EL ORDEN ECONÓMICO NATURAL

EL ORDEN ECONÓMICO NATURAL

Silvio Gesell

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12. Las crisis económicas y la manera de evitarlas

Las crisis, los trastornos económicos, es decir, estancamiento y desocupación con sus consecuencias, no se conciben sino durante la baja de precios.

Y estos pueden descender por tres razones:

1) Porque las condiciones propias de la producción del oro no permiten el ajuste necesario de la oferta de dinero (demanda) a la producción de mercancías (oferta).

2) Porque con la producción creciente de mercancías (economía floreciente) y el consiguiente incremento de los llamados capitales reales baja el interés de estos, y entonces no se ofrece más dinero para la formación de nuevos capitales reales y se paraliza la salida de mercancías destinadas para ese fin. (Una parte bastante considerable de la producción, mayormente cuando crece la población).

3) Porque en períodos de producción intensa y de prosperidad creciente la moneda (la demanda) es fundida por los joyeros, y eso en relación a la creciente oferta de mercancías (1).

Cada una de estas tres causas de descenso de los precios basta de por sí para provocar una crisis, y su carácter es tal que si no estalla tal vez a causa de hallazgos suficientes de oro las otras la suplen, llenando el vacío. Una de estas tres causas de crisis actúa siempre e infaliblemente sobre la economía nacional.

Sólo en el caso de contínuos y extraordinarios hallazgos de yacimientos auríferos y en cantidades tales que, a pesar del empleo creciente de oro en la industria, los precios suban continua y fuertemente (mínimum 5 % por año) podrá desenvolverse la economía sin crisis. También la resistencia que la circulación monetaria halla en la reducción del interés de capitales reales podría vencerse mediante aquella alza general de precios, puesto que ésta promueve precisamente la circulación del dinero. Pero semejante alza de precios significaría de por sí un derrumbe del sistema monetario.

¿Cómo se podrían entonces evitar los estancamientos en la economía? Llenando esta condición que va implícita en la explicación de sus causas a saber: Los precios no deben bajar nunca, bajo ningún concepto.

Y, ¿cómo lograr esto? Así:

1) Desligando el dinero del oro; orientando la emisión monetaria de acuerdo con las necesidades del mercado.

2) Ajustando el papel-moneda de manera tal que, bajo todas las circunstancias, sea ofrecido y siga ofreciéndose aun cuando el interés del capital, el interés del dinero tanto como el de los bienes reales (capitales reales), descienda y desaparezca.

Cómo se llega a ello, lo veremos en el segundo tomo de esta obra.

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(1) Se dice que los chinos hacen figuras de plata que como mascotas o ídolos son muy solicitadas. La plata, empero, es el medio de cambio general de los chinos. Ahora bien, es fácil imaginarse como probable, corriente, este proceso: La plata afluye a China, por una causa cualquiera, en mayor cantidad y promueve ahí el florecimiento del comercio y la industria (coyuntura ascendente). El comerciante realiza buenos negocios, y en agradecimiento a su protector, el ídolo de plata, lo hace aún más grande y pesado, es decir, que el metal que recibió por sus mercancías, la causa de su éxito comercial, es fundida y desaparece para siempre en la capilla hogareña. Pero si los precios bajan a causa de la escasez de plata (crisis), y los negocios del chino van de mal en peor, entonces piensa que su protector es impotente, por ser demasiado pequeño, y de ahí que reúna el poco metal que le queda para aumentar el tamaño, vale decir, el poder de la mascota. Si no hay otras causas para explicar la extraña inercia milenaria en el desarrollo de la China, bastaría ésta. ¿Tiene acaso el europeo motivo para reírse del chino? En tiempos de bonanza aquél se compra una cadena de oro para lucirla, y en los tiempos malos la adquiere más pesada aún, para mantener la confianza en su solvencia.

Ambos, el chino y el europeo, cortan, pues, la rama sobre la cual están sentados, aunque procedan por motivos diferentes.