DINERO - LA AUTODESTRUCCIÓN DEL SER HUMANO
Antonio Morales Berruecos y Edmundo Galindo González
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De acuerdo a lo expresado por José Manuel Lechado esta se inicia durante la segunda guerra mundial cuando los gobiernos de las grandes potencias en conflicto, crean un nivel de destrucción hasta ese momento impensable.
Los países democráticos vencedores, ahora no enfrentan guerras, sino terrorismo, esta nueva forma de “crear miedo” es el efecto entre otras razones, de la extraordinaria acumulación de poderío económico que algunos países han logrado, colocando al imperio del mercado neoliberal, por encima de todo, haciendo creer que es la solución a todos los problemas. Lejos de ello, la realidad es que se esta creando una angustiante desigualdad cada vez mayor en la distribución de la riqueza, generándose por este motivo, conflictos en todo el planeta
Las condiciones de vida que existen en tantos lugares del mundo son tan malas, tan extremas, tan injustas, que hacen que mucha gente forme parte de esas organizaciones terroristas, donde no entran precisamente a la fuerza sino impulsados por todos estos desequilibrios.
Nos encontramos desafortunadamente ante el fracaso de la sociedad mundial en su conjunto. Uno de los errores que se cometen habitualmente es pensar que los terroristas son sólo unos locos y unos criminales. Habrá alguno que sea así, pero la mayoría son gentes con ideales de libertad y justicia, lo que ocurre, es que los canalizan de forma violenta y equivocada, movidos y motivados por lideres radicales que se aprovechan de ellos.
La finalidad es más política que religiosa, por mucho que nos quieran confundir. El tema religioso es una poderosa herramienta social, un paso adelante en la historia del miedo como instrumento de dominación política, pero nada más.
La religión es una mera excusa. En otros tiempos se hablaba del comunismo, del fascismo o del estado capitalista. Como eso no existe ahora se tira de algo más primario, en este caso la religión. Si nos fijamos, el discurso de Ben Laden y Bush es muy parecido, ambos agitan la bandera de Dios y Alá para justificar sus actos de barbarie, pero la fe brilla por su ausencia, y si existe algún dios, sin duda se sentirá ofendido por la ineptitud de sus presuntos paladines.
Ambos son ambiciosos y luchan por una parcela de poder. Son capaces de mover a la gente incitándoles a través de la fe, pero la religión, es la bandera que se enarbola para justificar sus crímenes.
En nombre de la lucha antiterrorista los gobiernos acumulan poder, lo que tenemos ante nosotros no es un choque de culturas sino una lucha entre personajes muy avezados en utilizar el miedo como arma sutil y embozada: una población asustada es más fácil de controlar.
El mundo musulmán igual que occidente, también necesita a un enemigo. Aunque existe una base real de ofensas hacia el mundo musulmán que proviene de los tiempos del colonialismo del siglo XIX: la ocupación franco-británica de casi todo el territorio islámico, la rapiña que hicieron de sus recursos y el maltrato que dieron a la población en general. Luego, la descolonización tampoco ha sido un camino de rosas y en realidad, las empresas occidentales siguen metiendo mano donde pueden. Existen por tanto ofensas reales y también por parte de ellos, una necesidad de tener un enemigo común que justifique sus actos.
Un imperio siempre necesita a un enemigo. En este caso, una vez desaparecida la URSS había que buscar algo que siguiera justificando el incremento en los presupuestos militares y gastos de defensa. Si no hubiese sido Al Qaeda hubiesen sido otros, Hay muchos interesados en que este fenómeno del terrorismo siga vivo; en principio los propios terroristas, los líderes que quieren el poder a costa de lo que sea. Pero luego también los poderes establecidos de las naciones poderosas, porque tienen a un enemigo común, muy útil como herramienta política y de propaganda. Lo fundamental del terrorismo actual es que a costa de la amenaza que se vive continuamente, se están imponiendo leyes que recortan derechos y libertades y encima se admiten de buen grado, justificándolas como razones de seguridad. En el fondo pensamos que se trata de algo temporal y que todo volverá a ser como antes, pero no es así. Cuando el poder recorta libertades, no las devuelve nunca. Los gobiernos no fomentan el terrorismo, pero sí algunos lo aprovechan, pues hay muchos beneficios en juego: corrupción, venta de armas, paraísos fiscales, efectos propagandísticos, o imposición de leyes draconianas.
Estamos presenciando un cambio crucial en el panorama del medio oriente, cambio que exacerbara y hará aun más radicales las relaciones entre Palestina e Israel. El grupo terrorista Hamas gana las recientes elecciones y forma hoy un gobierno que amenaza con formar un ejército que no tiene Palestina y continuar sus acciones agresivas en contra de su enemigo mortal Israel; a menos que este se retire de todos los territorios que los palestinos reclaman como suyos. Israel puede esperar ahora violentos ataques de continuar con las represiones.
En la mayoría de las ocasiones las acciones de Hamas van dirigidas principalmente a ganar autoridad y prestigio dentro de la población Palestina, para alcanzar la mayoría de las funciones políticas, monopolizar el poder, y disfrutar de las ventajas que vienen con este; intentan como es lógico, controlar a la principal fuerza en la oposición, acudiendo si es preciso, a la utilización de la más cruenta violencia.
Por otra parte, Irán tiene un nuevo presidente que también dice que los judíos deben desaparecer del planeta y que el holocausto es una patraña inventada por ellos.
Así las cosas Irán y Palestina juntos o separados han venido creando gran inquietud a los países que forman el Imperio Económico Mundial, liderado por los EE.UU. Atizando el miedo al terrorismo ahora globalizado.
Esta pequeñísima parte del planeta ocupada por palestinos y judíos, Iraquíes e Iraníes, que representan una absoluta minoría en el mundo, se esta convirtiendo en la zona del terror permanente, de donde pudiera surgir otro holocausto, pero ahora a nivel globalizado.
“El terror es ya la realidad que llego para quedarse, mientras exista el dinero”