Revista académica de economía con el Número
Internacional Normalizado de Publicaciones Seriadas ISSN 1696-8352.
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LA ECONOMÍA ECUATORIANA DEL SIGLO XXI Y SUS PERSPECTIVAS DE COMERCIO INTERNACIONAL CON PAÍSES DEL ASIA PACÍFICO
José Leopoldo Montesino Jerez (CV)
poloporo@gmail.com
Introducción
En este trabajo me propongo como objetivo conocer la evolución de la economía ecuatoriana reciente, determinar sus aspectos estructurales básicos y examinar la marcha del comercio exterior con relación a los principales países del Asia Pacífico. Espero que esta mirada desde la economía e historia recientes contribuya a mejorar el entendimiento con este país hermano y permita a la vez mejorar nuestras propias relaciones políticas, culturales y económicas en beneficio de ambos pueblos.
Al comenzar este trabajo, me pareció oportuno examinar noticias que la prensa chilena destaca sobre Ecuador, como una manera de acercarme al tema sobre el cual poder aportar algunas ideas. Sin embargo, de la revisión de una base de datos periodística anual para el año 2006 y parte del 2007 entregó por resultado muy pocos reportajes o noticias sobre esta materia.
Cabe señalar que la misma selección efectuada para otros países como Brasil, Argentina, Perú, Venezuela, Bolivia, Colombia, México e incluso Cuba, revela que el interés periodístico por estos países es bastante alto. No así Paraguay, Uruguay, los países centroamericanos, ni Ecuador como habíamos señalado.
La razón de esta asimetría en la información que se proyecta a la opinión pública, sobre las relaciones internacionales con nuestros países hermanos de América, no es sencilla de explicar. Es verdad que Paraguay, Uruguay y Ecuador son países más pequeños comparados con los otros, pero juntos y en bloque con los centroamericanos representan territorios incluso superiores en tamaño a algunos países de cierta relevancia, sin perjuicio de que los volúmenes de comercio e intercambio cultural con nuestro país no son menores. Un punto de muestra es Panamá y la enorme importancia que el canal tiene para el comercio exterior de Chile.
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Antecedentes Generales de Ecuador
El espacio territorial ecuatoriano se distribuye en tres zonas bien definidas por líneas verticales de Norte a Sur que, sobre la línea equinoccial que abarca todo el contorno de la tierra. Estas zonas son las de Galápagos o Insular (8.010 Km.2), del litoral o costa del Océano Pacífico (67.062 Km.2, de la Cordillera de Los Andes o sierra central (64.201 Km.2), de la Amazonía u oriental (115.613 Km.2), ubicadas de Oeste a Este respectivamente. Este espacio se inserta en un medio geofísico de gran calor, por la penetración y luminosidad de los rayos solares, una regularidad de 12 horas de día y 12 de noche y sólo dos cambios estacionales, una temporada seca y otra lluviosa.
La geografía antes descrita de manera resumida determina un complejo ecosistema con gran abundancia de recursos naturales, una amplísima variedad de flora y fauna, así como la existencia actual de procesos productivos bien definidos por zonas que posibilitan la obtención de diversos bienes de consumo y materias primas a lo largo de todo el año.
Con todo, Ecuador es uno de los países más pequeños de América del Sur, dividido en 21 provincias y 193 cantones. Su superficie territorial total alcanza los 283.561 Km.2 y su población alcanzaba hasta hace unos pocos años a los once millones de habitantes, de los cuales un 57% aproximadamente reside en zonas urbanas. Se estima que una cuarta parte de la población de Ecuador vive en la pobreza, realidad que alcanza a niños pequeños de 5 ó 6 años de edad que trabajan para ayudar a sus familias y que son explotados de distintos modos. Otros datos relacionados son: (a) el 15% de los ecuatorianos mayores de 15 años no sabe leer ni escribir; (b) gran parte de la población requiere con frecuencia de atención médica por enfermedades como disentería, malaria, tuberculosis, fiebre tifoidea y afecciones tiroideas por falta de yodo en zonas montañosas.
Para el estudio de los antecedentes históricos de Ecuador se habla de cinco períodos culturales: paleoindio o precerámico, de 13 mil a 6 mil años antes del presente (aP); mesoindio o formativo anterior, de 6 mil a 2.700 años (aP); neoindio o formativo posterior, de 3800 a 2500 años (aP); desarrollo regional, de 2500 a 1500 (aP); integración, de 1500 a 550 años (aP); conquista y dominio imperiales, de 550 años (aP). Un rápido vistazo a la evolución del pueblo nativo, a lo largo de estos períodos, revela una gran diversidad étnica y aumento constante de la población indígena, hasta las conquistas inca e hispánica.
Las invasiones incaica y española se tradujeron en una combinación de sufrimiento humano y transformación socio-económica que llevó aparejado un lento progreso. En la época inca hubo diversas guerras contra tribus locales, huancabambas, paltas, otavalos, peruchos, cochasquíes, caranquis, etc. Los incas poblaron con colonias de gentes traídas desde Perú, Bolivia y Argentina (mitimaes), afectando el dominio de tierras de los nativos ecuatorianos. Los incas sometieron a los aborígenes, establecieron trabajo forzado en la construcción de fortalezas, caminos y otras construcciones para el Inca, utilizaron formas de delación o espionaje para el control militar, despojaron de tierras e incluso establecieron castigos cruentos para los opositores y rebeldes.
La conquista española y derrota del imperio Inca revistieron características similares a las de la etapa anterior, en cuanto a la dominación y generación de contextos de desigualdad primarios en la relación capital-trabajo. Por esto, al momento de la independencia, Ecuador se encontraría en un punto de partida poco favorable. En sus inicios como país libre a mediados de la primera mitad del siglo XIX y su desarrollo posterior hacia el siglo XX, al igual que otras naciones latinoamericanas, debió enfrentar excesos de burocracia y consiguiente falta de libertad para emprender nuevos negocios, crisis típicas de dependencia de un modelo mono-exportador con precios fluctuantes de unos pocos productos primarios (cacao, café, bananos, petróleo, camarones), proteccionismo excesivo y falta de competitividad, debido a persistentes devaluaciones e inflación que, desde una perspectiva actual, revelan un pésimo manejo de las políticas monetaria y fiscal.
Historia económica reciente del Ecuador
La historia económica y social reciente de Ecuador, de fines del siglo XX, puede ser dividida en dos fases distintas. En primer lugar una etapa de crecimiento, entre los años 1992 y 1997, con una acentuada recuperación económica, disminución de la inflación y buenas cifras para una serie de indicadores económicos. Fue la época en que gobernó Sixto Durán Ballén, quien aplicó políticas de ajuste estructural limitando el papel regulador del Estado, reduciendo el sector público, privatizando empresas estatales, eliminando subsidios y fortaleciendo el mercado. Los grandes objetivos macroeconómicos fueron alcanzar la estabilidad de precios, promover la inversión extranjera, fortalecer el ahorro interno y mejorar la eficiencia en la recaudación de impuestos.
En segundo lugar la literatura económica hace referencia a una fase comprendida entre los años 1997-2000 de agudas crisis coyunturales. Las causas que han estado detrás de ellas van desde problemas provocados por el fenómeno climático de El Niño, pasando por problemas financieros internacionales, reducción del precio del petróleo, cierto nivel de corrupción interno, crisis de carácter político y el derrocamiento de dos presidentes, lo que ha afectado la confianza en la marcha económica. En este corto período gobernaron el abogado Abdalá Bucaram, por seis meses, el doctor Fabián Alarcón de manera interina y el doctor Jamil Mahuad por un breve mandato.
Los problemas vividos en esta etapa son descritos por los profesores Sierra y Molina:
“Del período democrático iniciado en 1979, ésta es la crisis más importante, por su profundidad y costo social. La depresión junto con la corrupción plutocrático-política llevó a la quiebra a numerosos bancos y entidades financieras privados, y a una debilidad extrema del sistema bancario. En reacción, el gobierno procedió en 1999 a congelar los depósitos privados en los bancos, al mismo tiempo comenzó a hacerse cargo de sus deudas, pero, dejándoles opciones para remesar capitales y fondos al exterior. En tales circunstancias los poderes públicos actuaron sin esmerarse en ser eficaces, ni de pronta reacción en la aplicación de los controles que estaban a su alcance. Iniciaron con lenidad acciones judiciales y dieron margen a una notable impunidad. Formó parte de ese salvamento a la plutocracia, el abandono de la moneda nacional –el sucre- y la adopción del dólar americano como medio circulante. Por tratarse éste de un signo monetario de una economía extraordinariamente poderosa y de elevada productividad, somete de facto a las actividades económicas nacionales a una presión extraordinaria, que redunda contrayendo el tamaño de la economía y acrecentando el pauperismo”.
La referencia anterior permite advertir elementos propios de la crisis ecuatoriana poco conocidos en el resto de América Latina. Aún cuando no se da una explicación precisa de la causa de la crisis –se habla de depresión (caída en el PIB) y presencia de corrupción- es llamativa la situación vivida por los bancos y la reacción de las autoridades que, a través de un proceso de dolarización de la economía, buscaron su estabilidad. Los bancos, bien es sabido, constituyen un punto neurálgico en cualquier sociedad. La confianza de los agentes económicos, productores y consumidores, en el sistema financiero es crucial.
El caso adquiere ciertas semejanzas con la crisis bancaria de 1982 en el caso chileno. Los bancos ven que sus deudores no les pagan, luego entran en problemas. Pero una quiebra de banco es inadmisible, por lo que se debe a recurrir a elegir entre soluciones malas, es decir elegir la menos mala. En el caso de la crisis bancaria chilena, los largos plazos otorgados en la reprogramación de la deuda de la banca con el Banco Central constituyeron, a juicio de algunos analistas, un subsidio indirecto a los dueños de los bancos.
La adopción del dólar como moneda de curso legal desliga al Banco Central del control de la política monetaria y cambiaria, pero puede otorgar confianza macroeconómica y estabilidad de precios, que es el objetivo central de esta institución. Cabe recordar aquí el acuerdo de varios países en constituir el Banco Central Europeo y que obliga a los miembros a reconocer al euro como moneda de curso legal.
