TEORÍA ECONÓMICA Y
ALGUNAS EXPERIENCIAS LATINOAMERICANAS RELATIVAS A LA AGROINDUSTRIA.
Francisco Javier López Macías
Pepe Castrillón
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La Agroindustria Rural (AIR), según Boucher (2000), es: “La Actividad que permite aumentar y retener, en las zonas rurales, el valor agregado de la producción de las economías campesinas, a través de la ejecución de tareas de poscosecha en los productos provenientes de explotaciones silvoagropecuarias, tales como: la selección, el lavado, la clasificación, el almacenamiento, la conservación, la transformación, el empaque, el transporte y la comercialización:
La Agroindustria Rural (AIR), incide de forma socioeconómica en las poblaciones rurales, a través de la organización campesina, la subsistencia y la acumulación, la diversificación de cultivos, el mejoramiento de la dieta y de la calidad de vida de los campesinos. El reto de las agroindustrias del siglo XXI, consiste en la posibilidad de actuar en mercados abiertos, para lo cual se requiere el cumplimiento de diferentes condiciones, que se analizan a continuación.
Para que la agroindustria rural sea viable en los mercados abiertos, para los pequeños y medianos productores, hay que tener en cuenta tres aspectos:
PRIMERO: Que dichos productores entren en un proceso de transformación social, política, cultural y tecnológica, que les permita construir núcleos de acumulación, originar nuevas empresas y generar empleos e ingresos en la población rural.
SEGUNDO: Tener claro el concepto de lo rural, para considerar la agroindustria rural como un instrumento que implica una realidad social, en la que existe una sociedad con una cultura y un modo de vida predominantemente rural. Esta realidad social, puede estar constituida por varios municipios que tengan un contexto social y cultural semejante, lo cual es más importante que el mismo aspecto geográfico. Si la cultura y las relaciones de dominio son de carácter rural, no importa que la agroindustria esté situada en la cabecera urbana. En esta sociedad, lo urbano no es más que el centro administrativo y político donde hace presencia el Estado.
TERCERO: se refiere al tipo de productores relacionados con la agroindustria rural, es decir, a los vínculos con los procesos de transformación y procesamiento de los productos primarios. En este sentido, existen tres grupos de productores:
• Los pequeños productores integrados al mercado, o que producen para este. En este grupo encontramos tres subgrupos:
Los que tienen una integración dinámica, con procesos de acumulación en pequeña escala.
Los de una integración estancada, con una economía de subsistencia, y
Los productores articulados al mercado, pero que están en un proceso de deterioro o retroceso.
• Los pequeños productores con potencial de articulación a los mercados, que exigen mayor tecnología, recursos y organización.
• Los pequeños productores sin potencial de articulación a los mercados. Su vinculación a la agroindustria no es viable; por tanto, requieren, en primer lugar, políticas sociales antes que productivas.
Desde el punto de vista productivo, la agroindustria rural se relaciona con los dos primeros grupos, especialmente, con los que están en un proceso de articulación dinámica. Los grupos que no se pueden articular a la agroindustria como productores, pueden hacerlo como asalariados, en procesos de transformación y procesamiento, o en otros servicios.
Las pequeñas agroindustrias aisladas no tienen mucha posibilidad de sobrevivir, especialmente, en economías abiertas y globalizadas. De ahí, la necesidad de que se articulen entre sí.
Ladrix ha estudiado este tipo de asociaciones en seis países de América latina y ha demostrado que cuando se crean condiciones apropiadas, los pequeños productores, pueden realizar transformaciones productivas y mejoramientos tecnológicos, que incrementen notoriamente sus ingresos.
De acuerdo con las experiencias registradas, los pequeños productores pueden articularse a la agroindustria rural, y esta es viable y sostenible si se integra con circuitos; actuando solas, difícilmente pueden proyectarse en mercados amplios.
La articulación de campesinos a la agroindustria es un instrumento para reducir los costos de transacción y para desarrollar los mercados. Los costos de transacción, son aquellos que están por encima de los costos de producción y de compra de servicios requeridos y en los que se incurre para asegurar que la adquisición corresponda en mejor medida a las necesidades o expectativas, como son: los costos de información, la selección, el monitoreo, la coordinación y el cumplimiento de los contratos.
Uno de los limitantes para lograr la modernización tecnológica, en las economías campesinas, es el escaso desarrollo de los mercados y las fallas en el manejo de estos.
La agroindustria con integración vertical (agricultura de contrato) tiene la virtud de disminuir los costos de transacción para los pequeños productores y desarrollar los mercados, facilitando, a su vez, el desarrollo rural.
Los pequeños productores tienen dos alternativas de participar en los mercados: articularse directamente a agroindustrias medianas y grandes, o conformar sus propias agroindustrias rurales, las que podrían, a su vez, relacionarse con agroindustrias mayores. Esto, evidentemente, no se logra de una manera automática, requiere de procesos que se desarrollan en varias fases, en los que deben estar implicados todos los que participen en ellos; los pequeños productores, además, deben capacitarse y prepararse para entrar a negociar con los medianos y grandes empresarios, con el fin de que las comunidades rurales salgan del atraso. La tarea del Estado es imprescindible para facilitar estos procesos de articulación.