Germán López Noreña
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4.2 ATENAS: EPICENTRO DE LA CIUDADANIA Y LA DEMOCRACIA GRIEGA
La democracia clásica ateniense constituye para la teoría política de Occidente el primer ejemplo donde se desarrolla plenamente lo que Max Weber denominó homo politicus. La constitución de esta ciudad-estado fue conformándose sobre la base del principio político de Isonomia, sinónimo de democracia […] La identificación de la ciudad-estado ateniense con sus ciudadanos supuso la realización de la Politike aretè, que significa que todos los ciudadanos se ponen en relación de cooperación e inteligencia en el espacio vital de la Polis.
(Benèitez Benítez; 2005)
Hanna Arendt, estudiosa de la teoría política, sostiene el ser las experiencias fundamentales de la política occidental originarias de dos realidades de la antigüedad: la Polis griega y la res pública romana . En este sentido incursionar en la historia de la antigua Atenas, es sinónimo de indagar la historia de las ciudades europeas y la Europa de nuestra época. Atenas se erigió como la principal ciudad de la Grecia antigua en el primer milenio a. de C., siendo el cenit de su primacía y esplendor bajo el arcontado de Pericles, más conocido como el siglo de Pericles. Término relacionado con el periodo de la historia de Atenas en el siglo V a. de C., en el que florecieron diversas manifestaciones culturales . En este periodo, de tanta trascendencia para Grecia y para la humanidad, sobresalen: en la filosofía Sócrates y Platón; en la escultura Fidias, Mirón y policleto; en el teatro Esquilo, Sófocles, Aristofanes y Eurípides; en el pensamiento y la escritura, Democrito gestor de la moderna teoría atómica, y Anaxágoras y Herodoto.
Atenas se ubica en Ática península al mar Egeo. Primitivamente la zona estaba dividida en aldeas en continua confrontación entre ellas. La mitología atribuye a Teseo el proceso de unificación llamado Sinequismo que consolidó en una sola ciudad a las diferentes aldeas del Ática . Los atenienses se consideraban autóctonos, lo que era sinónimo de orgullo y honor.
La educación ateniense o mejor la Paideia Ateniense, es una amalgama fundamentada en las aportaciones de las diversas paideias griegas. Pues ella recibe de la Arcaica, en esencia de los jonios y más precisamente de la Homérica, la orientación aristocrática concebida como nobleza espiritual, desde una perspectiva individual mas que de grupo social; siendo una arete de doble vertiente, espiritual y física extendida a todos los ciudadanos.
De Hesiodo, se amplia el carácter democrático que debe tener la educación para el pueblo ateniense, concebida como un derecho y una obligación para los ciudadanos en aras de construcción de ciudadanía para con la Polis; en correlación con la emergencia del concepto de justicia -diké- como ley o derecho elaborado por los ciudadanos. De Esparta, Atenas toma el avanzado sentido comunitario que permea la educación espartana y su abnegado cumplimiento de los deberes, tanto en lo militar y en lo que respecta a la gestión pública para con la Polis.
El estudio de la educación en la antigua Atenas llamada por algunos historiadores antiguos “La escuela de Hélade” , está indisolublemente articulado con la problemática socioeconómica y sociopolítica de ella, antes de ser y cuando fue Estado ciudad .
En este sentido iniciemos mencionando el que los jonios, con su naturaleza guerrera, fueron distantes en lo que a la génesis y consolidación de ciudades Estado concierne. Los poetas Calinos, Arquiloco, Alceo y Mimnermo, cantores de sus gestas, y exceptuando al primero, no presentan en ningún momento una poesía política cercana a la de Tirteo y Solón ; pues ellos fueron de estirpe guerrera, el Estado nunca fue el objetivo central de ellos, a diferencia de Esparta y Atenas.
No obstante, paradójicamente, en Jonia penetraron y se establecieron los primeros mojones de las ideas políticas, cuyo impulso fructífero dio pie a la nueva organización del estado en las ciudades de la metrópoli (Jaeger 2001; Pág. 97).
Los primeros visos de la vida de las Polis en las ciudades Jónicas son registrados en los poemas de Homero. La Ilíada (XVIII, 490-605), nos ofrece un sólo único pasaje alrededor de este aspecto y una ciudad Jónica en paz, siendo el pasaje del escudo de Aquiles En él, pese a la existencia del rey, la sentencia a dirimir por los ancianos sentados en pulidas piedras y en un círculo sagrado, deja percibir cierta instancia de democracia, al tomar la ciudadanía participación en un acto administrativo-político, antes únicamente realizable y exclusivamente en cabeza del monarca.
