VENEZUELA, CAPITALISMO DE ESTADO, REFORMA Y
REVOLUCIÓN
Edgardo González Medina
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El proceso de la división del MIR no puede seguir entendiéndose como una simple desfase ideológica de miembros mas avanzados del partido, sino como el corolario de una tremenda expansión de las masas que explotó las paredes de la organización y que entrañó efectivamente una desfase mas bien inexcusable entre el desempeño desde el gobierno y el programa del partido dominante. AD es en 1958 o 59 una organización extremadamente movilizada. Las sedes partidistas se encontraban diariamente al tope, concentrando recios debates sobre el acontecer político. Elevado Betancourt a la Presidencia de la República, los departamentos públicos se convierten en cuarteles de militantes prestos a controlar el Estado. Los altos dirigentes observan con recelo y hasta con alarma el desborde popular, y la Dirección Nacional de AD se condiciona para ejercer presión sobre las masas y controlar férreamente la estructura partidista. Se trataba en primer lugar de impedir la corriente de masas que ingresaba abiertamente al partido y que al ser una organización bastante democrática amenazaba con alterar de un día para otro los cuadros partidistas. En enero de 1960 se toma la decisión de reglamentar la ocupación de cargos partidistas sobre la base del tiempo de militancia. En estos días el partido ya estaba en proceso de división, y los nuevos militantes que habían ingresado a la caída de Pérez Jiménez, a quienes se les negaba el derecho a ocupar cargos, se sumaron en su mayoría al grupo divisionista de izquierda. La modificación estatutaria, aprobada en un CDN (Comité Directivo Nacional), entre el 30 de enero y el 1 de febrero de 1960, formaba parte de una revisión global de los estatutos aprobada en anterior Convención Nacional realizada en agosto de 1958 pero que no había sido acatada para la realización de la X Convención realizada luego en septiembre de 1959, y consistía en una restricción de militancia que imponía (artículo 133) que para ocupar cualquier cargo de Dirección del Partido, Nacional, Seccional, Distrital o Departamental, Municipal o Parroquial, era indispensable una militancia no menor de seis años para cargos nacionales, cuatro para cargos seccionales, dos para cargos distritales, y uno para cargos municipales. La misma disposición regía para ser nominados a cargos electivos del Estado y para cubrir cargos de dirección en las llamadas Fracciones y en organismos periféricos del partido. Se exceptuaban casos de especial interés, que aún siendo limitados por estas disposiciones, podían ser resueltos por los organismos de dirección, En fin de cuentas, para ser miembro de un comando nacional, debía haberse ingresado a AD en 1954; y para ser miembro de un comando regional debía haberse ingresado en 1956, e igual tiempo para ser candidato a cuerpos del Poder Legislativo. Así se dejaba de lado a un grueso número de dirigentes populares que habían ingresado a partir de 1958, y los cambios insospechados fueron congelados.
AD había desarrollado una estrategia contra el militarismo que exigió una rigurosa disciplina interna, y excluía un camino fácil a los puestos de comando. La VIII Convención Nacional fue realizada en 1948, y la IX Convención se efectuó en 1958, diez años luego. Entre esos años se desempeñaron deslumbrantemente como Secretarios Generales Leonardo Ruiz Pineda, Alberto Carnevali y Antonio Pinto Salinas, mártires en su tiempo de la resistencia al gobierno de Pérez Jiménez. Después de ellos, un buen número de sus discípulos formaron la dirección clandestina, y de quienes sobreviven al martirologio, la mayoría constituyen los grupos MIR y ARS.
