Germán López Noreñá
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Ohmae, plantea la necesidad en la Economía Global, es decir en la Nueva Economía , de la búsqueda de nuevos centros de expansión en las “regiones”, siendo incluso algunas de ellas parte de los Estados–Nación rebasando sus límites geográficos. Analicemos, entonces lo que escribe de ello:
Una sólida definición de región-Estado consiste en que es una unidad en donde se puede crear un círculo virtuoso. Mientras más gente llega a ella y mientras más variadas sean sus antecedentes y capacidades, más variada se vuelve la región con el paso del tiempo. Si comienza como zona de manufactura, también llegarán a la región otros servicios asociados con el sector. A su vez van a llegar instituciones financieras, junto con aquellas que ofrecen servicios financieros nacionales y al por menor. De esta manera surge un círculo virtuoso y la región se convierte en una totalidad con una base económica y de negocios más profundos y amplios.
Cuando nuevas industrias de muy variados antecedentes son atraídos a una zona positiva, florece toda una plétora de servicios afiliados, distintos de las industrias, inevitablemente se edificarán escuelas para satisfacer las necesidades de educación y de una fuerza de trabajo. Se construirán hospitales y clínicas para satisfacer las necesidades médicas y de cuidado de la salud de los habitantes de la región. No faltarán tampoco los distribuidores de automóviles, y no se diga de los restaurantes y los supermercados. En resumen, una vez que la gente ha llegado al lugar, tiene necesidades que satisfacer.
Ohmae (2005).
¡He aquí un común denominador, el dinero por el dinero y un casi maniático consumismo! Llama la atención del fragmento del párrafo, lo contemplado en las líneas doce y trece “inevitablemente se edificarán escuelas para satisfacer las necesidades de educación y de una fuerza de trabajo”
¿Cómo es posible que se piense en estas dos líneas del escrito, única y exclusivamente en la formación en el trabajo? Obviamente, sin desconocer la importancia de este tipo de formación en los habitantes de las regiones, también es necesario indagarnos ¿Y donde están los valores conducente a la tan necesaria pedagogía de la nueva concepción de la vida y el paradigma ecológico , matizada por los principios de la teoría de la complejidad y la “Ecología profunda” ?
Llama también la atención la expresión “círculo virtuoso” del párrafo en cuestión ¿Será que el complejo concepto Virtud es posible determinarse y aún mucho más, cuantificarse desde criterios mercantilistas y consumistas? ¡Magna tarea epistémica a develar! No obstante reconocer el desarrollo de estudios muy serios y de gran prestancia académica, ya iniciados por algunos filósofos y sociólogos de la Posmodernidad .
Ya estudiados algunos aspectos en el análisis y la breve reseña de la obra El Fin del Estado-Nación de Ohmae, y de manera recurrente con el resto de obras de su constructo discursivo, persiguiendo una intencionalidad y perspectiva dialógica e incluyente de la alteridad, entre la concepción teórica de autores adeptos al paradigma de la Economía Global y sus opositores; finalmente recurriremos a las conclusiones de los participantes del dialogo sobre la globalización efectuado del 26 al 29 de Julio de 2004,realizado en el Forum de Barcelona, bajo la dirección de Manuel Castells y con la participación de notables investigadores de este fenómeno.
Entonces veamos, en lo que a los Estados-Nación corresponden en este escenario:
Tubiana –uno de los participantes- también afronta la cuestión de que la crisis del Estado no afecta a todos por igual hasta el punto de que la teoría de la decadencia estatal tiene grandes lagunas. Piensa que la globalización ha obligado al Estado a redefinirse, pero a la vez le ha dado una mayor importancia, como por ejemplo en el tema del control estatal de carácter policial o fiscal. Puede alegarse, ciertamente, que hay Estados Nacionales que no están en crisis, que se han hecho más fuertes y seguros en lo que respecta a su soberanía y la capacidad de coacción de su aparato político. Estados Unidos es el mejor ejemplo de resistencia del poder estatal frente al ímpetu de las corporaciones privadas y el desorden inherente a la globalización informacional.
