Una vez banalizada la Relación de dominación, lo que se pide a la fuerza de trabajo es esencialmente una actividad física cotidiana. En este sentido, la clase social dominada, fuerza de trabajo del aparato productivo, es esencialmente fuerza de trabajo físico. Es el inicio de una división social entre el trabajo físico y el trabajo intelectual: la mano de obra perteneciendo a una clase social y los intelectuales perteneciendo a otra.
Dada la existencia de clases sociales, y sus formas de reproducción en la sociedad 2pnp, esta separación es tan acentuada que, salvo ciertas excepciones, aquellos que han nacido al interior de la clase social-fuerza de trabajo seguirán siendo destinados a ser mano de obra; y aquellos que han nacido al interior de la clase social-ociosa, seguirán practicando el trabajo intelectual si lo desean.
El hecho de que la clase social-ociosa detenga la llave de la repartición del Producto social, facilita la acumulación de diversas formas concretas del trabajo en un solo lado de la sociedad. No se trata solamente de la extorsión del trabajo cotidiano de la clase social-fuerza de trabajo. Se trata también de la extorsión del trabajo pasado y cristalizado en tierras cultivables, ganado, caminos, casas, cuadro de vida; además de los descubrimientos, creaciones e innovaciones; todos ellos acumulados del lado de la clase social dominante.
La Relación de dominación permite, igualmente, a la clase social-ociosa apropiarse de toda innovación tecnológica del aparato productivo. Aun cuando la riqueza producida por una cierta sociedad, quede en esta sociedad, es cierto que ella queda acumulada de un solo lado de esta sociedad, del lado de la clase social-dominante-ociosa.
Entonces, los efectos perversos de la Relación de dominación hacen que los trabajadores pierdan todo interés por la actividad socio-económica. El trabajador, en su impotencia, tratará por todos los medios de atenuar el rigor de la dominación y de la extorsión. Por su parte, la clase social-ociosa tratará, por todos los medios también, de hacer valer su derecho a la dominación y a la extorsión. Este es el sentido de la lucha de clases que comienza en la segunda fase de las luchas sociales 2pnp.
Sin embargo, ¿la Humanidad ha tenido realmente necesidad de llegar ahí? ¿No se pudo, o no podemos obviar la Relación de dominación? ¿No es posible un desarrollo o una evolución de la actividad socio-económica sin contar con esta Relación de dominación? Relación que, en la ocurrencia, condiciona incluso antes de cada ciclo de producción, un tipo de repartición del Producto social que no tiene ninguna relación con el trabajo desplegado en ese Producto social.
Tendremos todavía la ocasión de analizar los efectos perversos de la Relación de
dominación sobre la organización social y económica. Igualmente, tendremos
todavía la ocasión de constatar la independencia del proceso de trabajo con
respecto a la Relación de dominación y, por consiguiente, al tipo de repartición
del resultado de la actividad socio-económica; aun cuando, a un cierto estadio
de evolución, el primero provee la condición formal para la existencia del
segundo. Sin embargo, flota todavía la pregunta: ¿Tendremos por siempre a la
Relación de dominación?
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