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TEORÍA AUSTRIACA Y EL PROBLEMA DEL CICLO ECONÓMICO

Nicolas Cachanosky

 

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LOS EFECTOS DE LA EXPANSIÓN DEL CRÉDITO

“The test for any theory of economics is whether it begins with the fact, or ends facing the fact, that what is not produced cannot ever be consumed. It is the test that will determine if any economic system can succeed or will fail.”

J. Kesner Kahn

Como veremos a continuación, el protagonista principal de los ciclos económicos es la llamada “política monetaria”, principalmente a través de una expansión o emisión monetaria. Lo importante a tener en cuenta es que no habrá correspondencia entre los cambios generados por la alteración de la cantidad de dinero y el movimiento de las tasas de interés del mercado. Si la expansión monetaria ingresa por el mercado de dinero, las tasas de interés se verán alteradas sin el cambio correspondiente en el interés originario. Las tasas de interés y las preferencias temporales divergirán y, por lo tanto entran en operación los mecanismos del mercado que equilibran los desajustes por un camino u otro. Puede suceder que ante los cambios en la data del mercado, el equilibrio al que tiende el mercado se vea modificado, sin embargo, esto no altera la esencia ni el surgimiento de los “mecanismos de ajuste”, simplemente se modifica el punto de llegada.

Dado que la expansión monetaria se manifiesta a través del mercado de dinero, al inicio del proceso no hay ninguna manifestación a través del price premium. Pero a medida que el nuevo circulante se va incorporando al mercado, el price premium comienza a surtir efecto generando una presión sobre las tasas de interés para que las mismas suban. La secuencia temporal del fenómeno, hace que el price premium actúe tardíamente sobre las tasas de interés y, si la expansión monetaria sigue siendo la política, entonces seguirá habiendo un lag o defasaje entre las tasas de interés y el price premium. Las tasas de interés no llegan a cubrir las preferencias temporales, el componente empresarial y el aumento de precios dado el retraso artificialmente generado.

Ahora bien, para que el nuevo dinero entre al mercado a través de créditos, es necesaria una baja en las tasas de interés. No importa si conceptualmente el monto nominal de las tasas disminuye o es el componente empresarial el que se ve alterado, dando préstamos a proyectos que por su característica empresarial no se hubiesen dado antes de la expansión monetaria. En ambos casos hay una variación analítica en la tasa de interés, las consecuencias finales son las mismas.

Junto con los precios, salarios, y demás factores, las tasas de interés forman también parte del cálculo económico. Los resultados indican a las fuentes productoras que proyectos son viables y cuales no dado el ratio de valuación entre los bienes futuros y presentes. Alinea los actos con las valuaciones temporales de los individuos. Las tasas de interés avisan a los empresarios cuando un proyecto no será aprobado por los individuos porque el tiempo de espera es demasiado largo, le indica que caminos seguir de modo tal que no se encuentre sin los bienes de capital necesarios a mitad del proyecto porque dada la preferencia temporal de los individuos estos han decidido consumir los mismos o emplearlos en otros proyectos de menor duración.

Pero dado que la expansión monetaria a través del crédito ha forzado a un descenso de las tasas de interés sobre la cuál aún no ha actuado el price premium, el empresario y las fuentes productoras reciben información falsificada. A pesar de que el ahorro en bienes de capital no se ha incrementado, los números muestran lo contrario, un ejemplo de la interesante ironía que puede surgir cuando se cree que “los números no mienten”. El cálculo económico se ve viciado al basarse en tasas de interés que no reflejan correctamente la cantidad de bienes de capital disponibles. Los proyectos que antes eran inviables, ahora parecen presentar interesantes ganancias, las fuentes productoras toman los nuevos créditos dada la baja en las tasas de interés, comienza a surgir el mal llamado “Boom Económico”.