Una aproximación estadística, sobre lo afirmado hasta aquí, permite visualizar la evolución promedio de algunos indicadores económicos relevantes para estas dos etapas a las que me he referido:
Un breve vistazo a las cifras del Cuadro Nº 1 reafirma lo ya expresado: entre 1990 y 1997 la mayoría de los indicadores presenta en general un buen desenvolvimiento. El PIB, por ejemplo, si bien creció a una tasa modesta de 3,2%, contrasta notoriamente con la cifra negativa de un -3,5% en el lapso 1997-1999. En materia de inflación la autoridad no ha alcanzado resultados importantes, pues una inflación de dos dígitos promedio al año en ambos períodos en referencia, de un 36,8% y 44,9% respectivamente, es un logro menos que modesto. Las implicancias de todo esto son bien conocidas por los economistas: a menor PIB, menor nivel de empleo (o más desempleo) y baja en las importaciones; a mayor inflación, menor competitividad en el sector externo, tema que ahora nos preocupa, salarios reales más bajos y típicamente, lo que enseña la historia, desórdenes populares y huelgas por descontento.
El resto de los indicadores es coherente a la situación descrita. El aumento del promedio de devaluación de la moneda es consecuencia y respuesta a un mal manejo monetario, pues está directamente relacionado con el fenómeno inflacionario vivido. La caída en la tasa de crecimiento del salario mínimo vital desde un 14,2 a -20,9 en promedio y el aumento del desempleo de hombres y mujeres desde un 6,3% a un 7,7% y un 11,8 a un 14,4% también es coherente con lo afirmado hasta ahora.
El mismo Cuadro Nº 1 nos da una idea de lo sucedido con el sector externo. La abrupta caída del crecimiento de la deuda externa privada desde un 47,0% anual a 0,2% (menos del 1,0%) revela la desconfianza del sector privado en invertir en el país a través de créditos externos. La deuda externa pública, por el contrario, ha crecido, lo que no es buena señal en el sentido de que introduce un elemento restrictivo adicional en el diseño de una política económica agresiva orientada a la recuperación de los niveles de PIB. El crecimiento de la inversión extranjera directa también disminuyó, desde un 27,6% a -4,3%, que reafirma lo anterior.
Por último, el comportamiento del sector externo también muestra tendencias a la baja. En el caso de las exportaciones, más bien dependiente de lo que sucede con el resto de la economía mundial, en particular el precio del petróleo en el caso de Ecuador, la caída fue desde un 9,9% de crecimiento promedio anual a una cifra negativa de -8,0%. En esta materia también debió haber tenido cierto grado de responsabilidad la autoridad, al margen de los fenómenos negativos en el extranjero, pues la inflación persistente va en contra de la competitividad del país. La fuerte caída del crecimiento de las importaciones, desde un 15,4% a un -22,7%, está relacionada con la menor actividad económica local, es decir, la baja en el crecimiento del PIB.
La evolución de la marcha de la economía en la primera mitad de la década que inicia el siglo XXI puede visualizarse a través de los siguientes datos de producción interna, que entrega el Banco Central, y del desempleo, que entrega el Instituto Nacional de Estadísticas de Ecuador.
A partir de la fase de crisis, años 1998-1999 y fines del 2000, la situación comienza a mejorar con relación al comportamiento del PIB, es decir la marcha de la economía. Con tasas positivas y que en dos períodos superaron un buen 5% de crecimiento, esta mayor actividad no se tradujo en mejoras radicales en términos de empleo, aunque sí una tendencia hacia el alivio.
Las cifras de desempleo que giran alrededor del 10% de la fuerza de trabajo no son buenas. Esto, a pesar de que en Ecuador, como vemos, los estadísticos encargados de medir esta variable separan lo que denominan desempleo abierto y desempleo oculto, por lo que la suma de ambos entrega la cifra oficial de desempleo propiamente tal.
En materia de actividad económica interna, de acuerdo a datos proporcionados por la División de Estadísticas de Proyecciones Económicas de la CEPAL, para el año 2006 se espera que continúe la desaceleración iniciada en el año 2005, con un sector no petrolero que no podrá compensar el aporte que efectúa el sector petrolero desde el año 2004. Por ello, a pesar del mayor gasto público derivado de los buenos precios del petróleo, la demanda interna crecerá pero a tasas menores. El producto interno bruto de Ecuador tenderá a disminuir levemente hacia los años 2006 y 2007, con tasas de crecimiento proyectadas alrededor del 3,0% y 2,5% respectivamente.
Las cifras estimadas por la CEPAL del Cuadro Nº 3 siguiente nos permiten examinar el comportamiento de la producción y del gasto interno:
El detalle de las variables de producción y gasto revela, en general, una tendencia a la desaceleración especialmente en áreas como la construcción y el comercio, por el lado de la oferta y de la inversión, por el lado de la demanda. Las actividades relacionadas con el comercio exterior, sin embargo, presentan una leve caída y recuperación entre los años 2005 y 2007. Como síntesis se puede afirmar que, debido a las dificultades políticas, estructurales y sociales que Ecuador ha vivido en estos años, su comportamiento económico nos indica una tendencia fluctuante “baja-alza-baja” observada desde fines del siglo XX y primeros años del siglo XXI.
El Comercio Exterior de Ecuador
El sector externo de cualquier economía es de enorme trascendencia para su desarrollo económico y social. En países pequeños como Ecuador la actividad de exportación e importación representa un área aún más crucial por el impacto que pueda o no tener una mayor demanda por sus productos desde países de alto poder adquisitivo. Cabe recordar que la demanda agregada de cualquier economía depende de la demanda por consumo interno, la demanda que hace el gobierno por bienes y servicios, la demanda que efectúan los empresarios por bienes de inversión y la demanda externa neta, que es el saldo entre la demanda que efectúan los extranjeros por las exportaciones del país menos la demanda que efectúan las empresas nacionales por productos importados.
En este contexto resulta oportuno destacar que la demanda por exportaciones de Ecuador, por un lado, impulsará positivamente la demanda agregada y la marcha de la economía, generando una mayor cantidad de dinero circulante en el flujo interno, al convertir moneda extranjera en moneda local. En una economía dolarizada, por otra parte, ingresan más circulante de moneda extranjera en el flujo interno y con ello se impacta positivamente en el PIB.
La demanda por importaciones de Ecuador, por otra parte, genera el efecto contrario en términos monetarios, pues es necesario pagar divisas a los extranjeros para que entreguen sus bienes y servicios. Si bien este último efecto retrotrae la demanda agregada en el período, en un contexto de libertad la adquisición de bienes físicos (o servicios) desde el exterior también impulsa en parte la economía para períodos futuros: muchos bienes que se adquieren al extranjero son maquinarias (inversión) e insumos intermedios para la industria, no solo bienes de consumo final.
He querido efectuar esta aclaración y que se relaciona con uno de los cuatro objetivos macroeconómicos más relevantes de cualquier sociedad, grande o pequeña en tamaño territorial o poblacional. El objetivo es claro, que aumente el comercio exterior, es decir, que aumenten tanto las importaciones como las exportaciones con otros países. En modo más estricto, sin guerras o conflictos similares de por medio, los gobiernos buscan incrementar las relaciones no sólo comerciales, sino también diplomáticas y culturales. Como han escrito los profesores William Nordhaus y Paul Samuelson (Premio Nobel de Economía):
“El objetivo de expandir el comercio internacional ha cobrado creciente importancia, ya que todos los países del mundo han observado que éste aumenta la eficiencia y fomenta el crecimiento económico. Al disminuir los costos de los transportes y de las comunicaciones, los vínculos internacionales son hoy más estrechos que una generación antes. El comercio internacional ha sustituido el levantamiento de un imperio y la conquista militar como vía más segura para conseguir riqueza e influencia nacional. Actualmente, algunas economías comercian más de la mitad de su producción. ... A medida que las economía están cada vez más interrelacionadas, sus autoridades prestan una creciente atención a la política económica exterior. El comercio internacional no es un fin en sí mismo, sino que a los países les interesa con razón el comercio internacional porque sirve para alcanzar el objetivo último de mejorar el nivel de vida”
En este contexto, las preguntas que siguen a continuación y que interesa examinar en este ensayo son, por lo tanto, las siguientes: (a) ¿Qué ha ocurrido con el comercio exterior en general de Ecuador en estos últimos años? (b) ¿Cuál es la relevancia y cómo ha sido la evolución reciente del comercio ecuatoriano con los principales países del Asia-Pacífico? y (c) ¿Cuáles son las perspectivas en un futuro cercano del comercio exterior y del desarrollo económico-social de Ecuador con los países del Asia Pacífico en el contexto político actual?.
Revisaré a continuación algunos antecedentes relevantes e intentaré responder a estas interrogantes básicas.
Antecedentes sobre el comercio exterior ecuatoriano reciente
El comercio exterior ecuatoriano viene determinado en gran parte por sus exportaciones de petróleo, por un lado, y por la importación de materias primas, bienes de capital y de consumo de manera más o menos uniforme, con cierta mayor relevancia de las primeras, como se aprecia en los Cuadros Nº 4 y 5 siguientes:
A partir del Cuadro Nº 4 anterior es posible examinar lo acontecido en materia de exportaciones en general y con ello responder parte de la primera pregunta. Se comprueba naturalmente la preponderancia que tiene el petróleo crudo como producto de exportación principal, alejándose cada vez más del segundo rubro en importancia, bananos y plátanos, que mantuvo una participación en cifras absolutas más o menos estable en el período 2001-2006. Una mirada a las cifras demuestra el peso del petróleo crudo y derivados en las exportaciones ecuatorianas, alrededor del 60% del total.
Los niveles de exportaciones totales, por otra parte, giran hoy en torno a los 12.000 millones de dólares, dato que conviene tenerlo presente para dimensionar la economía ecuatoriana con respecto a otros socios comerciales. La clasificación efectuada en productos primarios e industrializados nos revela que, para el año 2006, las cantidades exportadas fueron alrededor de 9.700 millones y 2.600 millones de dólares aproximados respectivamente. En ambas series agrupadas se observó una tendencia creciente y a tasas positivas permanentes en todo el período, lo que es un resultado positivo sin perjuicio de que mucho de ello se deba a un eventual buen comportamiento de la economía mundial.
El examen de las cifras de importaciones totales de Ecuador en los últimos años, entre el 2001 y el 2006 revela un crecimiento sostenido y sin caídas. Esta tendencia es consistente con las cifras del PIB mostradas en el Cuadro Nº 2, que marcaron un crecimiento continuo desde el año 2000 y hasta el 2005. La teoría señala que, ante un aumento del PIB, se espera un aumento en las importaciones pues las empresas disponen de mayores ingresos para adquirir bienes de capital, materiales y bienes de consumo final al exterior.
Desde un punto de vista estrictamente estadístico la evidencia señala que, en materia de comercio exterior, Ecuador ha presentado un desenvolvimiento normal e incluso de notorio progreso. El argumento es bastante simple y conocido: un mayor comercio exterior significa que se está aprovechando de mejor manera la división del trabajo internacional, con todas las implicancias en términos de eficiencia que dicha división determina.
