Para resolver la cuestión social y apaciguar el conflicto, cada vez más agudo, entre el capital y el trabajo, se hallan en presencia tres escuelas seguramente muy opuestas por sus principios, sus soluciones y sus concepciones de la sociedad. Estas escuelas son: la escuela liberal, la escuela socialista y la escuela católica, que a su vez se subdividen en un número indefinido de ramas y de ramos en abigarrado follaje.
La enseña de la escuela liberal es: libertad individual absoluta en el orden económico; abstención del Estado.
La escuela socialista inscribe a la cabeza de su pro-grama: propiedad colectiva y nacional de los instrumentos de trabajo y administración de las fuerzas económicas ejercida directamente por el Estado representante de la democracia.
La escuela católica pone la solución de la cuestión social en la libertad individual y corporativa ayudada por el Estado y vivificada por la Iglesia y por la caridad cristiana.
¿Cuál es la idea fundamental de la tesis liberal en economía política? Hela aquí en algunas palabras:
El liberalismo económico aplica, en el orden de los intereses materiales, el gran postulado de la libertad tan del gusto de los liberales de todos los matices. Todos los males proceden de las restricciones impuestas a la libertad, esa facultad dueña del mundo. La libertad emancipada de sus trabas es el gran le, el único elemento de progreso, de armonía y de paz sociales. Así es que los partidarios de esta escuela repiten a porfía que el selfinterest conducirá infaliblemente al individuo libre a obrar para el mayor bien del cuerpo social, y que la libre competencia es uNa ley providencial de armonía entre las diversas clases sociales.
«La economía política, escribe M. Chailley, tal como la habían concebido Turgot, Adam Smith y J.-B. Say, estaba toda entera en una palabra: libertad; libertad del individuo, libre cambio e iniciativa libre. Ya había dicho D'Argenson: no gobernar demasiado; después de él los economistas repitieron: dejad hacer, dejad pasar, estimando que todo marcharía a pedir de boca cuando nada estuviera reglamentado» (1). Así el interés personal, único móvil de la actividad económica; la libre competencia, principio fecundo de prosperidad y de civilización, y las leyes naturales que producen necesariamente la armonía social, tales son los tres artículos fundamentales de la doctrina liberal.
Después de haber descrito las principales fases de la evolución de la economía liberal desde los fisiócratas hasta nuestros días, examinaremos los tres principios del liberalismo económico.