OCIO Y VIAJES EN LA HISTORIA: ANTIGÜEDAD Y MEDIOEVO
Mauro Beltrami
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El tráfico de individuos durante la civilización griega es inseparable de las vías marítimo-fluviales. El Mediterráneo representó el vehículo inherente del esplendor del mundo griego. Carácter que presentará también Roma en lo referido al viaje. Así, “la Antigüedad grecorromana fue quintaesencialmente mediterránea en su más profunda estructura, porque el comercio interlocal que la unía sólo podía realizarse por mar. El comercio marítimo era el único medio viable de intercambio mercantil para distancias medias o largas”.
Comúnmente, en la civilización griega, se mencionan a la curiosidad y a las ansias de aventura como elementos incentivadores del viaje. “Los griegos fueron acicateados a hazañas más audaces que los fenicios, por el aguijón de la curiosidad, en la cual se mezclan la filosofía y la empresa”. Durante el desarrollo de la civilización griega, las necesidades y motivaciones que han guiado a los viajes han sido verdaderamente variadas: se encuentran así desplazamientos de tipo comercial, religioso, diplomático, educacional, de salud, etc. Las celebraciones cívicas, como la celebración de los grandes juegos –olímpicos, píticos, nemeos, ístmicos-, también determinaban la afluencia de ciudadanos provenientes de todo el mundo helénico. Tampoco puede dejar de mencionarse a los grandes viajeros griegos, que emprendieron considerables viajes de modo individual. Claro que los viajes individuales, por lo general, eran evitados por la amplia mayoría de la población, siendo este tipo de grandes viajes contadas excepciones. No hay, tampoco, que dejar de considerar que el desarrollo de la hospitalidad griega cumplió un papel importante para que aquellos viajes se llevaran a cabo, del mismo modo que la propensión al viaje que mostraban los griegos.
Fue el desarrollo económico el que llevó a que se estrecharan los lazos con otras civilizaciones, especialmente con las orientales. En cuanto a las vías de comunicación, los griegos prefirieron las vías marítimas a las terrestres. La circulación se hace sobre todo por mar. No obstante, más de una ciudad se encontraba lejos de los puertos, y las vías terrestres que los unían con ellos no eran más que malos senderos. Hasta las rutas religiosas terrestres, bastante transitadas, no fueron más que caminos de tierra.
Debe considerarse el hecho de que las ciudades griegas eran fundamentalmente ciudades comerciales. Existieron ciudades como El Pireo durante el período clásico, en las cuales sus residentes vivieron exclusivamente de los viajeros, del puerto y del tráfico de mercancías. La mayor parte de su población se constituía de extranjeros, por lo que las nacionalidades eran muy diversas, al igual que las lenguas que se hablaban. Los marineros que arribaban a ella, buscaban y encontraban los placeres que deseaban. Por su parte, las empresas coloniales griegas aparecen hacia la mitad del siglo VIII. La colonia griega de Marsella, como ya se ha mencionado, funcionó como centro de tránsito del estaño proveniente de Gran Bretaña; precisamente desde aquí iniciará su célebre viaje Piteas, hacia el año 340 a. c., llegando hasta Inglaterra y tierras nórdicas.
Durante el período helenístico, el comercio tomó un auge notable, animándose una multitud de puertos que antes se encontraban reducidos el cabotaje. Por esta época, se destacaron principalmente Rodas y, un poco más tarde, Delos. Del mismo modo, fue la época en que comenzaron a destacarse Alejandría y los puertos asiáticos. No obstante, con el paso del tiempo Roma domina cada vez más la actividad comercial de la Grecia balcánica e insular.
El fenómeno social de las peregrinaciones religiosas se manifiesta como una constante a lo largo de la historia. Existieron varios lugares de culto que se transformaron en destinos de viajes circulares. La religión servía de base al patriotismo, y existía el deseo tanto de atraer a la ciudad a los aficionados a los espectáculos bellos, como de reafirmar el renombre del culto de la ciudad entre los extranjeros. El objeto final era que una fiesta municipal se transformase en una fiesta de carácter panhelénico.
La peregrinación devota no era el único motivo por el que se viajaba bajo apariencias religiosas. Las consultas a los oráculos también eran de carácter político, por motivos variados. Por ejemplo, para la actividad legislativa. Como las leyes debían tener sanción y autoridad divina, se recurría a la autoridad de un oráculo. Así, las leyes de Esparta se apoyaban, para la opinión pública, en el oráculo del Apolo de Delfos, pues habrían sido dictadas bajo el asesoramiento de aquel.
Finalmente, en esta civilización de la antigüedad clásica, fueron admirados aspectos culturales de tal modo que ejercieron una dada propensión al viaje. Tranquilamente, si no fuese por la inexistencia de flujos turísticos para con este período, podría hablarse de elementos incentivadores o atractivos turísticos. Existían ciertos focos de atracción para los viajeros, quiénes fueron, a partir de su propia experiencia, los que transmitieron, a su propio núcleo social, el significado y la forma de los lugares visitados, su belleza y su atractivo. J. Maluquer de Motes señala que “En Micenas, el famoso sepulcro de Atreo fue admirado y visitado ya durante la antigüedad clásica” . En este sentido, puede hablarse de un preturismo cultural.