Con el ánimo de sintetizar lo expuesto en esta sección del trabajo, digamos que un aspecto final a analizar del Estado-Nación lo es en la trama y el escenario político de la globalización. Para nadie es un enigma a las múltiples presiones y exigencia al que ha sido sometido por las decisiones políticas y económicas unilaterales, paradójicamente de los organismos multilaterales, verbigracia, BM, FMI, LA ONU, la OCDE Y la UNESCO. Situación comentada por Lyotard (1994) “La idea de la política global supone un desafío para las distintas tradiciones como nacional/internacional, territorial/no territorial, dentro/fuera, tal y como han sido asumidas en las concepciones convencionales de la política interestatal”.
En este momento de la reflexión, nos preguntamos entonces sobre uno de los presupuestos políticos de Ohmae y de la Economía Global ¿Será posible la concreción de un mundo sin fronteras regentado exclusivamente por las fuerzas del mercado sin ningún tipo de control político? Es decir la eliminación de la Geopolítica. Dejemos, en escena –en analogía a Ohmae en el PEG- algunas voces autorizadas, en la búsqueda de la visibilización de algunos de los elementos de tan complejo cuestionamiento:
Michael Klare (2001), nos ilustra sobre la Geopolítica , hablándonos sobre los orígenes de la misma:
[…] el término geopolítica pareciera venir de otra era, de fines del siglo XIX. Por geopolítica o competencia geopolítica quiero significar la competencia entre grandes poderes y aspirantes a ser grandes poderes por controlar territorios, recursos y posiciones geográficas importantes, tales como puertos, canales, sistemas de ríos, oasis y otras fuentes de riqueza o influencia. Si se mira hacia atrás, uno se encuentra con que tal tipo de enfrentamientos ha sido la fuerza dirigente en la política mundial y especialmente del conflicto mundial en gran parte en los siglos recientes.
La geopolítica como un modo de análisis, fue muy popular desde finales del siglo XIX y hasta primera parte del siglo XX. Si usted estudiaba entonces lo que los académicos llaman hoy día Relaciones Internacionales, habría estudiando geopolítica.
(Klare, 2001; p, 6)
James E. Dougherty y Robert L. Pfaltzgraff (1993), escriben sobre algunos elementos de la naturaleza de las Relaciones Internacionales y concluyen que:
El medio, entonces, suministra un punto focal excepcional no sólo para la teorización antigua y contemporánea, sino para la teoría analítica y normativa de las relaciones internacionales de los años futuros, porque en última instancia todas las políticas exteriores y los demás modelos de interacción internacional se plantean dentro de un entorno político, social, cultural y geográfico.
(Dougherty y Pfaltzgraff, 1993; p. 86).
Paúl Kennedy
http://weekly.ahram.org.eg/2006
El prestigioso historiador de las Relaciones Internacionales Paúl Kennedy (2004), al analizar el escenario global contemporáneo emite una reflexión trascendental, por cierto, muy opuesta a la concepción de Ohmae en lo que a la geopolítica concierne nos dice que no es posible:
[…] obviar la geopolítica, la cual puede definirse como la influencia de la geografía en la política, la forma en que la distancia, el terreno y el clima afectan los asuntos de Estados, y de hombres.
(Kennedy, 2004; p. 46)
En fin, nos podríamos quedar realizando una gran cantidad de citas contestarías, con un buen nivel de fundamentación teórica a la corriente híper-globalizadora, pero en aras de enfrascarnos en el siguiente argumento fuerte del PEG, finalizaremos este apartado del libro con una última apreciación sobre la problemática analizada:
[…] los Estados-Naciones siguen siendo las unidades básicas del sistema mundial. Aunque el declive del nacionalismo de las grandes potencias y el desvanecimiento de las ideologías hayan reducido el contenido emocional de la política global –al tiempo que las fuerzas nucleares introdujeron importantes restricciones en el uso de la fuerza-, la competencia basada en la territorialidad sigue dominando los asuntos mundiales, por más que actualmente sus formas tiendan a ser más civilizadas. En esa competencia, la situación geográfica, sigue siendo el punto de partida para la definición de las prioridades externas de los Estados-Naciones y el tamaño del territorio nacional sigue siendo también uno de los principales indicadores de status y de poder.
(Brzezisnky, 1998; p. 15)