2. La burocracia corporativa, según Drucker
El modelo de burocracia weberiana ideado como el instrumento administrativo eficaz de toda clase de organizaciones, se expresa de mejor modo como arquetipo de la administración pública.
Según Drucker , la corporación, si bien comparte la esencia del sistema burocrático, se ha impuesto como modelo alternativo al esquema weberiano.
Para Drucker, la diferencia sustantiva entre el modelo de burocracia pública y su contraparte corporativa se debe a los derechos que cada una de ellas protege. La burocracia ha sido diseñada como instrumento de administración de la propiedad pública, en tanto que la corporación únicamente vela por los derechos de la propiedad privada individual (esto es, los socios de una sociedad), como fundamento de su poder legítimo.
La corporación es la gran empresa industrial, cuya misión, a diferencia de la burocracia estatal, es satisfacer sus propias necesidades y, en consecuencia, interpretar las demandas sociales. Hallamos, entonces, la inversión de la escala de valores que propugnan la misión de uno y otro modelo organizativos. El fin corporativo se interpreta como la armonización entre la búsqueda del beneficio (fuente de su propia riqueza) y el servicio que debe brindar a la sociedad.
La revolución tecnológica plasmada en la producción en masa, demanda de una nueva clase de organización que articule los desarrollos técnico y social de una empresa y relacione a la organización industrial con la organización humana. La complejidad mayor de las operaciones coporativas, requiere de la formación de líderes o managers (en lugar de funcionarios)en cada línea de su jerarquía, mediante el empleo de la descentralización de las operaciones. La mayor autonomía decisoria capacita a los directivos en el manejo de las funciones de sus cargos. Este es un nuevo punto de contraposición con la burocracia weberiana, cuya estructura vertical se rige por la centralización de la autoridad. La rígida disciplina burocrática cede su lugar al propósito de eficacia.
Los managers, según Drucker tienen como misión dirigir el negocio. Como en el caso de los funcionarios de carrera burocráticos, el alcance de su autoridad y responsabilidad se hallan limitados, pues su función consiste en ejercer una autoridad social y ejercer el gobierno corporativo. Su poder y su legitimidad se conciben a través de la responsabilidad social que el manager posee frente a los accionistas.
Sin embargo, ambos modelos comparten la preferencia por la especialización progresiva de sus empleados de manera que desarrollen una carrera profesional. Según Drucker, el sistema de promoción de los managers debe considerar algunos de los siguientes criterios:
Desde una perspectiva funcional, el desarrollo de mayores economías de escala le brinda a las corporaciones una mayor estabilidad de manera que pueda idear estrategias y planes de largo plazo. Esta capacidad es distintiva de las corporaciones respecto de otra clase de organizaciones, pues consolida las ventajas competitivas actuales de la empresa, y desarrolla las futuras.
La racionalidadcorporativa se vincula en sus fines con su capacidad de generar beneficios, y en los medios, con la rentabilidad del capital, la productividad de los saberes y la innovación en productos y en procesos.
3. Dialéctica de la perspectiva weberiana: La concepción marxista de la burocracia.
Marx asimila la Burocracia a la Administración del Estado, enmarcándose su elaboración en el estudio y crítica de la Filosofía del Estado de Hegel. Esta concepción es el punto de referencia para Weber y Michels, ambos profundamente críticos de ese pensamiento, pero a la vez fuertemente influidos por él.
La concepción hegeliana de la Administración Pública como el puente entre el Estado, representante del interés general, y la sociedad civil (profesiones y corporaciones, representantes de los intereses particulares). La Burocracia estatal sería la mediadora que posibilitaría el paso del interés particular al interés general.
Para Marx, la concepción hegeliana reflejaría la falsa imagen que esa burocracia tiene de sí misma, pero no indicaría su verdadera esencia. El Estado no representaría el interés general, sino los intereses particulares de la clase dominante, constituyendo allí la Burocracia un grupo social muy específico y particular: no se reunirían las características con las que ese autor identifica las clases sociales, pero sí sería un instrumento con el que la clase dominante ejercería el poder sobre las otras clases sociales. Son rasgos principales de la Burocracia en la concepción marxista:
“De esta forma, la Burocracia acaba convirtiéndose en un mundo cerrado, una especie de casta que guarda celosamente sus secretos y prerrogativas, y que presenta al mundo exterior un frente unitario de silencio y hostilidad” .
“El burócrata se preocupa por el carácter opresivo y parasitario de una tarea..., piensa que es indispensable para el interés general. Y esta autoilusión se consolida en el interior de la Burocracia por medio de una jerarquía y disciplina estrictas y la veneración del burócrata a la autoridad (otra forma de alineación)” .
“Este proceso de autoengrandecimiento va acompañado, además, de lo que Marx llama el sórdido materialismo de la burocracia, la lucha interna por la promoción, el carrierismo, el apego infantil a símbolos triviales, la defensa del status y el prestigio”.
En referencia al reino de la incompetencia, Lefort halla otras citas de Marx:
“La cabeza confía a los círculos inferiores la comprensión del detalle, y los círculos inferiores creen que la cabeza es capaz de comprender lo general, y se engañan así mutuamente”.
“La burocracia quiere ocuparse de todo, está condenada a una actividad incesante de justificación, al no tener una función real”.
Para Marx, con el advenimiento de una sociedad sin clases, y con el fin consiguiente de la división del trabajo propia de las sociedades clasistas, habría de cambiar radicalmente el carácter de la Administración del Estado: a la administración de las personas habría de sucederle la administración de las cosas.
