Marcelo Fabián Vitarelli
Institución: Universidad Nacional de San Luis. Argentina
“…Si consideramos la incertidumbre como la piedra angular
para construir nuestros sistemas de saber, quizás podamos construir
concepciones de la realidad que, aunque sean por naturaleza aproximativas
y nunca deterministas, serían herramientas heurísticas útiles para analizar
las alternativas históricas que nos ofrece el presente en el que vivimos”
Wallerstein, 2004
Resumen- El presente trabajo se inscribe en el horizonte de los cambios
introducidos por el pensamiento complejo y su impacto en el quehacer de las
ciencias a partir de mediados del siglo XX. Desde allí presentaremos la
categoría “sistema-mundo” acuñada por Immanuel Wallerstein como herramienta de
análisis contemporánea que revoluciona el campo de la historia del pensamiento
económico, refundando esquemas de acción y reflexión.
Palabras clave- Sistema-mundo, complejidad, historia del pensamiento
económico, economía.
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Introducción
Determinismo, universalidad, linealidad y reversibilidad fueron algunas de las
características de la ciencia moderna que ocupó el espacio de validación del
saber científico de la mano de hombres poderosos y de estrategias de circulación
del conocimiento. En otros trabajos ya hemos anunciado los límites y alcances de
este modelo que hegemonizó el pensamiento occidental dando lugar a una única
verdad que domesticaba la realidad.
De la mano de una verdadera revolución copernicana, la ciencia clásica dejó de
encontrar apoyo en las categorías que le dieron su impronta de certeza y la
tornaron incuestionable y aceptable cual nuevo dogma fundante de la modernidad.
Esta transformación ha venido siendo estudiada a nuestros días por científicos,
epistemólogos y filósofos, entre los cuales queremos dar cita a tres de ellos
que sobresalen por la talla de sus presentaciones y enigmas planteados. Nos
referimos a Ilya Prigogine , (1917-2001), nacido en Moscú y radicado desde 1929
en Bruselas; Nóbel de Química en 1977 y Doctor Honoris Causa de la Universidad
Nacional de San Luis, Argentina; fue el principal exponente en el campo
científico de la teoría de la complejidad; Edgar Morin , (1921 - ), sociólogo
francés, incansable luchador preocupado por los temas sociales, cuyo compromiso
se ve reflejado en la acción política frente al conocimiento, e Immanuel
Wallerstein, (1930- ), sociólogo norteamericano, fundador del Centro Fernand
Braudel en la Universidad de Estado de Nueva York e Investigador Titular de la
Universidad de Yale. Estos tres pensadores nos conducen por el camino de la
pregunta a destinos no siempre conocidos y cuyo descubrimiento viene siendo
polémico y problematizador en los inicios del siglo XXI para quienes formamos
parte de espacios e instituciones abocadas a la investigación, en particular en
el campo de las ciencias sociales.
En el sentido de lo que la investigación trae aparejada hago referencia a una
comunidad de investigadores de diferentes orígenes disciplinarios (ciencias
naturales y ciencias sociales) que nos hemos dado lugar en la Universidad
Nacional de San Luis, Argentina, constituyendo al presente un grupo consolidado
de trabajo que ha venido construyendo, desde 1995, un modelo para realizar
diversas experiencias de investigación. Se ha dado lugar al análisis de las
tendencias epistemológicas (del modelo clásico de carácter normativo y del
modelo instrumental o epistemologías alternativas) y su impacto en las ciencias
humanas; de la evaluación de la fecundidad del mismo se incorporaron las teorías
de la subjetividad que, en la actualidad, constituyen el a priori de las
ciencias humanas. Con la incorporación del paradigma de la complejidad se
pudieron responder diversas cuestiones epistemológicas, teórico – disciplinarias
en relación a las ciencias humanas y se propuso una reformulación de las
hipótesis de trabajo que orientaron inicialmente la investigación y la creación
de un modelo intermedio de la práctica vinculado a las ciencias sociales. De tal
modo que en la actualidad se sostiene que “…el paradigma de la complejidad
permite reformular el campo epistemológico de los problemas en ciencias humanas
para intervenir y transformar, atendiendo a las complejidades específicas de las
prácticas docentes, investigativas y profesionales…” .
