TEORÍA AUSTRIACA Y EL PROBLEMA DEL
CICLO ECONÓMICO
Nicolas Cachanosky
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De lo dicho hasta ahora, podría desprenderse que en el desarrollo económico, no debería haber ningún tipo de fluctuaciones a menos que las autoridades monetarias intervengan de un modo u otro en el mercado. No obstante, uno de los rasgos distintivos de la economía es justamente no encontrarse en equilibrio acercándose a él constantemente, por lo que la economía sí debería tener ciertas fluctuaciones o ciclos económicos. Sin embargo, estos dos conceptos son distintos.
En un proceso económico que se desarrolla de forma normal, los individuos indican cuál será la estructura de precios comprando y dejando de comprar. La función empresarial, es decir el empresario como tal, intenta deducir cuáles serán esos precios futuros con el fin de encontrar discrepancias y cosechar las correspondientes ganancias. Es esa función empresarial la que, al encontrar y “llenar’ nichos de mercado “vacíos”, lleva al mismo paso a paso hacia una situación de equilibrio inalcanzable. Dado que los individuos varían sus preferencias momento a momento, la estructura de precios que indica cuál es la situación de equilibrio se encuentra en constante cambio, de ahí la incertidumbre e ingenio que se requiere para ser un empresario exitoso.
Dada la incertidumbre sobre las rentabilidades que se formarán con los precios futuros y lo difícil de encontrar estos nichos de mercado, durante el proceso económico hay productores que obtienen ganancias al embarcarse en los proyectos adecuados y otros que sufren pérdidas al elegir actividades que en realidad los individuos no consideran tan importantes, no pudiendo cubrir sus costos operativos. En una situación normal, algunos empresarios obtienen ganancias y otros sufren pérdidas, manteniendo un equilibrio relativamente estable en el que los empresarios que sufren pérdidas tienden a cambiar de actividades siguiendo a los que tuvieron una visión más acertada y por lo tanto disfrutan de las ganancias de sus procesos productivos.
En realidad, y como ya vimos, no hay nada de extraño en las pérdidas empresariales. Como el mercado no se encuentra en equilibrio, debe haber pérdidas y ganancias que indican donde se encuentran las discrepancias. Sin embargo, en el ciclo económico la situación es distinta. En ese caso, no son algunos empresarios los que se equivocan, sino que lo hacen todos juntos. En el ciclo económico, la respuesta correcta a responder, no es porqué el empresario se equivoca, eso ya lo vimos en los primeros capítulos, la respuesta correcta es porqué lo hacen todos juntos, que es lo que vimos en los últimos capítulos. Ahora ya sabemos que esto se debe a la intervención de las autoridades monetarias a través del mercado de dinero, lo cuál también nos explica la diferencia entre el ciclo económico como usualmente lo conocemos y el ciclo real de la economía o sus fluctuaciones alrededor del “punto de equilibrio”.
En el ciclo económico provocado por las intervenciones monetarias, lo que se obtiene es una divergencia respecto a la situación de equilibrio. Tanto con una expansión como con una contracción monetaria, la situación es inferior a la que habría sido sin dichas intervenciones, y cuánto más dure la política, mayor será la divergencia. Junto con esto, gracias a los efectos que se realizan en la data del mercado y el efecto del lag al modificar artificialmente la cantidad de dinero, también sabemos que una contracción monetaria luego de una expansión, o una expansión luego de una contracción no contrarrestan los efectos, sino que se suman. Es decir, cualquiera de las dos políticas siempre genera una divergencia respecto a la situación de equilibrio.
En una economía libre de intervención monetaria o de cualquier tipo, la situación es totalmente distinta. Una economía libre jamás se encontrará en una situación de equilibrio, sin embargo convergerá constantemente a dicha situación. La expansión monetaria genera más que un “velo económico”, lo que hace es un “telón económico”, que no deja ver que es lo que realmente sucede en el mercado y la economía. El mercado fluctuará convergentemente alrededor del volátil punto de equilibrio. De todos los empresarios y productores, sólo aquellos que sufran pérdidas modificarán sus actividades buscando ganancias, generando esta convergencia, mientras que los cambios de preferencias de los individuos harán fluctuar el punto de equilibrio. Como podemos ver, la situación es totalmente distinta a la del ciclo económico, donde es la totalidad de los empresarios y productores los que se equivocan y el mercado diverge en lugar de converger al equilibrio.
Por último, podemos hacer un breve comentario respecto a la tasa de crecimiento de la economía. Además de las habilidades y correctas predicciones de los empresarios, lo que determinará la velocidad de crecimiento de la economía serán las preferencias temporales de los individuos. Será cada individuo, el que consumiendo hoy o ahorrando bienes de capital determinará si los recursos disponibles para expandir las actividades productivas estarán disponibles o no. Si deciden ahorrar, el monto de capital per cápita aumentará, y por lo tanto podrá entrarse en procesos productivos más largos o iniciar nuevos proyectos. Medido en términos de capital o producción per cápita, la economía crecerá. Si por el contrario, los individuos aumentan sus preferencias temporales, consumirán bienes de capital ahorrados, que deberán ser quitados de los procesos productivos marginales. Si miramos el capital o producción per cápita, la economía presentará un decrecimiento. Ahora bien, si por el contrario observamos el consumo per cápita veremos que el mismo ha aumentado. Sin embargo, en ambos casos, ahorrando o desahorrando, dado que la iniciativa proviene directamente de los individuos, los mismos mejorarán su situación individual. Aquel que desea consumir más lo hace, y aquel que desea ahorrar más también lo hace.
Dejando de lado la poca representatividad que tiene sobre la economía variables como el PBI per Cápita y los demás de su estilo, mirando este tipo de indicadores, el crecimiento dependerá en última instancia de las preferencias temporales de los individuos, de sus deseos de ahorro o desahorro. Sin embargo, conceptualmente hablando, por más que estos indicadores fluctúen siguiendo las preferencias temporales de los individuos, la economía “siempre” se encontrará en crecimiento, dado que ambas realidades responden a los deseos de los individuos mejorando su situación individual y acercándose a las condiciones de equilibrio.
El crecimiento no depende de la cantidad consumida, ahorrada o invertida, sino de que tan cerca nos encontremos de ese punto de equilibrio, al que la economía tiende naturalmente y el cual fluctúa constantemente entre mayor y menor ahorro.