En octubre de 1960 se realiza el primer CDN postdivisión (la escisión del MIR se había consumado en abril). Este CDN traza los lineamientos de la recuperación del partido y prepara la venidera XI Convención Nacional de dirigentes, y abre un debate respecto la lentitud del proceso de Reforma Agraria, que había sido promesa fundamental de AD desde su fundación. A pesar de que el crecimiento del producto agrícola se mantenía a tasas ligeramente superiores a los años de la dictadura, las masas campesinas seguían careciendo de reivindicaciones básicas que habían sido postuladas en el programa del partido. La Ley de Reforma Agraria, no obstante ser uno de los instrumentos en la historia latinoamericana más avanzados para los trabajadores del campo, no surtía los efectos deseados, aunque los volúmenes de producción agrícola aumentaban de año a año en los renglones vegetal, animal, pesquero y forestal. El índice de producción agrícola vegetal creció de 104,6% en 1959 a 116,4% en 1960, con base 1957. No obstante que en 1961 desciende a 100,9% sobre la misma base, no se prefiguraba crisis alguna. La debilidad consistía en que los rubros de mayor crecimiento eran los destinados a la agroindustria, como Cereales, que creció de 107% en 1959 a 144,6% en 1961, a 180,7% en 1962, y llegó a 206% en 1964; los Textiles y Oleaginosas, que pasó de 125% en 1959ª 132,6% en 1960, 174,4% en 1961 y 237,2% en 1964 104, lo cual contrastaba con producciones de incidencia campesina, como la de granos leguminosos, cuyo índice bajó casi un 50%, de raíces y tubérculos, con un aumento muy suave, al igual que el café, cacao, y otros rubros de la misma significación. A su vez los índices de producción agrícola animal aumentaban sustancialmente, principalmente en los rubros de grandes empresas, como huevos, que pasó de 188,2% en 1959, a 482,4% en 1960, 688,2% en 1961 y llegó a 952,9% en 1964; aves, con la misma fuerte tendencia; leche y ganado vacuno con tendencias mas suaves pero de crecimiento sostenidos, todo con base 100 de 1957. Por otra parte, la superficie cosechada se había mantenido más o menos en los límites de años anteriores junto con el rendimiento agrícola vegetal, mientras que el rendimiento agrícola animal crecía lentamente. En síntesis, no existía crisis sino expectativas favorables. Pero al analizar la estructuración de la Reforma Agraria surgían decepciones inocultables que mas adelante se analizarán en este trabajo.
Los Secretarios Regionales de AD eran quienes en todo tiempo habían percibido directamente el descontento de las masas, y los momentos de crisis partidista siempre tendrían como protagonista colectivo inicial a esos hombres que se constituían durante la vida cotidiana del partido en pivotes reales y efectivos de la orientación de la organización. A comienzos de 1961, a ocho meses de la división del MIR, se perfila un descontento de la militancia adeca paralelo al desgaste del movimiento rebelde dirigido por el MIR y el PCV. La lucha de éstos deviene en un agotador esfuerzo que poco a poco se reduce a estamentos de vanguardia. La estabilidad institucional no es aún una garantía porque amplios sectores de la derecha reaccionaria conspiran contra el régimen democrático. La izquierda revolucionaria participa de cuanta iniciativa se presente contra Rómulo Betancourt, y aunque salía derrotada, sus lineamientos estratégicos daban por obligado una especie de alianza táctica, implícita, con sectores de la Burguesía. En realidad había consignas que venían siendo apoyadas por la mayoría de los venezolanos desde 1958, como la política de No Concesiones Petroleras e incluso la política de Substitución de Importaciones. La propaganda Compre Venezolano105 ganó adeptos aún en la Dirección Revolucionaria, e imbuida por ilusiones chauvinistas llegó a establecer un índex de burguesías, diferenciando entre Criolla, Nacionalista, Proimperialista, Financiera, Importadora, y otras más.106
Mientras los partidos MIR y PCV se comprometen más con la lucha armada, se genera un vacío mayor de oposición demócrata-burguesa que sume al Estado en una situación de beligerancia abierta que amenazaba con derivar a situaciones políticas de difícil manejo para el régimen democrático, sobre todo si se entendía que los partidos rebeldes no tenían una verdadera opción frente a un pueblo convencido por el anticomunismo, y se remitían a hacer presión contra el gobierno y a sumar una carga de violencia política y provocar mayores debilidades en el funcionamiento pluralista del Estado.
Las bases adecas mas fieles, única expresión de organización popular, se mantenían en pie por la exaltación de Betancourt desde su solio de tribuno incontrastable en esos momentos: Extremismo!, Estabilidad Constitucional!, Democracia si, Comunismo no!. Un místico anticomunismo embargaba el fervor de los militantes de AD, reunidos en grupos cada vez mas cerrados, aunque de vez en cuando el partido hacía demostraciones de masas. Dos años antes había todo un pueblo unido en torno a un conjunto de anhelos e ilusiones igualitarias, revolucionarias, y ahora había todo un pueblo dividido bajo similares ilusiones, ya que si el PCV y el MIR exponían sus propósitos de cambios revolucionarios a la manera de la Revolución Cubana, por su parte la dirigencia de AD competía bajo la convicción de que el partido seguía siendo el verdadero instrumento de cambio revolucionario, pero pacífico y evolutivo, sin pasar por el doloroso tamiz de la violencia y el bloqueo de los EE.UU. El enfrentamiento estratégico con el PCV no derivaba ciertamente de una cláusula del Pacto de Punto Fijo, sus raíces estaban en la base de las primeras divisiones del movimiento popular, y se substanciaba en la concepción estratégica respecto al Estado de un país pequeño y sometido al imperialismo norteamericano, mas que en los objetivos sociales de fondo. Para el PCV, en línea con la concepción soviética dominante, la organización política de las clases revolucionarias tendería a desarrollarse a partir de la toma de la maquinaria del Estado. El Estado revolucionario pasaría a ser el partido revolucionario. Para AD el Estado era solo un instrumento de equilibrio, ajeno en cierta forma al desarrollo de la organización de las clases populares. El Estado y no el partido, reflejaría una alianza de clases en sus diversos momentos. Para el PCV no había revolución sin Estado revolucionario. Para AD la revolución significaba un proceso largo de organización social capaz de imponer los cambios estructurales en el Estado dado. Por ello mismo, el PCV y el MIR reclamaron un rol revolucionario desde el Estado, y más bien desde el gobierno, al arribo del primer quinquenio electo, y denunciaron desde sus primeros momentos al régimen democrático-burgués como un régimen de traición a las clases populares. Para el PCV y el MIR el desempeño social de las clases populares derivaba de la orientación política de la Dirección Revolucionaria, mientras que para AD, en línea con el pensamiento de la socialdemocracia histórica, el pensamiento político, y sobre todo la Dirección Política, tendería a derivar del curso de las clases sociales, particularmente de la correlación de fuerzas y del grado de desarrollo de esas clases.
