ECONOMÍA DEL ARROZ: VARIEDADES Y MEJORA
Josep Maria Franquet Bernis
Cinta Borràs Pàmies
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Morfología y desarrollo de la planta de arroz
4.1. La germinación
La semilla de arroz, sana y perfecta, puesta en condiciones favorables de humedad y temperatura, germina según formas que dependen de la variedad y de las condiciones externas o del medio. Existen algunas variedades con precocidad del ciclo vegetativo o con genotipos que tienen mayor velocidad de germinación, a temperaturas bajas, que otras.
La latencia es una característica genética por la que, en determinadas variedades, la semilla manifiesta su capacidad de germinar sólo cuando ha transcurrido un intervalo de tiempo más o menos largo desde la maduración. Este problema no existe para las variedades cultivadas en España, pero éstas reaccionan de diferente forma, particularmente al variar las condiciones externas, en lo que se refiere a la duración de la germinación y a la rapidez de desarrollo del coleóptilo, del mesocótilo y de la planta embrionaria(1) .
Las temperaturas de germinación son:
- Mínima: 10 - 12°C
- Óptima: 28 - 30°C
- Máxima: 40 - 45°C
La germinación de la semilla tiene lugar en diversas fases sucesivas, a saber:
a) Hinchamiento de la cariópside.
b) Rotura de la envoltura externa, aparición de la punta del coleóptilo, emergencia del mesocótilo y desarrollo de la primera hoja cilíndrica.
c) Formación de la raíz primaria, de forma simultánea con el crecimiento del coleóptilo, y formación de las raíces secundarias.
En condiciones aerobias se desarrolla más rápidamente el sistema radicular que el aéreo; lo contrario sucede cuando el terreno se encuentra cubierto de agua.
Hasta la formación de la segunda o tercera hoja, la planta embrionaria vive de forma autónoma, mediante los elementos nutritivos que obtiene de las reservas acumuladas en la propia semilla. Después, la planta se desarrolla alimentándose de los nutrientes del terreno, mediante el aparato radicular secundario, y del aire, a través de la fotosíntesis que se realiza en las hojas, como es sabido; de hecho la planta absorbe del aire dos elementos gaseosos: el oxígeno, necesario para la respiración de los tejidos, por el cual se obtiene energía mediante la combustión de diversas substancias, y el dióxido de carbono (anhídrido carbónico), que se emplea en la función clorofílica, mediante la cual, y a través del pigmento verde denominado “clorofila”, el agua y la energía que recibe de la luz solar, elabora la planta por síntesis las substancias hidrocarbonadas, que integran la mayor parte de su organismo, según la siguiente reacción química reducida:
El arroz posee, pues, una nutrición autótrofa, propia de las plantas verdes y de algunas bacterias. Gracias a su capacidad de producir y acumular energía libre (por fotosíntesis o quimiosíntesis) elabora sustancias orgánicas termógenas (almidón, glucógeno) a expensas de alimentos minerales (agua, sales minerales, CO2) constituyendo el proceso inverso de la respiración.
Por lo que respecta a las diferentes reacciones de las variedades frente a las bajas temperaturas que se pueden producir en el momento de la siembra, se observa que con valores próximos a 0°C, en todas las variedades, la semilla se hincha sin comenzar la formación de los diferentes órganos vegetativos. Si las condiciones térmicas desfavorables se prolongan en el tiempo, la capacidad germinativa de la semilla se diferencia gradualmente entre las variedades, en sus comportamientos posteriores.
En efecto, al restablecerse las condiciones térmicas óptimas, una gran parte de la semilla de algunas variedades se marchita rápidamente sin iniciar siquiera la germinación; la semilla de otras, en un porcentaje más o menos elevado, se mantiene largo tiempo activa y viva, y por fin germina. En el litoral mediterráneo español, por ejemplo, son bien conocidas las pérdidas de semilla a causa de las condiciones climatológicas adversas y, muy especialmente, debido a los persistentes temporales de levante en la época de siembra. Al respecto, veamos que la variedad Balilla es un ejemplo del primer caso; la Cripto, del segundo.