BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


DINERO - LA AUTODESTRUCCIÓN DEL SER HUMANO

Antonio Morales Berruecos y Edmundo Galindo González



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• La Usura.

Virgilio, "Eneida", III, 56: “Maldita hambre de oro, qué crímenes no haces cometer a los mortales”.

Finalmente, sería poco sincero y serio de nuestra parte, no hacer pública una observación que nos merecen los textos pontificios donde se prohíbe lucrar con los servicios eclesiásticos, pero carecen de actualización respecto a la cuestión de la “usura” y a las consecuencias provocadas por ese insaciable deseo de acumulación de riquezas.

De esta forma hemos llegado al Siglo XXI, con el pavoroso espectáculo de millones de personas y gran cantidad de pueblos que son expoliados y devastados por causa del llamado pago de la “deuda externa”, cuyo mecanismo central, precisamente, es la “usura”.

En este punto debemos ser claros: la “usura” es una realidad amoral y no una relación meramente económica o financiera.

Pretender obtener justicia en la Corte Internacional de la Haya, respecto a la “deuda externa”, sin definir el tema de la “usura”, pues la sola mención de este tema, haría aun mas difícil cualquier arreglo, porque carece de toda viabilidad práctica. Estando la existencia de los pueblos amenazada por una terrible opresión económica-financiera que se ejerce injustamente sobre ellos. El endeudamiento de los países pobres alimenta una realidad de muerte y sufrimiento de pueblos y personas que son utilizados como depositarios de unos compromisos que ellos jamás han asumido.

“A la libre concurrencia sucede la dictadura económica”.

Salta a los ojos de todos, en primer lugar, que en nuestros tiempos no solo se acumulan riquezas, sino que también se acumula una descomunal y tiránica potencia económica en manos de unos pocos, que la mayor parte de la veces no son dueños, sino sólo custodios y administradores de una riqueza en depósito, que ellos manejan a su voluntad y arbitrio.

Dominio ejercido de la manera más tiránica por aquellos que, teniendo en sus manos el dinero y dominando sobre él, se apoderan también de las finanzas y señorean sobre el crédito, y por esta razón administran lo que pareciera ser, la sangre de que vive toda la economía y tienen en sus manos, así como el alma de la misma, de tal modo que nadie puede ni aún respirar contra su voluntad.

La libre concurrencia se esta destruyendo a sí misma; la dictadura económica se ha adueñado del mercado libre. Por consiguiente, el deseo de obtener grandes lucros y la desenfrenada ambición de poder, han convertido a la economía, en una despiadada lucha cruel, y atroz. A esto se añaden los graves daños que han surgido de la deplorable mezcla y confusión entre las atribuciones y cargas del Estado donde este, debiendo estar libre de todo interés de partes y atento exclusivamente al bien común y a la justicia, que además debería ocupar el elevado puesto de rector y supremo árbitro de las cosas; se hace, por el contrario, esclavo, entregado y vendido a la pasión y a las ambiciones humanas.

Margrit Kennedy autora del libro “Dinero sin Inflación ni Tasas de Interés” opina:

¿Qué es el dinero? Vayamos primero con lo positivo. El dinero, uno de los inventos más ingeniosos de la humanidad, simplifica el intercambio de bienes y servicios superando las limitaciones del sistema de trueque; creando así, la posibilidad de la especialización, base de la civilización.

¿Por qué tenemos entonces problemas con el dinero? Aquí es donde aparece la parte negativa. A lo largo de la historia la circulación del dinero se ha basado en el pago de intereses. El interés lleva al interés compuesto…. El interés compuesto lleva al crecimiento exponencial……. Y el crecimiento exponencial, si no se pueda transformar de alguna manera, es a su vez insostenible. Se convierte en una “máquina invisible que lo arruina todo”.

Puesto que en nuestros cuerpos experimentamos el modelo de crecimiento natural, que termina con un tamaño óptimo, resulta difícil para el ser humano comprender el impacto real del modelo de crecimiento exponencial en el mundo físico. Este fenómeno se puede mostrar de una manera más ilustrativa con la famosa historia del penique de José: si José, el padre de Jesús, hubiera invertido un penique el día en que Jesús nació, con un interés del 5%, y Jesús hubiera vuelto al mismo banco en 1990 —fecha de la reunificación de Alemania—, con el dinero acumulado por los intereses hubiera podido comprar 134 mil millones de bolas de oro del tamaño de la Tierra, de acuerdo con el precio oficial del oro en estos momentos. Esto muestra matemáticamente que el pago continuado de intereses durante un largo periodo de tiempo es prácticamente imposible y explica por qué se dan a intervalos regulares crisis económicas y sociales.


 

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