En mayo de 1961, los adecos realizan un CDN107, Allí hace presencia ya diferenciada el grupo ARS108. Los arsistas cuentan con relativa mayoría en el CEN. Incluso el Secretario General Nacional, J.A. Paz Galarraga, venia votando muchas decisiones junto los arsistas, así como lo llegaron a hacer hombres más cercanos a Betancourt. Entre los arsistas mas notables se encontraban Raúl Ramos Giménez, Héctor Vargas Acosta, Marcial Mendoza Estrella, José Manzo González, José Angel Ciliberto, Manuel Alfredo Rodríguez, Miguel García Mackle, los hermanos Freytes, los hermanos Serfaty, los hermanos Estaba, Ramón Quijada, Tomas Alberti, y otros.
Eran dirigentes que conformaban una generación intermedia entre los viejos líderes y el grupo MIR, y parecían atrapados entre ambas generaciones. Habían declinado posiciones ante la dirigencia tradicional mientras el grupo MIR le había arrebatado posiciones desde la clandestinidad. Cuando el MIR se aparta, son llamados a ocupar las vacantes y habían llegado a controlar la Dirección Nacional. La gran mayoría había participado en la lucha clandestina.
El grupo ARS domina el CEN porque viene realizando críticas medulares contra la gestión de gobierno de coalición, con aquiescencia en las bases partidistas. Eran en parte dirigentes estudiosos, profesionales, expertos en especialidades económicas, o líderes campesinos como Ramón Quijada o Tomas Alberti. Muchas de sus observaciones al gobierno de Betancourt las comparten los propios betancuristas en la oscuridad. Por otra parte, la figura de Betancourt en AD, contrariamente a lo que se piensa, si bien se impuso muchas veces, también se le discutió y se le derrotó. El líder máximo era muy polémico y sus posiciones no dejaron nunca de ser combativas y combatidas. Probablemente es a partir de los años setenta en que la palabra del líder devino en una suerte echada en cada momento para las legiones de burócratas adulantes en que se convirtió AD.
La insurgencia contra el gobierno comienza a sentirse desde los comandos regionales. Aún admitiendo que los arsistas se desplazan en función de la próxima e inminente candidatura presidencial, el solo hecho de encontrar y reunir suficientes elementos en las regiones contra el gobierno y que pudieran presentarse como antibetancuristas o anti-vieja-guardia, demostraba que había un descontento capitalizable. En el CDN de mayo de 1961 se debatió agriamente la gestión del gobierno en materia de Reforma Agraria, la Coalición con el partido COPEI, la participación de la alta burguesía en los organismos de política económica del Estado, los aspectos de la lucha contra el gobierno cubano y el gobierno de Rafael Leonidas Trujillo en la República Dominicana, de dónde se esperaba una invasión militar, y otros asuntos que ocasionaban similares fricciones entre los grupos internos. En general se admiten universalmente las críticas a la implementación de la Reforma Agraria; la Coalición con COPEI se declara transitoria, como ensayo circunstancial que no debía prolongarse mas allá de 1964 ni tampoco impedir medidas populares del gobierno. El CDN estimó que la participación de la burguesía dentro del gobierno era excesiva y pide que se reduzca parcial o totalmente en los organismos de política económica como la Corporación Venezolana de Fomento, la Corporación de Guayana, el Banco Industrial, CADAFE, y el Banco Central de Venezuela, entre otros. Se argumenta además que Betancourt ha estado dispuesto a discutir con el partido la integración de los organismos estatales. Se fijan lineamientos en cuanto al problema cubano en términos más objetivos y elaborados que la lucha anticomunista elemental de los personeros del gobierno. Y así otras cosas. Un CDN donde los secretarios generales de las regiones echaron candela.