Por otro lado, la nueva demanda que surge a través del crédito y la expansión de los proyectos productivos lleva también a un aumento en los precios de los factores de producción y de los salarios. Si el aumento de precios hubiese sido únicamente de los factores de producción y de los salarios, las nuevas ambiciones tendrían que haberse dejado de lado, ya que el cálculo económico dejaría de presentar a estos proyectos como rentables. Sin embargo, tanto los “trabajadores” como los empresarios tienden a aumentar el consumo en bienes, ya que están ante la ilusión de un aumento real de sus ingresos, el aumento en consumo de bienes finales por parte de los “trabajadores” y de los productores lleva también a un aumento de los precios en los “bienes finales”. Por lo tanto, los proyectos siguen apareciendo como viables y los productores deciden seguir embarcados en los mismos. El aumento de la cantidad de dinero genera una tendencia al alza de precios, sin embargo, dado que este fenómeno sucede a través del mercado de dinero, el mismo se ve afectado antes que los precios de mercado, generando un defasaje en el proceso económico.

Todo este proceso pone en marcha una serie de fenómenos dentro del proceso de mercado. Tanto los productores que decidieron comenzar nuevos proyectos como aquellos que siguieron con su nivel de producción anterior necesitarán nuevos recursos, dado que los costos a través de los precios de los factores de producción y salarios se han incrementado. Si la expansión monetaria es un fenómeno único sin repetición, el “Boom Económico” pronto llegará a su fin con pocas pérdidas que lamentar. El mercado se reacomodará a la nueva situación sin “grandes sobresaltos”. Los empresarios no podrán conseguir los nuevos fondos que necesitan, las tasas de interés aumentarán debido a que el aumento en la demanda de créditos no es compensado con una nueva cantidad de dinero. Las actividades comerciales se contraen y el boom termina, las fuerzas que le dieron inicio ya no se encuentran en el mercado, el nuevo dinero ha perdido su efecto debido a las modificaciones de precios, salarios y tasas de interés. Las nuevas demandas de dinero disponible se ajustan a la nueva data del mercado y las nuevas preferencias temporales que puedan surgir se incorporan a las tasas de interés del mercado de dinero.

Esta secuencia temporal y sus efectos en las tasas de interés y el cálculo económico son fundamentales para comprender el fenómeno del ciclo económico. El “Boom Económico” perdurará lo que la expansión monetaria perdure. En cuanto esta política monetaria llegue a su fin, o el mercado se ha dado cuenta de la situación, la expansión monetaria pierde su efecto finalizando la época del aparente auge económico, volviendo duramente a la realidad. Sin embargo, la expansión monetaria no puede mantener el boom vivo por siempre. A medida que la expansión monetaria se va infiltrando en el mercado, los individuos y empresarios se van dando cuenta de la situación, por lo que el gobierno debe incrementar el ritmo de emisión monetaria si desean mantener la ilusión; no sólo para compensar la inflación producida por las emisiones anteriores, sino para superar las expectativas de los individuos y productores. Sin embargo, llega un punto en que la moneda ha perdido tanto valor que ya no sirve como medio de intercambio, el resultado es la “fuga de capitales” hacia bienes “reales” que no “pierdan su valor en el tiempo”, es una carrera contra el tiempo que no puede ganarse bajo ningún aspecto, la situación ya es irreversible. En resumen, al destruir la moneda, se destruye el sistema financiero del país, algo así como un infarto en el sistema circulatorio de un ser humano, salvando las diferencias en la analogía.

Lo importante de la “Teoría Monetaria” es explicar lo más correcta y acertadamente posible cómo los cambios en la cantidad de dinero afectan de distinta manera y en distintos momentos a la demanda de efectivo disponible, precios y tasas de interés. Ya vimos un ejemplo en la primer parte del trabajo de los grandes detalles que se ignoran al plantear la economía como una ecuación donde implícitamente los cambios monetarios afectan automática e instantáneamente a todos las variables económicas de la misma manera y en el mismo momento. Este tipo de planteos no permiten analizar el fenómeno económico correctamente, simplemente presentan una descripción imprecisa del mismo. Si el dinero fuese neutral, no sólo no seria dinero propiamente hablando, sino que toda política expansionista o contractiva no tendría ningún efecto sobre la economía, llegando a una conclusión contradictoria.

