VENEZUELA, CAPITALISMO DE ESTADO, REFORMA Y
REVOLUCIÓN
Edgardo González Medina
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Fuerzas productivas es un término de Marx que ha resultado etiquetado como una
categoría específica del marxismo, lo cual es erróneo. En realidad las fuerzas
productivas no son otra cosa que los factores de producción de la literatura
económica tradicional, es decir Tierra, Capital, Trabajo, y Tecnología (que se
agrega en el modelo neoclásico). Modernamente se ha intentado agregar otras
formas conceptuales, pero siempre pueden ser remitidas a los factores básicos,
como es el caso de nociones especificas como las de Recursos
Naturales(renovables y no renovables), capital humano, término usado para
reconocer el estado de las capacidades científicas y técnicas y aptitud para el
trabajo de una sociedad, etc. Como consecuencia, las relaciones de producción,
término igualmente de Marx, debe ser circunscrito al conjunto de relaciones
entre los factores productivos, entre las fuerzas productivas. El marxismo se
afirma en la teoría de que el factor productivo esencial es el trabajo, por
constituir el elemento vivo, la fuerza viva que despliega las capacidades
fisicas e intelectuales del hombre. Por el contrario, algunas teóricos capitalistas llegan a pretender que el
trabajo es practicamente un complemento del capital. Olvidan estos teòricos el
hecho de que el capitalismo es en esencia una masa, constituida por los
detentadores o poseedores de los bienes de capital y de los bienes que
instrumentan o controlan la distribución mercantil, incluyendo diferentes
niveles del Estado. Una masa que es medible o estimable numéricamente si
partimos de datos aproximados de las unidades de producción y sus propietarios,
a los cuales podría agregarse niveles de personas asociadas en el compromiso de
intereses comunes estrechos con los propietarios de aquellos bienes. Al hacer
estas operaciones podemos concluir que la masa así denominada capitalismo es
una ínfima proporciòn de las sociedades, pudiendo no pasar, en todo el planeta,
de una cifra de treinta millones de personas. La característica o carácter fundamental de las fuerzas productivas vivas, se
verifica por dos roles institucionales básicos, que son : El de aquellos que
venden su fuerza de trabajo a cambio de un salario y el de aquellos que
adquieren esa fuerza de trabajo. Este es el modelo básico. Dicho modelo se
amolda a las especificaciones de cada sociedad. En Venezuela y otros países
subdesarrollados, por ejemplo, los asalariados asimilan o atraen a una gran masa
de trabajadores independientes que ocupan una variedad de oficios ejercidos
libremente pero que dependen de intercambios mercantiles de mínima escala, que
arrojan un excedente económico a cuenta del trabajador; excedente que es
transferido a otros en forma de servicios personales: no crean la mercancía sino
que la distribuyen o intervienen en su circulación y la substancian con
servicios variados. El carácter de la fuerza de trabajo podemos describirlo con el examen
cuantitativo, observándose que entre censos, la masa de asalariados en Venezuela
creció a un ritmo promedio de 3,97% entre 1941 y 1981, mientras que la masa de
patrones, propietarios de los medios productivos, disminuyó en el mismo período
a una tasa promedio de 2,18%, como sigue: Entre 1941 y el 2.004 la incorporación de la población apta para el trabajo, de
2,39% promedio interanual es inferior sensiblemente al crecimiento poblacional,
que es de 3,1% promedio interanual para la serie 1950-2.005. El nivel promedio
anual de incorporación de la población es el 56% de la población, vale decir que
un 44% no tiene aptitud para el trabajo y debe existir a expensas de los aptos.
Pero más grave aún es el hecho de que solo una fracción de esos aptos alcanzan
la ocupación, observándose una proporción promedio del 57% entre 1941 y 2002, lo
que supone que el 32% de la población soportó la producción del Ingreso.
Cuando se examina el impacto que tiene la desocupación, debe advertirse que si
la proporción que produce el ingreso soportó la existencia de quienes no lo
produjeron, sus remuneraciones quedaron reducidas a la redistribución que se
otorgó a la masa global poblacional, pero la plusvalía arrancada al trabajador
siguió siendo la misma, por lo cual el efecto final fue el la intensificación de
la pena y el esfuerzo del trabajo. Esta situación se encuentra demostrada en los
siguientes cuadros C.36 y C.37, donde inicialmente el promedio de remuneración
por persona ocupada, entre 1950 y 2.005, medido en términos reales, fue de Bs.
30.061, pero la remuneración promedio verdadera fue de Bs.10.033, resultante de
establecerse la distribución a toda la población. Esta última remuneración es la
individualizada por las personas ocupadas, con lo cual el contraste con la
plusvalía P que han entregado, es mucho más significativo.
Para el año 2.005, como se muestra en el cuadro C.37 (ver infra), medido en
precios corrientes, la remuneración promedio de los trabajadores fue de Bs.
6.930.032, vale decir un salario mensual de Bs. 577.503, pero la plusvalía
entregada a los dueños de los medios de producción fue de Bs. 20.566.420, y si,
por otra parte, se considera que los trabajadores ocupados mantienen al resto de
la población, el trabajador en realidad recibió, en promedio, la cantidad de Bs.
2.789.699, que es el valor distribuido por habitante del volumen total de las
remuneraciones de los trabajadores venezolanos. En términos reales, sin embargo,
estas cifras han venido reduciéndose a través del tiempo, verificándose un
deterioro progresivo del ingreso de los trabajadores. Debe advertirse que en efecto los excedentes derivados de la produción sufren la
misma reducción relativa cuando medimos en términos reales, pero a diferencia de
los beneficios empresariales, que constituyen fondos con aptitud para conservar
su valor en el tiempo, bien sea por medio de la tasa de interés o de la tasa de
rentabilidad de las inversiones, por su lado el salario de los trabajadores no
tiene aptitud para conservar su valor, debido a que se trata de un salario de
subsistencia que es insumido completa e inmediatamente por sus perceptores, para
los fines de reproducción de sus energias vitales.
En el gráfico 20 siguiente se muestra las orientaciones opuestas de la
remuneración del trabajo y el excedente económico. Este es el fenómeno esencial
de distorsión del sistema económico capitalista, por el cual se incumple la
exigencia vital de la economía del equlibrio entre la oferta y la demanda. Los
trabajadores, a medida que producen mas, tienen menos poder de adquirir los
productos creados. > Gráfico 21: Remuneración del trabajo y plusvalía (real)
El carácter de las fuerzas productivas
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