Según el Plan Central de Contabilidad (PGC), se trata del conjunto de elementos intangibles o inmateriales de la empresa que impliquen valor.
Estos denominados intangibles, no valorables individualmente, son los que otorgan el valor al fondo de comercio. Éstos son algunos de dichos activos:
Comerciales. Se trata de aspectos como los diseños de rótulos, eslóganes o símbolos, imagen de calidad de los productos o servicios ofrecidos e incluso la posición estratégica de los locales comerciales.
Tecnología. En este epígrafe se enmarcan las destrezas y conocimientos adquiridos por la empresa
Clientes. Uno de los principales activos de toda empresa es su cartera de clientes, pero no sólo desde el punto de vista cuantativo, sino también desde el cualitativo: fidelidad de esos clientes, contratos firmados y duración de los mismos, condiciones acordadas, entre otros.
Capital humano. Como es obvio, vale mucho más una empresa ya en marcha y en la que los trabajadores estén formados.
Contratos. Los acuerdos de suministro de los que disponga la empresa pueden aportar un valor añadido interesante si suponen condiciones ventajosas para el aprovisionamiento, tales como los plazos de pago, la confianza establecida entre ambas partes, etc.
A modo de conclusión, el fondo de comercio se puede definir como la cantidad que se paga por un negocio por encima del valor de los activos tangibles netos; representa el valor de las ventajas de adquirir un negocio ya establecido. El comprador paga una suma de capital por el derecho a obtener unos beneficios mayores de los que obtendría si empleara el capital en una empresa semejante pero de reciente creación.