ECONOMÍA DEL ARROZ: VARIEDADES Y MEJORA
Josep Maria Franquet Bernis
Cinta Borràs Pàmies
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Morfología y desarrollo de la planta de arroz
El ahijamiento y los tallos
Transcurridos 20-30 días desde la siembra, la plántula comienza la diferenciación de los tallos secundarios o de ahijamiento a partir de las yemas laterales, situadas en la base del tallo primario, en la axila de las hojas. El fenómeno se repite en los tallos nuevos, dando lugar a la formación de tallos de tercer orden. Según la variedad de que se trate, el ahijamiento se produce en un solo plano o bien en planos perpendiculares al de los primeros tallos formados.
La intensidad y la fecha de inicio del ahijamiento depende de muchos factores relacionados con las características genéticas de la variedad cultivada, con las condiciones climáticas y edáficas del lugar de cultivo y con las técnicas agrícolas empleadas. Pueden formarse hasta 50-60 tallos; en condiciones normales cada planta produce de 2 a 5 tallos fértiles.
Las temperaturas demasiado bajas reducen o inhiben el proceso de ahijamiento, como también la excesiva altura de la capa de agua, el terreno poco fértil, la elevada densidad de siembra, el transplante demasiado profundo o bien el realizado con plantas excesivamente desarrolladas; también lo dificultan las sustancias fitotóxicas acumuladas en el suelo y en el agua o las suministradas por los productos pesticidas, por la escarda química o por otras causas de distinto orden.
El ahijamiento termina simultáneamente con la formación embrional de los primeros esbozos florales. Por efecto de acciones traumáticas de tipo mecánico, de carácter químico o por otras causas no siempre conocidas (como al verificarse condiciones climáticas favorables), el ahijamiento puede reanudarse después del período indicado; en tal caso, en muy pocas ocasiones se emiten tallos fértiles, es decir, que los nuevos tallos no forman la panícula.
Después de la floración, la altura de los tallos formados durante el ahijamiento es similar a la del tallo principal. Los nudos situados en la base de los tallos están muy juntos: aproximadamente a 1 ó 2 mm; progresivamente se distancian de abajo a arriba. Los entrenudos superiores alcanzan longitudes variables según la variedad: de 7-8 a 18-20 cm. La altura de la planta está en función del número de los entrenudos, entre 10 y 15, y de su longitud; 5-7 son epigeos.
Los entrenudos son lisos, de color verde más o menos intenso. A veces tienen pigmentaciones antociánicas con estrías más o menos evidentes; la pigmentación se limita a la epidermis o llega también a los haces vasculares, hasta producir una coloración rojo-vinosa o bien de tonalidad violeta intenso.
La fragilidad del tallo y la de otros órganos vegetativos está controlada por factores genéticos; químicamente se debe a un contenido bajo de alfa-celulosa. Los nudos se caracterizan por el espesor, que es mayor que el de los entrenudos; se ensanchan por la presencia de un engrosamiento: el “pulvínulo”; sobre éste se articula la vaina foliar. El nudo puede tener coloraciones diversas relacionadas con la de otros órganos de la misma planta. Por distintas causas de carácter traumático, climático o simplemente por prácticas agronómicas, sobre cualquier nudo se puede formar, además de raíces adventicias ocasionales, ya citadas en otro lugar de este trabajo, un entrenudo corto en el interior de la vaina foliar, que sostiene una panícula corta, generalmente con pocas flores, que, a veces, por efecto de un proceso de autofecundación cleistógama, producen cariópsides que maduran normalmente.