La sintomática respuesta del organismo partidista adeco sería una vez más la de iniciar sus dirigentes un movimiento de división tras las masas descontentas, tal como en la división del MIR, cuyos dirigentes, que habían constituido su Dirección Nacional durante varios años antes de la división, dan el paso de segregarse del partido. En septiembre de 1961 17 meses después de la división del MIR -, se acumula en pocos días la crisis definitiva. Se realizan las Convenciones Regionales que elegirán los delegados a la Convención Nacional. Los arsistas vienen haciendo una campaña antibetancurista, en grado tal que las bases adecas reaccionan contrariamente. El grupo ARS se encuentra atrapado entre la defensa que han hecho de Betancourt frente a los comunistas y el enfrentamiento interno que ahora proponían. ¿A quién iban a incitar contra Betancourt?, ¿A unas bases y cuadros regionales exaltados en la defensa del gobierno frente a la rebelión armada de izquierda?, esto era una ironía.
Los arsistas controlaban la mitad del partido, pero tratan de utilizar los mecanismos internos para sumar dos o tres delegaciones regionales que le garanticen una mayoría en la Convención, y como dominan la Dirección Nacional intervienen varias seccionales, lo que precipita la crisis. El 8 de diciembre de 1961 la vieja guardia dirigida por Raúl Leoni y J.A. Paz Galarraga piden la realización del segundo CDN del año, una reunión extraordinaria que reconsidere las intervenciones. Los arsistas desde el CEN posponen la discusión para el 12 de diciembre con miras a alterar la correlación de fuerzas de ese organismo. Ante esta maniobra, Leoni y Paz Galarraga, entre el 9 y el 13 de diciembre recogen en un documento las firmas de los integrantes del CDN tal como estaba constituido, donde se manifiestan contrarios al CEN y le ordenan resolver las intervenciones de las direcciones regionales. El Secretario General, Paz Galarraga realiza esfuerzos por impedir la división. Los betancuristas no pueden esperar la Convención Nacional de enero de 1962 para darle salida al descontento regional que podía tomar vuelo y volcar contra el gobierno esa Convención. Presionan la realización del CDN. Aparece finalmente el juego de la candidatura presidencial de 1963. La orden de Betancourt era Fuera Raúl Ramos Giménez, pero no siendo Ramos Giménez el único problema, sino el enfrentamiento ideológico y político de gran parte de dirigentes regionales, que venían haciendo oposición al gobierno, son en definitiva expulsados varios de ellos. La candidatura era un lujo para AD con cualquier candidato, incluso Ramos Giménez, pero iba a ser imposible reunir los reclamos y descontentos en una propuesta revolucionaria para el próximo quinquenio, ya que la situación del partido dentro del Estado seguía siendo precaria. El 27 de diciembre se reúnen dos CDN, correspondiente a cada grupo. Vibra el país ante esta división. ¿Cómo un partido en el poder se divide tanto en tan poco tiempo sin caer su gobierno en un país tan tipificado por golpes de Estado?. En los periódicos se registra que el único problema para el gobierno es perder la mayoría en el Congreso Nacional, lo cual efectivamente ocurrió.
Del CDN betancurista, en cuyo presidium se encontró el maestro y expresidente Rómulo Gallegos, emerge un nuevo CEN. Se autoriza a Leoni y a Paz Galarraga para reestructurarse y lo hacen: Raúl Leoni, Gonzalo Barrios, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Jesús Angel Paz Galarraga, Francisco Olivo, José González Navarro, Héctor Strédel, Jaime Lusinchi, Said Moanack, Guillermo Muñoz, Angel Bajares Lanza, Braulio Jattar Dottti, Oscar Mazzei González.109
Este grupo pasa a denominarse AD-Gobierno y el otro AD-Oposición, por decisión del Consejo Supremo Electoral, ante el cual habían recurrido para decidir quien se quedaba con los símbolos, la tarjeta electoral, el himno, etc. El grupo ARS postulaba salvar la honra del partido, quedándose con el nombre. Un nuevo partido aparece en la oposición. Por esos días el partido URD expulsó a Fabricio Ojeda, quien junto a José Vicente Rangel, Luis Miquilena y otros, van a formar otro partido de oposición, llamado Vanguardia Popular Nacionalista (VPN). Paz Galarraga exige una cuota alta en las nuevas autoridades de AD. En el CEN el betancurismo quedaba disminuido.
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