Cuando la expansión monetaria comienza a tener efecto en el mercado de dinero, el mismo se “dirige” o es encauzado hacia las fuentes productoras a través de una baja en las tasas de interés. Los empresarios comienzan nuevas líneas paralelas de producción, que si bien no implican prolongar la duración de los procesos productivos sí llevan a un aumento en la demanda de factores y requerimiento de bienes de capital; así como también realizan inversiones que lleven a una mayor duración de los procesos productivos, con el mismo efecto sobre lo factores productivos y los bienes de capital. Sin embargo, a pesar de la mayor demanda por factores de producción, los mismos no existen ya que nunca se han producido ni almacenado. Este aumento en la demanda de factores y trabajo llevará, como ya dijimos, a un aumento en los salarios y en el precio de los factores de producción. El efecto siguiente será un mayor consumo por parte de estos trabajadores así como de los dueños de los factores de producción que también han recibido un aumento en la demanda de sus productos. Incluso cuando este aumento de consumo por parte de los trabajadores y dueños de factores de producción se ve exactamente compensado por aquellos individuos que aún no han visto un aumento en sus propios ingresos, los efectos de la expansión monetaria seguirán presentes. Por un lado tenemos una redistribución de los ingresos y del consumo, y por el otro tenemos la baja de tasas de interés y un aumento en los precios de los bienes. Ante esta situación, lo que los ojos de los productores ven, es una situación favorable, donde el aumento de costos de producción se ve compensado por un aumento de precios, y el descenso de las tasas de interés les indica que debe expandir sus actividades productivas, ya que las inversiones siguen pareciendo rentables. Las nuevas inversiones vuelven a alimentar el mismo efecto, los precios de los factores vuelven a subir y lo mismo sucede con los precios del resto de los bienes, junto con esto, la expansión monetaria sigue manteniendo las tasas de interés a un nivel artificialmente bajo, debido al lag generado por la secuencia temporal del proceso, manteniendo la aparente rentabilidad de los proyectos.

Antes que la expansión monetaria comenzase a tener efectos sobre la economía, la situación era tal que la naturaleza del proceso económico y la función de descubrimiento empresarial iban llevando paso a paso al mercado a su propia situación de “equilibrio”. Este equilibrio implica que todos los factores de producción específicos son utilizados según la participación del factor más escaso en el proceso productivo, el trabajo. En esta situación, hay pleno empleo de la “mano de obra” y los recursos naturales se asignarán de acuerdo al entramado de demanda en el mercado formado por los distintos individuos. Lo característico que no debe perderse de vista de este fenómeno es que la expansión monetaria lleva a una situación donde el mercado recibe señales de expansión, pero los nuevos factores de producción y bienes de capital necesarios no existen en realidad. Persiste la situación en la que para expandir un proceso productivo o crear uno nuevo, los recursos deben tomarse de alguna otra actividad. Lamentablemente, los procesos productivos no crean bienes y servicios de la nada, sino que consisten en una transformación de los recursos disponibles. El dinero es un instrumento muy útil, pero que en sí mismo no es generador de riqueza. Sería ingenuo pretender que con una simple modificación en la oferta monetaria se puede solucionar los complejos problemas económicos. Algo así como creer que aumentando la producción de zapatos esta todo “ok”.

Llamaremos f a la cantidad total de bienes de capital y factores disponibles para asignar a los distintos procesos productivos, y b a la cantidad total de bienes que estos recursos de capital pueden producir en un determinado período de tiempo t si son utilizados en su totalidad. Dado que las fuentes productoras se ven incentivadas por la expansión monetaria a aumentar su producción, las mismas deciden aumentar la cantidad del bien b3 para la cual necesitan una cantidad f3 de recursos y comenzar producir el nuevo bien b4 para lo que requerirán la cantidad f4 de bienes de capital. Sin embargo, la nueva cantidad demandada de factores f no existe en el mercado, y esta es la gran diferencia entre una expansión económica incentivada por la expansión monetaria y el crecimiento económico real debido al ahorro de los individuos. Como ya mencionamos, deducir que el aumento de precios llevará a un ahorro forzoso que pondrá a disposición los nuevos recursos necesarios es incorrecto, además de todos los problemas de complementariedad y distribución geográfica que pueden surgir, por no hablar que en este caso, la secuencia temporal del proceso sería inverso al “natural”, donde primero se ahorra y después se invierte, por lo que el ahorro forzoso nunca estaría disponible a tiempo y por lo tanto nunca se crecería.