En los renglones individuales, cabe destacar el papel de las importaciones de materias primas industriales, que fue creciendo desde alrededor de US $ 1.500.- a US $ 2.000.- millones al año, así como el explosivo aumento de la importación de combustible y lubricante, que en el año 2000 apenas marcaba unos US $ 250.- millones al año y en los años 2005-2006 anotó alrededor de US $ 1.700.- millones y US $ 2.300.- millones respectivamente. No es fácil interpretar estas últimas cifras e induce a pensar, incluso, en un cambio de criterio en la obtención de datos. Tal vez un acelerado crecimiento en el período del PIB industrial sea una razón plausible. Las cifras de crecimiento de las importaciones de bienes de capital industrial parecen confirmar esta posibilidad.
Los buenos resultados del lapso 2000-2006 en materia de comercio exterior han sido confirmados respeto a lo ocurrido en los últimos diez meses del año 2006, más precisamente entre enero y octubre, en un estudio efectuado por la Dirección General de Estudios del Banco Central de Ecuador. En materia de exportaciones de petróleo, la fuente anota un total de US $ 6.429,4 millones para este último lapso indicado, un aumento de un 35,3% respecto al año 2005.
El precio promedio para el crudo nacional, durante el mismo lapso del 2006, fue de US $ 51.9 por barril, más alto que el promedio similar del 2005 y que alcanzó los US $ 40,9 por barril. El aumento en el volumen exportado de crudo se debió principalmente al resultado de Petroecuador, con un aumento de un 36,2%, mientras que las compañías privadas obtuvieron una reducción en sus ventas de un -13,3%, debido principalmente a dificultades de la empresa Oxy. Cabe aclarar que, del total de exportaciones de crudo en los diez primeros meses del 2006, Petroecuador contribuyó con la mayor parte, un 52,2%. El resto, un importante 48,0%, corresponde a lo exportado por compañías privadas.
La evolución de las exportaciones denominadas tradicionales de Ecuador, pero distintas al petróleo, también registraron un crecimiento positivo, esta vez de 10,5%, entre enero-octubre del 2005 y enero-octubre del 2006. Estos mayores ingresos son explicados principalmente por mejores precios, no tanto por mayor nivel de producción, con un dinamismo sobresaliente en el caso de las exportaciones de bananos y plátanos. Otros ítems en esta categoría son el camarón, el atún y pescado, además de café y cacao tanto en grano como elaborados.
El principal destino de estas exportaciones ha sido el mercado estadounidense (un incremento en un 9,7% en volumen en el mismo lapso), mucho más dinámico que el europeo (un incremento de sólo un 0,5%) y respecto a la fruta en general. Un factor que determina una menor demanda europea de fruta ecuatoriana es el arancel que cobra la Unión Europea al ingreso de estos productos. La situación, comparada con otros países de Africa, el Caribe y el Pacífico es discriminatoria, pues están exentos de dicho arancel. En noviembre del 2006 Ecuador denunció esta situación a la Organización Mundial de Comercio (OMC), en tanto que Europa amenazó que esta acusación podría retrasar las conversaciones sobre un posible TLC entre la Comunidad Europea y la Comunidad Andina.
El mismo análisis para las importaciones, efectuado por la Dirección General de Estudios del Banco Central de Ecuador, variaciones enero-octubre 2005-2006, reitera que todos los grupos de productos importados presentan crecimientos de valor, en particular se destaca un significativo 43,3% en la importación de combustibles y lubricantes. Este resultado es de interés aún cuando, en el período anterior 2004-2005, tal aumento había sido mayor aún, de un 72,5%.
Al efectuar el detalle por clasificación económica en bienes de consumo no duraderos, los datos a octubre del 2006 señalan un crecimiento de 12,4%, entre los que destacaron los productos farmacéuticos, influidos tanto por alza en los precios como en los volúmenes importados. Los bienes de consumo duradero, en tanto, registraron un crecimiento en sus importaciones de un 8,6%. Los Cuadros Nº 6 y 7 nos entregan una visión de los niveles de participación de cada categoría de bienes de consumo, por un lado, y de bienes de capital, por otro.
El examen de las cifras de los cuadros anteriores nos revela que aproximadamente el 75% de lo importado se destina a usos de carácter industrial-empresarial, por cuanto la suma de las categorías “Combustible y Lubricantes” (20,%), “Materias Primas” (31,0%) y “Bienes de Capital” (25,4%), es decir un 77,2% de la distribución se relaciona con actividades de inversión y producción interna.
Las variaciones mostradas en términos de cantidades físicas importadas, para bienes de consumo, materias primas y capital muestran un crecimiento en todos sus ítems, excepto en los renglones de productos alimenticios (en consumo) y bienes de capital para la agricultura (en materias primas - capital). Contrastan además las variaciones positivas en precios de bienes de consumo importados (Cuadro Nº 6, última columna), con la mayoría de variaciones negativas en precios de materias primas y bienes de capital (Cuadro Nº 7, última columna).
El comercio de Ecuador con países del Asia-Pacífico
El comercio exterior de Ecuador resulta fundamental a este país en sus pretensiones de alcanzar un nivel de vida más alto, por cuanto la relación de las cifras estimadas de PIB, exportaciones e importaciones lo demuestra. Por ejemplo en el Cuadro Nº 2 vemos que, para el año 2004, el PIB alcanzó los US $ 19.558 millones, mientras que para el año 2005 la cifra de PIB fue de US $ 20.486.- millones. Del mismo modo, en el Cuadro Nº 4 vemos que el total de exportaciones para el año 2004 fue de US $ 7.752.- millones, mientras que para el año 2005 US $ 10.100.- millones. La razón porcentual de ambos ejemplos, para cada uno de esos años fue de un 39,6% y un 49,3% respectivamente, lo que demuestra la importancia de la actividad exportadora (e importadora naturalmente) respecto a la producción y demanda interna.
Es en este contexto y según los antecedentes ya dispuestos que buscaremos responder entonces la segunda interrogante planteada como objetivo a dilucidar en este estudio: ¿Cuál es la relevancia y cómo ha sido la evolución reciente del comercio ecuatoriano con los principales países del Asia-Pacífico?.
Para comenzar quisiera referirme, en primer lugar, a los análisis cuantitativos y las estadísticas que nos entrega el propio Banco Central de Ecuador en torno a este tema. El Asia del Este es un área geográfica de unos 15 millones de kilómetros cuadrados, integrada por 22 países y con una población estimada de dos mil millones de habitantes. Entre estos países se encuentra China, Indonesia y Japón, de una cultura milenaria, con tradiciones que incluyen religiones como el judaísmo, el cristianismo, el islamismo, el budismo y el confucionismo. Los principales socios comerciales de Ecuador, en la actualidad, son Corea del Sur, Japón y China, sin perjuicio de que con otros estados como Taiwán, Corea del Norte, Hong Kong, Tailandia, Filipinas, Malasia, Vietnam, Brunei, Laos, Singapur y Camboya existan buenas posibilidades de intercambio. Los países con los cuales Ecuador mantiene un menor contacto comercial en esta zona son Nepal, Sri Lanka, Myanmar, Mongolia, Bután, Blangadesh y Maldivas.
En el Cuadro Nº 8 vemos que las exportaciones de Ecuador entre los años 2004 y 2006 se han concentrado principalmente en el mercado norte, centro y sudamericano, con US $ 6.015.- millones aproximadamente y de los cuales Estados Unidos representa un poco más de la mitad. En términos porcentuales la participación americana como destino de exportaciones ecuatorianas representó un 77,6%, un 81,7% y un 81,3% en los años 2004, 2005 y 2006 respectivamente.
El lector deberá advertir que estas cifras se refieren a toda América. Como grupo de países, la Asociación Latinoamericana de Integración ocupa el segundo lugar en las exportaciones ecuatorianas, con una tendencia participativa en torno al 20% aproximadamente. La Comunidad Andina también se constituye en un destino importante, con cifras de participación que oscilaron en torno al 15% en los dos últimos años 2005 y 2006. Europa, por otra parte, capta alrededor del 16% de las exportaciones del Ecuador.
En el mismo Cuadro Nº 8 vemos que la participación de Asia en las exportaciones ecuatorianas es bastante menor, con cifras que no estuvieron por encima de los US $ 500.- millones en ninguno de los tres años de la serie. Cabe destacar que países como Japón, Argentina, Brasil y México son sobrepasados en términos absolutos por Chile, en cuanto a su importancia como socio comercial.
Las economías de China y Corea se incluyen en el renglón “Otros Países” y no es posible distinguir aquí su participación relativa. Por último, se observó una caída de un 48,2% en las exportaciones de Ecuador hacia el Asia, entre el año 2004 y el 2005, mientras que se anotó una recuperación y crecimiento holgado de un 125% estimado entre los años 2005 y 2006.
En lo que respecta a las importaciones, en el Cuadro Nº 9 vemos que éstas crecieron entre los años 2004 y 2006 a tasas de un 25,0% y un 17,1% respectivamente. América, como total, representa la principal proveedora de productos y servicios importados, siendo Estados Unidos el principal socio comercial en este ámbito, con niveles que oscilaron en torno a los US $ 2.000.- millones.
La comunidad Andina y Europa son también importantes abastecedores de Ecuador, con balanzas comerciales en general favorables a estos bloques en montos más o menos moderados. No ocurre lo mismo con el bloque de Asia, en que el nivel de importaciones de Ecuador sobrepasó los US $ 2.000.- millones, que contrasta con los bajos niveles de exportación anotados en el Cuadro Nº 8 anterior.
En otras palabras, Ecuador ha mantenido recientemente una balanza comercial en fuerte desequilibrio negativo con sus socios asiáticos, mientras que con Estados Unidos, como país individual, sucedió lo contrario. Esta estructura de comercio puede tentar a los planificadores a “forzar” una política estatal más agresiva en favor de promover las exportaciones a los países asiáticos.
La respuesta a esto, en mi opinión, debe manejarse con prudencia al momento de reevaluar y diseñar o una política en tal sentido. Cabe puntualizar que no es función del Estado publicitar actividades privadas, por la sencilla razón de que los recursos son escasos y
tienen un uso alternativo más rentable socialmente. Una discusión sobre esto debe considerar, ciertamente, la posibilidad de una política de “Second Best” ante los hechos de que otros países efectúen promoción estatal y estén distorsionando la asignación de recursos en tal sentido.
Los lectores deberán percatarse que si se asignaran más y más recursos públicos escasos instalando oficinas y promoviendo ferias de negocios, se estaría subsidiando a empresas cuyos dueños y trabajadores probablemente están en una situación económica y social mucho mejor que los verdaderos pobres del país. Este análisis, por ahora, queda pendiente y espero retomarlo al final de este estudio, al incorporar los elementos de política exterior.
