VENEZUELA, CAPITALISMO DE ESTADO, REFORMA Y
REVOLUCIÓN
Edgardo González Medina
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El segundo gobierno de Rafael Caldera, similarmente al de Eduardo Frei en Chile,
condujo al fortalecimiento institucional de las fuerzas de izquierda, luego del
retroceso del reformismo socialdemócrata. En Chile a su tiempo, la crisis del
reformismo tuvo lugar en el gobierno del Presidente Jorge Alessandri, y luego
del gobierno del socialcristianismo, ganó Salvador Allende, quien se apoyó para
ser Presidente en el ala radical del partido socialista dirigido por Carlos
Altamirano, en el MIR chileno y el Partido Comunista. En Venezuela, sin embargo, el proceso estuvo acompañado de grupos militares, no
tanto porque dichos grupos fuesen determinantes para un triunfo histórico de las
izquierdas, sino porque éstas, llegado el momento, difícilmente identificaron
los cambios que en su propio desarrollo se estaban dando, al grado que entre los
escenarios de participación planteados predominaron las viejas tendencias
bonapartistas que parecían superadas. Los partidos de izquierda habían sido el sustento del régimen entre 1993 y 1998.
Los programas políticos revolucionarios fueron borrados del discurso de decenas
de funcionarios públicos pertenecientes al MAS, el MIR, o el MEP. Otros partidos
de izquierda, como Causa R y Patria Para Todos, vertientes ambas de una misma
organización anteriormente escindida, permanecieron no solo distantes del
gobierno sino en oposición a él. En general predominó una especie de
entendimiento tácito para dejar pasar el tiempo y acumular fuerzas, asumiendo un
discurso y una conducta aceptable a los ojos de las clases dominantes y de los
EE.UU. Faltando poco tiempo para las elecciones nacionales de 1998, los partidos
de izquierda, aún divididos y desorientados, fueron más incapaces aún de diseñar
un modelo propio que los apartara de los viejos clientes del status. Los grupos
bonapartistas que vienen sosteniendo desde los inicios del siglo XX diversas
formas de alianza con caudillos militares o militaroides, se hallan en buena
posición no solo para justificar la alianza con Hugo Chávez, sino sobre todo
para justificarse a si mismos, justificando o legitimando una condición de
liderazgo que en verdad nunca tuvieron ni siquiera en el mismo seno de las
izquierdas. Hugo Chávez, sin embargo, ni siquiera había tenido oportunidad de desarrollarse
como caudillo militar, y antes por el contrario, el hecho de conducir el golpe
de Estado fallido junto con el resto de oficiales jóvenes en 1992, detuvo toda
posibilidad de avanzar en el camino de un liderazgo militar, de lo cual sin
embargo algo había podido aprovechar, sobre todo una imagen que lo diferenció
del resto de dirigentes o líderes de izquierda, al ser un elemento salido del
núcleo más significativo del poder del Estado, que es el ejército, no como la
mayoría de los políticos de izquierda, que han estado enfrentados al poder del
Estado durante cuarenta, cincuenta, o sesenta años, salvo los años que corren
entre 1994 y 1998. Si efectuamos un resumen de lo hecho por los partidos de izquierda en los años
del gobierno de Chávez, no podemos concluir en nada que le sea propio, y la
modorra del rol gubernamental conllevó en definitiva una carencia casi total de
debate y de estrategias propias. Dejarse llevar les pareció una buena táctica.