La investigación brinda el sostén necesario para la reformulación de propuestas
de enseñanzas tanto en el nivel de grado como en el de postgrado. De tal manera
que son las ciencias de la complejidad las que al presente constituyen el
encuadre epistemológico de cursos regulares de diversas carreras de licenciatura
en el campo de las ciencias humanas que desarrollamos en la Universidad
argentina. Así podemos pensar y operar en el campo de la enseñanza el
desplazamiento de una Economía de la Educación hacia una Economía y Educación ,
basado sobre consideraciones de orden teórico desde el abordaje de un modelo
complejo de la enseñanza que ya hemos citado anteriormente. La multicausalidad y
polivalencia de quien enseña e investiga se hace presente a la hora de
considerar al conocimiento multidimensional.
El campo de la enseñanza como el de la investigación nos conduce inevitablemente
a una actividad constante en el orden de incorporar nuevos desarrollos a los ya
existentes en nuestro espacio. De esta manera a los aportes hechos por Prigogine
y Morin en su momento y que seguiremos profundizando, agregamos ahora los de
Immanuel Wallerstein por considerarlo se inscribe en una línea de continuidad en
lo que venimos trabajando.
Wallerstein y el Sistema-Mundo
Immanuel Wallerstein nació en Nueva York hacia 1930 y realizó sus estudios
obteniendo el grado de doctor (Ph.D en Sociología) en 1959 en la Universidad de
Columbia, donde tuvo entre sus profesores a C. Wright Mills y R. Merton; allí
mismo entabló una relación intelectual con T. Hopkins y G. Arrighi,
intelectuales con los que emprenderá la construcción de su teoría del
sistema-mundo. Al momento de escribir el primer volumen de The Modern World-System
hacia 1970, inició su relación académica con Fernand Braudel quien lo invitara
en 1975 a conducir junto a él su seminario de formación en Paris. A su regreso a
los EE.UU., funda en 1976 el Centro Braudel en la Universidad del Estado de
Nueva York en Binghamton donde ejercerá como docente hasta 1999, además de
ejercer como Investigador Titular en la Universidad de Yale. Dicho centro se
constituirá en pocos años en el núcleo duro de estudios sobre el sistema-mundo
que reunirá a estudiantes de diversas partes del planeta.
Numerosas obras han construido el caudal intelectual del pensamiento complejo
del autor y en este sentido queremos destacar un trabajo cumbre que nos arroja a
los desafíos de volver a fundar las ciencias sociales en pleno siglo XXI.
Estamos haciendo referencia a su obra “Abrir las ciencias sociales” aparecida en
español por primera vez en 1996 . La Fundación Calouste Gulbenkian en el marco
del proyecto “Portugal 2000” patrocinó numerosos estudios, entre ellos trabajos
de índole global y problemas comunes para el destino de la humanidad. Así fue
que la Fundación recibió con beneplácito la propuesta del Profesor Wallerstein,
director del Centro Braudel de la Universidad de Binghamtom para dirigir un
esfuerzo internacional de distinguidos estudiosos en una reflexión sobre el
presente y futuro de las ciencias sociales.
En 1993 se creó la comisión presidida por Wallerstein y compuesta por Dominique
Lecourt, Ilya Prigogine y Richard Lee, entre otros, que dará como resultado años
después un Informe que intenta extender la discusión a la mayor cantidad de
ámbitos universitarios, debatiendo problemas subyacentes a lo local y elaborando
con precisión los problemas interdisciplinarios, para así sensibilizar a los
Estados y las Instituciones sobre el mantenimiento y desarrollo de
investigaciones sociales urgentes y redituables en los campos de la vida
pública. Para ello se propone :
1. La expansión de instituciones, dentro de las universidades o aliadas con
ellas, que agrupen estudiosos para trabajar en común y por un año en torno a
puntos específicos urgentes;
2. El establecimiento de programas de investigación integrados dentro de las
estructuras universitarias, cortando transversalmente las líneas tradicionales,
con objetivos intelectuales concretos y fondos para períodos limitados
(alrededor de cinco años);
3. Nombramiento conjunto obligatorio de los profesores;
4. Trabajo adjunto para estudiantes de postgrado.
La obra del sociólogo norteamericano en el horizonte del sistema-mundo se centra
fundamentalmente en dos aspectos cuya fuerza detenta grandes consecuencias. Por
una parte el caracteriza a la coyuntura actual mundial como una forma de
transición de un tipo de organización social hacia otra y, por otra parte
sostiene que el resultado de esta transición está exclusivamente en nuestras
manos. Las preocupaciones que atraviesan la obra de Wallerstein se insertan en
la categoría de sistema-mundo que constituye el objeto de su esfuerzo teórico;
la humanidad reconoce sistemas-mundos con capacidad para presentar una visión
global coherente y la crisis actual es la consecuencia de cambios fundamentales
que atraviesa el sistema-mundo capitalista emergente hace 500 años y expandido
hoy a escala mundial.
