VENEZUELA, CAPITALISMO DE ESTADO, REFORMA Y
REVOLUCIÓN
Edgardo González Medina
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Los modelos de producción subyacente seguirán manifestándose, emergiendo y
sucumbiendo según las condiciones, a lo largo de nuestra historia. El acto
seguido de la Independencia es impulsado por la soldadesca a quien Bolívar legó
por decreto las tierras sin poder evitar que las oligarquías conservaran el
poder del Estado. El decreto del Libertador prescribía que se repartirían las
tierras confiscadas y las que debían confiscarse porque no pudieran ser
enajenadas a favor del erario nacional, y que cuando las propiedades partibles
no alcanzaren a cubrir todas las partes, el gobierno debía suplir las faltas con
otros bienes nacionales, principalmente baldíos. A solo treinta años de la
muerte de Bolívar, las grandes mayorías trabajadoras llegaron al término de un
proceso de indiferencia ante el débil Estado de las oligarquías. Y aunque la
guerra federal terminaría en una lucha formal por el dominio del Estado, puede
decirse que el sistema latifundista se evidenció desde ese momento y para
siempre en Venezuela, como un modelo inútil de desarrollo económico, y la guerra
federal duró tanto tiempo180 porque resultaba mas fundamental conservarse en ese
estadio de disolución del modelo productivo dominante y conservar los
territorios productores bajo un régimen de relaciones sociales igualitarias, que
conquistar la maquinaria estatal de las oligarquías. Era más importante
mantenerse libres del sistema económico que atarse de nuevo al carro de la
sujeción. Muchos documentos de la época revelan que fue previsible entre las
consecuencias de la conquista del poder del Estado, el enredamiento de la
insurrección en una fase política constitucionalista llena de componendas, y que
se daría, como en efecto ocurrió, oportunidad a la reorganización de la clase
dominante.181 El modo de vida de la soldadesca federal se caracterizaba por una
reinserción del esfuerzo productivo en niveles de subsistencia y de relaciones
económicas básicas. Los productores más prósperos, desprotegidos por una
autoridad central, hacían reconocimiento del orden impuesto por las partidas
armadas. En líneas generales la soldadesca continuaba el modo de vida heredado
de la guerra de Independencia, opuesto al intento infructuoso de sometimiento a
la disciplina del trabajo diseñado por la Oligarquía Conservadora entre 1830 y
1847, grupo dominante que se percata más fielmente del fenómeno cuando se
declara la rebelión como una Guerra Social, bajo el gobierno de Pedro Gual, poco
antes de que el General Páez asumiera la dictadura bajo los ruegos de los
Conservadores. Durante la guerra eran licenciadas las tropas periódicamente para que cultivaran
parcelas en tierras liberadas. La fuerza federal no solo guerreaba sino que
producía y se alimentaba, vivía y se reproducía a su propio modo, pugnando por
reorganizar su propia manera de vivir y trabajar, predominando el modo
igualitario de los campamentos. En síntesis, la organización simple se resistía
a ser determinada por la organización mas desarrollada (el Estado), y las
relaciones simples, esenciales al conjunto motor de la revolución, se colocaban
en la esencia del conflicto, no en la periferia, pese a que el fenómeno social
era aparentemente dominado por el hecho mas desarrollado, que constituye la
categoría mas concreta, que era el Estado. Al examinarse bajo esta óptica, las relaciones simples explican la esencia de
los conjuntos mayoritarios explotados, aunque en su momento no parecían
elementos constitutivos del desarrollo del Estado, lo cual es comprensible por
el grado de opacidad de los programas políticos liberales en general, incapaces
de concebir que las relaciones dominantes no determinaran los elementos
primarios o fundamentales del conflicto social, existentes como se sabe desde la
sociedad Colonial y la guerra de Independencia, que habían generado una sociedad
virtual, menos concreta, que aparece como relaciones secundarias, y que dan
razón para sostener como lo ha hecho, por ejemplo, Domingo Alberto Rangel,
entre otros la hipótesis de la existencia de dos Venezuelas a lo largo de
nuestra historia, a lo que puede agregarse la hipótesis de la existencia de dos
Estados, antagónicos. De esas Venezuelas, alguna se define antiestado
recurrentemente, cuando la pugna por la apropiación de las condiciones de
producción se convierte en un hecho ideológico, debiendo decirse finalmente que,
avanzado el Estado democrático en el siglo XX, a partir de 1945, los conjuntos
mayoritarios comienzan a definirse recurrentemente a favor del Estado, en razón
de las potencialidades de ese Estado para hacer mas concreta la sociedad
virtual, y luchando ferozmente contra el Estado aparece la clase burguesa
dominante a partir de 1973.
El modelo de producción subyacente
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