Otro ejemplo nos ofrece el rey feacio Alcinoo. A pesar de ser el rey legitimo, por herencia, sólo tiene el consejo de los ancianos la presidencia de honor. No nos hallamos lejos del tránsito de la monarquía a la aristocracia. La función del rey queda reducida a la de sacerdote supremo o funcionario epónimo, sin que este titulo lleve consigo ningún derecho particular. Este desarrollo nos es mejor conocido en Atenas. Pero se manifiesta también en otros lugares. En Atenas la monarquía, de los Còdridas se desvanece gradualmente en la sombra y deja lugar a la aristocracia, tal como lo hallamos en los tiempos de Solón.
(Jaeger 2001; Pág. 98)
La nobleza Jónica, pronto se convertiría en empresaria. Situación que tuvo como causas: a la estrechez de la costa habitada y la imposibilidad de conquistar los territorios costa adentro; el progreso en la navegación marítima y por ende la seguridad en la practica de ella –factor determinante en la evolución de un relativo sedentarismo a una actitud nómada en estos pueblos-; el incremento del comercio jónico en detrimento de las actividades agraria; la acuñación del oro y el uso de la moneda, desapareciendo paulatinamente el ancestral trueque.
La vivacidad desarrollada, la perspicacia y la iniciativa personal, hacen presencia como características sobresalientes en el nuevo jonio; siendo necesario la emergencia de nuevos preceptos en la formación y la Paideia griega y el concepto de arete, esto en conexión con una nueva concepción de justicia, más allá del diké (el derecho), reclamado por Hesiodo, para consigo mismo y los ciudadanos espartiatas.
Cierto es, que la transición de la tradicional nobleza Jónica a la de ser acaudalada y empresaria, gracias al comercio y a la circulación de la moneda y, los anteriores factores mencionados, generó nuevas tensiones en lo que a la administración de justicia correspondió; pues hizo presencia, en cierta manera, la tan popular e histórica lucha de clases que se han suscitado en las diferentes épocas del decurrir humano.
Siendo el concepto del diké, el baluarte enarbolado en Grecia por los ciudadanos libres en contra de los desmanes practicados por la nobleza en la impartición de justicia, hecho ya denunciado por Hesiodo, en el reclamo a los nobles parcializados e investidos de jueces en el litigio con su hermano Perses. “Hesiodo, fue el primero en apelar a la divina protección de Diké en su lucha en contra de la codicia de su hermano” (Jaeger 2001; Pág. 131).
En esta parte de de los sucesos en la antigua Grecia, se hace operativo el concepto de justicia. Jaeger (2001; Pág. 100), diferencia el Themis de la diké. El primero mencionado en algún pasaje de la Ilíada y concebido como el derecho dado por Zeus a los reyes mortales y, la diké como el ejercicio y cumplimiento de la justicia entre ciudadanos y nobles “Así como Themis se refiere más bien a la autoridad del derecho, a su legalidad y validez, diké significa el cumplimiento de la justicia. Así se comprende que en un tiempo de lucha por la aspiración al derecho de una clase, que hasta entonces había recibido el derecho sólo como Themis, es decir como una ley autoritaria, la palabra diké se convirtiera necesariamente en bandera. La apelación a la diké se hizo cada vez más frecuente, más apasionante y más apremiante.”
Preguntémonos, pues en este momento de este recorrido historiográfico de la educación, la formación, la pedagogía y la didáctica, ¿Qué papel desplegó la educación y la formación del hombre griego en la gestación y consolidación de la aristocracia griega? En la perspectiva de aceptarse la aristocracia como un fenómeno social emergente en oposición a la nobleza y, permeada por la exigencia de igualdad de las clases menos favorecidas.
