y concretos de la organización tales como las estructuras y tecnología, sino más bien creadores de símbolos, ideologías, lenguajes, ritos, creencias y mitos; aspectos más simbólicos y expresivos de la vida organizacional.”
De este modo, las interacciones propias de los individuos, adquieren dimensiones simbólicas en el contexto de la cultura. El contenido de estos símbolos, como su carácter colectivo, se crea y recrea mediante.
9.3. La cultura en la teoría administrativa
La teoría administrativa adopta las categorías culturales emanadas de la antropología, para imprimirles su interpretación particular. La eficacia de este enfoque reside en su capacidad para decodificar los aportes de la teoría antropológica, combinando, de manera original estas concepciones en un ambiente organizacional.
En el desarrollo de este enfoque, hemos observado que buena parte de los trabajos pueden ser agrupados en dos grandes estilos netamente diferenciados:
9.3.1. La cultura como emergente social
La socialización entre los individuos genera mecanismos espontáneos de relación, creencias comunes y valores compartidos. Las conductas inicialmente aisladas, tienden a converger en ideas, pensamientos y decisiones consensuadas de manera implícita. La cultura organizacional se construye en un proceso de acuerdos recíprocos, donde la unión de voluntades produce identidad colectiva.
Esta definición se sustenta en el enfoque socioconstructivista, que concibe a la cultura organizacional como el espacio intersubjetivo diseñado en torno a la actividad laboral, en el cual se construyen significados que dan forma a la realidad organizacional y a la identidad de sus miembros. A diferencia de otros enfoques, hallamos un componente estático, que gira en torno a los valores nucleares, principios y definiciones de identidad, como un componente dinámico de los espacios culturales, pues la construcción de significados colectivos se interpreta como sujetos a estadios de negociación que fluctúan con la corriente de los sucesos.
De este modo se definen como culturales los modos de pensar, creer y hacer cosas, se encuentren o no formalizadas. Estos modos sociales de acción están establecidos y son aplicados por los participantes mientras pertenecen a los grupos de trabajo. La cultura organizacional consolida su forja, en los intercambios que las organizaciones mantienen con su entorno.
A los efectos del análisis organizacional, la cultura es un marco de referencia compartido. Son los valores aceptados por el grupo de trabajo que indican cuál es el modo esperado de pensar y actuar frente a situaciones concretas. Tratándose de un marco de referencia, la cultura no atiende soluciones puntuales, pero señala las prioridades y preferencias globales que orientan los actos de la organización.
La cultura se refiere a todas las formas aceptadas y a los modelos de comportamientos de un grupo de personas determinadas. Forman un cuerpo de entendimientos comunes. Es la suma total y la organización, o el arreglo, de todas las maneras de pensamiento, sentimiento y actuación del grupo.
Al igual que una cultura tribal, la cultura organizacional emplea las rutinas cotidianas, los rituales y ceremonias y demás actos de contenido simbólico como medio de reforzar sus supuestos y valores. El estilo y el sentido de las comunicaciones y el lenguaje utilizado nos develan el carácter de dicha organización y el marco interpretativo que el grupo construye.
En tanto marco de referencia compartido por el grupo de trabajo, indica cuál es el modo esperado de pensar y actuar frente a situaciones concretas. Hablar de pautas compartidas no quiere decir que su aceptación sea consensual, sino que la cultura se forja y se modifica en la cotidianeidad de las relaciones internas y externas de la organización resultado de una síntesis de fuerzas que se oponen.
Según Etkin , algunos de los elementos que la configuran son:
Buena parte de los contenidos culturales se expresan o subsumen en dos poderosas corrientes: por una parte en patrones simbólicos, que abstraen los procesos culturales en imágenes, ritos o metáforas colectivas. En una segunda modalidad, la cultura organizacional se interpreta como la resultante de esquemas o supuestos tácitos subyacentes.
En eumed.net: |
1647 - Investigaciones socioambientales, educativas y humanísticas para el medio rural Por: Miguel Ángel Sámano Rentería y Ramón Rivera Espinosa. (Coordinadores) Este libro es producto del trabajo desarrollado por un grupo interdisciplinario de investigadores integrantes del Instituto de Investigaciones Socioambientales, Educativas y Humanísticas para el Medio Rural (IISEHMER). Libro gratis |
15 al 28 de febrero |
|
Desafíos de las empresas del siglo XXI | |
15 al 29 de marzo |
|
La Educación en el siglo XXI |