El rigor metodológico, la coherencia teórica y la tenacidad son virtudes destacadas de los miembros de la Escuela Austriaca de Economía, unidos por una explícita conciencia de pertenencia, respeto a los líderes reconocidos y un militante proselitismo. El radicalismo libertario de esta escuela la ha mantenido durante todo el siglo XX en una posición de marginalidad que aparentemente no ha hecho más que fortalecerla.
La crisis económica de la década de 1970, imposible de explicar por el modelo keynesiano, supuso la quiebra del paradigma económico dominante desde los años treinta. La caída del muro de Berlín, es decir, el imprevisto derrumbamiento del sistema económico comunista, implicó la desaparición de la escuela económica marxista oficial sin que haya ninguna escuela socialista o socialdemócrata de teoría económica que pueda ser considerada una alternativa sólida. Los modelos teóricos neoclásicos - monetaristas han recibido durante decenios críticas profundas sobre su falta de conexión con la realidad y no pueden aportar un instrumental aceptable para analizar, interpretar o comprender los problemas actuales. Entre la multitud de propuestas y nuevas pequeñas escuelas (post-keynesianos, nuevos clásicos) que han surgido en los últimos decenios no hay ninguna que parezca estar consolidándose o que pueda ofrecer una alternativa omnicomprensiva de la ciencia económica. Quizá como consecuencia de todo esto ha resurgido el interés por la Escuela Austriaca, una vieja escuela que durante ciento treinta años ha sobrevivido a las críticas, el menosprecio, la ignorancia o la indiferencia y cuyas sólidas propuestas están atrayendo una renovada atención en estos tiempos.
No se puede decir que sea una escuela nueva ya que su fundación se puede fechar en el año 1871, con la publicación de los Principios de Economía Política de Karl Menger. La influencia de Menger sobre la ciencia económica es universalmente reconocida, por haber establecido las bases del marginalismo simultáneamente a Jevons y Walras. Sin embargo las implicaciones más profundas de su análisis, su método y sus conceptos básicos, no fueron entendidas. Los discípulos más fieles a Menger surgieron en su entorno académico austriaco, pero desde muy pronto se hicieron oír participando activamente en todas las polémicas teóricas internacionales. En la década de 1930, como consecuencia de la llegada de Hitler al poder, los principales miembros de la Escuela Austriaca tienen que emigrar. Hayek es acogido por Lionel Robbins en 1931 en la London School of Economics hasta 1949 que se traslada a Estados Unidos. Mises trabaja a partir de 1934 en Suiza hasta que a comienzos de la segunda guerra mundial se traslada a Nueva York. Estos desplazamientos explican la penetración internacional actual de la Escuela Austriaca.
Las propuestas de la Escuela Austriaca han ido elaborándose principalmente al calor de más o menos enconadas polémicas con otras escuelas.
Frente a los autores clásicos y neoclásicos defienden la teoría subjetiva del valor. Según esta teoría cada agente económico asigna su propia valoración a los bienes, por lo que no puede afirmarse que los precios dependan de los costes sino todo lo contrario. La teoría del coste alternativo o coste de oportunidad, ahora aceptada e integrada en el acervo común de los economistas, es una aportación deWieser desarrollada sobre los conceptos austriacos.
Frente a la Escuela Historicista alemana desarrollan el método apriorístico. La economía tiene, como la matemática y la lógica, carácter apriorístico y no hipotético-deductivo, como las ciencias naturales. Los austriacos consideran que los fenómenos empíricos son continuamente variables, de manera que en los acontecimientos sociales no existen parámetros ni constantes, sino que todos son “variables”, lo cual hace muy difícil, si no imposible, extraer leyes históricas o realizar predicciones.
El análisis de equilibrio económico walrasiano supone que los agentes económicos utilizan los datos que proporcionan los mercados en equilibrio para elegir entre alternativas dadas. Frente a esta visión de la Escuela de Lausana aceptada por neoclásicos y keynesianos oponen una teoría de la acción del ser humano que crea continuamente nueva información y modifica las variables de un sistema que nunca estará en equilibrio.
Frente a los monetaristas y la Escuela de Chicago, elaboran una teoría dinámica del capital y el interés con una visión clara de la dimensión temporal. El interés es la diferencia entre la valoración subjetiva presente y futura. El capital implica retrasar el consumo de bienes presentes para obtener bienes futuros con mayor valoración.
Frente a keynesianos y neoclásicos elaboran una teoría del ciclo económico, de carácter endógeno. La expansión crediticia artificial -ocasionada por el estado al emitir billetes sin respaldo y al autorizar coeficientes de caja fraccionarios en la banca privada- distorsiona las informaciones de los agentes económicos provocando euforias inversoras que conducen a ulteriores quiebras. La Escuela Austriaca reivindica un sistema de banca libre con coeficiente de caja del 100%.
Frente a todos, especialmente frente a los socialistas, una defensa radical de la libertad del individuo frente a cualquier intromisión del estado en la economía. El teorema austriaco de la imposibilidad afirma que no es posible que un individuo o comité recolecte toda la información necesaria para una asignación eficiente de los recursos. Esa información está dispersa en la mente de todos los agentes económicos y está siendo reelaborada continuamente. Este teorema es aplicable tanto a los países comunistas como a todos los bancos centrales, ministerios de economía y demás órganos de ingeniería social.