Concepción Arenal nació en El Ferrol (La Coruña) el día 30 de enero de 1820, y murió en Vigo el 4 de febrero de 1893. Era una de las tres hijas de Ángel del Arenal, militar liberal, contrario al absolutismo representado por Fernando VII, lo que le valió diversas condenas a prisión, y de María Concepción de Ponte, descendiente de una familia nobiliaria. Una de las figuras claves del feminismo español, de repercusión europea, integrada dentro del pensamiento jurídico-penal, en la corriente del Correccionalismo, cuyo sistema matriz es el Krausismo (J. A. Sáinz Cantero) y según Adolfo González Posada "su nombre imperecedero tiene una altísima significación social, como representación viva de una grande y salvadora idea: la idea de la emancipación de la mujer..., a la vez que fue una madre modelo y una mujer buena en toda la extensión de la palabra" (1894).
En 1842, un año después del fallecimiento de su madre, Concepción Arenal asiste a clases de Derecho en la Universidad de Madrid, "vestida de hombre" -aunque dicho dato no pueda contrastarse-, ciudad a la que se había trasladado junto a su hermana Antonia, una vez fallecido su padre. Contrae matrimonio en 1848 con el abogado y periodista liberal Fernando García Carrasco, que comparte la actitud combativa de su esposa ante las injusticias sociales de su tiempo, colaborando ambos en La Iberia, el diario político más importante de la época. Quedaría viuda en 1857. Nombrada "Visitadora General de Prisiones para mujeres" en 1864, funda en La Coruña una sociedad femenina cuya finalidad era atender a las mujeres que cumplían condena, auxiliando a las que tenían hijos menores de tres años, fomentando entre ellas la lectura, y patrocinando a las más necesitadas cuando cumplían dicha condena. En 1868 es nombrada Inspectora de las Casas de Corrección de mujeres, cargo que ocupa hasta 1873. Junto a Antonio Guerola fundaría en 1870 la revista La voz de la caridad, cuyo fin eran los estudios penitenciarios y de beneficencia. En 1871 es nombrada Secretaria general de la Cruz Roja de Madrid. También fue miembro de la Junta Directiva del Ateneo de Señoras, fundado en Madrid por Fernando de Castro, a quien le dedicó su obra, A Don Fernando de Castro. El gobierno de la I República española pretendía la reforma del Código Penal, y, entre otras personas, Concepción Arenal fue llamada a formar parte de dicha Comisión. Incluso la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación celebró una velada en homenaje a Arenal, en la cual pronunció un emotivo discurso en su honor A. Cánovas del Castillo. Envió distintas comunicaciones a los Congresos Internacionales Penitenciarios de Estocolmo (Informe sobre reforma penitenciaria), Roma (Informe sobre el empleo del domingo en las prisiones) y San Petersburgo (Informe sobre los incorregibles), editados en 1896.
Es en sus Estudios Penitenciarios donde, fundamentalmente, podemos analizar su pensamiento jurídico-penal. Para ella el delincuente es un ser débil, un incapaz que cedió a la mala tentación porque no podía resistirse a ella, siendo el delito la manifestación de su voluntad; desde ese punto de vista, la pena es, en esencia, un bien moral para el delincuente, debiendo tener la misma distintos fines, que se armonizan entre sí: el fin correccional, la expiación, la intimidación y la afirmación de la Justicia (J. A. Sáinz Cantero). Dedicó su vida a la cuestión social, en tres líneas fundamentales: la cuestión obrera, la reforma de la legislación penal -promoviendo la reforma del sistema penitenciario de la época y entendiendo al recluso como un ser apto para la convivencia social-, y la defensa de la mujer, defendiendo sus derechos políticos y sociales. Como ella misma decía, "para mí no hay espectáculo tan hermoso como el de la belleza moral". Fallece a la edad de setenta y tres años, figurando en su tumba la siguiente inscripción: "A la virtud, a una vida, a la ciencia".
Entre las obras de Concepción Arenal destacamos: Fábulas en verso (1851); La beneficencia, la filantropía y la caridad (1861), que constituye una historia de la beneficencia en España, y con la que obtuvo el premio de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas de 1860, distinción otorgada por primera vez a una mujer, aunque no sería el único, puesto que años más tarde recibiría dos más de la misma institución, en 1875 y 1878, por Las colonias penales de Australia, y la pena de deportación (1877), y La instrucción del pueblo (1881); Manual del visitador del pobre (1860), obra traducida a varios idiomas, entre ellos el francés e inglés, lo que muestra su repercusión; Cartas a los delincuentes (1865); El reo, el pueblo y el verdugo o La ejecución pública de la pena de muerte (1867); La mujer del porvenir (1869), donde rebate las teorías que determinan la condición inferior de la mujer, defendiendo, en la misma, su derecho al trabajo; Examen de las bases aprobadas por las Cortes, para la reforma de las prisiones (1869); Estudios penitenciarios (1877); La cárcel llamada Modelo (1877); Ensayo histórico sobre el derecho de gentes (1879); Cartas a un obrero(1880); Cartas a un señor (1880); Cuadros de la guerra (1880);Cartas a los delincuentes (1883); El derecho de gracia ante la justicia (1883); La mujer de su casa (1883); Oda contra la esclavitud (1886), premiado por la Sociedad abolicionista, y Algunas observaciones sobre el delito colectivo (1893). Su obra La condición de la mujer en España fue traducida al inglés para integrarla en la obra de Stanton, The woman question in Europe. Se encuadra pues su pensamiento en diferentes campos: penitenciario, penal, sociológico, político, humanitario y jurídico en general. Muchas de sus obras, por su mérito, valor y aún candente actualidad, han sido recientemente reeditadas. Rafael Salillas, Gumersindo de Azcárate y Sánchez Moguel publicaron un pequeño libro Doña Concepción Arenal y sus obras (1894) que recogía exposiciones orales de conferencias en homenaje a la que Salillas consideraba una "criminalista caritativa y santa". Interesante sin lugar a dudas resulta el libro de Manuel Gutiérrez Carrajo, Cartas inéditas de Concepción Arenal (1984), abordando en las mismas diversas temáticas, entre ellas, la miseria, las huelgas, el socialismo, los impuestos, la Internacional, la igualdad, la familia, la propiedad, la patria o el comunismo. De inferior calado es el artículo de J. A. Sáinz Cantero, Ideas criminológicas en los "Estudios Penitenciarios" de Concepción Arenal (1970). Para conocer más datos pueden verse las distintas ediciones de sus obras Completas, y los diferentes estudios existentes sobre su vida, obra y pensamiento de J. Rovira Carrero, M. Casas Fernández, y G. Landrove, entre otros.
Texto elaborado por Alejandro Martínez Dhier.
Ver también
Concepción Arenal de Ponte: La beneficencia, la filantropía y la caridad