“Como esto es lo que seguramente sucede en la explicación de los sistemas
históricos, fenómenos de gran escala y a largo plazo, hace tiempo que me resisto
a la denominación teoría de los sistemas-mundo para describir el trabajo que
realizo, e insisto en que me he dedicado, en cambio, a su análisis. Lo que sigue
es el relato del itinerario y el desarrollo de una no teoría, a la que denomino
análisis de los sistemas –mundo”
Una serie de hitos en el desarrollo intelectual de Wallerstein van haciendo
posible sus consideraciones acerca de los sistemas-mundo, los cuales podemos
seguir hoy a partir de las numerosas trazas que nos deja.
El primero de ellos dice relación con su participación en el programa de
postgrado en Sociología en la Universidad de Columbia hacia 1950. Era en el
Departamento de Sociología donde el funcionalismo representado por Merton hacía
suyos adeptos a la causa. Allí mismo comienza a desarrollarse un programa de
acción en torno a un nuevo campo de la sociología: la sociología política y es
entonces cuando el autor decide trabajar el cambio social contemporáneo en
África, ya que hacia 1950 este sector constituía el mayor reclamo de
autoafirmación del mundo no occidental. Wallerstein se interesa entonces por las
relaciones entre el centro y la periferia, entre el norte y el sur, temas muy
caros a sus desarrollos futuros.
En 1961 aparecía en Paris el libro de Frantz Fanon, prologado por Jean Paúl.
Sartre, titulado “Los condenados de la tierra”; esta obra se convertiría en un
manifiesto de los distintos movimientos de liberación nacional y más allá de la
polémica a la que esta obra invitaba, para el sociólogo consistió en un aporte
considerable sobre la base social de la racionalidad a partir de una cuidadosa
investigación de las ciencias sociales de carácter reflexivo. De hecho
Wallerstein se ocupó en numerosas ocasiones de defender la obra de Fanon . Pocos
años después y, dedicado al análisis de la escena contemporánea, realizando un
trabajo sobre la unidad africana en 1965 probaba un nuevo enfoque que tuvo como
primeros escuchas a tres universidades africanas en Ghana, Nigeria y Tanzania.
A su regreso a Columbia incorporó el modelo de análisis extendido, probado a
modo experimental en África, en sus cursos regulares y junto a Terence Hopkins
se dedicó, a pedido del Departamento de Sociología, a elaborar un curso de
metodología del análisis comparado que pronto se convirtió en una crítica del
estudio comparado de sociedades nacionales . Por su parte Hopkins y Wallerstein
emprendieron juntos el proyecto de sistematizar las proposiciones que aparecían
en los artículos que utilizaban el método comparado, resultado de lo cual
concluyeron que algo andaba mal pues los artículos solo comparaban un país
exótico con el país de los autores y no un verdadero análisis estructural.
De la mano de Malowist, especialista en historia económica de los siglos XIV a
XVII se acercó a la obra “El Mediterráneo” de Fernand Braudel , a partir de la
cual se produce un giro en sus estudios y comienza a trabajar la noción de
naciones viejas y naciones nuevas referidas a la Europa occidental. Esto fue
posible debido a la incorporación de conceptos de Braudel tales como
“economie-monde” y “longue durée”. Con el primero de ellos se deja en claro que
se trata no de una economía del mundo sino de una economía que es un mundo, que
se refiere a un gran espacio geográfico que a menudo es más pequeño que el
planeta mismo; de modo tal que acuñó el concepto colocando un guión entre ellos
economía-mundo para distinguirlo de economía mundial. La concepción de
economía–mundo fue complementada con los términos de reciprocidad (que
Wallerstein denomina mini sistemas) y de redistribución e intercambio, variantes
que el autor reconoce de los sistemas-mundo: los imperios-mundo y las economías
mundo. Estos conceptos los tomó de Polanyi cuando hace referencia a los tres
tipos de comportamiento económico. Por su parte con el concepto de larga
duración (que hace referencia a la historia structurelle a diferencia de la
événementielle y conjoncturelle) inscripto en el horizonte de las temporalidades
sociales múltiples, describe lo no siempre visible en lo inmediato, de duración
muy larga y cuyo cambio es lento, aunque no eterno.
