ARTICULO PRIMERO: DEFINICIÓN DEL SOCIALISMO
Primera noción del socialismo.
Abrid el diccionario de Littré, y en él
encontraréis esta definición del socialismo: «Sistema que, subordinando las
reformas políticas, ofrece un plan de reformas sociales. El comunismo, el
mutualismo... son socialismos.» En este sentido se empleó esta palabra por vez
primera por Pedro Leroux, el filósofo humanitario, que con el dicho sistema
quería oponer el nuevo orden social al individualismo. Adoptando esta misma
acepción, Lacordaire reconocía tres socialismos: «El socialismo ateo, que tiene
por objeto la destrucción do la religión de la familia y de toda propiedad; el
socialismo falso que, sin atacar a la familia y a la religión, se propone, sin
embargo, la destrucción de la propiedad privada mediante sistemas de
distribución general diferentemente ponderados, y el socialismo cristiano que,
respetando a la vez a la religión, a la familia y a la propiedad privada,
tiende, valiéndose de la asociación, llevada tan lejos como es posible, a la
mejora de la situación física y moral del mayor número de hombres.» Desde Pedro
Leroux, Lacordaire y Littré, el uso, ese dueño soberano del lenguaje, ha
cambiado el sentido de la palabra socialismo. En la actualidad, ¿quién
querría llamar socialista al que subordinara las reformas políticas a
las sociales? Con el criterio de que toda tentativa de mejorar la
sociedad, es socialismo, todo el mundo sería socialista. ¿Qué es, pues,
el socialismo? ¿Es posible dar de él una definición precisa?
Definición del socialismo (1). Establecer la definición del socialismo
es determinar los caracteres que, conviniendo a todos los sistemas
socialistas, no convienen más que a ellos solos. ¿Es difícil esta
investigación? No lo creemos así. El socialismo, en efecto, no es ya una
doctrina esotérica; se ostenta a la plena luz del día; se discute en los
periódicos, las revistas y los libros; se formula en los congresos; se
hace oir en los parlamentos y en las universidades, lo mismo que en la
calle y en los clubs. Por lo dicho, separemos de los innumerables sistemas
socialistas, los elementos que cambian, las modificaciones accesorias,
los rasgos nacionales o locales, y encontraremos los dos caracteres
generales del socialismo: la nacionalización de los medios de
producción, la administración por el Estado del orden económico, y
principalmente de la producción y de la distribución de las riquezas.
En estas dos señales se reconoce el socialismo. Todo sistema de economía
social que contenga solamente uno de estos elementos, o posea ambos,
pero atenuados, será socialismo parcial o mitigado. De ahí deriva la definición
del socialismo moderno, v. para darle su verdadero nombre, del
colectivismo. El colectivismo es un sistema de economía social que
hace que los medios de producción sean de propiedad colectiva nacional y
organiza la producción colectiva y el reparto de las riquezas por el Estado.
El economista que mejor ha estudiado el colectivismo, A. Schiffle, escribe: «El alfa y el omega del socialismo es la supresión del capital privado y su sustitución por un capital colectivo único» (2). La Revue socialiste da esta definición: «El colectivismo es la recuperación gradual de todos los instrumentos de trabajo por el Estado, que los conserva inalienables bajo su tutela. Los medios de producción, tierras, fábricas, talleres e instrumental, acumulados en la colectividad, se confían temporalmente a los grupos organizados, según la industria de los municipios (3).» En fin, un vulgarizador popular del partido, M. Tabaraut, expresa la misma idea en estos términos: «El socialismo es la acción internacional del proletariado, que trabaja por su emancipación material y moral, por la expropiación del capitalismo. El comunismo objeto del socialismo es el estado social en que, poniéndose en común todas las fuerzas colectivas, y asegurando el vuelo de todas las fuerzas intelectuales y morales, todos gozarán de una distribución de las riquezas conforme a la libre expresión de sus necesidades. La divisa del comunismo es, pues, dé cada uno según sus medios, a cada uno según sus necesidades (4).»
Una vez establecida la definición del socialismo, podemos, sin temor de extraviarnos, estudiar las principales teorías del colectivismo. En seguida, pasaremos revista a las tropas que componen el gran ejército socialista y describiremos la marcha de avance de estos enemigos de la sociedad; luego, a la táctica del ataque, opondremos la de la defensa.
(3) Articulo de M. Alavaill, Marzo de 1894 p. 276.
(4) Petit catechisme socialiste, 1er entretien.