Las concepciones de Ernest Mandel.
A diferencia de Nove, Mandel no pertenece al grupo de los denominados teóricos del socialismo de mercado, y de hecho, su visión del socialismo es bastante distante de la que sostienen estos teóricos y particularmente Alec Nove. Las principales divergencias están localizadas en torno a la visión del mercado, de la competencia, de la planificación y de lo que él denomina la “autogestión” de los trabajadores.
Contrario a lo que realiza Nove, Mandel no parte de una crítica a la teoría económica marxista y su supuesta inviabilidad en la fundamentación del socialismo efectivo. Más bien, Mandel analiza los elementos que hacen necesariamente inexistente un proyecto preconcebido de sociedad y economía socialista realmente sistematizado en la obra de los clásicos. Así refiere que “Exceptuando unas pocas observaciones generales diseminadas en La ideología alemana, El Capital, La crítica al programa de Gotha y su correspondencia, Marx y Engels no desarrollaron ninguna visión sistemática acerca de la organización de la economía que seguiría inmediatamente al derrocamiento del capitalismo. Ello no fue una omisión accidental sino una abstención deliberada. Los fundadores del materialismo histórico creyeron que no era tarea suya formular un esquema confeccionado de la sociedad futura porque tal sociedad sólo podría ser el resultado concreto de las condiciones en que apareciera”1 .
Por su parte, Mandel está también al tanto de las contradicciones que se establecen cuando efectivamente la transición socialista ocurre en los países capitalistas periféricos, donde comienzan a actuar contradicciones no previstas por Marx2.
- La asignación consciente de los recursos a escala social.
- La planificación democráticamente centralizada.
- La autogestión conjunta de los trabajadores.
- La primera concierne a la naturaleza de las unidades de producción o de distribución predominantes. Para Nove, el cálculo individual de costos implica, para estas unidades, rentabilidad individual, es decir, que los ingresos del grupo de personas implicadas debe estar en relación con las diferencias entre los costos medidos en dinero de los inputs y los outputs. Según Mandel, relacionar los ingresos grupales o personales con las ganancias es introducir poderosos impulsos hacia la irracionalidad económica, arriesgándose a la destrucción social en la medida en que múltiples decisiones son tomadas en función de intereses particulares y fragmentados.
- La segunda está dada en que Nove establece una distinción entre un sector estatal centralizado, en donde la escala técnica y la complejidad imposibilitan la autogestión de los productores, y un sector socializado de empresas menos integradas en el que dicha autogestión podría operar. También parece indicar que las diferencias de ingresos serían indispensables en ambos. Mandel considera, sin embargo, que el campo para la autogestión es en principio, más que sectorial, universal, y que las recompensas monetarias y los privilegios materiales no son indispensables, sino más bien enemigos del ejercicio democrático de la responsabilidad administrativa.
- La tercera diferencia básica radica en el papel de la competencia. Para Nove puede distinguirse entre competencia beneficiosa y competencia nociva; para Mandel cualquier forma de competencia económica es contraria a la lógica del socialismo, donde por demás la producción mercantil debe tender a disminuir su papel e importancia, y no a aumentarla.
1 Mandel, E.1969. La economía en el período de transición. Versión On Line. p.1.