A la luz de las experiencias de la Revolución Rusa de 1917, Lenin advierte que con ella no sólo no se habría de desintegrar de modo automático el aparato burocrático, sino que éste mostraba signos evidentes de fortalecimiento, que él atribuía sobre todo al profundo retraso del país en su desarrollo económico y social. Para él “el remedio a esa burocratización habría de venir automáticamente con la culminación del proceso de desarrollo económico,,, la creciente industrialización vendría a poner las bases objetivas para una victoria final sobre la Burocracia”
Marx rozó en sus análisis muchos de los problemas que luego habrían de ser elaborados por investigadores posteriores; pero, al intentar explicarlos en el marco de la sociedad global, fuerza y desvía sus observaciones para encajarlas en su marco teórico general.
Los representantes posteriores de esa corriente de pensamiento se enfrentaron reiteradamente con sus consecuencias para sociedades que estaban dejando de ser clasistas, pero, en general, no lograron – se diría que tampoco se lo propusieron con la suficiente fuerza- superar ese claro condicionamiento, por lo que sus avances teóricos no aparecen como demasiado significativos.
4. Nuevos aportes a la Teoría de la Burocracia
En este apartado nos proponemos abordar cuatro perspectivas críticas al fenómeno burocrático, expuestas por Robert Michels en la “Ley de Hierro de la Oligarquía”, por Jorge Etkin en su visión del sistema expresada en “Burocracia en Corporaciones Públicas y Privadas , por Crozier, en “El Fenómeno Burocrático”, y por Brown y Erie, en su perspectiva relativa al “Poder y Administración” en el seno de la burocracia.
Las cuatro perspectivas, si bien posteriores a los escritos de Weber, nuclean buena parte de los principales aspectos críticos de la burocracia. Aquí hallaremos de manera aunada, el tratamiento crítico y particular de cada autor hacia la dinámica del poder en la burocracia, que nos lleva a comprender el complejo entramado de relaciones inscriptos en las disfuncionalidades del sistema.
La noción de racionalidad, admitirá desde las posturas críticas significados, su disyunción con la irracionalidad inmanente en la burocracia, producto de su esencia mecanicista en sí, como causada por las tramas de poder.
La cuestionada racionalidad deriva en el tratamiento del desplazamiento de los fines organizativos, expuestos de manera particular tanto por Etkin como por Brown y Erie, que deriva en la contradicción existente entre la misión de la organización, construida desde y para la sociedad, y los objetivos reales de la misma.
A continuación desarrollaremos cada uno de estos enfoques.
4.1. La concepción de Robert Michels: burocracia y oligarquía
En estudios posteriores a los de Weber, las preocupaciones de los estudiosos se suscitaban en torno al creciente poder de la institución burocrática. Robert Michels, discípulo de Weber, orientó sus investigaciones en la tendencia de las élites burocráticas de los partidos políticos hacia la concentración del poder. En su famosa “Ley de hierro de la oligarquía” Michels plantea su escepticismo sobre el desarrollo de una democracia plena, pues sostiene que las masas, al carecer de capacidad de gobierno, dada su incompetencia en la resolución de problemas. En tal circunstancia, es imperativo recurrir a líderes políticos organizados en grupos aristocráticos minoritarios, los cuales obran como portavoces de una multitud esencialmente pasiva.
La organización de esta relación de representación devenida en relación de dominación, producida entre oligarquías dominantes y masas dominadas, recae en el partido político, concebido este como una forma metódica de organización de la masa electoral (Fernandez de la Mora, 1976). La burocracia partidaria, entonces, surge como órgano de gobierno del partido, en el cual sus directivos actúan con entera discreción y total independencia de los intereses de sus representados.
En respuesta a los planteos de Michels sobre el sentido de la participación popular, Weber consideraba que la democracia era garantía de la libre elección de los líderes partidarios, quienes eran los mejor capacitados para defender los intereses y los objetivos del pueblo. Las formas decmocráticas de gobierno no alteran las relaciones asimétricas entre dominadores y dominados, pero constituía el mejor de los dominios posibles.
Perro Michels concluyó finalmente en una tesis indudablemente pesimista: son escasas las posibilidades que ofrece el mundo moderno para la democracia o para la sociedad sin clases. Las proyecciones de su análisis se plasman en la siguiente cita:
“... las modernas organizaciones de gran escala, por razón de su estructura, han de ser necesariamente oligarquías... aún cuando tal oligarquía va contra las ideas y propósitos de dirigentes y dirigidos... toda gran organización tiende a desarrollar una estructura burocrática que impide la posibilidad de democracia interna”.
Sus razones que para esas conclusiones las fundamenta, en primer lugar, en la imposibilidad técnica de todos los miembros de las organizaciones para participar en el proceso político de elaboración del programa de la organización, en razón de su gran número y de la diversidad de su situación y funciones, y en segundo término, dada la creciente complejidad de los problemas de las organizaciones, que los haría cada vez menos asequibles a cualquiera que no posea preparación y conocimientos especializados.
De este modo, Michels encuentra en la formación de cuadros burocráticos, un irremediable desenlace en la forma de organización de los partidos políticos. La lógica de dominio de la burocracia partidaria tiene como finalidad desarrollar un monopolio del poder en torno al líder. Aquí observamos un proceso de desplazamiento de fines, pues el sistema se rige de acuerdo a sus propios intereses de estatus, prestigio y dominación, los cuales son excluyentes de los propósitos o ideologías partidarias. El análisis de Michels se prolonga a las tendencias estructurales que le procurarían al líder el monopolio del poder:
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