Aristocracia que encarna un paso decisivo en la instauración de la democracia en Atenas y gesta gracias a la instrumentalización de la diké –en la operacionalización de dar a cada cual lo debido, en síntesis el proceso, el juicio y la pena en los litigios en los que se reclama igualdad (Isonomia), sinónimo de Democracia-, la palabra dikaiosyne, cuyo significado es Justicia, es la:
La nueva palabra [que] surgió de la progresiva intensificación del sentimiento de derecho y de su representación en un determinado tipo de hombre, en una determinada aretè. Originalmente, las aretai eran tipos de excelencias que se poseían o no. En los tiempos en que la aretè de un hombre equivalía a su valor se situaba este momento ético en el centro, y todo el resto de las excelencias que podía poseer un hombre se subordinaban a ella y debían ponerse a su servicio. La nueva dikaiosyne era más objetiva. Se constituyó en la aretè por excelencia, desde el momento en que se creyó poseer, en la ley escrita, el criterio infalible de lo justo y lo injusto. Mediante la fijación escrita de nomos, es decir, del derecho usualmente valido, el concepto de la justicia alcanzó un contenido palpable. Jaeger (2001).
Las ansias y la voluntad de justicia y el advenimiento de un estado legal y jurídico de la Polis ateniense, como producto de la confrontación de la clase aristocrática con la nobleza, demandaron y se tradujo en una novedosa forma educadora. Proceso formativo del hombre griego, en el que los fundamentos de la areté evolucionaron. Ya no era el ideal espartano del valor, contemplado en las elegías de Tirteo; por tanto ya se debió propender en pos de lograr en el antiguo hombre ateniense al ciudadano perfecto.
Ya hace presencia en esta trama de la gran obra de la antigua Grecia y en especial de Atenas –la Democracia-, el hombre político. No basta el valor y el heroísmo en la guerra, es decir, la areté épica, sino también, el cumplimiento de las leyes para con la ciudad-Estado, luego, estamos en los albores de la gran Democracia Ateniense. Ahora indaguemos, al respecto ¿Qué medios hicieron posible la configuración y la templanza del ethos y el espíritu del hombre griego, para llegar a la llamada Democracia Ateniense? ¿Qué era para esos tiempos el hombre político y el buen ciudadano, en el marco geopolítico y cosmogónico de las entonces ciudades-Estado y en especial para la antigua Atenas?
Una aproximación a las respuestas a estos interrogantes, nos plantea el repensar la posible evolución del arete en la formación del antiguo hombre griego. Pues bien, en verdad las buenas costumbres y el valor en la confrontación, como la excelsa preparación físico atlética y el derecho del hombre campesino, enarbolados respectivamente en la oralidad poética de Homero y Tirteo en lo primero, y para lo segundo por Hesiodo.
En este escenario de la Grecia antigua –siglo VI a. de C.-, se observa la emergencia de una innovación para el buen cumplimiento de una efectiva ciudadanía, y ello lo es la Ley escrita. La responsabilidad en la educación del pueblo griego, que en otrora tiempos recaían específicamente en la oralidad de los poetas, ya en estos tiempos le correspondió a los legisladores (thesmóthetes), personajes notables de las Polis, los que por su dignidad y conocimiento de las normas (themistes) habían logrado un buen prestigio en la ciudad. Basándose en antiguas normas y costumbres, fijaron en leyes escritas lo que era fundamentalmente derecho consuetudinario.
Los legisladores efectuaron sus funciones en un “clímax” religioso y moral y su objetivo básico constituyó en tratar de establecer armonía y equidad en las ciudades-Estado griegas. Ellos fueron los gestores del compendio de leyes concebido generalmente por la historiografía moderna como la constitución . De la Grecia continental sobresalen: Licurgo de Esparta, Dracón , Solón de Atenas , y Demonacte de Cirene.
Episodio que en su conjunto, está llamado a ser considerado por la historia como la concreción del paso de las prescripciones orales de la ancestral aretè para una efectiva convivencia y coexistencia en el seno de un estado legal, ya convertida a deberes y derechos escritos:
Tal es la significación del nuevo estado para la formación del hombre. Dice Platón, con razón, que cada forma de estado lleva consigo la formación de un determinado tipo de hombre, y lo mismo él que Aristóteles exigen de la educación del estado perfecto que imprima en todos el sello de su espíritu […] La ley representa el estadio más importante en el camino que conduce desde la educación griega, de acuerdo con el puro ideal aristocrático, hasta la idea del hombre formulada y defendida sistemáticamente por los filósofos. Y la ética y la educación filosófica se enlazan, por el contenido y por la forma, con las legislaciones más antiguas. No se desarrollan en el espacio vacío del pensamiento puro, sino mediante la elaboración conceptual de la sustancia histórica de la nación […] En la ley halló la herencia de las normas jurídicas y morales del pueblo griego su forma general y más permanente.