Llamemos ahora c a la cantidad de bienes de capital que son necesarios reinvertir en un período dado para mantener la capacidad productiva constante. Si al finalizar el período, esta cantidad c es reinvertida, entonces se volverá a estar en la situación donde se puede producir la cantidad b de bienes. Si en cambio esta cantidad de bienes de capital es consumida en lugar de reinvertida, los recursos disponibles se reducen a f-c y la capacidad productiva pasa a ser b-a. En una economía que no se encuentra viciada por la expansión monetaria, el ahorro de los individuos por encima de c hubiese llevado la cantidad de recursos disponibles de f1 a f2, pudiéndose aumentar la cantidad producida de bienes b y comenzar a fabricar bienes que antes no estaban disponibles debido a la falta de recursos. La cantidad de recursos con la que los empresarios disponen para realizar sus cálculos es igual a c + f1 + f2, sin embargo, confundidos por los efectos de la expansión monetaria, los mismos actúan como si c + f1 + f2 + f3 +f4... estuviesen disponibles. Al intentar utilizar lo que parecen ser nuevos factores de producción, en realidad están compitiendo entre ellos por la misma cantidad de factores ya existentes, f1 y f2.

Dada la expansión monetaria a través del mercado de dinero, el precio de los “factores de producción” tiende a subir antes que el de los “bienes de consumo”, por lo que se genera una tendencia de disminución en el interés originario. La diferencia entre el precio de bienes presentes y bienes futuros se incrementa aumentando el ratio de interés originario tardíamente. La misma secuencia temporal ya descripta, genera también un lag en el interés originario, que persistirá mientras se continúe con la expansión monetaria. Con esta expansión, la tendencia a la suba del interés originario es afectada por otra de sentido opuesto, evitando el ajuste necesario. La misma secuencia temporal que afectaba el rol del price premium en las tasas de interés afecta los precios de los bienes presentes modificando el interés originario manteniendo el desequilibrio.

Con la emisión monetaria y sus efectos distorsivos en el cálculo económico, los productores y empresarios comienzan a aumentar su demanda de créditos en el mercado de dinero. Pero además de esto, ahora los productores y empresarios se sienten confiados para tomar préstamos a tasas mayores. Gracias a los efectos y secuencia temporal que implica la expansión monetaria, las tasas de interés van por detrás del nivel que cubriría el interés originario, el componente empresarial y el price premium al quedar atrapadas entre los dos efectos de sentido opuesto. No es el nivel de las tasas de interés lo que hay que observar, ya que esta puede subir o bajar, sino la evolución de la oferta monetaria para saber si hay o no expansión del crédito en el mercado de dinero.

Suele decirse que el “Boom Económico” se debe a una sobre inversión por parte de los sectores productivos, sin embargo esto es incorrecto, ya que no se puede sobre invertir si no existen los recursos necesarios. El verdadero problema de las crisis económicas, no es la sobre inversión, sino la mala inversión, el invertir en los procesos equivocados gracias a la distorsión que la expansión monetaria genera en los resultados del cálculo económico. Como los empresarios y productores reciben información sobre una cantidad de recursos inexistentes, se embarcan en proyectos con una escala superior a la física y económicamente posible. Tarde o temprano, la expansión monetaria deberá llegar a su fin, develando el engaño económico.

Pensar que las crisis económicas se deben a sobre inversiones surge del típico error de observar resultados físicos o “tangibles” en lugar de económicos. Es fácil señalar las fábricas cerradas y el desempleo generado, pero no es tan evidente que esto es un reflejo de haber utilizado los recursos escasos en los proyectos equivocados. Es fácil ver la fábrica que fue y cerró, y no la que nunca existió por los efectos sobre el cálculo económico de la expansión monetaria.

