Dr. D. José
Piernas Hurtado
Exposición de la nomenclatura y de los
principales conceptos de esa ciencia.
A
Asociación económica.—La sociabilidad es algo
más que una tendencia que nos lleva á buscar el concurso de los otros hombres,
porque el vinculo que nos une á ellos es superior á la voluntad. La unidad de
nuestro fin, y la igualdad de los medios con que contamos para lograrle, dan el
carácter de común á toda la obra humana, y nos permiten afirmar que somos no
sólo sociables, sino socios unos de otros por ley de la misma
naturaleza, eficazmente sancionada con la solidaridad, que hace á todos
responsables de los actos de cada uno. Por eso hay asociaciones naturales, exigidas,
ya por una necesidad física, como es la Familia, ya por una necesidad
racional, como son el Municipio, la Nación y la Humanidad, cuya
existencia es condición indispensable para el cumplimiento de nuestro verdadero
destino.
Esas asociaciones
naturales son otros tantos centros de relaciones y vida económica. En la
familia se verifican actos de producción y consumo de la riqueza, en ella se
forman los trabajadores y se acumulan los ahorros, que engendran el capital, y
de aquí que tengan gran interés económico todas las cuestiones relativas al
régimen de los bienes en el matrimonio, á las sucesiones, etc. El municipio, á
su vez, da origen á necesidades comunes y requiere un sistema de prestaciones
que sirva para atenderlas, y la nación de igual manera, aunque en escala mayor,
reviste de un carácter peculiar los hechos económicos, impone también gastos
colectivos y emplea para satisfacerlos la contribución y el crédito público. La
asociación humanidad, aunque no constituida de una manera perfecta, se
anuncia ya en lo económico por el crecimiento incesante de las relaciones de
esta clase y por algunos actos internacionales, como los tratados de comercio
y las exposiciones industriales.
Además de las sociedades
totales,
ó que abrazan en conjunto los fines de la vida, cada uno de éstos particularmente
da lugar á una nueva asociación formada con todos los esfuerzos y los medios
dedicados á cumplirle. La religión, la moralidad, la ciencia, el derecho, y
del mismo modo la industria, deben constituir grandes círculos, dentro de los
cuales se organice la actividad á ellos consagrada; el movimiento para esa
construcción no está más que iniciado todavía; pero su término será la consecuencia
del progreso. El fundamento y las ventajas de estas asociaciones consisten en
general en que nuestras facultades adquieren una gran potencia unidas á otras
semejantes; y bajo el punto de vista económico, en que la multiplicidad de las
necesidades humanas no permite que sean atendidas por el solo esfuerzo propio.
Si cada hombre hubiese de adquirir por sí mismo todos los medios materiales,
que le son precisos, su existencia seria muy penosa en cuanto al trabajo y muy
miserable en cuanto á satisfacciones, mientras que dedicándose cada cual á una
sola industria, á aquella cuyos agentes naturales están á su alcance y para la
que tiene más aptitud,— división del trabajo,-conseguirá cierta clase
de productos en mayor cantidad de la que necesita y podrá ofrecer el sobrante,
-cambio, -á otro productor que se encuentre en el mismo caso respecto de
un articulo distinto. De este modo cada uno trabaja para los demás, recibiendo
de ellos servicios equivalentes, y se establece una positiva comunidad de
intereses. —El orden económico es, sin duda, el que se halla más adelantado en
la formación de un organismo especial, porque las industrias tienden á
engranar unas con otras y el comercio mantiene y normaliza frecuentes
relaciones entre todas ellas; pero aun falta muchísimo para que llegue á
establecerse una verdadera cooperación en que no haya esfuerzos
aislados y puramente arbitrarios, que resultan, unas veces estériles por lo
excesivos, y otras insuficientes para su objeto por no guardar el lugar ni la
proporción a que debieran acomodarse.
Las sociedades voluntarias
ó creadas por el expreso consentimiento de los que entran á formarlas, se
proponen la consecución de un fin concreto y especial. Los elementos
necesarios para establecer una industria suelen no hallarse en manos de una
sola persona, y entonces se reunen mediante el acuerdo de sus poseedores; esto
puede tener lugar de dos maneras distintas, y por eso son dos las formas de la
asociación productiva voluntaria: la empresa y la sociedad
propiamente dicha. En la empresa, una persona ó entidad colectiva acepta toda
la responsabilidad del negocio y satisface con una retribución fija los
servicios del capital y del trabajo ajenos, cuyo concurso utiliza; y en la
sociedad, todos los que intervienen en la producción, ya sean capitalistas ó
trabajadores, participan de las ganancias y de las pérdidas a que dé lugar
aquélla. Las sociedades industriales son de tres clases: colectivas,
anónimas y comanditarias: en las primeras, el socio
compromete todo su haber; en las anónimas, que se
constituyen por acciones, sólo se arriesga el capital aportado, y en las
comanditarias, que tienen un carácter mixto, hay socios colectivos que llevan
la dirección, y otros, los comanditarios, que sólo participan de las ganancias
y de las pérdidas en proporción á sus aportaciones.
Una de las aplicaciones más interesantes, que se han hecho
de la asociación voluntaria económica, consiste en la creación de las sociedades
cooperativas: reuniones de obreros que tienen como objetos principales;
suprimir en la industria la mediación del empresario, convirtiendo el salario
en dividendo, disfrutar las ventajas del crédito, por medio de la
responsabilidad colectiva y obtener á bajo precio los artículos de subsistencia
mediante la organización de los consumos en comunidad. (V.
Sociedades cooperativas.)
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economía política