OCIO Y VIAJES EN LA HISTORIA: ANTIGÜEDAD Y MEDIOEVO
Mauro Beltrami
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Los grandes viajes que se han dado a lo largo de la historia sirven a efectos de la elaboración de una historia del turismo porque pueden observarse similitudes con la visión del turista, pero cabe resaltar que resultaría ilógico utilizarlos como elementos que justifiquen la existencia del fenómeno.
El viajero preturístico y el moderno turista presentan similitudes ideológicas y materiales. El viajero –al igual que el turista moderno- vive en una realidad transformada en espectáculo , es decir, contempla la sociedad visitada o huésped desde los ojos de un espectador. Tanto en la antigüedad como en el occidente medieval, los viajeros se sorprendían al observar las sociedades que visitaban, recordando aquellas cuestiones que más les llamaron la atención: el viajero, al transitar por distintos espacios geográficos y ser portador de significados culturales, se convertía en una forma social de comunicación. Es así que, en épocas en que el viaje hacia el extranjero no era común en Occidente, transmitieron a sus contemporáneos el modo en que se vivía en otras tierras diferentes a su patria, contribuyendo a la generación de nuevas percepciones sociales.
El viaje individual permite observar cuál era la predisposición hacia el extranjero, el tipo de actividades religiosas, sociales y recreativas se llevaban a cabo en las sociedades visitadas, el comportamiento de los compatriotas –si es que había compatriotas entre los extranjeros- y, finalmente, el modo en que se las arreglaba el forastero en el extranjero en lo que hace al hospedaje, la alimentación, etc. Esto permite sacar conclusiones sobre las posibilidades de desarrollo o no que podrían haber tenido los viajes entre determinadas sociedades, cuál era la frecuencia con que existían contactos de este tipo, que tipo de lugares eran objeto de visita y de admiración, etc. Pero siempre tomando al viaje como de carácter individual, y no como un viaje que formara parte de flujos turísticos de la época.
CONCLUSIÓN
¿Qué es entonces una historia del turismo? ¿Una historia que abarca tantos aspectos de modo fragmentado que, en realidad, no es nada? ¿O es una unidad con identidad propia en donde confluyen distintos aspectos históricos?
Reinterpretando a Braudel , puede afirmarse que una historia del turismo no deja de ser una historia total del mundo, pero vista desde cierto observatorio, el de la turismología. La metodología de análisis de los hechos históricos se realiza, por lo tanto, mediante una interpretación de la historia desde la teoría turismológica, centrando la atención en los comportamientos, la experiencia social, los intereses y las estrategias de vida social; tomando en cuenta, principalmente, al actor social del viaje circular y a las relaciones que éste establece. En otras palabras, estudiar la historia desde un espíritu turismológico, desde una actitud turismológica.