TEORÍA AUSTRIACA Y EL PROBLEMA DEL
CICLO ECONÓMICO
Nicolas Cachanosky
Esta página muestra parte del texto pero sin formato.
Puede bajarse la tesis completa en PDF comprimido ZIP (149 páginas, 699 kb) pulsando aquí
“Triste época en la que vivimos, en la que es más fácil romper un átomo que un prejuicio”.
Albert Einstein
A pesar de que llevadas hasta sus últimas consecuencias, estas construcciones imaginarias poseen contradicciones o son claramente contrarias a toda posibilidad real, no dejan de ser importantes como punto de partida para la elaboración teórica si se tienen en consideración estas salvedades. Sin embargo, la adopción de una metodología matemática con un trasfondo “mecánico” en busca de un mayor rigor y precisión, en lugar de una metodología lógica, genera otros problemas y confusiones que debemos evitar si queremos comprender de forma clara el funcionamiento de la economía y en que consiste el problema del ciclo económico.
Tomemos, por ejemplo, el “modelo de competencia perfecta”. En esta representación, el “infinito” número de participantes hace que ninguno de ellos pueda alterar los precios individualmente, mientras que en un mercado monopólico el único productor sí puede hacerlo. Sin embargo, en la realidad, los precios se mueven según como varia la oferta (stock) y demanda de productos, no dependen de la cantidad de productores presentes en el mercado. Una misma variación en la cantidad producida en iguales mercados debe tener el mismo efecto sobre el precio en un monopolio que en un mercado competitivo. Además de este error conceptual, creer que el “movimiento” de precios se sujeta a la cantidad de participantes en lugar de la demanda y stock ofertado, la “rigurosa” matemática cae en la inconsistencia de decir que en un mercado de competencia perfecta ningún participante posee influencia individual sobre el precio pero todos juntos sí. Generalmente, la siguiente afirmación es que en realidad, la pendiente de la curva de demanda y el efecto del individuo particular es mínima o despreciable sobre el mercado. Sin embargo, rigurosamente hablando, no es lo mismo decir que la pendiente es cero a que es mínima, ya que si queremos ser precisos, la curva de ingreso marginal tendrá una pendiente inferior (la mitad) a la curva de demanda. Si además nos encontramos con que en el agregado los costos marginales de los “infinitos” pero “finitos” productores es igual a la del productor monopolista, entonces el mercado de competencia perfecta, rigurosamente hablando, es semejante al caso del monopolista, con la maravillosa conclusión de que matemáticamente escribimos que el precio depende de la cantidad producida, P(q), pero el modelo está armado de forma tal que en realidad depende de la cantidad de productores.
En resumen, detrás de las curvas y ecuaciones hay fuertes contradicciones y conceptos erróneos que pueden derivar en un análisis equivocado o viciado del proceso económico. Dos de estos conceptos erróneos son justamente el de competencia perfecta y el de monopolio. Mientras por competencia perfecta se entiende un mercado lleno de productores, por monopolio se entiende un mercado donde hay uno solo. En realidad, lo que hace que un mercado sea perfectamente competitivo o no, no es la cantidad de participantes, sino la libertad que haya para entrar o salir voluntariamente del mismo, si hay o no libertad para competir en igualdad de condiciones. No es lo mismo la situación de un único productor cuando éste se supo ganar el mercado y desplazar a la competencia que cuando su existencia en el mercado depende de la protección del Gobierno. Empresas como Microsoft no poseen ningún tipo de protección legal (más bien lo contrario), y debido a que elaboran productos de mejor calidad que sus competidores éstos quedaron fuera del mercado destinando su capital a otros procesos productivos donde brindan mejores servicios. Si Microsoft se dejase estar en la elaboración y desarrollo de sus productos, cualquier otro competidor podría desplazarlo del mercado igual que sucedió con el olvidado Quatro Pro entre muchos otros. Distinto es el caso donde estas empresas gozan de protección gubernamental y, por lo tanto no necesitan competir contra los potenciales nuevos productores. El gobierno les regala el mercado, no necesitan ganarse la aprobación de los consumidores.
No importa cuántos productores halla en un mercado, el mismo puede ser “competitivamente perfecto” halla solamente un grande o muchos pequeños productores. La “perfección” es un concepto cualitativo respecto al mercado, no un problema cuantitativo de cuantos productores participen en el mismo.