En los dos primeros procesos de trabajo, el pleno empleo de la fuerza de trabajo estaba garantizado por la condición siguiente: el trabajador consumía lo que se apropiaba. Este hecho garantizaba el pleno empleo de la fuerza de trabajo-grupo social. Con la instalación del proceso de trabajo 2pnp y de la Relación de dominación se crea una clase social ociosa. Nace un sector de la población que tiene todas las capacidades para participar en el proceso de trabajo, pero que no tiene ninguna necesidad de hacerlo. Las personas conformando la clase social dominante son la primera forma de inactivos. En cambio, la clase social-fuerza de trabajo 2pnp conserva las mismas características precedentes de pleno empleo. Es decir, la noción de pleno empleo juega sobre todo con relación al conjunto de la clase social dominada-fuerza de trabajo.
Con el proceso de trabajo pap, existe la condición formal para que el pleno empleo de la fuerza de trabajo se intensifique a tres niveles: al nivel del total de la fuerza de trabajo, al nivel de cada unidad productiva, y al nivel de cada trabajador. A nivel del total de la fuerza de trabajo es posible mantenerse en pleno empleo dado que el proceso de trabajo pap facilita la creación de “n” bienes en “n” unidades de producción, y que cada uno de ellas puede ser replicado en “m” fábricas. Además, cada una de estas fábricas puede contar con un trabajador como con miles de trabajadores. Es la condición formal del pleno empleo a nivel de la sociedad.
En cambio, a nivel de fábrica o de cada trabajador, el pleno empleo está garantizado por la división social y manufacturera del trabajo. El proceso de trabajo pap divide la fabricación de un cierto producto en tareas específicas y rutinarias. Este proceso de trabajo pap está potencialmente habilitado a ser ejecutado 24 horas/24, 7 días/7 y con una intensidad de trabajo graduable.
Pero, dado la autonomía de cada centro de producción, es decir, de cada proceso de trabajo pap, cada uno de ellos establece rigurosamente, en razón de sus propios intereses y necesidades, la cantidad de trabajo requerida en relación al proceso artificial en cuestión. Cada proceso de trabajo pap específico conoce con anticipación sus necesidades específicas en número de trabajadores, sin preocuparse del número de personas conformando fuerza de trabajo del grupo social. En otros términos, si el proceso artificial de producción condiciona el pleno empleo del conjunto de la fuerza de trabajo, de cada trabajador, y al interior de cada unidad de producción, cada una de estas unidades de producción es completamente ajena al número de trabajadores ocupados o al número de trabajadores no-ocupados del conjunto del grupo social. Y ello, simplemente, porque son unidades de producción autónomas desde el punto de vista jurídico, económico y administrativo. Entonces, el proceso de trabajo pap garantiza el pleno empleo de la fuerza de trabajo que está implicada en cada unidad de producción; pero, es indiferente a la condición de empleado o desempleado del resto de trabajadores. La condición formal para la existencia del desempleo, a partir del mismo proceso de trabajo, ha nacido.
A partir de esto se puede suponer que, en un proceso de trabajo pap, el pleno empleo al nivel del grupo social y el pleno empleo al nivel de la unidad de producción no guardan una relación biunívoca. No existe relación de dependencia del uno al otro. Al contrario, son autónomos uno del otro. Y esta suposición se refuerza si se conoce que cada nuevo proceso de trabajo pap, que apunta a la fabricación de un mismo producto, es liberador de fuerza de trabajo; en otros términos, creador de trabajadores inactivos.
En realidad, aun cuando cada nuevo proceso de trabajo pap libera una cierta
cantidad de fuerza de trabajo, es la dinámica del proceso de trabajo pap, en un
medio ambiente de decisión de carácter social, que condicionaría el pleno empleo
de la fuerza de trabajo del grupo social. Es la posibilidad de crear “n”
procesos de trabajo pap diferentes unos de los otros, con sus respectivas
unidades de producción, que debería conducir al pleno empleo de la fuerza de
trabajo del grupo social. Sin embargo, en el capítulo siguiente veremos que la
Relación de dominación se encarga de desvirtuar el desarrollo de la actividad
socio-económica. Una vez más, es la clase social-fuerza de trabajo que sufrirá
los efectos perversos de la Repartición Individualista del resultado de la
actividad socio-económica.
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