Comercio del Ecuador con Países del Este de Asia
Las cifras de exportación e importación examinadas en los Cuadros Nos. 8 y 9 evidencian la escasa participación de Ecuador con los países del Asia-Pacífico y para años recientes. Los datos históricos anotados en los Cuadros Nos. 10 y 11, desde el año 2000 y hasta el año 2004, sólo confirman lo anteriormente expuesto, si bien el detalle de las cantidades allí anotadas permiten estudiar la distribución por países.
Las cifras disponibles hasta el año 2004 muestran que las exportaciones de Ecuador hacia los países del Este de Asia fueron más pequeñas en comparación con el resto de las exportaciones ecuatorianas con destino a otros países. Al margen de la abrupta caída observada para el último año de la serie (la fuente no la aclara si se trata de un problema metodológico o falta de información), los totales oscilaron más o menos entre los US $ 430.- millones como promedio en el lapso 2000-2003.
Vemos que Corea del Sur ha sido el principal país de destino en está parte del mundo, seguido por Japón, luego China en tercer lugar y Taiwán en cuarto lugar. El resto de las naciones de la lista recibió flujos anuales prácticamente inferiores al millón de dólares, con algunas excepciones menores. A dichos países se exportó básicamente aceite crudo de petróleo, bananas frescas, camarones y langostinos. De acuerdo a lo señalado por la Dirección General de Promoción de Exportaciones e Inversiones Bilaterales de Ecuador, el aceite crudo de petróleo representa aproximadamente el 98,5% de las exportaciones hacia Corea del sur, lo que contrasta con los envíos de este mismo producto a Japón (un 6,94%), a Taiwán (un 21,13%) y a China (un 4,71%).
En lo que respecta a la exportación de bananos, China es el principal comprador con un 67,22%, mientras que Japón recibió un 33,63% como promedio histórico. En el caso de los camarones y langostinos, Taiwán ha sido el principal socio de Ecuador con un 77,76% de promedio histórico, seguido de China con un 22,65% y Japón con un 21%.
Las importaciones efectuadas por Ecuador desde los países del Asia Pacífico o del Este del Asia, como aparecen en algunas referencias, muestran una tendencia creciente en los últimos años. Al combinar y evaluar las cifras totales del Cuadro Nº 11 anterior (años 2000-2004), con las del Cuadro Nº 9 (años 2004-2006) antes examinadas, la tendencia en general es hacia un crecimiento normal y persistente.
La distribución interior de los renglones del Cuadro Nº 11, sin embargo, indica que los principales socios comerciales ecuatorianos en materia de importación, en la zona Asia Pacífico, han sido Japón y China. Esto es evidente en especial en los últimos años de la serie, en que las cifras de importaciones alcanzaron un rango que osciló entre los US $ 65.- y US $ 366.- millones. En este caso se aprecia que Corea, principal socio desde el punto de vista de las exportaciones, se ubica en un tercer lugar como abastecedor de Ecuador.
En un segundo grupo de países aparecen Taiwán y Hong Kong como socios secundarios con flujos de importaciones en un rango que varió entre los US $ 10.- y US $ 60.- millones anuales aproximadamente. El resto de los países sólo alcanzó una escasa participación, con cifras que apenas sobrepasaron los US $ 20.- millones anuales (Tailandia), los US $ 12.- millones anuales (Indonesia) y los US $ 6.- millones anuales (Malasia).
Los bienes más relevantes que Ecuador adquiere desde la zona Asia Pacífico son productos elaborados de Japón, Corea del Sur, China y Taiwán, entre los que destacan vehículos para transporte de mercancías, herbicidas, inhibidores de germinación, reguladores de crecimiento de plantas, vehículos de transporte de personas, así como partes y repuestos para automóviles. Otros productos con cierto nivel de significación han sido placas y baldosas de cerámica, caucho natural, redes para la pesca y harina de pescado.
Algunos promedios calculados por la Dirección General de Promoción de Exportaciones e Inversiones Bilaterales del Ecuador, con datos del Banco Central de Ecuador, señalan además que en lo que respecta a vehículos de transporte de personas Ecuador importó desde Corea del Sur un 13,3% del total, mientras que el 36% de lo importado en vehículos para transporte de mercancías se obtuvo desde Japón. En resumen, en términos porcentuales Ecuador importó un 47% del total de Asia Pacífico desde Japón, un 17% desde China, un 16% desde Corea, un 10% desde Taiwán y un 10% desde el resto de los países de esta área geográfica.
En materia de inversiones desde los países del Asia del Este en Ecuador, las cifras son apenas significativas. En el lapso 1995-2004 el único país que registró capitales ingresados fue Japón, con montos muy variables y que apenas variaron entre los US $ 950.- mil y los US $ 4.- millones de dólares aproximadamente.
Las políticas y objetivos de comercio exterior ecuatorianos
Con los antecedentes estadísticos reunidos y examinados hasta este punto de esta investigación, retomamos la última pregunta planteada en un párrafo anterior: ¿Cuáles son las perspectivas en un futuro cercano del comercio exterior y del desarrollo económico-social de Ecuador con los países del Asia Pacífico en el contexto político actual?. Para intentar responder a esta interrogante creo necesario referirme previamente a las políticas exterior comercial y exterior oficial de Ecuador, así como al contexto político y social interno del propio Ecuador.
Política exterior comercial
La marcha del comercio exterior ecuatoriano en estos últimos años ha estado determinada por el Plan Nacional de Promoción de Exportaciones, elaborado por la Corporación de Promoción de Exportaciones e Inversiones de Ecuador (CORPEI) y a pedido del Ministerio de Comercio Exterior, Industrialización y Pesca del Ecuador y que fuera aprobado por el Consejo de Comercio Exterior e Inversiones (COMEXI). En esencia, dicho plan ha planteado un conjunto de acciones a ejecutar de manera coordinada por diez años, a partir del año 2001 y hasta el año 2010, que ha buscado coordinar los esfuerzos de todos los actores involucrados en este proceso: sector público, sector privado y organismos de cooperación internacional. El objetivo central de dicho plan ha sido incrementar la participación de Ecuador en los beneficios derivados del proceso de globalización mundial.
Los lineamientos del plan establecen además otros objetivos relacionados al anterior como: (a) impulsar el desarrollo socio económico del país; (b) generar una cultura exportadora; (c) generar productos y servicios con mayor valor agregado y de alta calidad y (d) incrementar la productividad y competitividad de productos y servicios. Entre sus metas están el consolidar el crecimiento de exportaciones de bienes y servicios a un promedio anual de 5% (década 2001-2010), generando (incrementando ¿?) ingresos anuales por US $ 1.000.- millones (extras ¿?) durante los diez años que establece el plan. Además el plan contempla como metas incrementar la canasta de bienes y servicios exportables del país a través de la diversificación, incluyendo dos productos adicionales por año como generadores de más del 1% de las exportaciones totales e incrementar el número de mercados externos que absorban más del 3% de las exportaciones no petroleras, agregando un mercado por año.
Las estrategias y programas establecidos en el Plan Nacional de Promoción de Exportaciones han considerado una serie de iniciativas de apoyo a la concreción de los planes y metas planteadas. Entre ellos están: el Programa de mejoramiento de la competitividad de sectores y productos, que ha planteado desarrollar estudios de búsqueda de competitividad y solución de problemas que tienen los productos exportables; Investigación tecnológica y agregación de valor a los productos, que trata de dar asistencia técnica a productos exportables facilitando la investigación sectorial; Programa de calidad y certificaciones, que incluye acreditación de laboratorios, consultores y participación de universidades en temas que permitan establecer certificaciones especiales; Programa de creación y difusión de la imagen del país y productos, orientado a que los productos y servicios ecuatorianos lleguen a países extranjeros con una identidad propia; Programa de ampliación de la frontera de producción nacional para exportación, consistente en efectuar un trabajo conjunto con CEDEGE y varios organismos de desarrollo regional para incorporar al plan extensas zonas de la cuenca del río Guayas; Programa de identificación y promoción de productos y servicios con demanda internacional sostenida en el largo plazo, en que la CORPEI, a través de su red de oficinas comerciales en 17 países del mundo, debe desarrollar un programa de investigación de mercados objetivo; Programa de servicios específicos a los exportadores, a cargo de la CORPEI y la Corporación Financiera Nacional (CFN) que otorga asistencia en capacitación, logística, asesorías legales, elaboración de planes de negocios de exportación y asistencia organizacional; Inteligencia de mercado, en que la CORPEI a través de su Centro de Información Comercial y el Sistema de Inteligencia de Mercados (SIM) pone a disposición de los exportadores toda la información de mercados para sus necesidades.
La estructura de apoyo anterior se ha implementado a través de los años que siguieron la crisis de comercio exterior vivida a fines del siglo XX. Es por esta razón que los años buenos en materia de comercio exterior que Ecuador ha tenido, a partir del 2000 y a la fecha, parecen justificar ampliamente la labor encauzada a través del CORPEI y su red de nexos nacionales e internacionales. Un folleto promocional publicado por esta institución, en marzo del 2004, justamente ya destacaba los logros alcanzados y que también se reflejan en varios de los cuadros estadísticos incluidos en este trabajo.
Algunos de los objetivos cumplidos y citados aquí son: tendencia a una mayor diversificación de la oferta exportable; la superación de las metas proyectadas en el propio Plan Nacional de Exportaciones; incremento del universo de exportadores capaces de exportar un valor mayor al 0,5% del valor total de las exportaciones no petroleras por año; envío de 32 misiones comerciales representando a 1400 empresas ecuatorianas con negocios estimados en US $ 190.- millones y participación en 53 ferias internacionales que lograron proyectar acuerdos de negocios por US $ 58.- millones.
Cabe aclarar en este punto que la CORPEI había nacido el 9 de junio de 1997, a través de la Ley de Comercio Exterior e Inversiones (LEXI), como una institución privada sin fines de lucro, responsable de la imagen, las exportaciones y las inversiones del Ecuador, dentro y fuera del país. En la práctica, se ha constituido en una organización que vincula al sector público con el sector privado, con un Directorio que representa a las Unidades Sectoriales de Exportación (USES), con cada uno de ellos constituyendo al menos el 2% de las exportaciones privadas del Ecuador. Sin embargo la institución apoya a diversos sectores que no forman parte del Directorio.
Es importante indicar además que la CORPEI, para cumplir con sus objetivos, cuenta con recursos propios, tanto humanos como materiales y financieros. Los fondos para apoyar las exportaciones provienen en lo establecido en la LEXI, es decir las contribuciones del 1,5 por mil del valor FOB de las exportaciones privadas, el 0,25 por mil del valor también FOB de las importaciones y el 0,5 por mil de las exportaciones petroleras públicas y privadas que, bajo el concepto de cuotas redimibles, son devueltos en un plazo de 10 años. En el total, el aporte de las exportaciones privadas constituye el 64%, las exportaciones petroleras el 21% y las importaciones el 15%.
