El consumo de capital se refiere a las reservas de depreciación que las unidades productivas crean para reemplazar el capital fijo desgastado en el proceso de producción durante un período dado.
Este concepto se basa en la vida económica prevista para cada bien, y tiene por objeto cubrir la pérdida de su valor por obsolescencia (antigüedad o desuso) debido a daños accidentales normales, y al uso o desgaste también normales.
Las reservas que se forman en las empresas para cubrir el consumo de capital fijo son una importante fuente de financiamiento de las nuevas inversiones.