(Jaeger 2001; Pág. 105)
Capitulo especial lo constituye el Arcontado como sustitución del poder del rey, en los siglos VII y VI a. de C. en el acontecer político de Grecia y en especial de Atenas. En Atenas había desaparecido el poder real.
Parafraseando a Struve, de acuerdo a la tradición el último rey ateniense fue Codro, quien entregó su vida en aras de la salvación de la ciudad en el ataque de los dorios a la ciudad. En esta época el poder del rey había sido remplazado por la autoridad de los nueve arcontes; funcionaros que eran elegidos cada año entre los eupatridas. Los arcontes eran dirigidos por el arconte epónimo y, a él estaban subordinado un segundo en mando que era el encargado de la parte militar llamado el Polemarca; el tercer en mando lo era el encargado de la parte religiosa, llamado el arconte basileus. Los seis arcontes restantes llamados los thesmóthetes, eran quienes debían ser los guardianes del antiguo derecho consuetudinario transmitido oralmente de generación en generación.
A la par del anterior juego político en Atenas, los diferentes momentos de la legislación griega desde el siglo VI a. de C., compilados en la Constitución de Atenas de Aristóteles, convergen a la instauración de la Democracia Ateniense en el siglo IV a. de C. Expresión y praxis del buen político y el buen ciudadano. Concebido el buen ciudadano para esos tiempos, como el hombre que obra en justicia y respeta las leyes de la constitución; y el buen político, fundamentado en que el hombre no solamente es razón, sino también, ejecutante de practicas profesionales y actores del vida pública que deben ir orientadas hacia el bien común de la totalidad de cosas circunscritas al Estado-ciudad.
Constitución de Atenas de la que García Valdés (1995) en su traducción y en uno de los párrafos de la introducción, nos dice:
Dentro de esta actividad […] sobresalía, ante todo, el gran tratado de las Constituciones (Politeiai), grandiosa colección que pretendía recoger las constituciones de ciento cincuenta y ocho ciudades griegas y bárbaras. Según Filodemo, tan inmenso trabajo fue hecho en colaboración con Teofrasto. Aristóteles, ciertamente dirigía el trabajo de un gran número de colaboradores y aprobaba y corregía los diversos estudios particulares. Tal proyecto no sabemos si llegó a terminarse. Por las citas de los autores antiguos se conoce el nombre de sesenta y ocho ciudades y pueblos griegos o bárbaros de los que eran descritas sus instituciones. Iban desde Sinope, en la costa del mar Negro, hasta Cirene al Norte de África, y Marsella al Sur de Francia. Según, Diógenes Laercio, había cuatro tipos: democráticas, oligárquicas, tiránicas y aristocráticas, y estaban clasificadas por orden alfabético como lo atestigua el fragmento recogido por V. Rose (fs. 417, en la cita de Harporcraciòn). La Constitución de Atenas era la primera y la de Itaca ocupaba el lugar cuarenta y dos.
He aquí, como el imaginario de Paideia de la Grecia antigua en los siglos VII y VI antes de nuestra era, se orienta y propende en generar una articulación entre la antigua educación de la aristocracia con la necesidad de formación política del Demos griego; en suma, lograr que independientemente de cual fuera la profesión de éste, ante todo fuera respetuoso de la ley y la Constitución.
En consonancia con Jaeger, nos es posible argumentar que el antiguo Estado-ciudad se erige como la guía espiritual y política del ethos de la antigua Grecia. El Estado es idéntico a la dignidad y el valor del hombre. Aristóteles, determina en razón de esta identidad la diferencia entre el animal y el ser humano, es decir, en virtud de la ciudadanía, el estagirita establece este contraste. Esta caracterización de la Humanitas e identidad del ser hombre con el Estado, en un cosmos legal es conexo con una concepción en el que el Estado es el espíritu mismo. Allí es donde platón en Las Leyes plantea una nueva practica educativa para la Grecia antigua, Paideia desarrollada y lograda “por una educación para la aretè que impregna al hombre del deseo y el anhelo de convertirse en un ciudadano perfecto y le enseña a mandar y a obedecer, sobre el fundamento de la justicia” Jaeger (2001; Pág. 108).