Política exterior oficial
Un segundo frente de políticas ecuatorianas frente al resto del mundo, lo aporta el Plan Nacional de Política Exterior 2006-2020 (PLANEX 2020), a cargo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Ecuador. Entre los objetivos establecidos en este documento cabe destacar:
(a) Defender la soberanía, independencia e integridad del Estado.
(b) Respetar y afianzar la vigencia del derecho internacional como base de la convivencia pacífica entre los estados.
(c) Proteger los derechos de los ciudadanos y ciudadanas ecuatorianos en el exterior y sus familias, así como mejorar sus condiciones de vida y mantener sus vínculos con el Ecuador. (d) Promover la inserción estratégica del Ecuador en la comunidad internacional, de modo que la acción externa consolide el Estado Social de Derecho, fortalezca las instituciones democráticas, se respeten los derechos humanos y se promueva el desarrollo sustentable. (e) Apoyar un orden económico mundial equitativo justo y democrático que garantice la paz, el desarrollo y la preservación del medio ambiente.
(f) Elaborar y ejecutar la política exterior como un instrumento para el desarrollo sustentable para el Ecuador, que promueva un reparto equitativo de la riqueza, respete la diversidad cultural, preserve el ambiente y de prioridad a la erradicación de la pobreza.
(g) Impulsar la cooperación internacional para el desarrollo, de conformidad con las prioridades nacionales y los Objetivos de Desarrollo del Milenio que plantea la ONU.
(h) Promover las culturas ecuatorianas en sus diversas manifestaciones.
(i) Respaldar los esfuerzos de la comunidad internacional para combatir la delincuencia transnacional organizada y la corrupción.
(j) Asegurar que la política exterior refleje las aspiraciones de la sociedad ecuatoriana, a la que rendirán cuentas sus responsables y ejecutores.
Los objetivos antes expuestos, y que en gran medida coinciden o no son excluyentes a los establecidos por la CORPEI en cuanto al impulso al comercio exterior ecuatoriano, cuentan con una base de apoyo institucional que busca facilitar la gestión profesional y transparente de las políticas establecidas. En PLANEX 2020 se reconoce ciertamente que los esfuerzos en desarrollo organizacional deben contemplar la opinión de distintos actores en un medio muy dinámico y cambiante, en que las relaciones entre la sociedad civil, el mundo académico, el Congreso Nacional y la diplomacia ecuatoriana deben ser muy fluidas.
Algunos de los lineamientos estratégicos propuestos en este ámbito incluyen adecuar el Ministerio de Relaciones Exteriores (MRE) al cambiante escenario mundial, mediante una revisión periódica de las verdaderas necesidades y la capacitación profesional en asuntos tanto económicos como de medio ambiente, derechos humanos, cultura y seguridad. También se propone establecer mecanismos que permitan vincular permanentemente a la Cancillería con los partidos políticos, la sociedad civil, el sector productivo y los centros académicos, para dar cumplimiento a los objetivos nacionales de política exterior. Se plantea además que es necesario reducir la cuota política en el Servicio Exterior, limitándola al ámbito de embajadores, racionalizando el número de misiones diplomáticas, oficinas consulares y su personal.
Un punto destacado, en relación con el comercio exterior, es la idea de capacitar de manera permanente el personal del Servicio Exterior, con especial énfasis en temas de oferta exportable, actualización económica y técnicas de mercadeo internacional. Este proceso de formación se reforzará con pasantías y prácticas en empresas privadas. Otra acción propuesta, en esta línea, es fortalecer las actividades de promoción económica de las misiones diplomáticas de todos los países con los que Ecuador mantiene relaciones comerciales significativas, de modo que promocionen directamente los productos ecuatorianos y actúen como elementos relevantes en la búsqueda de nuevos mercados, oportunidades de inversión y desarrollo turístico.
Un último aspecto que debe ser destacado es la política de comunicación incluida en el PLANEX 2020, cuya responsabilidad recae en el subsistema de comunicación de la Cancillería. En primer lugar, se reconoce que las relaciones con los medios de comunicación, así como con la opinión pública nacional e internacional, son cruciales. Se considera que es necesario no sólo difundir a la población la labor diplomática en un lenguaje sencillo y comprensible, sino también que la información transmitida sea de calidad, veraz y oportuna. Entre otras acciones propuestas, el plan establece:
(a) Planificar estrategias de comunicación a largo plazo que incluya la producción de estudios, artículos y otros textos por parte de funcionarios del MRE, impulsando su publicación en medios influyentes internos y externos.
(b) Incorporar nuevas tecnologías de información que amplíen la cobertura al mayor número de ciudadanos posible.
(c) Potenciar la imagen de Ecuador en el ámbito internacional, coordinando las acciones del sector público y privado.
(d) Contactar con las misiones diplomáticas y oficinas consulares ecuatorianas para apoyar su labor comunicativa y comprobar si reciben adecuadamente el material informativo.
(e) Apoyar esfuerzos de las misiones diplomáticas y oficinas consulares para promover la visita a Ecuador de periodistas, académicos, empresarios, artistas, operadores de turismo, etc., facilitando su ingreso y permanencia en el territorio nacional.
Contexto político y social interno de Ecuador
El éxito esperado de una política de relaciones exteriores y de aumento del comercio exterior también depende de las condiciones políticas internas de una sociedad determinada, en que Ecuador naturalmente no es la excepción. El Ecuador del primer quinquenio del siglo XXI emergió de una década de fines del siglo XX plagada de problemas de carácter social, en especial con la población indígena rural.
El panorama político y social de la década de los 90 fue bastante sombrío y con muchas dificultades: juicios por tierras, falta de recursos presupuestarios para educación, de apoyo a entidades aborígenes y obras de infraestructura básica. En octubre de 1989 se identificaban al menos 300 juicios sobre tierras, 72 conflictos entre organizaciones campesino-indígenas con terratenientes y 100 denuncias de conflictos de predios. En julio de 1990 el número de demandas judiciales por problemas de tierras había aumentado a casi 900.
Por otra parte, en el año 1990 se produjo un levantamiento de pueblos indígenas que fue seguido en los años siguientes por un conjunto de acciones de carácter conflictivo en busca de reivindicaciones. En 1992 se efectuó una marcha desde Pastaza a Quito en contra de los 500 años del descubrimiento y conquista de América. Ese mismo año se efectuaron juicios y cobros de indemnizaciones a la empresa petrolera TEXACO por daños en la Amazonía debido a la explotación del crudo, con acciones en tribunales ecuatorianos y estadounidenses que a fines del siglo XX no se resolvía.
En el año 1995 participaron indígenas del Amazonas en un enfrentamiento armado con Perú en el alto Cenepa, provincia Morona-Santiago. Entre 1995-1996 las comunidades indígenas discutieron la posibilidad de integrarse a los procesos electorales, creándose el movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik – Nuevo País. En el año 1997 fue ocupada la Catedral de Quito, acción que inició el proceso de discontinuidad de la Presidencia de Abdalá Bucaram. En 1998 hubo una marcha hacia Quito desde distintos lugares del país, cuyo objeto fue establecer una Asamblea Nacional y sustituir la Constitución de 1978 por una nueva promulgada en 1998.
En 1999 la participación indígena se tradujo en movimientos y paros contra la congelación de los depósitos bancarios, el alza del precio de las gasolinas, la dolarización, el estado de emergencia, la concesión de la Base de Manta a Estados Unidos y el pago de la deuda externa. En el año 2000 los indígenas y otros grupos sociales instalaron Parlamentos Populares en todas las provincias, además de un Parlamento Nacional de los Pueblos del Ecuador. En medio de la crisis el Congreso fue ocupado por los indígenas y un grupo de coroneles, que llevó al cese de las funciones del Dr. Jamil Mahuad en la Presidencia de la República. Esta acción, que fue en rechazo a la dolarización y corrupción, exigía además un cambio en el modelo económico ecuatoriano. Aún así, los profesores Sierra y Molina explican que la sociedad ecuatoriana mantiene todavía un rechazo a los indígenas, sin asimilar su presencia como es debido:
“Los indígenas han avanzado en sus reivindicaciones, por un lado; empero, por otro, todavía continúa, en parte de la sociedad, en el sistema político y hasta en la intelectualidad y medios de comunicación, el rechazo a los mismos; y aún más, a sus organizaciones e instituciones. No se logra asumir la presencia objetiva del indígena en la sociedad ecuatoriana. Se prosigue sin conocerlo ni comprenderlo; se continúa viéndolo como un ente extraño, un objeto material, y como un mero argumento político: otro tanto ocurre con negros y otros pueblos”.
Este complejo panorama político y social que comenzó a fines siglo XX provocó que Ecuador, en 9 años, llegó a tener 9 Presidentes. La secuencia de derrocamientos y tomas de poder que se inició en febrero de 1997 cuando el entonces Presidente, Abdalá Bucaram, fue destituido por el Congreso después de un levantamiento popular por “incapacidad mental para gobernar”. Fue reemplazado por Fabián Alarcón Rivera, como Presidente interino y designado por el Poder Legislativo por un período de 18 meses, que debió enfrentar un reclamo de Rosalía Artega, entonces Vicepresidenta, para ejercer el mando de la nación y que asumió por tres días. En agosto de 1998 Jamil Mahuad alcanzó la primera magistratura tras una elección popular, pero, como habíamos anotado, un levantamiento indígena popular en protesta por la situación económica y dolarización de la economía terminó con su mandato.
La inestabilidad política se prolongó hacia el nuevo milenio. Después que el Ejército ecuatoriano al mando del entonces coronel Lucio Gutiérrez derrocó a Jamil Mahuad, el gobierno quedó temporalmente por unas horas a cargo de un triunvirato conformado por el Comandante en Jefe del Ejército, un representante indígena de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y un delegado de la sociedad civil. El poder pasó a manos del Vicepresidente Gustavo Noboa Bejarano, quien gobernó hasta enero del año 2003. En ese momento asumió Lucio Gutiérrez, vencedor de las urnas en elecciones efectuadas a fines del 2002.
