Se trata entonces de pasar de una posición hegemónica de la Repartición Individualista hacia una posición hegemónica de la Repartición Igualitaria a fin de volver a una decisión socio-económica de carácter social. De esta manera, la actividad socio-económica será desarrollada nuevamente sobre la base de un proceso de trabajo y de una decisión social. Estos son los dos elementos de la actividad socio-económica que garantizarán la repartición más o menos igualitaria del Producto social. Por un lado, un nivel de remuneración del trabajo de acuerdo al mercado de trabajo y, por otro lado, la Repartición Igualitaria del Resultado Neto de la actividad socio-económica.
El único “inconveniente” es que, esta vez, instalar la decisión social deberá ser efectuada de una manera consciente y deseada. Y no de una manera natural como fue en los primeros estadios de la Humanidad. Y esto hace la gran diferencia, las dificultades que hasta ahora encuentra la población en transformar el gamonalismo como fuera en la época del Virreinato en América del Sur o, el capitalismo en nuestros días. Y es esto precisamente que otorga toda su importancia al reto de nuestros días. Estamos confiados que la Humanidad sabrá resolverlo como igualmente hasta ahora lo ha hecho en otros dominios de su vida y de su cuadro de vida.
Pero, ¿es posible desarrollar el proceso de trabajo pap en el cuadro de una decisión social?
A lo largo del capítulo V hemos mostrado la factibilidad del desarrollo de un proceso de trabajo pap en el cuadro de una decisión social. En todo caso, la cuestión más inquietante es la siguiente: cuando un proceso de trabajo ha sufrido, durante miles de años, los efectos perversos de una Relación de dominación, ¿es posible desarrollarlo en una decisión social? Sobre este punto, y si se mira la evolución de los procesos de trabajo, estamos obligados de constatar que no hay ningún ejemplo de este tipo en la Historia de la Humanidad. En cambio, tenemos suficientes puntos de referencia para permitirnos adelantar ciertas proposiciones.
De la misma manera que para la instalación de la Relación de dominación no fue cuestión de un proceso gradual, no lo es tampoco para su abolición. Este debe ser abolido de un solo golpe, en cada unidad de producción o de elaboración. Lo que es gradual, es la eliminación de todos sus efectos perversos impregnados en el comportamiento de todos los miembros de la sociedad. La eliminación de los efectos perversos de la Relación de dominación es un proceso largo y gradual. En otros términos, el espíritu de la lógica capitalista probablemente quedará sobre varias generaciones, aunque la Relación de dominación ya sea abolida. De donde, será necesario un trabajo de largo aliento para eliminar los efectos perversos de la Relación de dominación.
No obstante, queda todavía una pregunta: ¿la abolición de la Relación de dominación deberá pasar por una acción violenta? ¿La vía no violenta puede ser considerada en la abolición de la Relación de dominación? Acerca de este punto, la Historia es muy elocuente, tal como nos muestra el presente análisis. La Relación de dominación contiene dos elementos, y es como consecuencia del encuentro de estos dos elementos, hace diez mil años aproximadamente, que ha podido instalarse en la actividad socio-económica. Estos dos elementos son: la condición formal y la fuerza. Con una precisión suplementaria: la condición formal de la Relación de dominación no es suficiente para su instalación. Fue necesario que la fuerza estuviera presente para que se pudiera instalar. A la inversa fue válido igualmente.
Toda la actividad socio-económica de la sociedad pap contuvo y contiene una acción de fuerza; sin contar las veces donde la fuerza estuvo abiertamente presente; brutal, violenta, pero siempre bajo el velo de “la defensa de la civilización occidental”, o de “la defensa de la democracia”. Entonces, la abolición de la Relación de dominación debe obligatoriamente enfrentar la fuerza presente en la Relación de dominación a fin de, precisamente, anular el elemento que ha dado lugar a la Relación de dominación.
Pero, ¿se trata de impulsar una violencia ciega para contrarrestar la fuerza contenida en la Relación de dominación? ¿El empleo de la fuerza en la abolición de la Relación de dominación es sinónimo de lucha armada? ¿Cualquier lucha armada tiende a abolir la Relación de dominación? Para aclarar esta cuestión es suficiente recordar que hablamos de la fuerza en tanto que elemento de la actividad socio-económica, o de la fuerza sobre la cual se apoya la Relación de dominación, de la fuerza sobre la cual está construido el poder hegemónico de la clase social dominante. En suma, de una fuerza socio-económica y no de cualquier tipo de fuerza o violencia.
Aunque la fuerza es parte de la Relación de dominación, toda fuerza no conduce necesariamente hacia una Relación de dominación. Igualmente, toda lucha armada no conduce necesariamente a la abolición de la Relación de dominación. Entonces, ¿cuál es el espíritu de esta fuerza que terminará por abolir la Relación de dominación? ¿Cuáles son las acciones a poner en práctica a fin de abolir la Relación de dominación? En suma, ¿cómo instalar la Repartición Igualitaria que nos conduzca a un bienestar general? Estos son temas que lo desarrollaremos en nuestros próximos trabajos de investigación.
Lo que sí queda evidente es que la construcción de la nueva economía y de la
nueva sociedad deberá basarse en el proceso de trabajo de concepción. De esta
forma, la actividad socio-económica estará cimentada sobre la forma de trabajar
más evolucionada que ha podido crear la Humanidad y, sus resultados, serán
disfrutados por todos sus miembros en condiciones más o menos igualitarias.
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