VENEZUELA, CAPITALISMO DE ESTADO, REFORMA Y
REVOLUCIÓN
Edgardo González Medina
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Como hemos querido demostrar, las caracterìsticas de la izquierda bonapartista
actualmente en el poder, son un mito alimentado por sus detractores provenientes
de los sectores mas reaccionarios internos y externos que han construído un
adversario a la medida de un anticomunismo desfasado. Es un mito que no ha sido
cabalmente combatido y desenmascarado por la izquierda auténtica, socialista o
socialdemócrata. Al mito ha contribuido el régimen bonapartista porque ha
entendido la conveniencia de debatir y confrontarse con sectores reaccionarios
impopulares y no con los sectores socialdemócratas y autenticamente socialistas.
Si por una parte es un espectáculo deprimente el discurso reiterado de Hugo
Chávez sacado de las viejas prédicas de Fidel Castro, no es menos ridícula la
oposición anticomunista de quienes se muestran escandalizados como si Venezuela
estuviese a punto de firmar el viejo Pacto de Varsovia e insertarse del otro
lado de la cortina de hierro. Ambas partes protagonizan la comedia del
antagonismo Este-Oeste de la Guerra Fría, de recuerdo incluso difuso. Una parte
de quienes aspiran a desplazar a Hugo Chávez, sueñan con la fantasia de un
comeback macartista, y sus referencias forman parte del mismo pasado, sin darse
cuenta que la Guerra Fría fue una tenaza para atrapar a la humanidad y
exprimirla toda, no para liberar a una parte a expensas de la otra.
Frente al régimen de izquierda bonapartista ha ido despertando y
desarrollándose, retomando conisgnas y programas, la visión reformista de la
socialdemocracia, mientras la sociedad ha empezado a relegar progresivamente a
los extremos de la comedia fantasiosa de pseudocomunistas y
antipseudocomunistas, comprendiendo la trampa. A estas alturas ya se desarrolló
una campaña electoral donde debieron salir vencedores los sectores
socialdemócratas junto a las tendencias populares del socialcristianismo y
partidos de tendencia radical. Era el mismo esquema de Frente Amplio que con sus
especificidades ha sido la respuesta común de los paises de América Latina. Pero
no fue asi. Dadas las posibilidades iniciales de ese desenlace, Hugo Chávez adaptó
rápidamente y promovió un giro de su proyecto hacia el centro. Se comportó como
lo ha hecho durante toda su escasa trayectoria polìtica, asumiendo el papel de
la tendencia reformista, robando consignas y apostasiando su mas reciente
encendido discurso. Será, sin embargo, una adaptación que convendría al éxito
posterior de la visión reformista en la medida de que contribuya a dejar en el
pasado la tragicomedia bonapartista y se admita no solo la renovación de las
fuerzas de izquierda sino la emergencia de nuevos liderazgos dentro de esa misma
izquierda. En definitiva el proyecto bonapartista quedará agotado tarde o
temprano, y superado estará el papel jugado por Hugo Chávez en este proceso. En
estas condiciones la práctica revolucionaria volverá al espíritu de la clase
trabajadora, que retomará su papel de vanguardia liberadora de las energias
constructivas de la sociedad.
Venezuela entre la izquierda bonapartista y la socialdemocracia
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