El gobierno de Lucio Gutiérrez tampoco fue la excepción a la regla en cuanto a las manifestaciones de descontento popular. Una decisión tomada por una mayoría del Congreso afín a Gutiérrez de intervenir en el Poder Judicial, motivó que miles de trabajadores judiciales declararan una huelga para protestar por este hecho. A pesar de que el entonces Presidente Gutiérrez estableció el Estado de Emergencia, la indiferencia de las fuerzas encargadas del orden público permitió que los manifestantes permanecieran en las calles. Aún cuando la situación era grave, Lucio Gutiérrez subestimó el conflicto y aseguró que se mantendría en el poder, en tanto que los legisladores intentaban revocar el mandato que causó las revueltas. Al poco tiempo de haber cumplido su segundo año en el poder, el Congreso anunció la destitución de Gutiérrez, al mismo tiempo que las Fuerzas Armadas de Ecuador le quitaron su respaldo. Debido a todos estos acontecimientos, asumió el mando el Vicepresidente Alfredo Palacio, quien en principio completaría su mandato hasta el término del período restante, enero del 2007.
La lucha por el poder en Ecuador se dio finalmente entre dos candidatos considerados populistas y que enfrentaban el reto de una alta inestabilidad social interna: Rafael Correa, quien se autodefinía como un humanista cristiano y de izquierda, frente a Alvaro Noboa, quien había estudiado Derecho en al Universidad de Guayaquil y era considerado el hombre más acaudalado del país. En la primera vuelta, las estimaciones efectuadas por la empresa brasileña E-vote sobre un 58,51% de las juntas computadas, daban un 26,86% a Noboa, un 22,39% a Correa, un 15,92& a León Roldós y un 15,57% a Gilmar Gutiérrez.
La posición política de los dos principales aspirantes al poder en Ecuador parece quedar resumida en palabras de ambos tras conocerse los resultados previos de la primera vuelta. Alvaro Noboa declaró desde Guayaquil que: “En esta segunda vuelta electoral están claramente definidas dos posturas, y el pueblo tendrá que elegir entre ellas: la postura de Correa, que es una postura comunista, dictatorial, con la imagen de Cuba (...) y mi propuesta de ser como España, o como Chile, Estados Unidos o como Italia, en donde hay libertad y democracia, donde además hay prosperidad de todo tipo”. Rafael Correa, desde Quito, no se quedaba atrás en sus declaraciones: “Pese a una campaña sucia multimillonaria que quiso asustar a la gente al decir que vamos a convertir en una nueva Cuba, acusarnos de comunistas y que vamos a salir de la dolarización. Pese a esa campaña sucia hemos devuelto una victoria histórica de la ciudadanía”.
En medio de una agresiva campaña de descalificaciones mutuas, finalmente se enfrentaron los candidatos Rafael Correa, de Alianza País y Alvaro Noboa, líder del PRIAN. Casi al finalizar la campaña de la segunda vuelta, Correa había defendido su amistad con el Presidente de Venezuela Hugo Chávez, que calificó de legítima. En momentos que los entendidos esperaban un empate técnico en la votación, Correa declaró: “Chávez es mi amigo, cuál es el problema: Bush es amigo de la familia Bin Laden, cada uno es amigo de elegir sus amigos”. Esta última figura fue citada por Correa pues denunció haber sido víctima de una “campaña sucia e inmoral para tildarme de comunista, terrorista y chavista; sólo faltó decir que Bin Laden me estaba financiando”.
Algunas de las frases expresadas por ambos muestran lo reñido de las posturas, aparentemente más preocupadas de las descalificaciones mutuas que de propuestas prácticas para salir de la crisis. Por ejemplo, Alvaro Noboa llegó a expresar: “A Correa no lo admiro, porque es como el bacalao, que anda todo disfrazado” y “Tenemos que aplastar a todos aquellos sapos millonarios que andan financiando a Correa, a quien tienen cogido ya saben de dónde ... para asaltar al pueblo”. Por su parte, Rafael Correa señaló en algún momento: “Se trata de hacer frente a aquellos que quieren convertir al país en una hacienda, en la empresa 121 del heredero más rico de este país” y “Aquí está la mafia económica más corrupta, más mediocre, encarnada en este aniñado, heredero ricachón que en su vida no ha hecho nada”.
El triunfo político lo obtuvo finalmente a Rafael Correa Delgado. Sus datos biográficos indican que nació en Guayaquil el 6 de abril de 1963 y que, al momento de asumir, estaba casado con Anne Malherbe. Sus antecedentes curriculares señalan que es economista titulado en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, Master y Doctor (Ph.D.) en Economía por la Universidad de Illinois en Urbana – Champaign y Master de Artes en Economía por la Universidad Católica de Lovaina la Nueva, Bélgica. Su lengua materna es el español, domina fluidamente el inglés y el francés y tiene conocimientos de kichwa.
Su experiencia profesional es destacable, ha sido Profesor Principal del Departamento de Economía de la Universidad San Francisco de Quito, Director del Departamento de Economía e instructor de Macroeconomía, Microeconomía, Economía Cuantitativa y Desarrollo Económico. Posee una vasta experiencia docente como profesor principal, invitado, asociado y asistente de Cátedra de diversas instituciones superiores ecuatorianas y ha obtenido diversas becas, honores y premios.
En el campo de la investigación y consultorías, destacan una serie de asesorías efectuadas con el auspicio de organismos como el Japan Bank for International Cooperation (JBIC), Asociación de Carga y Logística Internacional (ASEACI), Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Programa Doctoral en Economía de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Naciones Unidas (NU), etc. Ha escrito numerosos artículos científicos en inglés para revistas universitarias de Estados Unidos , ha escrito dos libros sobre economía ecuatoriana y desarrollo, y ha participado con ponencias y artículos para publicaciones no científicas.
Las excelentes y serias referencias curriculares del Presidente de Ecuador, Rafael Correa, no fueron impedimento para que los analistas lo calificasen de populista y hasta inmaduro políticamente. De hecho, en una relajada entrevista otorgada a la prensa, al finalizar su campaña presidencial, había cantado “La Piragua” y el “Candombe para José”, además de bromear y hablar de fútbol, deporte que lo apasiona. Casi al cierre de su campaña tocó guitarra vestido con chaqueta de mezclilla, ganándose la simpatía de muchos ecuatorianos hastiados de la clase política y esperanzados con un cambio positivo.
Una vez electo, el Presidente Rafael Correa nombró a siete mujeres en su gabinete, de un total de 17 ministerios, un hecho sin precedentes en Ecuador. Su postura, por esta decisión, era la de impulsar la igualdad de género.
Perspectivas de comercio entre Ecuador y los países del Asia Pacífico
Las perspectivas de comercio entre Ecuador y los países del Asia Pacífico, de acuerdo a los antecedentes aquí reunidos, estarán determinadas por al menos tres factores relevantes y sobre los cuales es necesario efectuar algunas aproximaciones: (a) la evolución del comercio y política exterior de Ecuador; (b) las necesidades sociales existentes y (c) el contexto político interno de Ecuador.
El comercio exterior ecuatoriano, como hemos comprobado con abundante detalle estadístico, ha evolucionado favorablemente desde un punto de vista agregado. La proporción del comercio efectuado con países del Asia Pacífico, sin embargo, ha sido bastante baja en lo que atañe a las exportaciones ecuatorianas (menos de un 5% entre los años 2004-2006) y de cierta significación en lo que respecta a las importaciones desde ese grupo de naciones (un 19% en los años 2005 y 2006 aproximadamente).
El comercio y política exterior de Ecuador frente a los países del Asia Pacífico
La evolución del comercio exterior ecuatoriano indudablemente dependerá en gran medida de la marcha de la economía mundial. Es difícil intentar un pronóstico en este sentido en el corto plazo, por cuanto el precio y la demanda del principal rubro de exportación, como es el petróleo, depende de situaciones variables e inestables como el comportamiento del transporte, el crecimiento industrial, e incluso factores climáticos.
El desenvolvimiento de la economía de Corea del Sur será determinante en el caso de las exportaciones de Ecuador hacia los países de Asia Pacífico, por cuanto es su principal socio comercial de este producto en la zona. Así mismo, la venta de bananos frescos, camarones y langostinos dependerá de como evolucionen las economías de China, Japón y Taiwán.
El analista ecuatoriano Mauricio Dávalos, ante la evidente brecha creciente de una balanza comercial con saldos cada vez más negativos entre Ecuador y Asia, se ha planteado la pregunta: ¿Cómo analizar cuál debe ser la relación económica y política del Ecuador con Asia?. Reconoce que la situación a la fecha exige un esfuerzo que implique un cambio en este estado de cosas, sobre todo si se considera la escasa o casi nula inversión extranjera directa desde esos países. Este desbalance frente a un continente entero, agrega, no puede explicarse sólo por una relación cambiaria desfavorable. Afirma que lo sucedido es una clara indicación de que no se han realizado los esfuerzos debidos para consolidar la presencia ecuatoriana en Asia.
Una posibilidad planteada por Dávalos es aprovechar en mejor medida las relaciones comerciales que Brasil tiene con Asia Pacífico, ofreciendo a estos países mejoras en las condiciones de transporte a través del puerto de Manta. De este modo el eje de comercio desde Asia hacia América del Sur, en particular por el corredor Manta-Manaos, puede motivar el interés de empresas navieras que de paso se incorporarán a la actividad comercial ecuatoriana a través de los diversos servicios que debe ofrecer el puerto para la carga y descarga de intermediación.
Por otra parte, destaca las posibilidades que tiene Ecuador de proveer productos agrícolas a países como China, que posee el 22% de la población mundial y sólo el 7% de la tierra arable del mundo. Sugiere no descuidar estos nichos, pues en una perspectiva de largo plazo es inevitable el crecimiento de la demanda de bienes de consumo, fenómeno que será extensivo al resto de los países asiáticos. Añade que el mayor ingreso en el tiempo, de dichas economías, también inducirá un mayor número de turistas asiáticos, un mercado de exportación que debe ser captado en el propio territorio ecuatoriano. Esto obliga, coincidiendo con Dávalos, a que el país efectúe nuevos y renovados esfuerzos en desarrollar infraestructura agrícola adecuada, cuidar el medio ambiente y proveer los servicios necesarios a estándares internacionales que los visitantes extranjeros requieran.
En cuanto a lo que “debe hacerse”, para aumentar las exportaciones hacia la zona de Asia Pacífico, en mi opinión no debe caerse en una situación que altere las libres decisiones de los agentes económicos establecidos en ambos lados del Océano Pacífico. En el pasado, el argumento de industrializar las economías sudamericanas mediante la imposición de todo tipo de barreras arancelarias o para-arancelarias, prohibiciones e intervencionismo estatal desmedido, lo único que provocó fue una enorme distorsión en la asignación de recursos que fomentó la instalación de industrias ineficientes.
Argumentos como el de la industria naciente u otros similares no pueden repetirse en el terreno del comercio internacional., en el sentido de que el Estado debe intervenir para evitar la salida de capitales e inversionistas ecuatorianos a China, Corea del Sur u otros destinos o, por el contrario, se limiten las importaciones desde aquellos países. No se trata de “forzar” el desarrollo de la industria local ni tampoco, eventualmente, “forzar” las exportaciones al Asia a como de lugar.
