Revista académica de economía
con
el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas ISSN
1696-8352
Número 38, febrero 2005
Carlos Nahuel Oddone y Leonardo Granato
Democratización y descentralización,
la opción necesaria
En el contexto actual de globalización, los procesos de democratización
política y de descentralización del Estado revalorizan el papel de las
ciudades y de los gobiernos locales. Tanto es así que son varios los autores
que denominan a este nuevo siglo como el “siglo de las Ciudades”, aludiendo
a este novedoso protagonismo. En este orden de ideas, el poder local
adiciona a las funciones de prestación de servicios y de inversiones en
infraestructura urbana, nuevas competencias relacionadas con el desarrollo
económico, social y cultural y con la inserción de las ciudades en el
contexto regional e internacional.
La globalización y los complejos procesos de integración han reconfigurado
el estado actual de las relaciones internacionales, llevando a las ciudades
a enfrentarse a nuevos desafíos en este ámbito a partir del incremento de su
autonomía y de la descentralización de las funciones del Estado.
“Autonomía” entendida como la ampliación del margen de maniobra y la
capacidad para realizar una toma de decisión independiente. Aclaramos,
“autonomía” de los gobiernos municipales que no implica una atomización del
poder del Estado, sino por el contrario, una mayor potestad en la
coordinación y gestión de los recursos en orden a la satisfacción de las
necesidades y problemáticas de los habitantes de las ciudades.
Por su parte, la “descentralización” alude al incremento de la participación
de la sociedad civil y de instituciones no gubernamentales en la definición
y elaboración de políticas públicas.
De esta forma, autonomía y descentralización otorgan una mayor participación
en la definición de los asuntos locales a los responsables políticos y a la
sociedad de forma integrada. Esta nueva realidad nos demuestra que es
necesario y urgente que las definiciones a los problemas locales sean
tomadas y diagramadas por quienes los padecen y consecuentemente por quienes
tienen un mayor conocimiento y precisión de ellos: los mismos habitantes de
las ciudades.
Sin perjuicio que esta descentralización en la toma de decisiones deberá ser
acorde a las políticas nacionales, asegura una flexibilidad en éstas últimas
para adecuarlas a las realidades locales. La estandarización de políticas
públicas por parte del Estado (sea nacional o provincial) no configura
generalmente resultados óptimos por estar concebidas desde la generalidad.
El desafío está en la coordinación y trabajo conjunto de lo particular con
lo general persiguiendo el desarrollo y bienestar de la ciudadanía.
Es de destacar la labor de la Organización de Estados Americanos (OEA)
respecto del impulso que está dando a este fenómeno que estamos
describiendo, propiciando el fortalecimiento de los gobiernos locales y las
administraciones municipales. Al respecto podemos señalar lo establecido por
el Plan de Acción de la II Cumbre de las Américas de la OEA: los gobiernos
de acuerdo a sus ordenamientos jurídicos se comprometen a establecer o, en
su defecto, fortalecer, mecanismos de participación de grupos de la sociedad
en el proceso de toma de decisiones locales, como asimismo, establecer
alternativas de financiamiento para los gobiernos locales, otorgando la
autorización para recaudar ingresos a nivel local.
En nuestro país, el sistema federal de gobierno consta de tres niveles:
nacional, provincial y municipal. La Constitución Nacional de 1853 impuso a
las Provincias asegurar el régimen municipal, sin llegar a establecer la
autonomía municipal. A partir del año 1957, algunas Provincias incorporaron
a sus textos constitucionales la autonomía municipal. Finalmente, la reforma
constitucional de 1994 estableció la autonomía municipal en los aspectos
institucional, político, económico – financiero y administrativo.
Los Municipios han asumido nuevos roles respecto a la tradicional prestación
de los servicios básicos, desarrollando actividades referidas a la promoción
del desarrollo local, el empleo, la pobreza, la protección del medio
ambiente, la salud, la cultura y la educación.
Parecería ser que los problemas actuales de la descentralización tienen su
origen en los Estados provinciales, ya que éstos siguen concentrando
múltiples competencias que podrían sin dificultades ser ejercidas por los
municipios.
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Carlos Nahuel Oddone y Leonardo Granato: “Una integración diferente: el
caso de Mercociudades” en Observatorio de la Economía Latinoamericana
Nº 38, febrero 2005. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/ar/