Por el Doctor
D. Manuel Colmeiro
Catedrático de la Universidad de Madrid
Alojado en "Textos selectos de Economía"
http://www.eumed.net/cursecon/textos/
PARTE PRIMERA. - De la producción de la riqueza.
CAPÍTULO XIII. - De los agentes naturales.
Tan visible es la influencia de la naturaleza en la produccion, que los fisiócratas proclamaron que toda riqueza viene de la tierra ó de la agricultura. Por el contrario, la escuela industrial seguida por la mayor parte de los economistas ingleses, sostiene el principio que procede del hombre ó del trabajo. Los franceses y alemanes suelen admitir la participacion de los agentes naturales, y así reconocen tres factores de la produccion, á saber: la tierra, el trabajo y el capital.
Para explicarnos con la debida claridad, conviene advertir que en este caso la palabra tierra resume todas las fuerzas productivas de la naturaleza, ó las propiedades de los cuerpos que auxilian la accion del hombre sobre la materia. El clima, la fertilidad espontánea del terreno, la abundancia de sus minas, las producciones de sus bosques y todo cuanto constituye la riqueza de un país sin el ministerio de la industria, significan la potencia de la tierra ó la virtud fecundante de los agentes naturales.
Así como hay campos más ó ménos agradecidos al cuidado y diligencia del labrador, así tambien hay pueblos más ó ménos favorecidos con los dones del cielo, y los más aventajados gozan de mejor fortuna, porque la tierra ó los agentes naturales suplen en mucha parte el trabajo.
La que la naturaleza toma en la obra del hombre es inmensa, pero indeterminable. No es posible analizar un producto y distinguir el resultado de la fuerza muscular y las naturales.
Los agentes naturales existen en cantidad ilimitada como la luz, ó en cantidad limitada como la tierra. En esto se funda Dunoyer para negarles toda participacion en la produccion de la riqueza, porque (dice) están ó no apropiados: si no lo están, no pueden reputarse agentes de la industria, y si lo están, entran en la categoría de las tierras cultivadas ó de los capitales.
En rigor no les cuadra el nombre de agentes naturales: son fuerzas que nacen de las propiedades de la materia, á las cuales el hombre, único agente de produccion, comunica su impulso. Ni siquiera son instrumentos, sino elementos de la produccion. Apropiadas constituyen un capital: no apropiadas, contribuyen no ménos directa y eficazmente á la obra de mano.
En el acto de producir riqueza, ocupa el hombre lugar preeminente, porque él es quien dispone las cosas de suerte que obren las leyes del mundo físico, y por eso hemos dicho que su intervencion se resuelve movimiento. El cultivo despierta las fuerzas de la naturaleza, las desarrolla y multiplica; mas no crea fertilidad latente en la tierra. Los productos de agricultura son en parte resultado del trabajo y capital aplicados á la tierra, y en parte se deben á sus fuerzas de vegetacion. A no ser asi, dos campos de igual extension y con igual capital y trabajo darian la misma renta al propietario, aunque fuesen desiguales en razon de su fertilidad.
Queda, pues, asentado que la naturaleza no tan sólo suministra la materia que el hombre transforma, sino la potencia ó las fuerzas vivas que auxilian el trabajo y acaso lo reemplazan.
Los agentes naturales se ponen muy de manifiesto en la industria agrícola; pero no contribuyen á la produccion en los demás casos con ménos eficacia. El aire, el agua, el calor, la electricidad, etc. influyen poderosamente en la fecundidad de las artes y oficios. No en vano llaman al carbon mineral el pan de la industria, porque alimenta la combustion que engendra el vapor. Contemplando un buque mixto, hallaremos que los agentes naturales están representados por el agua que lo mantiene á flote y le abre camino; el aire que lo empuja hinchando sus velas; el vapor que mueve su hélice y le comunica una potencia y celeridad prodigiosas; la brujula que señala los rumbos; el barómetro que anuncia las tempestades; la pólvora que le defiende de sus enemigos, y en fin, por todas las propiedades de los cuerpos que entran en la construccion de aquella fortaleza y la hacen apta para la navegacion.
Los agentes naturales cooperan la produccion de la riqueza, pero no tienen un influjo decisivo en la propiedad ó decadencia de los pueblos. Obsérvase á menudo que los más aventajados en clima y producciones viven en la miseria por la ignorancia y pereza de los hombres, ó por los vicios de las leyes y los abusos del gobierno. En cambio hay otros que a fuerza de ingenio, perseverancia y economía logran vencer los obstáculos que la naturaleza les suscita, y se hacen ricos, pareciendo los únicos predestinados á ser pobres. En efecto, la benignidad del clima suele hacer á los hombres indolentes, ya porque son pocas sus necesidades, y ya porque confian en la natural abundancia de frutos que 1es ofrece la tierra con larga mano. Al contrario, un clima rigoroso multiplica las necesidades de la vida; y siendo avara la tierra, se perfecciona el cultivo, se acude á las fabricas, al comercio y á la navegacion, y de todos modos se redobla la energía del trabajo. Los hábitos de laboriosidad y economía aventajan siempre á los dones más liberales de la naturaleza.