Coincido también con el economista Mauricio Dávalos en realizar mayores esfuerzos de apoyo de organismos estatales a través de las oficinas del MNR, a través de un presupuesto realista y adecuado, pero no me parece claro su planteamiento de que la hoy la banca ecuatoriana raya en lo especulativo, de que el ahorro ecuatoriano está financiando a los productores del resto del mundo y por lo tanto debe cambiar radicalmente (en esto). Sí me parece correcto su indicación de que la banca ecuatoriana apoye a los productores locales y se incorpore (de la mejor manera posible) a un financiamiento inserto en una “estrategia nacional de producción” (sic). Esto es propio de la banca, su actividad comercial es prestar dinero y no requiere de mayores comentarios.
En lo que atañe a la política exterior propiamente tal y que, como habíamos comentado, viene definida oficialmente por el plan nacional PLANEX 2020, a fin de robustecer la presencia ecuatoriana en la zona Asia Pacífico, en un Taller efectuado en la ciudad de Manta se han planteado propuestas como: (a) a la conexión marítima estratégica debe sumarse el establecimiento de establecer rutas aéreas directas entre Ecuador y Asia; (b) impulsar, a través de una estrecha cooperación entre el Servicio Exterior y el sector privado, la oferta agrícola y pesquera ecuatoriana en estado natural o con mayor valor agregado; (c) capacitar una diplomacia orientada al fomento de las relaciones Asia Pacífico; (d) crear la infraestructura adecuada y dar seguridad para que Ecuador se transforme en un buen destino turístico de las naciones del este asiático; (e) que el sector financiero financie sólo la producción y no las importaciones.
En lo referente al tema Cuenca del Pacífico, en el mismo taller efectuado enero del 2006 en la ciudad de Manta se ha insistido en la inserción estratégica de Ecuador en bloques comerciales, la concesión del puerto de Manta, el aprovechamiento de la cooperación internacional como factor de desarrollo, la formulación de políticas de Estado a favor de los emigrantes y sus familias, así como la difusión a nivel nacional de los tratados y acuerdos internacionales suscritos por Ecuador.
En lo que toca a los temas institucionales, se ha reiterado básicamente lo señalado en el PLANEX 2020, suprimiendo la cuota política en el servicio exterior, fortaleciendo la diplomacia ecuatoriana especialmente en temas económicos y mejorando el equipamiento de misiones diplomáticas en el exterior con el objeto de aumentar la eficiencia en la atención de servicios relacionados con el intercambio no sólo comercial sino también cultural.
Necesidades sociales actuales y futuras frente a las necesidades de una política comercial con países del Asia Pacífico
El contexto político interno de Ecuador indudablemente debe mejorar, no sólo por un tema de imagen ante el resto del mundo (las descalificaciones mutuas de los últimos candidatos a la Presidencia es un ejemplo de lo que no debe hacerse), por la sencilla razón de que los potenciales socios comerciales extranjeros toman en cuenta lo que ocurre en un posible país destino de sus inversiones e intereses económicos.
El comercio exterior es una parte de la actividad económica de cualquier país y, por lo tanto, está interrelacionado con el resto de los sectores económicos, el mundo académico, la ciudadanía y los partidos políticos. En términos sencillos, para desarrollar buenos negocios internacionales indudablemente una sociedad debe contar con una adecuada estabilidad económica y política interna. De no ser así, importantes recursos humanos y financieros que pudiesen ser destinados, tanto por el sector privado como el público, al comercio con el resto del mundo, son desviados hacia otros fines o simplemente se malgastan.
En el informe sobre desarrollo humano del PNUD correspondiente al año 2001, ya era posible avizorar una serie de problemas de calidad de vida pendientes y sin resolver por parte de la nación ecuatoriana. Si bien este informe fue elaborado bajo una perspectiva fundamentada en destacar la relevancia de las tecnologías de información y comunicación, destaca la importancia de alcanzar otros objetivos relevantes como la investigación científica y tecnológica, el mejoramiento de la salud, la atención a personas con discapacidad, la participación femenina, los requerimientos futuros en materia de idiomas (defender el castellano, conservar las lenguas ancestrales e impulsar el conocimiento de un tercer idioma) e incorporar los derechos humanos desde una perspectiva tecnológica.
Ecuador, además de preocuparse como corresponde de su comercio exterior, mantiene una serie de temas de desarrollo no resueltos aún y tan o más prioritarios como sus requerimientos en materia comercial con el Asia Pacífico. Durante el mandato del Presidente Alfredo Palacio, por ejemplo, se había presentado el Informe Nacional de Objetivos de Desarrollo del Milenio, en el cual participaron especialistas de numerosas instituciones sociales presentes en Ecuador. Este documento representa un esfuerzo profesional y técnico en pos de un gran acuerdo económico al interior de la sociedad ecuatoriana y prioriza alcanzar objetivos en una serie de materias que, indirectamente, repercuten en las posibilidades de éxito en la estrategia de inserción comercial internacional en general y respecto de Asia Pacífico en particular.
En el informe anterior se han propuesto metas importantes con el fin de resolver problemas de alto contenido social. Por ejemplo, para el lapso comprendido entre los años 1999 y 2015: en la meta 1 se anota reducir la pobreza extrema de un 15,5% a un 2% ó 3%; en la meta 2 bajar la desnutrición global desde un 17,2% a un 8,6%; en la meta 3 aumentar la cobertura de matrícula de educación básica desde un 76,8% a un 100%; en la meta 4 mejorar una serie de indicadores de género de modo que la mujer tenga una mejor y mayor participación desde el punto de vista educativo y en la obtención de ingresos en puestos de trabajo; en la meta 5, reducir la mortalidad de niños menores de 5 años a un 16,8 por mil. Otras metas no menos relevantes, de un total de 18, son reducir la tasa de prevalencia del paludismo por cien mil habitantes, revertir la pérdida de recursos del medio ambiente, incrementar el acceso sustentable al agua potable y mejorar la vida de los habitantes de los tugurios.
El lector comprenderá que los temas antes indicados, por muy distantes que nos parezcan con relación a los requerimientos de los exportadores, importadores e inversionistas que comercian con países del Asia Pacífico, requieren mucha atención y mejora con vistas a consolidar una estructura económica y social con mayores posibilidades en los mercados internacionales. La asignación de recursos y definición de metas y prioridades a nivel de país es un tema que no escapa a eventuales necesidades en materia de comercio internacional y que es necesario considerar con sumo cuidado.
El contexto político interno y el Asia Pacífico
El contexto político interno de Ecuador no parece favorable a sus pretensiones de incrementar el comercio, las relaciones bilaterales y los contactos culturales con países lejanos como los del Este del Asia. La imagen de las luchas internas que transmiten las pocas referencias de prensa, radio o televisión accesibles al público extranjero es ciertamente desfavorable. Este punto deberá reexaminarse a la luz de las propias políticas establecidas por la Cancillería ecuatoriana, en lo referente a comunicaciones, pues resulta evidente que no se aprecia un resultado positivo en tal sentido. Una prueba de ello ha sido la selección de artículos económicos sobre Ecuador en diarios chilenos aparecidos en el año 2006 y parte del 2007, pues si bien aparecen referencias sobre Ecuador de vez en cuando, los contenidos de la información no me parece que ilustren ni motiven a potenciales inversionistas nacionales u hombres de negocios.
El éxito de una eventual política específica de comercio exterior en general y Asia pacífico en particular depende, en último término, de la figura del Presidente de la República. Las últimas informaciones aparecidas en la prensa chilena a inicios del año 2007 no son alentadoras respecto a los intentos de Rafael Correa de refundar el país a través de una Asamblea Constituyente con plenos poderes y la elaboración de una nueva Carta Magna.
Resulta extraño y paradójico a quienes vemos el proceso político ecuatoriano “a distancia” que el Presidente Correa, con su experiencia profesional e indiscutidos méritos académicos, intente instaurar un “socialismo del siglo XXI” convocando a una consulta popular en que sólo sus partidarios y el destituido ex Mandatario Lucio Gutiérrez apoyan la idea de una Asamblea Constituyente. Es verdad que el Congreso de Ecuador aprobó la idea, con 51 votos a favor y sólo 1 en contra, pero 100 diputados del Partido Renovador Institucional de Acción Nacional (PRIAN), del Partido Social Cristiano (PSC) de derecha abandonaron la sala esgrimiendo la inconstitucionalidad de la medida.
En un análisis político-económico aparecido en el diario The Wall Steet Journal y efectuado por John Lyons, se indica que el plan de Correa de disolver el Congreso (considerado corrupto) y dejar de pagar una compromiso externo de US $ 135.- millones que vencía el 15 de febrero del 2007 (de un total de US $ 10.000.- millones de deuda externa), para financiar programas de bienestar, se ha estrellado con diversos obstáculos. Aparentemente Correa estaría intentando seguir los pasos populistas de Hugo Chávez para conseguir sus propósitos, pero la realidad ecuatoriana es muy distinta. A diferencia de éste último, que cuenta con una amplia base política y buenos vínculos con las Fuerzas Armadas, la relación entre Correa y los militares se ha vuelto cada vez más tensa, después que el Mandatario culpara a oficiales por el accidente de helicóptero en que falleció su candidata a ministra de Defensa, nombramiento que causó polémica en Ecuador.
En lo que respecta a la posición de los inversionistas extranjeros, la percepción existente es que Correa intentará imitar a sus pares de Bolivia y Venezuela en un programa socialista que incluirá la expropiación de compañías productoras extranjeras y traspasarlas a poder del Estado. Aún cuando Ecuador y Bolivia poseen importantes recursos energéticos, están lejos igualar en cantidad a Venezuela. A un mes de haber asumido, Correa ya está sufriendo las incomodidades financieras que provocan el populismo. De acuerdo a informes de la agencia de noticias Reuters, la producción de campos petroleros que antes eran operados por la compañía estadounidense Occidental Petroleum ha caído en 13% desde su nacionalización, que fue realizada en mayo por el antecesor de Correa. La explicación de ello se relaciona con la falta de inversiones y de experiencia según los mismo informes.
Aunque los gigantescos errores de nacionalizar o estatizar empresas extranjeras a esta altura del siglo XXI resulten extraños o inverosímiles, al menos a profesionales con buena formación en economía y más aún ante el hecho de que el Presidente Rafael Correa es un economista de prestigio, es indudable que de persistir en esta línea de un socialismo mal entendido (¿populismo?) las posibilidades de Ecuador de consolidar políticas de comercio exterior en todos los frentes, no sólo en el de Asia Pacífico, se verían peligrosamente afectadas.