Antes de expandir la producción de cualquiera de los bienes finales, es necesario incrementar la de sus recursos. Antes de aumentar la producción de, por ejemplo, zapatos, es necesario aumentar la disponibilidad de cuero y otros recursos. Los empresarios son como los ingenieros que deben determinar la estructura productiva de la economía, y si por algún motivo actúan como si tuviesen más recursos de los realmente disponibles, el proyecto será demasiado ambicioso y el error sólo saldrá a luz cuando sea evidente que no hay con que llenar los agujeros productivos en la “base del edificio”, que caerá por su propio peso.

Si bien es cierto que nos hemos referido más de una vez a un aumento del “nivel de precios”, la expansión monetaria puede suceder al mismo tiempo que otros fenómenos generan una tendencia opuesta sobre los mismos, por lo que los precios y tasas de interés pueden no modificarse nominalmente de un período a otro. Al empresario no le importa si los precios son altos o bajos, lo importante son los resultados sobre rentabilidad que se obtienen de la estructura de precios a través del cálculo económico. No importa si los precios suben o no, lo relevante es que la expansión monetaria hace que los precios no tomen los valores que hubiesen tenido, alterando cualitativamente el sistema de precios. Al embarcarse en proyectos que en realidad no son rentables, dado que consumen capital en lugar de acumularlo, los mismos deberán colapsar tarde o temprano. La expansión económica debe construirse sobre nuevos recursos de capital, no sobre emisión monetaria o notas bancarias, las actividades productivas se auto-consumirán hasta que se queden sin capital para alimentarse o la expansión monetaria llegue a su fin.

La crisis se manifiesta cuando las autoridades monetarias comienzan a asustarse por lo lejos que se ha llegado y lo que pueda suceder o la expansión monetaria se vuelve insostenible dado su excesivo volumen. La expansión del crédito cesa y ya no hay préstamos gratuitos a los sectores productivos basados en un espejismo de recursos. Este cambio de actitud de las autoridades monetarias en el mercado de dinero no generan las crisis, simplemente las ponen de manifiesto. No es que la contracción monetaria bajo estas circunstancias desacelere la economía, sino que simplemente corrige lo que antes era una ilusión monetaria mostrando que las rentabilidades en realidad no eran tales.

Si por el contrario, las autoridades monetarias hubiesen seguido con la expansión del crédito, el final no hubiese diferido significativamente. Las nuevas emisiones no pueden reemplazar al capital requerido que no se encuentra en ningún lado, no hay en el agregado un aumento de la producción, sino una reestructuración en el proceso económico, tarde o temprano la moneda pierde su valor y comienza la fuga a bienes reales que no se deprecien tan velozmente con el paso del tiempo.

Cuando la expansión monetaria llega a su fin, los empresarios y productores deben reducir sus ambiciones y proyectos porque ya no cuentan con los recursos que obtenían tan fácilmente en el mercado de dinero. Sin embargo, los productores necesitan fondos para enfrentar las obligaciones que contrajeron para embarcarse en los proyectos que ahora han abandonado, y la venta de sus bienes en inventario lleva a una caída en los precios. Los proyectos que surgieron por los efectos de la expansión monetaria deben ser dejados de lado porque los recursos necesarios no se encuentran disponibles, otras empresas deben cerrar porque no pueden cubrir sus costos operativos o no tienen más capital para consumir, y los individuos relacionados con estas actividades pierden sus trabajos, generando desempleo. Como los productores necesitan hacerse urgentemente de fondos para no quebrar y el panorama económico ya no es tan favorable, el componente empresarial de las tasas de interés comienza a elevarse alcanzando valores excesivamente altos. Las empresas más golpeadas y las que deben cerrar no pueden devolver los préstamos que tan accesibles parecían en otras épocas debilitando el mercado de dinero y el sistema financiero. Todos estos efectos también llevan a una fuerte caída en el consumo de bienes y servicios incentivando la caída de precios en los bienes “finales”, complicando aún más la situación. La caída del consumo es la consecuencia de la crisis, no su causa como pensarían los keynesianos, motivo por el cuál las políticas que intentan incentivar el consumo terminan generando el mismo problema que buscan solucionar. El “Boom Económico” se transforma en “depresión” generando el llamado Ciclo Económico.