El descenso de la socialdemocracia de izquierda desde las nubes de las
abstracciones académicas a las realidades concretas del poder, resultó
aparatoso, sin cálculo de la zona de caída, y está por verse hasta dónde los
desvío el viento de la historia. En 1998 la situación de los partidos de izquierda era diferente a la
experimentada en los anteriores años de la democracia. La alianza, con cierto
tinte bonapartista, sin embargo era asumida como la oportunidad de organizarse,
construir un perfil para ejecutar un programa de transformaciones que al final
no estuvieron muy claramente definidas. La popularidad de Chávez era innegable,
adquirida con un discurso de izquierda revolucionaria, acompañado de dirigentes
de izquierda que habían consumido sus vidas en la hoguera de la utopía
socialista. El pueblo se vuelca progresivamente hacia la opción socialista
porque percibe cierta fortaleza de una alianza cívico-militar, algo mucho más
viable que la vieja alianza entre políticos de izquierda; pero la opción de
fondo fue la de una oportunidad histórica al postergado planteamiento de los
partidos de izquierda, hoy moderados y algunos desplazados al programa
reformista de la socialdemocracia. La oportunidad de organizarse era excepcional
en la historia republicana, para organizar las clases trabajadoras en torno a un
proyecto revolucionario revitalizado. Al instalarse la Asamblea Constituyente, la fuerzas organizativas inmanentes
comienzan a diluirse en la medida que los partidos de izquierda distraen los
objetivos de organización política en virtud de impulsar supuestos cambios en la
estructura del Estado y promover una variación significativa pero circunstancial
de la correlación de fuerzas en el Estado. Los partidos de izquierda, sin
embargo, no crecen, no se organizan, no desarrollan una política de masas.
Toleran que el sistemático ataque a la figura del Presidente Chávez tenga una
respuesta casi icónica en defensa de ese liderazgo personal, arriesgando
ciegamente la oportunidad histórica de organización popular. A cuatro años de
iniciado el proceso, ya la base política aparece exhausta, retrocediendo ante el
empuje de grupos políticos que no han necesitado figuras particulares para
desplazarse a posiciones de poder. El nuevo siglo se inició bajo la idea de
revolución, sin haberse dado pasos significativos en cambios materiales
concretos. El Estado recobró momentáneamente su vigor histórico, es innegable. El poder
político ha sido renovado transitoriamente bajo las promesas de cambio social.
Pero los años que debieron haber servido a la socialdemocracia de izquierda para
organizarse, han servido para la reorganización de las fuerzas más
reaccionarias. Los golpes dados a la socialdemocracia reformista han servido
para hacer crecer a las fuerzas reaccionarias y no a los partidos de izquierda.
El intento de saneamiento de los órganos del Estado, de los órganos de
representación popular, o de la representación sindical, han impactado
seriamente la organización popular, sin producirse una alternativa válida que
sea capaz de asumir los retos más difíciles que se supone deben seguir a los
iniciales cambios políticos. Frente a ese vacío político, la socialdemocracia reformista entra necesariamente
de nuevo a escena en la medida que se verifica que las condiciones objetivas en
que tuvo vigencia no se encuentran agotadas. Hoy por hoy, examinando el proceso
de globalización, podemos afirmar que en Venezuela, como el resto del mundo, el
polo de desarrollo del capitalismo, entendido como un proceso intrínseco de una
sociedad global, es enfrentado fundamentalmente por tendencias socialdemócratas
reformistas, presentes en viejos y nuevos partidos y en las organizaciones de
los trabajadores, lo cual no indica una repetición de la historia ni una fatal
determinación que haga imposible la aceleración de cambios sociales profundos y
fundamentales si desde el Estado se impulsa una estructura económica cuyas
decisiones estén en manos de los productores directos y se propugne
sistemáticamente la apropiación por los trabajadores de sus condiciones y
resultados de producción, advirtiéndose, sin embargo, mayores restricciones a
los cambios diametrales en el desarrollo de la sociedad como producto del
predominio del bloque de pocos países altamente desarrollados, en el plano no
solo económico sino militar. Mas que cambiar las ideas, sigue siendo válido proponernos cambiar las
condiciones materiales de las grandes mayorías, y por ello no vacilamos en
afirmar que el proceso actual ofrece incalculables oportunidades, de las cuales
se sospecha no están siendo aprovechadas ni lo serán si las corrientes de la
socialdemocracia no emprenden un diagnóstico histórico acertado y estrategias
correctas para hacer realidad los cambios económicos y sociales.
LA IZQUIERDA BONAPARTISTA
La oportunidad de organizarse.
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