El economista de Corp Research, Alvaro Donoso, da a entender en un comentario periodístico que las ideas de Correa contra la corrupción en Ecuador parecen ir más allá de lo prudente. Aún cuando la cuota de US $ 135.- millones de intereses de la deuda pública finalmente se canceló, resultaba inexplicable que Ecuador hubiese efectuado una amenaza de no pago de dicha deuda. Esto por la sencilla razón de que Ecuador ha estado viviendo un período de bonanza externa y la proporción que Ecuador debió destinar al servicio de la deuda externa en el año 2006 fue sólo de un 14%, situación más aliviada que la de otros países de la región como Uruguay (un 46%), Brasil (un 24%), Colombia (un 18%), Perú (un 18%), Argentina (un 15,5%) e incluso Chile (un 14,6%).
El discurso de Rafael Correa con respecto a estos temas no parece alentador, pensando en la idea de que lidere un proceso de inserción internacional de mayor envergadura. Aún cuando el tema de la corrupción marque una situación que debe ser resuelta -en general la experiencia señala en esto que el Estado debe achicarse y ser más eficiente en sus controles, pues es el que maneja los dineros de los contribuyentes- sus palabras infunden cierto temor:
“El segundo eje de la revolución ciudadana es la lucha contra la corrupción, mal enraizado en nuestra sociedad, pero también exacerbado por modelos, políticas y doctrinas que ensalzaron el egoísmo, la competencia y la avaricia como el motor del desarrollo social. Por otro lado, hay varias formas de corrupción, desde lucrar con dineros del Estado, hasta la evasión de impuestos, pasando por comportamientos, estructuras y, paradójicamente, leyes corruptas... . ¿Acaso no fue corrupción el canje de deuda del año 2000, que explícitamente buscó mejorar el precio de los bonos en beneficio de los acreedores, mientras que el país estaba destruido?.
En otro lugar de su discurso, Correa se manifestó contra la autonomía del Banco Central, diversas leyes económicas y todo aquello que llevó a que “... nos han robado nuestro dinero, nuestros recursos naturales, nuestra soberanía... mientras los culpables de esta destrucción, la banca y el Banco Central están más prósperos que nunca”.
Los últimos antecedentes que la opinión pública extranjera disponía sobre Ecuador, al momento de escribir estas líneas, mostraban un panorama poco claro respecto de futuro político interno de Ecuador. En una cadena radial efectuada en un día sábado, Correa destacó que tenía claridad sobre el tipo de socialismo que proponía para Ecuador, un socialismo del siglo XXI que está triunfando en toda América Latina e incluso en el mundo. El Presidente Correa señaló que en este nuevo modelo las sociedades están venciendo a los mercados, lo que contrasta con lo vivido hasta ese momento en que en nombre del mercado las sociedades estaban siendo destruidas.
El socialismo del siglo XXI para Correa significa la supremacía del trabajo humano sobre el capital y que debe pagarse decentemente. Calificó como “esclavitud” el pago de un dólar por hora a los trabajadores y que en la actualidad representaban hasta un 75% de la fuerza laboral en las empresas. Aún así, expresó que el Ejecutivo cree en la propiedad privada y en los empresarios, pero no sólo en los grandes sino también en los microempresarios, artesanos, vendedores en las calles y que van a recibir el apoyo del gobierno.
Sin embargo, en la misma cadena radial el Presidente Correa amenazó con renunciar al cargo si es que no logra concretarse su proyecto de instaurar una Asamblea Constituyente, que sería votada el 15 de abril del 2007. En caso de triunfar la oposición, Rafael Correa confirmó que dimitiría de su cargo, al tiempo que desmintió la idea de que su gobierno pretende imponer un régimen totalitario o una dictadura vitalicia. Insistió que ahora le correspondía al pueblo “acabar con las mafias políticas”.
Conclusiones
Las relaciones económicas de Ecuador con los países del Asia Pacífico son aún pequeñas en cuanto a volúmenes de intercambio, sin perjuicio de que en un futuro de mediano plazo pueda incrementarse de manera significativa. Las cifras revelan que los contactos comerciales más relevantes se concentran con unos cuatro países del área, básicamente Corea del Sur, Japón, China y Taiwán, de un total de más de diez que componen la lista de países amigos y socios potenciales.
Un aspecto relevante observado ha sido el hecho de que en los últimos años y en la tendencia futura a corto plazo, Ecuador mantendrá un comercio internacional creciente con las economías del Asia Pacífico, pero con una balanza comercial desfavorable y también creciente. Esto no es grave de por sí, pero tiende a llamar la atención de algunos analistas preocupados de establecer un “equilibrio” en términos cuantitativos de exportaciones e importaciones entre países y bloques. Lo que en el fondo interesa, por una parte, es el aumento del comercio (exportaciones e importaciones) y, por otro, que el país cuente en determinados períodos o ciclos con suficientes recursos en divisas acumuladas para poder cumplir con los compromisos externos privados y oficiales.
La deuda externa ecuatoriana en estos últimos años no ha sido un tema que motive un problema de crisis de balanza de pagos, entendido como un incumplimiento del pago del servicio de la deuda con la consecuencia de tener que frenar la economía (detener el crecimiento del PIB), para disminuir las importaciones y con ello atender dicha emergencia. Son bien conocidas las consecuencias negativas que este tipo de crisis conlleva, pues por un lado en lo externo se afecta el nivel de riesgo-país y por otro en lo interno aumenta el desempleo y se generan graves dificultades de índole social que derivan de ello.
En el agregado, Ecuador ha mantenido recientemente un flujo de recursos en divisas que, incluyendo su particular opción por la dolarización de la economía, ha podido llevar a cabo sus metas de comercio exterior establecidas en los objetivos de instituciones como el Ministerio de Relaciones Exteriores y el CORPEI, lo que es una buena señal hacia el futuro en este aspecto. Las recientes amenazas de no pago de intereses de la deuda, con el objeto de atender otras prioridades de índole interna, no parecen justificadas de acuerdo a los antecedentes disponibles para los últimos años de inicio del tercer milenio.
La autonomía del Banco Central y la disciplina que puedan mantener sus autoridades ministeriales con respecto a los diversos objetivos y ambiciosas metas que se han planteado con respecto al desarrollo del comercio internacional en general y respecto a los países del Asia Pacífico en particular, seguirá siendo fundamental para mejorar los volúmenes y calidad de los intercambios culturales, turísticos y comerciales futuros.
El trabajo de carácter institucional efectuado por Ecuador como país en materia de relaciones con países amigos y que se aprecia en las referencias citadas, a pesar de todos los inconvenientes que ha debido enfrentar a través de su historia en torno a los ámbitos económico, social y político, es un activo que deberá seguir aprovechándose y perfeccionándose a como de lugar y con un nivel de recursos asignados acorde con la prioridad que los propios ecuatorianos deberán establecer.
Las autoridades, investigadores de instituciones internacionales establecidos en Ecuador, así como académicos en general, también parecen coincidir en los diagnósticos de carácter interno y que dicen relación con temas muy prioritarios como salud, educación, etnias y extrema pobreza. Por tanto resulta también extraño, a ojos de observadores externos, comprender una realidad política ecuatoriana que presenta una faceta ordenada y clara en cuanto a los temas de calidad de vida pendientes, pero que también muestra otra cara caracterizada por un permanente grado de inestabilidad.
La vida del ecuatoriano común parece oscilar entre acuerdos políticos, participación, votaciones democráticas y un descontento popular latente de desconfianza ante casos de corrupción inacabables, que terminan por comprometer indebidamente a las Fuerzas Armadas frente a manifestaciones de descontento masivo.
Los últimos acontecimientos sociales y políticos, tras el triunfo electoral de Rafael Correa, no auguran una estabilidad tranquilizadora al pueblo ecuatoriano, a sus empresarios, trabajadores, pobladores, estudiantes, dueñas de casa. Resulta complejo arriesgar una posición respecto a la salida de la permanente crisis política, pues sus causas parecen tener raigambres muy profundas asentadas –probablemente- en un tipo de legislación social y económica que presenta deficiencias en diversas materias. En otras palabras, estamos ante una nación que aspira alcanzar niveles de vida y desarrollo más altos con un estado de atraso relativo que requiere urgentemente y en primer lugar sentar las bases de su propia estabilidad política y económica interna.
En mi opinión, el no menos relevante -pero menos prioritario- tema del desarrollo del comercio exterior ecuatoriano y en particular sus relaciones con el Asia Pacífico, requiere ser abordado de una manera integral en conjunto con políticas orientadas a temas sociales, de infraestructura pública y de equidad que le sirvan de sustento. Un buen número de intelectuales y autoridades ecuatorianos con seguridad se habrán percatado en estos años que el fenómeno de la globalización mundial exige competir con niveles de estabilidad internos cada vez más altos.
Los inversionistas y hombres de negocio de Asia Pacífico que desean visitar y conocer Ecuador no sólo lo harán por razones administrativas, fiscales o firma de contratos. También lo harán y querrán saber de su eventual socio comercial porque a ellos, sus ejecutivos o sus familiares muy probablemente se transformarán en “ciudadanos ecuatorianos” por un largo tiempo y quizás hasta el resto de sus vidas. Cada país del mundo en general en el futuro deberá acostumbrarse a tener sus propios barrios o grupos de extranjeros residentes y unidos entre sí, pero obligados a aceptar las costumbres locales. Eso no es malo, evidentemente, es nada más que un proceso que algunas naciones lo ha vivido antes que otras.
Los envíos de remesas de muchos ecuatorianos que han emigrado hacia Europa y otros lugares representan un buen renglón de divisas en la Balanza de Pagos de divisas en apoyo a sus familias. El tema de la integración bilateral y multilateral deberá entenderse siempre en un ámbito de libertad de movimiento de las partes y no forzando alguna posible “situación óptima” que al planificador “le parezca”, pues los resultados en términos de eficiencia y sobre todo de equidad la experiencia demuestra que son desastrosos (la llamada ingeniería social).
En los aspectos técnicos y en grandes líneas, el fortalecimiento de las exportaciones ecuatorianas al Asia Pacífico se alcanzará en la medida que el país acepte y valide un modelo económico que permita una eficiente asignación de recursos a través de un sistema de precios libre en mercados no monopólicos, un programa de Hacienda Pública sustentado en tasas de aranceles e impuestos bajas y parejas, un Banco Central autónomo e independiente de presiones políticas de cualquier índole, que alcance una estabilidad de precios que incida en un tipo de cambio real de equilibrio también estable y un Ministerio de Relaciones Exteriores que impulse, en combinación y con la empresa privada, una política de información, acercamiento y una base de confianza total entre las naciones asiáticas y Ecuador.
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