Carlos Barrios Napurí
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2. De lo global a lo local
Guillermo salió del cibercafé siendo ya horas de la tarde. No había estado en el chat ahora sino en un noticiero económico; y antes había estado en los foros, aquellos que le hacían recordar a los murales donde cualquiera podía poner un artículo y decir que tenía un periódico.
Cierta vez, en los buscadores seleccionó un tema de su preferencia. Pidió globalización y le salieron más de un millón y medio de páginas web con documentos en español. Pidió entonces por +globalización +economía, así, sin poner un espacio en blanco entre el signo mas y la palabra que buscaba. Era la forma de trabajo que reconoce un buscador. La lista se redujo solo en cerca de 10,000. En todos los servidores de Internet del mundo que tenían documentos para mostrar; habían, sumando, unos 1,490,000 documentos en español que tenían las palabras clave globalización y economía.
Varios software robots recorren sin descanso los servidores del planeta para identificar las palabras clave de los documentos que por miles se incorporan diariamente. Pidió entonces por +globalización +economía curriculum y la lista se redujo en 10 mil más. Salieron de la lista todos los sitios web que tenían la palabra currículum" y que, de seguro, eran propagandas de profesionales que brindaban sus servicios de hacer estudios de economía sobre globalización.
Ya conocía la técnica de trabajar con buscadores. Sabía que no debía demorarse leyendo sino solo revisar, a la volada, mientras bajaba el documento. Si no le interesaba, no esperar a que termine de bajar sino pasar al siguiente de la pequeña lista. Pero, si le interesaba, esperaría para grabarlo rápidamente en un directorio especial que había creado en su disco duro; y bajar el siguiente.
Así continuó reduciendo hasta llegar a una pequeña lista de unos 43,674 documentos que empezó a revisar para bajar, para leerlos en su pantalla.
Con práctica, en turnos de 4 horas, había llegado a bajar en promedio un documento cada 3 minutos. Por ello calculaba- para su lista ocuparía unos 11 mil minutos, esto es, unas 180 horas. De acuerdo a su forma de trabajo, necesitaría 45 turnos de 4 horas. Un total de un mes y medio solo para bajarlos y el resto de horas del día para depurar lo que no le interesaba de los 80 documentos grabados en las 4 horas diarias; y clasificar a los documentos que quedaban.
Como las cifras son ahora demasiado grandes, es inviable la actitud de querer conocer siempre lo central. Cada vez tiene menor valor el tener conocimientos.
El método de Guillermo consistía en dedicar sólo uno o dos días máximo, por excepción, a este ritmo de trabajo. Eso era suficiente para identificar más palabras clave del tema que le interesaba. Así, hasta reducir su lista a unos 200 documentos que si valdría la pena grabar y trabajar, sin estar jamás seguro si las palabras clave que usaba eran las esenciales.
Guillermo se distraía con estos cálculos. En bajar los 200 documentos por tema se demoraba 10 horas. A un promedio de 5 páginas por documento, tendría 1,000 páginas por trabajar sobre cada tema de su interés. Y con todo este material seleccionado, un tema de 1,000 páginas podía trabajarlo, en forma rápida, en 15 días.
A Guillermo le interesaban los cursos de postgrado a distancia. En estos cursos se desarrollan, más o menos, un par de temas por semana que necesitan ser profundizados. Por lo que, calculaba, siempre iba a estar atrasado al profundizar los temas vía Internet. Si seguía el curso, bien trabajado, solo podría aprovecharlo como máximo en la cuarta parte.
¿Valdría la pena?
Pensando en Internet y caminando, sin darse cuenta, había llegado a una feria de artesanos donde tenía varios amigos peruanos, de esos que hacen maravillas de trabajos con las manos. Tejidos, cerámicas, plata, oro, fantasía.
El peruano es tejedor, no solamente de telas. Las fortalezas incas y pre incas tienen la fuerza de los tejidos hechos con piedras. Los canales de riego y de distribución del agua, de esa época, se hicieron como tejidos de planos inclinados, aprovechando al máximo las pendientes. Recién con los software actuales se pueden diseñar redes similares. Y si los Incas hubiesen tenido Internet, pensaba Guillermo, de seguro habrían tejido documentos, programas y personas para construir conocimientos.
Variedad. Variedad de culturas, de plantas, de climas, de lenguas, de arquitecturas, de ingenio, de magia. Sí, definitivamente el Perú es un pueblo de artesanos. Su fuerza está en la variedad. Pero, por ello mismo, su debilidad está en los bajos volúmenes de un tipo de productos que es posible hacer cuando prima la variedad.
Si las estrategias de desarrollo de este país se orientan a la producción masiva, fracasa. Las posibilidades de desarrollo de este pueblo se darán en la medida en que priorice dedicarse a promover la exportación de lo que produce, aceptando que tendrá bajos volúmenes pero explotando la posibilidad de darles alta calidad. Esto es, solo cuando se oriente a los productos singulares, ricos en ingenio e inventiva, que son los productos que tienen precios altos. La hipótesis de Guillermo era aseverar que cuando la estrategia de desarrollo de este pueblo priorice los cambios de productos orientándolos al mercado, con volúmenes pequeños y alto valor agregado generado en micro cambios tecnológicos, este pueblo dejará de ser pobre.
Tanto se ha hablado del desarrollo económico y sería así algo tan simple. Tienes que vender lo que te da más ganancia. Y si el cliente quiere algo original y exclusivo, dáselo.
Que tal, amigo. ¿Cómo estás?
Aquí Guillermito, mas o menos, sin chamba. Pateando latas. Peor aún, buscando latas para patear. ¡Están escasas!.
Estamos iguales compadre. Te ayudo.