El impacto de estas conceptualizaciones en la obra de Wallerstein fue decisiva,
ya que en “El moderno sistema mundial” no se ocupa de las verdades eternas y
regulares que resultan del análisis comparado, sino muy por el contrario rechaza
la normalización de la naciente sociología política abocándose a la historia de
un fenómeno singular, el sistema-mundo moderno a partir de su sistema
interpretativo denominada “análisis de los sistemas-mundo”. A ello se suma el
concepto de periferia que abreva en Malowist y otros historiadores modernos, de
la manera que Raúl Presbich lo había inaugurado en los estudios sobre América
Latina que se realizaran en la naciente Comisión Económica para América Latina.
A principios de la década de 1980 Wallerstein dicta una serie de conferencias en
la Universidad de Hawai, a partir de lo cual escribe el “capitalismo histórico”,
intentando analizar cómo funcionaba en los hechos este sistema y aún más que
había sólo un sistema capitalista. Doce años después y a partir de otra serie de
conferencias en la Universidad China de Hong Kong aprovecha la ocasión para
hacer una evaluación de la historia del sistema-mundo capitalista; las
conferencias llevaron por título “La civilización capitalista” .
En 1976 funda junto a Hopkins en la Universidad de Binghamtom el Centro Fernand
Braudel para el Estudio de Economías, Sistemas Históricos y Civilizaciones . El
nombre de Braudel se debe al compromiso de estudiar la larga duración, es decir
el cambio social a gran escala. El resto del título recibe la denominación en
virtud de la publicación Annales, a excepción que en lugar de sociedades se
trata de sistemas históricos. La actividad principal de los Grupos de Trabajo
que conforman dicho centro es la investigación de áreas esenciales necesarias de
ser indagadas con la lógica de los sistemas-mundo.
A partir de 1980 Wallerstein y demás miembros del Centro Fernand Braudel se
interesan por los aportes realizados por Ilya Prigogine quien en 1977 recibiera
el Nobel por su trabajo sobre los “procesos de disipación” estudiando los
sistemas que se alejan del equilibrio, aporte crucial en el campo de la
emergencia de las ciencias de la complejidad. De Prigogine retomará el principio
de “indeterminación fundamental”, no entendiendo que el orden y la explicación
no existen sino como la existencia de un caos determinista, es decir que el
orden existe por cierto tiempo, pero luego se deshace inevitablemente , cuando
las curvas alcanzan puntos de bifurcación (puntos en los que existen dos
soluciones posibles para una misma ecuación). Esto no significa que el
conocimiento sea incompleto sino que el conocimiento a priori es imposible.
Tomando entonces los aportes de Braudel y Prigogine y aplicándolo a las
transformaciones de los sistemas sociales se obtiene que dichos sistemas tengan
una vida formada por un comienzo, un desarrollo normal y una crisis terminal en
cuyo caso el impacto de la acción social es mayor que en los períodos normales.
El segundo principio en el que hará hincapié a partir de Prigogine es que la
reversibilidad del tiempo es absurda. La frase acuñada por Eddington y
desarrollada por Prigogine “la flecha del tiempo” otorgaría plausibilidad a la
insistencia en que los sistemas sociales eran sistemas históricos, y que ningún
análisis podía dejar de tener en cuenta esta afirmación. Así fue como
Wallerstein se ocupará de convocar a otros científicos mundiales bajo el
patrocinio de la Fundación Gulbenkian para conformar una comisión internacional
para el estudio de la evolución histórica de las ciencias sociales, y contemplar
el hecho de su reestructuración . Numerosos estudios se han realizado en el
Centro Braudel en torno a los sistemas-mundo como una forma de protesta contra
las formas en que se practican las ciencias sociales y su teorización.
“En consecuencia, sigo pensando que la lucha es ardua, pero también que forma
parte de la transformación sistémica en la que estamos viviendo y en la que
seguiremos todavía por un tiempo. Por eso, sigo creyendo que nuestros esfuerzos
valen la pena. Pero debemos estar abiertos a escuchar muchas voces y muchas
críticas si queremos seguir adelante. Y por eso creo que es prematuro pensar que
lo que estamos construyendo es una teoría”
En vistas de que el término teoría designa un conjunto de ideas interconectadas
y que indica también el final de un proceso de generalización y/o clausura de la
actividad científica, resulta contraproducente la denominación teoría de los
sistemas –mundo; en virtud de ello Wallerstein prefiere decir que se ha dedicado
a su análisis y declara que se trata del desarrollo de una no teoría que
denomina análisis de los sistemas-mundo.
