V- Consumo sostenible y ecológico

Consumo responsable

Las crisis son siempre situaciones de cambio. La primera gran crisis global que está viviendo nuestro mundo en el siglo XXI, trae consecuencias negativas pero puede ser el catalizador de unos nuevos hábitos de consumo y de conducta hacia el entorno.

Las actitudes hacia el consumo, necesitan un cambio, especialmente, entre los jóvenes. Los hábitos de hoy marcan la actuación de mañana. El concepto consumo responsable, agrupa tres bloques diferenciados:

• Consumo ético

Introducir los valores de austeridad como una variante a la hora de comprar o de optar por un producto o servicio.

• Consumo ecológico

Tener en cuenta las 3R de reducir, reutilizar y reciclar, las producciones alimentarias ecológicas y las producciones artesanales.

• Consumo solidario

El consumo social y el comercio justo incluyen las condiciones laborales y de salud en que se ha elaborado un determinado producto.

Un consumo más responsable ayuda a la distribución sostenible de recursos y al cuidado del medio ambiente.

Por su parte, la tasa de ahorro de buena parte de países desarrollados ha seguido una senda decreciente en las últimas décadas. En términos generales, la tasa de ahorro agregada en la época laboral, disminuye claramente en la época de vejez. Las generaciones actuales de jóvenes, se enfrentan a un contexto de ciclo de vida muy diferente en términos de miembros de familia, esperanza de vida, implicación femenina en el trabajo, períodos de vida laboral, etc…

El modelo alimentario

El modelo alimentario aporta daños medioambientales básicos. La agricultura intensiva usa grandes cantidades de abonos y pesticidas químicos. La ganadería y pesca, también utiliza medios artificiales de alimentación y crecimiento de los animales.

El modelo de producción agrario y ganadero, ha provocado la pérdida de biodiversidad. Actualmente, la mayoría de productos de alimentación humana, provienen de 19 cultivos y de 8 especies animales. Por ejemplo, la mayor parte de leche europea proviene de una sola raza de vaca. (22)

Este daño afecta fundamentalmente al ser humano y se traduce en serios problemas de salud. Las enfermedades cardiovasculares o que el porcentaje de población obesa del planeta haya igualado al porcentaje de seres humanos desnutridos, son consecuencia de todo ello.

Se sufre una fuerte caída del consumo de frutas, vegetales, cereales y leguminosas y un correspondiente aumento en el consumo de carnes rojas, productos lácteos, grasas y azúcares. La refinación de productos como el azúcar y el aceite, supone una pérdida de componentes esenciales como vitaminas, fibras y minerales.

(22) ORTIZ DE MENDIVIL, Enrique. Sensibilización Ambiental. Madrid. Editorial CEP 2009, pag. 118. ISBN: 978-84-9924-939-1

El consumidor ecológico

Aquella persona que de manera consciente guía sus decisiones de consumo con criterios ecológicos, lleva esa preocupación a la compra, pero también a los actos previos y posteriores a la misma. Se debe tener en cuenta desde los materiales y productos usados o adquiridos, los métodos y procedimientos en la ejecución de los contratos, hasta el comportamiento ambiental de proveedores y fabricantes.

Existen distinto tipo de consumidores por sus actitudes ecológicas:

• Pasivos

Muestran una actitud de pasividad ante la situación. Para ellos, otros deberán resolver el problema.

• Activos

Actúan de manera activa en su ámbito de consumo.

• Escépticos

Ninguna actuación propia, podría resolver el problema.

• Opuestos

No existe el problema, no hay nada que hacer.

La demanda de productos ecológicos por parte de los consumidores en España, tiene una ralentización causada por varias razones, esencialmente comunicativas:

• Precio

Existe un sobre costo de producción de los productos ecológicos aun no resuelto por las empresas.

• Errores de posicionamiento comercial

Se presenta una excesiva atención a los atributos medioambientales, olvidándose de la razón última del producto o servicio.

• Desconfianza y confusión por parte de los consumidores

El consumidor muchas veces presenta voluntad, pero se encuentra desinformado.

Reflexionar antes de comprar

El ahorro en el hogar, es una herramienta positiva de implicación personal y familiar en el gasto y consumo, con fines medioambientales. Es posible satisfacer las necesidades fundamentales de todas las personas sin reducir la capacidad del entorno físico.

Los cambios de conducta en la compra, son básicos par conseguir una correcta relación entre consumo y sostenibilidad del sistema. Hay que preguntarse sobre la necesidad real de compra, opciones alternativas, costo real a corto y medio plazo de la compra, vida útil del producto, costo financiero requerido, esfuerzo ambiental necesario, etc…

Vida cotidiana fuera de casa

La protección medioambiental y las medidas de ahorro energético, deben ser también demostradas en el lugar que pasamos quizás más tiempo a lo largo de la semana: el puesto

de trabajo o el centro de estudios.

Muchas de las medidas a tener en cuenta, son similares a las utilizadas en el hogar o tiene que ver con la movilidad del transporte de acceso, al lugar de trabajo o de estudio.

Las empresas y organismos públicos, deberán tomar las medidas necesarias para dentro de la legalidad, prevenir la contaminación, la exposición a residuos tóxicos, los accidentes ambientales y la construcción de edificaciones sostenibles, como norma general de actuación.

Por parte de cada trabajador o alumno y de manera individual, podemos hacer nuestro lugar de actividad más seguro, cómodo y ecológico.

Los bienes públicos

Los bienes públicos son aquellos cuyo suministro puede ser recibido o consumido de forma simultánea, por uno o varios de los miembros de una colectividad. El metro de las ciudades, la red eléctrica o las papeleras de las calles, son ejemplos de bienes públicos.

Cuentan con dos características fundamentales:

• No rivalidad en el consumo

Cuando un bien es público, todos pueden consumir la misma unidad del bien.

• Imposibilidad de la exclusión

El acceso al bien no puede ser limitado, por norma general.

Las medidas de ahorro y consumo sostenible, pueden ser puestas en práctica para los bienes públicos generales. Los edificios públicos, el alumbrado público, la gestión de subcontratas, etc… son fuentes de costo y su utilización debe contar con criterios de eficiencia social, financiera y ambiental.

Ideas para realizar compras más ecológicas

• Productos locales en tiendas de barrio o mercados

• Utilizar productos, muebles, vehículos, etc… de segunda mano

• Comprar menos pero más habitualmente

• Leer con detenimiento las etiquetas, ya que tienen mucha información útil sobre procedencia, composición, etc...

• Consumir menos productos envasados y enlatados

• Vinagre, limón y bicarbonato, son magníficos productos naturales de limpieza de la casa

• Evitar envases, bolsas, retractilados, plásticos, etc…

• Comprar artículos reciclados, como papel, ropa, etc…

• Fibras naturales y ecológicas como el cáñamo y el bambú

• Comprar productos a granel

• Realizar trueques o intercambios con conocidos

• Comprar jabón y champús naturales

• Menos aerosoles

• Reducir el ruido doméstico

• Regalos solidarios y reciclados

• Compras online

• Evitar productos de usar y tirar

• Alimentos de producción ecológica

• Comprar en general productos biodegradables y reutilizables

• Incluirse en la “lista Robinson”, que es el registro de consumidores que no quieren recibir publicidad de comercio electrónico y marketing directo

• Compartir el uso de herramientas e instrumentos de poco uso, como el utillaje de jardinería

• Crea tu pequeño huerto urbano de menta, perejil, romero, lechugas, pimientos,... según disponibilidad de espacio

• Hablar del tema con familiares y amigos

• Otros…