Germán López Noreñá
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Pues bien, ya conocidos unos cuantos escenarios y sus características, ahora nos preguntamos ¿serán los guionistas los Estados-Nación, y si no lo son, entonces quienes? En la perspectiva de Ohmae no son los Estados- nación, para él ¡son los Estados-Región!
Estado-región considerada por nuestro autor como la instancia geográfica ideal para el desarrollo y concreción de la economía global. En este apartado de la obra el autor del PEG, ya ha madurado mucho más –en relación a las obras anteriormente reseñadas-, sus ideas del fracaso del Estado-Nación , llegándose al punto de que algunos estudiosos del libro y de la temática de la globalización en lo referido a la parte económica, argumentan ser el objetivo central del manuscrito, nada más ni nada menos que dar teóricamente la bajada del telón –metafóricamente hablando- a esta institución tan hegemónica de la Modernidad.
Para Ohmae, los Estado-Nación es una errónea y anquilosada manera de leer el mundo, caracterizados con la presencia de unos atributos a saber: una moneda emitida por un banco central; un idioma estandarizado para el territorio; el territorio mismo con fronteras materiales preestablecidas –las que pierden sentido con el avance en las tecnologías de la comunicación-; y finalmente un ejecito nacional como garante de una supuesta soberanía nacional.
En lo económico se constituye cada vez más en una barrera para su desarrollo, en virtud de no expresar un real y efectivo promedio del PIB y PNB. En aras de dar claridad en este aspecto da como ejemplo el PIB del 9%de toda la republica popular China comparativamente con los de Dalian y Guangzhou, cuyos guarismos fluctúan respectivamente en los órdenes del 13% y el 15%.
Los Estados-Región, como complemento ideal al paradigma de la globalización económica de Ohmae, son la negación de todos los atributos mencionados del Estado-Nación, Sin embargo es necesario que ellos cumplan con ciertas características. El Estado-Región debe ser abierto al mundo, pensando y funcionando en una verdadera perspectiva global.En este sentido la tecnología, el capital y los mercados no son del resorte de un gobierno central, ellos, deben ser buscados y llegar del exterior; dicho de otra manera, deben ser más que una unidad política, una unidad económica.
Como región deben poseer una buena infraestructura de transporte, debe propiciar un excelente espacio para la convivencia materializados en un muy buen sistema educativo, buenos servicios hospitalarios de salud y de recreación. Como modelos tipo a seguir nos presenta algunas regiones de China, la India y unas cuantas ciudades italianas. Llama la atención sobre las causas del éxito de estas regiones, enunciado el ser la apertura al mundo y la flexibilidad; expresiones según él portadoras de la renuncia y el cambio de los obsoletos principios del Estado-Nación.
Alrededor de la apertura, nos menciona el caso de la empresa francesa Pierre Cardin, la cual ubicó la producción y venta de sus productos, con niveles altamente confiables en lo que a rentabilidad concierne en los mercados japoneses, taiwaneses y chinos.
De la flexibilidad, nos ilustra lo llevado a cabo por la población italiana de Carpi, en el hecho de haber tomado la decisión de cambiar su tradicional línea de producción de ropa y haber optado por la especialización en un sólo tipo de producción. En este orden de ideas, Ohmae, realiza un alto en su argumentación discursiva de su paradigma, y se pregunta por los ingredientes necesarios de las regiones para lograr el éxito, previendo posibles y eventuales fracasos.
Esos ingredientes, tan necesarios para el éxito de las regiones son: una elección muy bien diferenciada, es decir meterse hábilmente en una lista corta a escoger por los futuros inversionistas extranjeros; el atraer las empresas con la enfatización de los beneficios ofrecidos; un efectivo y muy buen marketing orquestado, defendido y respaldado internacionalmente por personalidades creíbles .-matizadas por un buen e idóneo liderazgo-, y de prestancia en la región; y la motivación, ante todo el deseo de ganar, considerada por el autor japonés como el más importante de todos, ingrediente con el cual debe haber plena identificación y compromiso de todas las personas de la región.
Otro elemento fundamental del paradigma, son las plataformas, las que juegan un papel decisivo como medios de comunicación entre empresas y las personas desde diversos enfoques, agenciando la interlocución entre los componentes de la economía globalizada, siendo el caso del idioma ingles, el sistema operativo Windows, las marcas, y el dólar. Otras plataformas mencionadas son las que hacen parte de un tipo de cultura muy específica, la del mundo empresarial como tarjetas de crédito, cajeros automáticos y los GPS.
Un aspecto trascendental, considerado por Ohmae en este componente de la metáfora –la dirección escénica- de su libro, se enmarca en la externalización de los procesos empresariales . Asuntos con claras directrices a la optimización de recursos, en lo que atañe a la reducción de costos de la mano de obra, conservándose la calidad de los productos. No obstante, resaltar las ventajas sobre estos procesos para el sector empresarial y sus empleados, emite un drástico llamado de atención en el deber realizarse un proceso de selección meticuloso, con respecto a las regiones a ser epicentros de este elemento de la economía global.
En función del último pormenor de la dirección escénica, el teórico nipón nos ilustra sobre el cómo funcionan las acciones en el paradigma de la economía global. Para Ohmae, son tres: el comercio electrónico, los pago mediante el llamado “dinero plástico” es decir las tarjetas de crédito y finalmente la logística implícita en la entrega de los productos comprados, gracias a la presencia de grandes cadenas de distribución.
Para nadie es un misterio en este mundo globalizado los siguientes fenómenos en el campo comercial: las facilidades en la selección de la compra y venta de productos, logrado gracias al uso de la Internet; la proliferación de los pagos a través de las tarjetas de crédito, llegándose en la actualidad en la gestación de plataformas de pago de este tipo, como por ejemplo la empresa Sony, con su EDY, sigla del Euro-Dólar-Yen; y la operatividad explicita en toda muna logística, alrededor de la entrega, desde materias primas hasta artículos de alta complejidad electrónica, mediada por toda una infraestructura física de transporte.