En realidad, la depresión es el proceso de reajuste que sucede luego de haber viciado durante tanto tiempo el mercado de dinero. Durante esta recesión las actividades productivas se reacomodan a lo que es realmente rentable, en lugar de lo aparente. La estructura económica se reajusta a los recursos realmente disponibles, y no a los señalados por la expansión monetaria. También, se reacomoda el interés originario de acuerdo a las preferencias temporales de los individuos, y no a la de las autoridades monetarias.

Sin embargo, luego de la manipulación monetaria, la data del mercado se ve alterada. La economía irá hacia un equilibrio distinto a aquel que se dirigía antes de expandir el crédito artificialmente. El ahorro de los individuos no se hubiese perdido al asignar incorrectamente los factores. Con la expansión monetaria, no sólo no se generan recursos de la nada, sino que parte de los bienes de capital disponibles se pierden al haber sido utilizados en proyectos inviables cuya inversión los vuelve irrecuperables o “no convertibles”. También se generan cambios en la distribución de riqueza e ingresos de los individuos, debido al efecto inflacionario y el price premium, así como a la modificación de las tasas de interés. La demografía, cultura, demanda de bienes, conocimientos técnicos y demás pueden también verse modificadas. Todo esto genera que haya un nuevo “punto de equilibrio” distinto a aquel que la economía buscaba en los comienzos de la política expansiva. No sólo se reajusta la economía a la realidad económica, sino que la brújula del mercado ahora marca otro rumbo debido a los efectos generados por la alteración en la tasa de interés y el efecto inflacionario.

Varias de las inversiones realizadas durante el “Boom Económico” aparecen como inviables, su falta de rentabilidad se debe a que sus factores de producción son más urgentemente necesarios en otras líneas productoras, por lo que los ingresos que pueden percibirse por esos bienes y servicios finales no llegan a cubrir su costo de oportunidad. Otras inversiones pueden tener mejor suerte, pero esto suele deberse a la modificación en la data del mercado, ya que de no haberse incurrido en emisiones monetarias estos proyectos nunca se hubieran llevado a cabo. Algunos proyectos pueden seguir con vida debido a que los capitales invertidos no pueden ser convertidos a otras actividades más rentables y las mismas persisten con bajos niveles de rendimiento. Sin embargo, gran parte del capital invertido termina considerándose perdido al no representar ninguna utilidad ni poder convertirse o aprovechar los recursos utilizados.

Desde el punto de vista de los consumidores, los resultados son bastante similares, ya que de no haber entrado en la ilusión monetaria los recursos no se habrían malgastado respetando las indicaciones que ellos dan al mercado a través del sistema de precios. Los individuos, en lugar de poder adquirir los bienes y servicios más importantes, se encuentran que las fuentes productoras han utilizado los recursos escasos en bienes no tan importantes, por los cuales no están dispuestos a intercambiarlos por los fondos necesarios para mantener la rentabilidad necesaria en esas actividades. Gracias al “Boom Económico”, los individuos deben renunciar a todas aquellas facilidades que podrían haber percibido si el gobierno no hubiese entrado en el juego de la expansión monetaria. El “Boom Económico” sólo presenta una compensación parcial a los individuos en comparación a lo que habría sucedido de no haber intervenido en la economía.

El resultado final de la política expansiva es todo lo contrario a lo que se buscaba, una tendencia general de debilitamiento económico. Los empresarios capaces de leer correctamente lo que esta sucediendo en el mercado, pueden aprovechar la situación y obtener importantes ganancias, otros productores, pueden verse beneficiados pasivamente simplemente por su ubicación en la estructura económica y los efectos de la inflación en los precios, pero para la gran mayoría, el resultado final son proyectos cancelados, recursos mal asignados e irrecuperables, menores ingresos reales y pérdida de trabajo. Si el resultado final de la expansión monetaria implica un “nivel económico” inferior al del inicio de la expansión, dependerá de las características particulares de cada caso; lo que sí será una consecuencia necesaria de este fenómeno, es que el “nivel económico” al final de la expansión monetaria será inferior al que se hubiese llegado sin el “Boom Económico”. Claro ejemplo de los errores terminológicos que suele encontrarse en economía, que fácilmente puede llevar a conclusiones equivocadas, como los ejemplos que hemos visto en la primer parte.


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