OCIO Y VIAJES EN LA HISTORIA: ANTIGÜEDAD Y MEDIOEVO
Mauro Beltrami
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Como anteriormente se ha mencionado, fueron un fenómeno característico de los primeros siglos medievales la semejanza cultural dentro de Europa Occidental y la unificación de los modos de vida en los monasterios. Si se continúa con esta línea de razonamiento, puede afirmarse que, cuando el peregrino lograba alcanzar alguno de los destinos que se trazó y llegaba a alguno de estos monasterios, se sentía protegido y seguro, como “en casa” -independientemente del rincón europeo cristiano donde se hallase-.
Si se pasa del análisis sociocultural a un análisis arquitectónico y objetivo, es interesante observar el modo en que se dividían los espacios dentro de los monasterios. El Monasterio de St. Dall es un buen ejemplo para ser observado aquí, colocando el acento sobre aquellos espacios exclusivos para el alojamiento, según el análisis de Christian Norberg-Schulz. Esta construcción se encontraba emplazada en Suiza y data del año 820. En el plano del monasterio se observa que el mismo se organizaba espacialmente con el “claustrum” de los monjes como centro, alrededor del cual se encontraban la iglesia, el dormitorio, el refectorio y el almacén. A la derecha de la entrada, se situaba la casa de los peregrinos y de los pobres, una pieza cuadrada con bancos, dos dormitorios, dependencias con hornos y cervecería. A la izquierda, se encontraba la casa de los huéspedes, con dos pisos con calefacción, alcobas para los sirvientes y cuadras para las monturas.
Considerando al monasterio de St. Dall en su totalidad, respecto a los espacios destinados a la recepción y al alojamiento de individuos, se observan las siguientes dependencias:
• Dentro de la iglesia:
o Habitaciones para hermanos de la orden que estuvieran de paso
o Sala de recepción para huéspedes importantes (y para la Escuela externa)
o Sala de recepción para todos los visitantes del monasterio
o Sala de recepción para la Casa del Peregrino, el Hospicio y los edificios administrativo
• Cocina, panadería y cervecería para los huéspedes importantes
• Casa para huéspedes importantes
• Casa del peregrino y hospicio
• Cocina, panadería y cervecería para peregrinos
• Establo para caballos y bueyes, alojamiento del establero
• Alojamiento para el séquito del Emperador (identificación presunta, no segura)
• Alojamiento para sirvientes en las propiedades externas y para sirvientes pertenecientes al séquito del emperador.
No obstante, hay que destacar que los espacios destinados al hospedaje significan una minoría si se los observa en relación con el volumen total del monasterio (en donde la mayoría de los espacios se destinan para los usos de los residentes); del mismo modo que, dentro de los espacios destinados al hospedaje, el monasterio asignaba un mayor número de dependencias para los llamados huéspedes importantes y para el emperador, en relación a los ofrecidos a los peregrinos pertenecientes a los estratos sociales más bajos.
EL NÚMERO DE HUÉSPEDES DE LOS MONASTERIOS
La acogida de huéspedes por parte de los monasterios no tenía un fin económico o una intención de lucro –como la existente en la hotelería moderna-, sino que representaba un deber sagrado y caritativo. Por ende, independientemente de si se tratara de albergues stricto sensu –xenodochia- como de hospederías para monjes peregrinos –hospicia Scottorum, por ejemplo- la asistencia al viajero a menudo constituía una pesada carga financiera al monasterio.
Las previsiones cuantitativas del número de huéspedes eran difíciles, aunque se buscaba cumplir satisfactoriamente con todo aquel que demandara hospitalidad. Para ello, existían reservas previstas para llegadas inesperadas de huéspedes.
El número de huéspedes que existían en los monasterios era oscilante. “En Corbie, se contaba, conviene decirlo, con doce pobres por noche, y se les reservaba pan y medio para la comida y la ruta, a reserva de tener previstos veintisiete panes de sobra en caso de llegadas de improviso. Pero, en Saint-Germain-des-Prés. En 829, llegaban a contarse ciento cuarenta huéspedes en un día”.
Como puede observarse, en Corbie resultaba compleja la previsión de alimentos para huéspedes a causa de posibles oscilaciones respecto al número de llegadas previstas; como así también, es para destacar la diferencia existente en el número de alojados según la ubicación geográfica donde se encontrara la institución.