En su libro “The modern World System: Capitalist Agriculture and the Origins of
the World-Economy in the Sixteenth Century Wallerstein define al sistema-mundo
como una estructura con fronteras, grupos, normas que la legitiman y coherencia;
es un mundo lleno de conflictos que está en estado de tensión permanente y que
experimenta cambios y demuestra sus fuerzas así como también sus debilidades.
Para el autor lo que caracteriza al sistema social es su ser endógeno, en gran
parte autosuficiente y existen dos tipos: el sistema pequeño con una economía de
subsistencia autónoma y el sistema-mundo que se basa en una economía extensa y
contiene una diversidad cultural de múltiples expresiones. Dos tipos de sistema
mundo han existido: el sistema-mundo imperio caracterizado por un régimen
político centralizado y el sistema-mundo económico que carece de un sistema
político centralizador.
Los sistemas-mundo económico eran estructuras inestables en el era premoderna y
bien evolucionaban hacia imperios o se desintegraban. Lo particular del
sistema-mundo moderno es que ha dado lugar a una economía-mundo que ha durado
500 años . La falta de un centro hegemónico según Wallerstein es el secreto de
la fuerza del sistema-mundo moderno y constituye el lado político de la
organización económica llamada capitalismo. La multiplicidad de sistemas
políticos que conviven sería la clave del éxito; de esta manera se le ofrece a
los capitalistas mucha libertad para moverse en la estructura sin restricciones
y además el capitalismo se expande territorialmente en diversas direcciones y a
diferentes ritmos sin enfrentar limitaciones de orden político.
De todas maneras en su obra se deja abierta la posibilidad para que aparezca un
sistema-mundo alternativo el cual al decir del autor debería integrar las
esferas económicas y políticas equilibrando la distribución del poder en los
grupos sociales; esto sería un sistema-mundo socialista, aunque debemos tener
cuidado pues Wallerstein o esta hablando aquí del socialismo soviético ya que lo
considera como periférico del sistema-mundo capitalista. Aparecen entonces las
nociones de centro y de periferia en el sistema-mundo, en donde el centro dirige
y acumula la riqueza y la periferia es objeto de explotación sistemática, en el
medio entre una y otra la semiperiferia actúa promoviendo nuevos centros. Según
el autor América Latina en el sistema-mundo capitalista desde su aparición de
500 años ha sido periférica aunque algunos casos han operado como semiperiferia.
El sistema-mundo capitalista actúa en función de reglas, las que se reflejan en
los ritmos cíclicos y las tendencias seculares.
“Como todos los sistemas, la proyección lineal de sus tendencias encuentra
ciertos límites, después de lo cual el sistema se encuentra a sí mismo lejos del
equilibrio y comienza a bifurcarse. A partir de de este punto, podemos decir que
el sistema está en crisis, y que transita a través de un período caótico en el
cual busca estabilizar un nuevo y diferente orden, es decir, que realiza la
transición desde un sistema a otro. Qué es lo que este nuevo orden será, y
cuando se estabilizará, es algo imposible de predecir, pero también es algo que
se encuentra fuertemente impactado por las acciones de todos los actores que
participan en toda esta transición. Y es exactamente la situación en la estamos
ahora”
En Praga mientras pronunciaba una conferencia en 1997, Wallerstein anunciaba la
crisis Terminal del sistema-mundo capitalista en base a una serie de premisas
que irrumpen confrontando los discursos científicos reinantes. Describe el ciclo
general de un sistema formado por su parición, desarrollo, decadencia y muerte,
en donde la desaparición tiene que ver con la incapacidad para mantener el
equilibrio al no poder controlar las tensiones que lo sacuden desde el interior.
En el centro de la crisis se producen las bifurcaciones que constituyen las
alternativas abiertas en las tensiones que desgarran al sistema; sus resultados
son impredecibles. Para Wallerstein este sistema-mundo se encuentra en su crisis
terminal,
“Sin embargo, ya que el resultado es incierto, no sabemos si el sistema (o los
sistemas) resultante será mejor o peor que el actual, pero si sabemos que el
período de transición será una terrible etapa llena de turbulencias, ya que los
riesgos de la transición son muy altos, los resultados inciertos y muy grande la
capacidad de pequeños imputs para influir sobre dichos resultados”
De todas maneras las transformaciones sociales son posibles pero no
necesariamente seguras, en donde la incertidumbre es maravillosa y la certeza
sería la muerte moral.
“Si estuviésemos seguros del futuro, no habría apremio moral alguno para hacer
cualquier cosa. Seríamos libres para satisfacer cualquier pasión y actuar
siguiendo cualquier impulso egoísta, ya que todas las acciones estarían
sometidas a una ordenada certeza. Por el contrario, si todo está sin decidir,
entonces el futuro está abierto a la creatividad, no sólo a la creatividad
meramente humana, sino también a la creatividad de toda la naturaleza. Está
abierto a la posibilidad y, por lo tanto, a un mundo mejor”
Diversas presiones estructurales someten al mundo moderno y al no poder
controlarlas erosionan la rentabilidad de las inversiones en sectores claves de
la economía global. La primera presión que sufre el capitalismo dice relación
con el costo de la fuerza de trabajo, ya que el acceso a la fuerza de trabajo
barata en las regiones del mundo no integradas al sistema-mundo se está
agotando. La búsqueda de trabajadores más allá de la periferia del sistema-mundo
capitalista se está volviendo muy difícil. Esto se ve reflejado en los últimos
años en las protestas iniciadas por la periferia y semiperiferia contra el
neo-liberalismo, como así también al empobrecimiento de quienes se oponen a las
políticas de flexibilización laboral y reducción del “Estado de bienestar”. Todo
esto tiene que ver con que:
“…la primera (presión estructural) es consecuencia del proceso de
desruralización del mundo, que está ahora muy avanzado y que probablemente se
habrá completado totalmente dentro de los próximos 25 años. Es un proceso que
está incrementando inexorablemente el costo del trabajo en tanto que magnitud
porcentual del valor total creado” .
La segunda presión estructural tiene que ver con el ambiente. Hay un límite en
la capacidad que tienen las empresas capitalistas para externalizar sus costos
usando los recursos naturales y los bienes públicos como si no trajeran
aparejados costo alguno. Diversos sectores sociales están padeciendo la
degradación del medio ambiente y la destrucción de la infraestructura. Cuencas,
bahías, bosques, áreas urbanas construidas con fondos públicos para beneficio de
intereses privados. Estamos llegando al agotamiento ecológico lo cual hace
aumentar el costo de los insumos dentro del porcentaje del valor total. La
tercera presión o fuente de desequilibrio tiene que ver con el límite de los
sistemas políticos de someter a sus trabajadores a crecientes regímenes
impositivos. Para Wallerstein:
“… la tercera presión es la democratización en el mundo, que conduce a demandas
crecientes respecto al gasto público en educación, salud y garantías del ingreso
de vida. Esto está impulsando hacia arriba los costos de los impuestos en el
porcentaje del valor creado”
La desruralización, la externalización y la democratización marcan los puntos de
desequilibrio en el sistema y constituyen procesos sociales irreversibles, al
menos al corto plazo; si estos llegan a su límite la crisis será total, de hecho
ya están produciendo una reducción estructural a largo plazo, al punto de ir
transformando el sistema capitalista en un sistema no rentable para los propios
usuarios .
Ahora bien, la crisis del sistema-mundo moderno no sólo es considerada como un
fenómeno social y económico, sino también que existe una incapacidad para
comprender los procesos en que estamos envueltos. Se produce una crisis del
conocimiento en donde la ciencia muy a pesar de lo expresado por Prigogine sobre
la nueva alianza entre el hombre y la naturaleza , más bien se desarrolla para
servir al capitalismo en donde la especialización es el ejemplo más claro de
cómo no pudo dejar de transformar en sus principios, en la medida que cambiaban
las estructuras económicas y culturales . Estamos entonces viviendo el fin del
modo en que hemos sabido el mundo:
“Es decir, el fin de la utilidad de las herramientas y de los marcos de trabajo
actuales de nuestro sistema de saber. En particular, la idea de que el saber
científico de un lado, y el saber filosófico /humanístico del otro, son
radicalmente diferentes, y que son modos intelectualmente opuesto de saber en el
mundo. La idea, que, a veces, llamamos la tesis de las dos culturas se está
volviendo, no sólo inadecuada como explicación de la enorme transición social
que estamos ahora viviendo, sino incluso un obstáculo mayor para enfrentar
inteligentemente esta misma crisis. Hay que recordar que esta idea tiene solo
doscientos años de antigüedad y que nunca existió en otro sistema histórico”
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